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I sin justicia i>l conttíclu fnlro Españu y \oí Esta- S los Uniílos liu ntrüido Ins mlraclus del mundo enteru. gL()3 hombrea reflfxivos de Eurojia y América cspe- rab;iii, cun el curaxón pal pita lite, el resultado de una lucha que, en rouh so por la desolada tierra, de ese monstruo de las aberraciones humanas que se llama la guerra. Ante el sombrío cuadro que se desarrolla á nuestra vista eu los campos de batalla, parecería mejor correr un velo oble el luctuoso pasado y relegar al mas hondo olvido estos hechos in- faustos, extravíos de la humanidad, reiterados al presente, pa- ra baldón de la cultura moderna, con la misma insensatez con que acaecieron en los pueblos antigaos. Sin embargo, el cúmulo de versiones que llegaron hasta no- sotros durante el curso de la guerra, absurdas algunas, contra- dictorias muchas é inexactas las mas; las dificultades con que se tropieza para restablecer la verdad de los acontecimientos, apoyándose sólo eu las noticias cahlegráficas, úuica fuente que basta boy las ha suministrado á la mayoría del público; y, £• nalmeute, el deseo de presentar un resumen ordenado y bre- ve de estos acontecimienlos, con la mayor claridad y exacti- tud, útil para aquellas personas cuyas ocupaciones no les per- miten dedicarse á la lectura de una obra completa sobre la ma- teria, nos han decidido á afrontar las escabrosidades de seme- Nossi Bee. Obock, Sultanat D' Aujouan. Tahit!, Islas de Reu- niód, Sauta María y ííayolte, eu África. Ea ludosiaa. Co- chincbioa. Annam, y Tanquiu, en Asia; la Guayana, las islas Guadalupe, Martinica. San Pedro y Miquelon, en América; las islas Marquesas y Nueva Caledonia en Ocianfa. De la mis- ma manera que Holanda, Portugal, Alemania, Dinamarca, Suecia, Noruega y casi todas las nsciosies europeas. Así es que siil apreciar otros funUameiitos. podemos asegu- rar que España poseía sus colonias, con el mismo derecho que poseen Us suyas Inglaterra, Francia, etc., etc., y por lo mis- mo, teiiirt de htcb'i que conservarlas España juiga vulnerados sus derechos de soberanía ¡lobie Cuba, por los Estados Unidos, desde que el centro de la Junta Revolucionaria Cuhaua se es- tablece en Nueva Vork, y la «leticióo del Gobierno de li^paña es atrailla mas i'uertiriuente desde que el envío de numerosas expedicione.i &libusteras tiene lugar en la Unión Americana. Este país declina las responsabilidades nsegurandú constan* tementí que>l Gobieruo. á pesar de su vigilancia, no tiene co- nocimiento de tales expediciones. Algunas notas diplomáti- cas se cambian en e.ste sentido, sin más resultadoqne la prose- cución de las ya dichas expediciones, y ami las colectas pú- blicas (]e fondus hechas e» favor de la guerr&de rebelión coutra España. Con los trastornos consiguientes á las revueltas, empiezan á sufrir los intereses de los extranjeros en Cuba; ellos se que- jan á sus respectivos gobiernos; se envían algunos buques pa- ra proleger á lo.s nacionales quejosos, y entonces surge un de- plorable incidente, diabólico, diremos mejor, que vienen á ha- cer el papel de la chispa elétrica eu uu depósito de algodón pólvora Non referimos á la destrucción del buque de gusrra ameri- cano iiMaiiieu ocurrida en ia bahía de la Habana la noche del 15 de Febrero de i8g8 y á la muerte de 366 marinos, causada por una explosión á bordo. Inlítiles fueron las pesquisas de ambos gabieruos para des- cubrir la verdadera causa de !a catástrofe: el pueblo de los Es- tados UuidoB sigue en la creencia de que el «Maineí fué des- truido por algunos fanáticos partidarios de España; mientras los españoles afirman que la explosióu obedeció á descuido ó impericia de los encargados de manejar las maquinsrias ó á una pérBda estratagema de los cubanos para precipitar la gue- rra. En vano se nombraron comisiones de ambos países para in- vestigar el verdadero origen de la hecatombe. La comisión es- pañola, nombrada al efecto, resolvió que la cansa de la des- trucción del buque, fué interior; la americana, nombrada por 13 el Gobierno de Washington, decidió que la causa fué exterior, esto es, que la explosión fué motivada por un agente extraño. Haciendo una digresión sobre este punto, nos permitimos recomendar la lectura de los documentos que en el lugar co* rrespondiente aparecen en la obra y los cuales darán materia para establecer una fundada opinión sobre las causas que de- terminaron esa sentida catástrofe Vienen en seguida algunos incidentes diplomáticos, que aunque de poca importancia intrínseca, son de gran signiñca- ción por su trascendencia y cuyo resultado final fué la declara- ción de la guerra entre España y ios Estados Unidos, justa- mente deplorada por todos los hombres sensatos de uno y otro país. ¿Cuál de las dos naciones representaba en esta lucha los fue- ros de la razón y de la justicia? Nosotros no lo hemos de decir. Decídanlo más bien el con- junto dt; hechos que relatamos, las opinones de los paises qne permanecieron neutrales, y las de algunos pensadores eminen- tes contemporáneos, las cuales van insertas en nuestro libro. Es ardua y difícil, repetimos, nuestra tarea, pero á ella es- tamos alentados por el deseo de que nuestro humilde trabajo eontribuya á la sublime enseñanza que á las naciones, lo mis- mo antiguas que modernas, ha proporcionado siempre la histo- ria propiamente dicha. CAPITULO I. Igtn ik U* Uirnreiidiii cotru B*|>*h> y lu« Kolaitna II ii i' lo*. —Agenten iincrlca 1109 «n Culis. — Dnnmnilu ¿ K>l<)rj U imurriirm u— Kxptdlíioiea Xinúo Upm — Apoyo do loa I, lli. ptlncipio de las desaven«ucÍ3s cutre Hspa&a y los H oslados Unidos puede decirse que data del año de 1800, cuando poco después de emancipada esta na- ;ión.erope:!Ó á hacer una activa propaganda en lolas Vas coiouiasameticanas para instigarlas á que sacudiesen el ya- go del dominio Kspañol. A este fin se euvinruu á los agentes americanos Pillee, Lewi^ y Creik á que recorrieran nuestro país, así como Cuba y Puer- to Rico, predicando las doctrinas de Jacobti ^Qnroe(i)y toman- do ¿ la vez una multitud de datos relativos á su nque/.a, co- mercio, defensa de sus pueitos y elementos de guerra, los cua- les datos, sí Se tiene tu cuenta que á la s.-izóu dirigía Estados Uuidos reclamaciones contra el Intendente español en la Lui- siana, por motivos que se verán en seguida, no podía disimu- larse que el móvil que guiabt á aquel gobierno á tomarlos, uo era otro que el de istar prevenido para el caso de un conñicto. que desgraciadamente lietnos tenido que píeseociar a! fin, si bien uu siglo más larde. España accedió íl aquellas reclamaciones y tuvo que perder ]a I.uisiana debido á uní clbala del coloso aventurero Napo- león Donaparte. á quien fué cedida por el débil Carlos IV, & cambio de un reino que jamás llegó á poseer Espafia, el de Kirmts. Vinieron en seguida otras demandas de loa Estados Unidos, por el heclio de haber consentido España en sus puertos laa (Ij Kombnh Uuii^tro !• HvU.'iiiioi y tai» UrJs rtaaidciito Jo U UvpiíUii presas de guerra de los corsarios franceses, demandas de que pronto no fueron ateudidas, pero tampoco se rechazaron coa energía, siendo aplazada su resolución para más tarde, Entre tanto los Estados Unidos se apoderaron deAmaliayMovilacon pretexta de retenerlas en depósito, mientras se conteiítalia á sus reclamaciones, aunque en de&nilivi no volvieron ya á poder del Gobierno de la corona. ^^l aquella época era tolerado en la Unión americana el con- trabando con las colonias españolas del continente, y lodo el que qnecia lebelarse, encontraba en uquel país apoyo y pro lección decididos. Por el tratado de 1795 había concedido España á los Esta- dos Unidos un depósito por tres nños, en Nueva Orlems, á ori- llas del Míssisippí, para facilitar la salidit del país de sus pro- ductos, y queriendo dar una muestra de benevolencia, que no fué sino de debilidad, consiutió en admitirlo otros cmco años más, stn nuevo permiso. Pero como el Intendente de la Lui- siana notase que tal depósito era cansa de los continuos con- trabandos de que hemos hablado, lo suprimió repentinamen. te, lo cual fué pretexto para las reclamaciones entabladas por loa Estados Unidos. España dando otra prueba de debilidad, restableció Inegu el depósito. Hn 1804 el mismo Jacobs Mouroe fué enviado á España co- mo representante de América, con facultades para arreglar las diferencias pendientes entre ambos países, mds habiendo exi- gido concesiones'y franquicias imposibles, no se llegó á una solución satisfactoria y el enviado tuvo que regresar á su país siu haber terminado su misión. España solicitó entunct^.'^ de Francia su opinióu respecto á los puntos objeto de sus diferencias con los Estados Unidos, y aquella nación por medio de sn comisionado Mr. Tuilleyiand, decíalo las demandas americanas cjmo absurdas pceteuciones destituidas de razón. Seguían propalándose con gran calor por toda la América las doctrinas de Mouroe, cuyas tendencias en el foado eran des- pertar las ideas de rebelión contra el Gobierno de la Península y hacer la independencia de todcs los dominios españoles- Sin duda inspirado en ellas el Gobierno de Washington, pro- puso á España la cesión de la parte occidental de la Florida; más fué enérgicamente rechazada esta proposición, lo cual con- tribuyó á acabar de convertir á aquella República, en un cen- tro de maquinaciones hostiles al poder colonial, continuándose las misiones laborantes con más ahinco. A la vez que se había enviado á México al teniente ameri- cano Pik.e, se mandó al caraquense Miranda á Venezuela, uao y otro con expediciones que, si no iban en son de guerra, sí llevaban corao áoico punto de mira el iusurreccionar estas co- lonias españolan, provistos de toda clase de elementos para ba- (rigorosa propaganda, ayudados por los periódicos de la Unión, España tuvo conociraieiito de semejantes trabajos, y sus efec- tos desastrosos para la Penírsnia se dejaron sentir desrte luego. Con esle motivo ordenó á su representante en Washington, gestionara diplumúlicamente la conservadóit de las colonias,, ssf como 4iie se impidiese por todos los medios la orgntiizacióii y salida de expediciones. Él representante, que lo era Don Luis de Onts, trabajó empeñosamente en su delicado cncaigo, aun- que sin éxito alguno: las expediciones continuaron, como se ve- rá en seguida, y les intrigantes gestiones que el Gobierno ame- licaKo bacía para apropiarse la Florida, dieron por fio el resul- tado, y el 17 de Julio de iSjt le fué entregado este hermoso territorio. II Kl primer movimíetilo formal en íavor de la independencia de Cuba debió tener lugar el 17 de Agosto de 1823. Agentes norte y suJ-nmericaiios babÍHii inmigrado á U Isla y trabajaban secretamente para atraer á sns doctrinas á todas las clases sociales. Eran en sn mayoría partidarios de Bolívar, por lo cual aquel movimiento fué designado más tarde cou el nombre de Conspi- ración dt lüs Soles de Bolívar. Contaban con algunas armas y municiones y sobre todo con el apoyo moral de Norte América, qne sea por la prensa 6 por ' medio de sus agentes losexcitabaá seguir el ejemplo de los de* más reinos americanos ya emancipados eu aquella lecha. Ksta conspiración fué descubierta casualmente por un escla- vo que era el prensista de la imprenta donde se hacían las ho- jas de propaganda. Este, sin calcular las consecuencias de su acción, extrajo furtivamente una 'prueba de la proclama y la llevó á mostrar á su prometida; la cual prueba, pasando por distintas manos, no tardó eu ir á dar á las del General Vives, actual gobernaute de la Isla. Se descubrió que estaban de acuerdo en la conspiración más de setecientas personas; se les r^cogleton varios impresos, ar- mas, banderas, etc. y todos los promotores fueron puestos eu prisión y castigados severamente. Según las declaraciones de los acusados, la conspiración tenía por objeto la independencia de Cuba. Cou el escarmiento producido por los castigos del Geueral Vives se calmó por entonces la excitación, y cesaron los esfuer- zos para difundir la idea de rebelión durante ftlgunoa años, ao ocuiiieiido entre tatito sino ligeras teulativas de muy poca ¡01* pQitaucia. No pasaba lo mismo en Estados Unidos, donde cou franque* za se formaban juntas de simpatizadores con la insurrección y se contribuía públicamente para ayudar á aquella causa. Eu 1843 traj't uo pocas dificultades y cüuipHcaciones al go- bierno de ta Isla la difusión de las doctrinas abalicionistas de la esclavitud, que contaban muchos proséliteseutte los mismos cubanos. Tres años más tarde se propuso desembozadameute la Idea de auexióu de Cuba á los Kstados UnMus, cuando en 1846 el senador Mr. Yule, de la Florida, propuso á la Cámara la com- pra de la Isla. Tan arraigada estaba en la opinión pública la jdeade anexión, que fué preciso qu'^ lus periódicos de Cuba desvaneciesen las falsedades publicadas por la prensa america- na al afirmar que las negociaciones eu esle sentido, prospera- ban en K'^paña. En aquella ¿poca el ex-geueral español Don Narciso López, acérrimo enemigo de los ictereses coloniales y fiel ejecutor de sus propias ambícioues, babfa emprendido, de acuerdo con al- gunas suciedades secretas cubanas y atuericauas, extensos tra- bajos en favor de la Insurrección. En 1848, siendo Gobernante de Cuba el Conde Alcoy, obser- vó que eu poco tiempo desembarcaran una multitud de indivi- duos sospechosos, que no eran otros que los emisarios norte- americanos ¿ ingleses que llevaban el encargo de sublevar los •habitantes de Cuba y proclamar la anexión á los Estados Unidos. Se había puesto á la cabera de los alborotadores el expresa- do Narciso López que intentó con mal éxito un levantamiento eu Trinidad y Cienfuegos; fué descubierto por Alcuy con mu- cha oportunidad y sofocado completamente. Huyó López al extranjero para continuai en su empresa, ayudado por la propaganda que hacían los apóstoles america- nos y por las sociedades secretas de que hemos hablado. Trató de organizar una nueva expedición en la isla del Gato (Cat island) del grupo de las Bahamas, hoy propiedad de In- glaterra, donde varios aventureros americanos y descontentos españoles te reunieron para invadir á Cuba, de acuerdo cou el partido exaltado de la Isla. Pero no fué tampoco llevada á efecto esta expedición. Los agentes del Conde Alcoy tuvieron noticlas'oportunas de los prepararivos, y mediante enérgicas protestas al Gobierno americano se consiguió que fuera disuelta la reunión y aun, que ofreciera el mismo Gobierno impedir la formación y salida de Duifvas expediciones, del territorio. I Sin embargo de estas promesas, poco creídas, se pidió & Es- paña el aumento del ejército de la Isla y algunos vapores más, para resguardarlas costas, temiendo que e! Gobierno de Cuba fueraánecesitarmiiy pronto deestosrefaerzos, como asi sucedió. III I^pcz á su vez recibía fondos de los patriotas cubanos y or- ganizaba una segunda e:tped¡clóu en 1849, que había de man- dar él en persona. Reclutó al afecto sus partidarios entre la gente i^e peores costumbres de los Gstados Unidos y los envió á que le esperasen en la isla Redouda, que debía ser el punto de partida. Hl Gobierno americano, ante las enérgicas protestas de Es- paña, y no pudieudo pasar desapercibida aquella expedición, compuesta tu su mayor parte de corsarios y piratas, la mandó disolver. No desalentado López y queriendo evitar & toda costa la des- moralización de sus prosélitos, logró colocar un empréstito en los Estados Unidos de dos millones de pesos a/ US por denlo, garantizado con la propiedad de^Cuba, é bÍzo renacer el entu- siasmo entre aquellos aventureros, dándoles luego algunas pa- gas da marcha. Les recogió en seguida juramento |de cumplir su palabra y les proveyó de cartas de naturaleza americana, cualquiera que fuese su nacionalidad, como una salvaguardia para el caso de ^ caer en manos de los españoles. Cou objeto de aumentar López el número de sus adeptoa se valió del ardid de iiacer creer al público que la expedición se dirigía á los placeres de oro de California, con lo cual pudo llegar basta uuos seisclfiutos diez nombres el número de eu- gancbados. Atravezó la expedición el seno mexicano y tras una breve estancia en Cabo Catoche, Yucatán emprendió, et camino de Cuba, haciéndose á la vela los días 15 y 16 de Mayu de 1850. El vapor español «Pizatro» tenía órdenes del Capitán Gene- ral de Cuba de salir al encuentro de la expedición, de la cual ya se tenía noticias. Así lo verificó y el mismo día pudo apre- sar en Coutoy á una barca y uu bergautfn-goleta cou la co- rrespondencia, y algunos expedicionarios armado^^. La mayor parte de ellos no pudo ser capturada porque había salido de Yucatán uu día antes, en el vapor "CreoIc" donde iban López y quinientos de los suyos, que desembarcaron en Cáidcuas, des* pues de varias tenlacivas, «1 19 de Mayo. El Gobernador T Frftndftco Ceiruti se puso tu mediatamente á la cabeza de di cillete hombres, única fuerza de que por el momento pudo d poner y tras una corta refriega fué hecho prisionero. Loa inva* sores se apoderaron de los fondos de la aduana y cocoetteroQ depredaciones en la ciudad. En la tarde fué atacado López por otra pequeña fuerza espa- ñola que había llegado á Cárdenas con objeto de auxiliar á CeiTUti, y la cual fué también vencida, por su pequeño Dame- ro. No obstante, se reembarcó violentamente López rumbo á Cayo Hueso, por haber notado pocas simpatías dd vecindario hacia su causa. Los Cónsules españoles en Estados Unidos informaron en- tonces al Gobierno de la Isla que, según los datos recogidos, se sabía que si la expedicióu de López hubiese sido secundada por los habitantes de Cuba, habrían salido de Nueva York, Boston, Nueva Orleaus y oíros puertos, cerca de diez mil hom- bres á apoyar la revolución, tan luego como se hubiera recibi- do esta nueva. • Las protestas y quejas que se dirigieron al Gobierno de ta Unión por parte del de España con ese motivo, fueron tales y tan justificadas, que se logró por el cónsul de Nueva Orleaus que López fuese detenido y procesado. Mas "omo de las averi- guacioues practicadas en la institucíóu de ese proceso, resultó que en la expedición de López estaban complicados muchos altos funcionarios americauos, tuvo que sobreseerse la causa, no sin el escáudalo cousiguieute. Esle resultado estimuló á López, como era natural, á la cou- tlouación de sus empresas. Por aquel tiempo permanecía abierto eu Texas uu pdbitco alistamieuto para Cuba. Figuraba como director de aquel cen- tro revolucionario Mr, Walker, el mismo Gobernador del Es- tado; con el pretexto de invadir á Haiti se hacían en realidad los preparativos para una nueva expedición á la gran Autllla. En uno de los vapores que hacíau la travesía de Nueva Yoik á Chagres navegaba á priucipios de Diciembre del misno año (1850) el ya famoso Garibaldi, á quien se propuso de parte de la Junta americana el mando de la proyectada expedición; más él se excusó por estar aun pendiente, según dijo, de los suce- sos de su país. Al llegar el año de 51 no había sido posible á los empresa- rios obtener dtuero para la realización de sus proyectos. Poco después, que en parte fué veut ido este obstáculo, no pudo supe* rarse el que presentaba la actitud resuelta del Gobierno de Was* ll).En lo» ¡leriiSdico» ite Nu'vm Orieans «¡iirtcieron bo eje afio Isi liatudí ki percDHJM de loi EsUdas Uní Job que estaliKU cctnplicuLoa eo tos projectoi anxiuuÍBUs tía Lúptü Eniro rlloi tlr. Qiiittm»D Gabcmidcr de la Lniííai». L« ifíroift aaiel liifitorikdor Justo Zuigaa» «n bu obra "Lh ímurreccioDet ea Cub«." Siogtóti, que por eatonces amenazó á los Bllbusteros con privar- los de sus derechos de ciudadanos americanos, siendo este el motivo para que los invasores escogieran como punto de reu- nión y partida, las costas de Yucatán, Esta vez el ministro me- xicano D Mariano Yañez, cumpliendo las promesas de impar- cialidad de su gobieruo á España, impidió que se llevase ¿tér- mino la expedición. Esta serie de dificultades hizo que fueran suspendidas las I tentativas de invadir á Cuba, por entonces. IV Los trabajos de los anexionistas nu cesaban empero. Valién- I dusede los operarios americanos que trabajaban en los campos, I hacían grandes esfuerxos por dlfuiidir el espiritn de Íii.-urr«c- I ción. Desde Abiil de 1851 el Capitán General, que lo era D. José de la Concha, logró interceptar una correspondencia en la cual y bailó el hilo de una verdadera conspiración. En ella se deslg- i nabau como promotores de un cercana levantamiento á D. Joa- E quín Agüero y Agüero, á Quesadas, Betancourt. y Recios; su- po también por los expresados documentos que los puntos se- Saladas para la sublevación eran Nnevitas, Trinidad y Puerto Príncipe. Con estos datos ordenó Concha la prisión Inmediata de los complicados, llevándose á efecto á fines del mismo mes, con excepción de la de Agüero, señalado como jefe del levanta- miento. Este al saber la prisión de sus compañeros trató de ocultarse al principio, pero más tarde resolvió lanzarse solo á la revolución, y al efecto, reunió todos sus soldados que llega- ban al número de 43 Eran estos en su mayoría jóvenes cubanos pertenecientes á distinguidas familias, llenos de bríos y fanáticos por su causa. El 8 de Julio, después de haber pernoctado en Sabanilla del Pontón, lugar distante á cuatro leguas de las Tunas, eutraron á esta población á las dos de U mañana. Debido ala obscuridad, i la falta de disciplina y á que habían penetrado por disliatos nimbos, ya en las calles de la población se tomaron unos á otros por enemigos y rompieron el fuego entre sí Iluyeroa en seguida al campo abandonando algunos heridos, que hide- rou recojer los vecinos. Este lamentable error hizo que la fuerza se redujese á vein- tisiete Individuos los cuales se replegaron á los bosques para lehacerse. A fines del mismo mes, como salieron de su escondite, fue- roa perseguidos y cercados por el Capitán español Codus, has- ta obligar & reiidiise á los jefes Casteüsnos, Za>us, Beaat'ldc y más tarde á Agüero y á D. Tomás Beiancourt. Fueron conducidos á Pu;rto Príncipe, > se les sometió á U Consejo de Guerra el cual los sentenció á pena capital, A út tima hora sólo fueron ejecutados Agüero .Betaacouit, Zayas; Benavides; los demás alcanzaron indulto. Escucharon con gran serenidad su sentencia de muetU Agüero invitó á sus guardianes á tomar un refresco, y bríitdi por que lerrutnarau las difereucias entre americanos, españole y cubanos. Zayas antes de recibir la descarga gritó cou fcierzi "Viva Cuba libre.» Los demás comprometidos en este tevantamiento sufrieron Ii misma pena en otros lugares de la Isla. Poco inñuían seguranieute estos sucesos en el ánimo de I pe£ y los suyus, que continuaban los aprestos de una expedt don. Esta la hizo preceder el mismo I.ópe2 de las noticias u absurdas, favorables á su causa y publicadas en los períódlúo auexionistas americanos; las cuales repercutiendo en lii Isla volvieron á López tan abultadas y desconocí da HktlánJOM CuUKadk *aVl d*(Ul I3a»0utuli "" ' Tldríerk da id da "Mirt* y Rnlnn" an U Habioa, U tw- tulita lio 1154, faé matrta por un iliinro qna, i UrnTÍi ilc U vanlsm», r«cibi6 ea el Cfineo, d^&ndo^ mtiuta en ú acto. rreccioatilas y aaa de mcjeresqueMocupslm] en fibricarou^ tBcfaos para h» rifles que se «pentum de loa gstadoa lliiido*. Bctks apfebettciooea dieron por resultado el desrabrímicnto de otn coospiradóo lUmada á^Pozas Dulas, BtribnidsftlGaa- de de e»te nombre, cuñado de López. El >3 de Febrero del año siguiente faeion sentenciadas dfes' penoaas acusadas de aer los promotores de ts njutpt ración. DeésUs faetón ejecntadas D Fraucbco Vald¿z, D. Bdoarda del Cristo. D. Manuel Hernández Perdomoy D, Joan Alvares. Loa demás estaban prófagos. £1 conde de Pozos Dulces fatái^ poiUdo i ta Pentn&uU. Siendo enmocen presidente de los Estados Uoidoa Mr. Pier- ce, le íaé diitjida una peticióu por los aatxionistas en U que ledsnabsn »u a[>oyo para apoderarse de Cubs. Hí de Dotarse que UI petición cstnricra necundada por algnuos senadores ameiicanos. A principios del año de 1854 sargia nn tucidei:;e que rolnó i poner cu peligro la armonía entre las relaciones diplomáticas de España y Bsudos Unidor. Este incidente fn¿ el del vapor anerrcano •Black Warrior.. Cedamos la palabra á un escritor con temporil neo qne lo jk-- fiere de esta manera: «El 38 de Febrero de 1854 fondeó en la bahía de la I el vapor americano Black Barrior, mandado por el 1 Bollock quien al recibir las ÍDEtmcctones escritas para ajastav sos manicbras en el noerto, así como se practicaba en lodos los puertos españoles, se negó á enterarse del documento, sin de- volver por cunstguieate el duplicado cual se te exigía, con 1a firma de quedar impuesto de cuanto en la inslTucción se deter> minaba; a»í como se negó á presentar el manifiesto de la cain del buque y á manifestar si iba ó no de trándto, diciendo SMO que esuba en lastre. Excitados cou tal proceder la curiosU y el amor propio de los empleados fiscales y comunicando el he- cho por el resguardo á la aduana, ordeuó el admiulstrador d ¿Sta, 1). Mariauu Adriansens, en vista de la resistencia de Bb— llok, qoe se verificase la visita de fondeo, y apncibido en el Ínterin el capitán del vapor, pidió, algunas horas después de fondear, permiso para salir del puerto. Peto las órdenes de la Hacienda siguieron adelante, y verificado el reconocimiento 4. visita de foudeo, resultó que estaba el buque cargado de pacas de algodón y no de armas como se había corrido la voz. Bitj vlsl* de esto y cou arreglo ala instrucción de aduauas, se le, bteo presente al consignatario la multa en que el capitán llsblft incurrido y se le propuso, pata evitar conflictos, que adicÍ0Dat& á la relación de rancho la carga del buque, á lo que contestó . «5 descortesmente aquél, entablando protestas con verdadero ca- tacter de amenazas » ■He dicho que el capitán del Black Warrior habfa pedido permiso para salir del puerto, á lo que se le conteütó que pro- cediendo con arreglo á la ley la descarga del buque, se le haría la gracia de permitirle seguir su viaje, siempre que prestara la correspondiente fianza; el Consignatario Tyng se negó y el ca- pitán Biillock abandonó el buque al ver á lo que se le obligaba, no queriendo presenciar la descarga ui ¿I ni el cónsul de los Gs* tados Unidos, resuelta por los funcionarlos de Hacienda vein- tiséis horas después del fondeo, en lugar de esperar á las cua- renta y ocho prescritas eu la citada instrucción de aduanas.» Estos son los hechos, motivo después de complicaciones In- ternacionales, que llegaron á tomar un carácter grave. El Presidente de los Estados Unidos Mr. Pierce, en sumen- saje de 1854, llaujó á la cuestión del IVortior un casiis belli. España con su reconocida falta de energía en sus gobernan- tes, admitió pagar la indemnización exljlda por el dueño ó ar- mador del buque y que ascendió á S 53;í»«> % CAPITULO II. 61UITH Mpiratütt imariüuik — Cniuka de mU (ucm é influjo sobre U ic viÚD d« Un Antillu aspküulu. — SuiCo ÜDmiD^a y Piiatta Rioc I I \ guerra intestina que asoló en los años siguientes á I !a gran República, inüiiyó de una maiiera especial en I la insurrección de Santo Domingo, Puerto Rico y Cu- I ba, porque se quiso tomar como causa de ella la abo- lición de la esclavitud, tan debatida ya por entonces en aque- llas islas, cuyos habitantes eran muchos esclavos. No fué esta en realidad la cansa eficiente de la guerra de se- cesión. Re había venido creando una división profunda entre los habitantes de los Estados del Sur de la Unión y lo^ del Nor- te, nacida de la diversidad de razas, de carácter, ocupaciones, etc. Bran aquellos en su mayoría ricos agricultores que por tos abundantes frutos que les prodigaban sus campos, vivían con gran desahogo, con opulencia sí se quiere; guardaban nua po- sición comercial preponderante sobre los del Norte y muy su- perior á la de ésto.s, que eran industriales y comerciantes casi todos. Además, los unos eran de origen latino y franco- latino, en tanto que los otros eran sajones y anglo-sajones. Ln religión de éstos era la protestante, los del Mediodía eran caiólicos. La diferencia de origen. la índole, de aspiraciones y de reli glón hizo pues robustecer cada día aquel inveterado antago- nismo, basta que el Incidente de la abolición de la esclavitud, lo transformó en odio mortal, surgiendo entonces la guerra. Para contrarrestar el domioio de los surianos acogieron con gran empeño sus competidores del Norte el proyecto de abolir U esclavitud, que á la vez qae les atraería el aplauso del mun- do dvtlízado, conquistándoles el título de filántropos, era en realidad un rudo golpe á su poderlo, porque millares de I09 trabajadores del Sur eran esclavos, quienes por su actitud para las faenas agrícolas y por lo exiguo de los salarios con que se les retribuía, formaban el elemedto principal de la riqueza de aquellas comarcas. Inicióse una activa lucha por los habitantes de los Estados septentrionales contra la esclavitud. Se enviaron agentes ex- pensados por ellos á los campos del Sur con la misión de suble- var y líberlar á lus esclavos, (i) originándose no pocos desór- denes. Llegaron las elecciones de 1860 y en ellas designaron sus res- pectivas cnudidaturas los partidos republicano y demócrata: éste á Douglas y Jhouson para la presidencia y vice-presiden- cia de la República y aquel á Breackiuridge y Laue, para los mismos cargos, respectívameute, Peio ni unas ni otras prera- lecieniH porque un tercer partido medio, llamado de la UdÍÓD con^litucJouat que propuso á Mr. Bell, les disputó el triunfo, sin obtenerlo tampoco: éste fué en favor de AbrSbam Lincoln, candidato de los republicanos de Chicago, que tuvo uua oía- yoria de 1,866,157 votos, contia 1-375. '57 que favorecieron á Douglas. Derrotados los demócratas del Sur con la elección de Lin- coln, á quien se conocía ea todo el pafs como furibundo aboli- cionista, tío trataron ya de ocultar su hostilidad al resto de aquella nación y quisieron llevarla luego á las vías de hecho, cumpliendo sus antiguos deseos de emanciparse. La Carolina del Sur fué el primer Estado que euarboló el estandarte de la rebelión, proclamando su independencia el 20 • de Diciembre de aquel año. Le siguieron los Estados de Geor- gia, Alabama, Missisippi, Florida, Texas y Luisiana. El resto de la República trató de impedir se llevase acabóla escisiÓD. Es uotable que esta vez no se inspirase la nación ame- ricana en el mismo criterio con que intervino en uue.stra cues- tión de Texas, ni en la de Cuba, últimamente pues en lugar de concederles la libertad que reclamaban estos Estados, empren- dió contra ellos una sangrienta lucha para subyugarlos. Tal fué el principio de aquella guerra formidable que asolÓ á ese país durante cuatro aSos. siendo á la postre derrotados y sometidos los surianos. El objeto de este libro y sus dimensiones nos impiden seguir paso á paso U relación de aquellos hechos sangiientos á cuyo epilogo precedió el asesinato del mismo Lincoln por el actor C. Wiikes Bottb, la noche del 15 de Abril de 1865, mientras ce- lebraba los triuufos de las armas federales en el teatro Pord. (1) Udo d( eato* •gentes, &cuuijo ilp ssiliciiin, fui- Juz^Bilo el 2 dv TUeitmbrt do 1859 y aiiorcAJo gd C'harlcstou por santunci» d«U Corto dol Kitudo do Tír- {¡iaift, ■[jiabaila por «) gobeiuidor tíi. Wue. 39 Los Estados del Sur, üegúa bemos dicho estabnii poblados por descendieutea de la TazK latina, con identidad de intereses y costumbres á ios pueblos la ti ao -americanos del coutinente. La derrota de los eonrederadossíguíñcdel exterminio de la pri- mitiva raza colonizadora; la supresión del elemento hispaao la- tino en la conformación política de aquella República, O en otros términos, se dio un paso más hacia el cumpHuiíentodeese vie- jo fenómeno ob^ervado en la historia, lo mismo en los países ci- vilizados que salvajes; las razas septentrionales irrupcionan ó invaden de tiempo en tiempo el resto del mundoy loduminau. II Efectiva fué la influencia de la guerra uorte-americana so- bre las Antillas españolas. El año de 1863 estalló la insurrecclÓD en Santo Dumíngo, en la parte de la Isla reconquistada cuatro años antes por España- Un año más tarde se habia extendido la guerra á todas las provincias, aieado imposible por entonces para el gobierno peninsular sofocarla debido á la situación anormal porque atrivesaba. En Enero de 1865 el Capitán General del ejército D. Ramón María Naivaez presi;ntó á las Cortes el proyecto deabandonar la Isla (sin ruborizarse, dic: cou iutencióu un historiador ibe- ro) que filé aprobado y sancionado el 10 de Mayo de aquel año. Don Francisco Serrano, antecesor del entonces Capitán Ge- neral de la Isla de Cuba, D. Domingo Dulce, se declaró en Es-« paña partidario de las reformas antillanas. Tomó dos veces la palabra en e! Seuado con objeto de defender los -nlerescscuba' nos. B&IJ contribuyó á alentar al partido descontento, que tra- baiabn por la insurrección. Dulce empleó en Cuba una política tolerante y conciliadora á la cual es atribuido el desarrollo de las coaspiraciones. Enea* recio en eíie año al ministro D. Leopoldo O'Donell la ingente necesidad de que se plantearan cuanto antes las reformas pedi- dos por los nativos; la cual demanda dio por resultado que el 25 de Noviembre autorizara el Gobierno al expresado ministro, pa- ra abrir una información sobre las bases en que deberían fuU' darse leyes especiales para el gobierna de Cuba y Puerta Ríeos constituyendo una junta, compuesta de personas nombradas por el gobieroo y veintidós diputados, dieciséis cubanos y seis portorriqueños, elegidos por los habitantes de cada isla. Estas refirmas, que se pretende sólo hayan sido un pretexto de los deseosos de la independencia, para conseguirla despat' no se llegaron á implantar como se verá adelante. 1 iiils fm el G«iwral Prian. o6sci£ o^ e íw .'> qSMétcctt (k^cciul*. El U«Tq«é»i l«en>i, ^... ..,.-.^, ..-y^fiol «a f»r{*. esaaaiealM i s« golMn tn 2f it* IÁ»fo, ^n* l«ot* «ori ci — fidedigmt de exútir pábNcMi IraraJM ea lúa EsUdos Ual4o> para «pcxlerarw de Cab*. VeiiñcVÍM Im «t«cción de Um coisisíoDedns de las Aautlas par ra discutir la^refonnu, qaadódcfroU'ioelbaDdo cooservadar, y «I trlnn(r>, 4 fjv(>r de Im refonstttaj, qar preleodian Uanto fforala fie U Tsla coa txtiaaióa da los peninsaUres en loa car- |[ff* (•ólfUffnt, Hii triunfo pr»:)pit6 el relevo de D. D;>niÍDgo Dalce. siendo MK«dld(> por el neatTíl D. Prancisco Lersandi. quien sigaíÓ una condncta eonlrertei la de ao predecesor. Combatió acre- nunle i Im farormlilaa, mandó clausurar sus clubs ó comités, que ante* halidin celebrado libremente y ordeuó la prisión de tfKloa ton fltmpalízadorc*. scfí alados como vagosó víciososjr de- parto i ciento »r«eata y lelft de ellos á la lila de Feíoando Poo, donde fueron rettiegndos. Una pauBJeia animación alentó en su obra loa descontentos de espnna aMnlj<;rHe lor de la Itla lo accesorio, esta vez sucedía esen- cialmente jo continilo, piulletido n-iegurar que en Cuba existía ys el toen principal de una revolución que tenia enlace coa los Mioe^ON ili! la pasada guerra auictícaua, y aute Is cual los tra- battin dr lo» iMnlinentatcM eran secundarlos.* Leisiinili Uié pi'on liciiipo después sucedido en el mando (U CuIm pnt |) Jo4ijiiii) del Maniaiio, y cotonees precisa mente s& militó vn lÍT^paAa U Juuta de iororinación & la cual coocurrlan tatiañnlea. oulwniMy prnloiilqueflos. Al principiar susaesjoaes <)Uiao oir la upiulóu d« algunos fuocionanos de Uu qoe bateas e«Udo en Cuba, ciinio el duque de la Tone y D. Domingo DoU c«. )%«tv tVtlimo dio MI opinión en favor de las retorraas, optaa~ por la aboitci&n innediaia de la csclarilnd. Trabajó la junta seis meses, y regresaron los comisionados á las Antillas sin baber obtenido un resultado práctico que de- jara satisferbos á los partidos conservador y reformista, III En ISOli fe intentó por Goicoiuía y el general Quesadas ha- cer estallar la guerra en las Autíllas, principiando por Pnerto Rico: tjo pasó este intento de haber expedido Hlguna.s piocla- mas y de activar la cínrulacióu del papel moneda de Cuba. El 7 de Junio del año siguiente promovieron los descontentos una sedición militar que fracasó y fué motivo de la expulsión de muchos complicados en ella. El lo de Septiembre publicó el comité revoluciouario de Nue- va York una proclaca fechada en Cuba el 1 6 de Julio, que ter- minaba con estas Palabras: «Viva Cuba libre. Viva Puerto Ri- co libre y muera España para siempre en América.» Los jefes revolucionarios de Puerto Rico señalaron los dtas de la gesta de San Juan en 1867 para dar el grito de rebelión, pero tuvieron que aplazarlo por haber sobrevenido contrarieda- des, no siendo la menor los fuertes terremotos que hubo en la Isla y que amedrentaron á los conspiradores. Por ñu pudieron reunirse en San Thouias, más tarde, los días 9. 1 r y 16 de Diciembre, con los vocales por Cuba de la junta de Nueva Vorlc. D. Manuel Macías propuso dar principio á la revolución eu Puerto Rico, antes que á la de Cuba, y D. Dí^ mingo GoicouTÍa ofreció un cargamento de armas que iba á re- cibir de los Estados Unidos. Según comunicaciones que se le- yeron, D. Miguel Aldana y Morales Lemus debían dar el grito to en Cuba en Septiembre ó en los primeros días de Octubre próximos. Debido á la complacencia de las autoridades se propalaba en público la causa de la libertad. En las reuniones, en los cafés, en los clubs y periódicos se hacía ostentación de los proyectos, se discutían los planes y hasta se celebraban los triunfos, que tenían por seguros los conspiradores. En Lares, el Bartolo, MubíoI y Pezuela CPuerlo Rico) no se daban punto de descauso en los preparativos y con pretexto de las fiestas de San Juau, solemnizaban el principio de la revolu- ción por Ib indepeudeucia. Cinco días después de haber dado eu Cádix por el general Tícete el grito de rebelióu, ó sea el i3 de Septiembre, tuvo principio el movimiento separatista en el pequeño pueblo de Lares, suticipáudose al señalado que fué ei 39 poc haber sido descubiertos. 3' ReantcItM los revolacionarios eo el cafetal del BUiencADO Mr. Bcugnun. en el Barrio de Farntas, jurisdicción ()e Mayagites, al frente de 150 hombrea marcharoii al de D. MaDuel RoJBS. cometienijo en el camino actos desordenados. Allí se lemntS tina bandera roja ccn esta tnscti[>cióu: «Muerte 6 Libertad. Vi- va Paerto Rico,* y se dirigieron á Lares poíesioii ándese áel gobierno y casa del Ayuntamiento, nombraudo autoridades & ana aátfli-9 y aprútionaudo á muchus esparioles. Como presidente de aquel improrisado gobierno se nombróá un D. Frauciico Ramírez, comerciaBlemulalo. A coottntiadóo' se expidieron los miini6eatos. At liguieule día 34 se dirigieron los ínsurgeotes, qne Uegft- rOB ya A 700. al iniDedinto pueblo de Pepino con objeto de to- marlo y establecer utro gobierno, pero bastó uaa pequeña r«- ■UtCDCÍa que enconltnTOO en sus babitantes para il es in oral izar- los y hacer que huyeran á los bosques. Al recibirie esta noti- cia en Lares hicieron otro tanto los sublevados, abaadoiWUldt] U plaza. Mas tarde fueran capturados en su mayoría y otros se pre- seularoii voluntariamente acog:iéiidose al decreto de la amols- lía cnnced'da por el (¡obierno peninsular. En Espaíia tenía Ingar á la sazóu el alzamiento ep Cidix Bcaudillado por Prini y Túpete, al cual, así como li posteriores ocurridos en oquellos días, se debe el advenimiento ■ 1 poder del partido en cuyas manos estaba el Gobierno peoin.* salar al sobrevenir la guerra cuya narración es el dbjelo dees ^e libro, el mUmo pattido de quien tan amatyameote se quejl ahora aquel país. A D. Práxedes Mateo Sagasta le vemos figurar entoaces kI frente por primera vez, del gobierno de Sevilla, por encargo de» lajutita de aquellaprovincia; mas tarde pone en sus manos Is cartera de gobernación su correligionario Prim, después de eliminado el ministerio González Bravo. Aquel pattido que el pueblo español elevara triunfante ea hombros, librada apeusslabataliadeAlcoIea— simulacro, ■ bien, de resistencia de parte del Gobierno^levando consigo tO' das las simpatías, representando las aspiraciones legitimas aquel que destrozó la última tama de los Borboues y la relego al olvido en el palacio de Pau, morada de Enrique IV en oln? tiempo, es ahora victima de la más acre censura, escarnecido, lnsnlta:lo, increpado sin miramiento alguno, llevando en hombros la inmensa responsabilidad del desastre reciente. Grande en por cierto el descontento del pueblo español para con su actual gobierno, tan grande, que quilas no haya ear cilto todavía la itUima página de este libro, cuando los nombres de sns Secretarlos pasen á la historia. 33 Coincidieron con el movimiento de la Peníasula las revolu- ciones de Puerto Rico y la de Cuba. Los gobiernos de una y otra isla no tuvieron noticia de los sucesos de Septiembre ocu- rridos en Bspaña, sino hasta el día 7 de Octubre, mientras que los revolucionarios lo supieron casi inmediatamente por sus corresponsales de Estados Unidos, y gracias á la organización masónica que tenia impuesta por los propagandistas ametica- nos; así es que pudieron hacer sus preparaiivos sin ser moles- tados por la autoridad. Había logias que Irabajahan incesan* temente en Puerto Piíncípe, Tunas, Manzanillo. Bayamo y Holguín. El día 9 de Octubre que se constituía en Madrid el gobierno provÍMonal, se reunieron en el ingenio del Rosario (Cuba) Céspedes, Aguilera. Marcano, Izaguirre, Peral y los García, El jefe bayamés Licenciado Carlos Manuel Céspedes, que eu- cabe;raba el pronunciamiento, supo que se Uabía dado orden de aprehenderlos, por lo cual aceleró la ejecución de sus planes, reuniendo á sus piincipales caudillos de la insurrección en su residencia el ingenio de la Demajagua, donde juraron vengar I08 agravios á la patria y lucliar hasta triunfar ó morir. Los iniciadores de la subkbación, en numero de treinta y siete, (i) se dirigieron al pueblo de Vara. Era su propósito apo- derarle de Manzanillo pero no lo hicieron, aunque tenían se- guridad en el éxito, debido á que Céspedes temió que sus sol- dados, eolregándoi^e á los actos vandálicos, desprestigiaran su cauas > dificultaran el reclutamiento de gente. , En esa pequeña población de Yara se imprimió é hizo circu- lar la primean proclama que se llamó 'Manifiesto de la junta revolucionaria de Cuba á sus habitantes, al gobierno y á to- das las naciones.' Cambiaron pues de itinerario y al siguiente d(a tuvieron el primer choque cnn las tropas enviadas por el Gobernador de Bayamo, haciendo algunos prisioneros y retirándose al campo. El 37 se habían sublevado las jurisdicciones de Jlguaní, Holguin. Las Tunas y Bayamo; atacaron á esta última pobU- (1) Lotfxlriniudo y*r>qnerln« MuaoBl d» Cdipcdra, Manuel Catr», Durloloní Mm/í, Umfu Muí. lU- TmI U*>«. U«nacl SociTr^. Antcl .HMdra, Jnkn Kdi. Emiliano QueU Putód, Bmilio Tuamrn Jdiin llill. Un Mftruann. Manuel Uedin*, J*im« Sintieilebín, B>fMl ToriM Gariils, Jm6 Birul ¥iuuirrf . Kraeeiato UBn.i«o. F6IÍ1 M*re>- no, Ignacio Marttan Roquv, AeuKfn Valerio. rtanoÍMO V lecntc AfuUera, Ju*e Píru, Ktfaal Üarmau, Manuel SantitttebsB, Auralio Torrt». Bartolent Labr»- da. MiRa«l (iarcf* I'*TiÍii, ¡'«dra Uipedci Cutílla, Frueiacn Cíaptdc* C*Millo, BaHq twi tlii> Dulce, aütiguo Capitán Geiieral de la Isla. Concedió iiu plaito de cuarenta días para que los rebeldes de- pusiesen las armas y aun envío una ccmJsióu á C¿spedes para ponerle laü bases de un arreglo que diera fin á la gnerro, pe- ro el caudillo insurrecto nada quiso admitir que no fuese la ab- soluta independencia de Cuba. , No pudo además llegarse á un arreglo durante el armisticio concedido por Dulce con este objeto, porque dos emisarios in- surrectos fueron asesinados de un modo inexplicable mientras se dirigían á Puerto Príncipe & acelerar las negociaciones de paz; á ese suceso deben añadirse los ocurridos en el tenlro Vi- llanueva en ciiici villas tres nnl iudividiK.s di culor, nd- birté(tdwri« A C¿ griD 1 J7 MBdencia slemj re que éstos depusieiau su actitud hostil y qne irsquelcoQtÍDuo ¡Dsulto, aquel gritode ¡muerau los españoles! Que estaba autorizado para establecer las bases de una convencióu cuyos detalles se arreglarían oportiiuaiuei)' te, siendo estas las proposicloues cardinales: / " ¡.os insurrectos depondtán las armas. 2 "* España concederá simulláneanienie una amim/fa absolu- ta y completa. j " ¿¡pueblo de Cuba votará por sufragio universal sobre la atestiSn de su independencia. y " Si la mayoría opta por la independencia, España la con- eeder4 Privio el eonsentimienlo de las Corles. Cuba pagará un equivalente satisfactorio garantizado pot los Estados Unidos. Refiriéndose el representante americano el 20 de Agosto de aquel año (69) á un telegrama de sn gobierno, en el que se !e encarecía la urgente decisión sobre los preliminares de este convenio, manifestó á Mr Fisb, que había celebrado otra en- trevista con Prim, en la cual, después de enterarse éste de la opinión de Washington respecto de las proposiciones la y ja, en las que se estipulaba que los cubanos depondrían las armas para declarar luego por medio del voto quienes erau adeptos á la separación, con&rmó que estaba dispuesto á acordar las ba- IBCS de un arreglo para la independencia de Cuba, (i) pero que i;ilo podía dar por sí la sanción de un tratado á aquel arreglo ni ijSometerlo á la aprobación de las Cortes, mientras los Insurrec- 't05 permaueciesen con las armas en la mano. , La enérgica actitud del pueblo español, que rechazó unánime- ^nente tales arreglos, cuando se bubieion publicado, obligó á los Gstados Unidos á suspender por eutoncea las negociaciones i^TB realizar su antiguo sueño de oro. ■ Seguía entretanto la guerra más encarnizada cada vez. Los batallones de voluntarios enviados de la Península continua- ban llegando, en tanto que tos Insuneclos obtenían ayuda de la junta de Nueva York por algunas pequeñas expediciones fi- libusteras. (1) Lm biatariiulateaMpalialM pratcnden qu« Mloi irrínUí as Jfbliin loh- BkcnM i Prim, y que ni el Aliniíleria ni 1> Üegeneii participaba d de aui opiDí"- nu. El cnlane» CkpiUn seucral de Caba, D. Antonio CibalUro <■« Kodaa, ilir. mó dcapnAi en Madrid «nIoKilonri del "Cantra Iliapano Ulira-Uarino." qne fl poeeta ana carta drl ueneril Prim, que le diriRÍd al entablarae lat neradaoie- _ -^ í. at.i.i__ _.!_.:__ 1 1 ._ í _._11_ J_ I. 1.1. 1 1„ S'...J„ lt_T.ln. . •- kM de Sieklaa, rolatira 1 la Tonta 6 oeeióa de U lili lacnal la pedí* *u airnda para preparar alH la* 1 Ckballno r*eba(d la prepueaU eoa inditaacidD. i loa Etlado* Unido* j «a 38 Las protestas del Ministro español en Washington obtigaron al Gobierno á detener y á hacer prisioneros á los que flolaban embarcaciones con elementos de guerra; pero al mimo tiempc di6 entonces una prueba más de su parcialidad en la cuestión cubana. Con destino á la vigilancia de las costas de Cuba, Españi había mandado construir en Nueva York treinta barcas cañe ñeras, que el gobierno americano mandó secuestrar, aparentan' do creer que se destinaban á la guerra con el Peiú y en cum' plimiento. se decía, de las leyes de neutralidad; lo cual no fnc sino resultado de las intrigas de los laborantes americanos, puesto que las barcas iban con efecto á Cuba y no al Perú, CvJiilia !a cual nació.i no existía guerra; además era inconcuso que no iiían al Perú desde el momento que su construcción nc les ptrinití.i á e^as embarcaciones que pudiesen doblar el cabe de llornos. La misma prensa americana condenó este proceder. Entre otros periódicos, el «World» se expresó en estos términos: «El Pt-TÚ ts una potencia que se halla en paz. Cuba no es una pctencia en el sentido literal de la palabra. Si el Presidentl Grant ti^ne pruebas de que las cañoneras van á ser emplea* das contra el Perú, ha hecho bien al embargarlas; pero si no las tiene, y se ha puesto en conivencia para secuestrar los ba- ques qii'^ estaban destinados á las costas de Cuba, so pretexte de la violación de las leyes de neutralidad, su conducta es des honrosa y viola la primera obligación de los neutrales.» Atacrtron los insurrectos algunas poblaciones de Manzanillo: sin éxito, entre ellas las Tunas, en cu^'O asalto tomaron par- te el i^ ^*e Agosto las Amazonas cubanas. Céspedes, contestando á las medidas de la autoridad, ordena el iucendio de todos los plantíos de cítña. Fueron incendiadas, además, 15anao, Guairaaro y Cíiscorro. I). Ai:tc;nio Fernández C:il>allero de Rodas que desde Juli( había sucedido al General Dulce en el mando de Cuba, &egu{l luchando contra la revolución ayudado por los batallones d< voluntarios así de la Isla cerno peninsulares. líl número desoí dadís en Octubre de 6.7 era íle So.oco, los cuales á pesar d< las e^ítií^'ls circunstancias por qiK- ;itraves:»l)a la Península, nc (Ujayo»! lie auníentarsc- corst.'inteUHnte. í^ólo de España habíai ciiadrones que sumaban 34,5<<^ ;>!aza!j. Se habían recibido también I4buques. 20 caño nes Kru;>p. 25,000 fu>iles de distintas marcas y 5,000 kilógra mos de pólvora, á lo cual haj- que añadir las treinta barcas ca ñoueías construidas en Nueva Yoik, que al fin fueron devuel tas. 39 Habiendo las autoridades prorrogado el término para que se aco){>^rBti al decreto de amnistía los Insurrectos, se presenta- ban de cuando en cuando pequefiaa partidas. No obstante, tai- d6 todavía ocho años cuatro meses en pacificarse la Isla, á pe- sar de las medidas dictadas pnr la autoridad y de I05 abundan- tes refuerzos que se recibían sin iuterrupcíón. Incontables fueron en este tiempo las escenas de sangre, ho- rror y desolación que á diario tenían lugar en el campo de la guerra. Villas, ingenios y caseríos incendiados, p. raljovellar, ft;é quien tuvo la forluna de llevar acabo los aire glos para terminar con I» guerra de rebelión, f 1) El expresado gobernante hizo proposidooe* á loR jejés n beldes para que se ajustara un tratado de paz y se suspeodíe ran las hostilidades. Confcrendó persona! mente con Máximo Gómez, jefe «moa ees de la insurrección y logró después de varias eutrevista que sehrtuara un tratado cuyas bases eran: Primera. — h^ isla de Cuba recibirá la misma orgaiitzaci6n política y administrativa que tiene Puerto Rico. Sfgiinda. — Amplio perdón para lodos Ins delitox poUtlcc desde 1868 y libertad para los que estén sufriendo settl^DCÍa y para los prisioneros políticos y perdón general para lo» di lores de las filas españolas. Tercera. — Se dará libertad á lt:s negros y chinos qtie e eu el campo insurgente. Cuarta. — Ninguna persona que leconoxcaal gobierno espaSo en virtud de este tratado, podrá ser obligada ¿ hacer la goem á no ser que se establezca la paz eu todo el territorio. Quinta — A todas las personas que desean salir de tn islas les darán medios para hacerlo, sin entrar en poblado, tA iuf I( desean. Sexla. — Se hará la capitulación de cada fuerza en lugan despoblados donde se depositarán las armas. Séptima.— "BX general en jefe espaSol, con objeto de £ic)lita la adhesión de otros departamentos á estas condiciones, C libre paso para todas las vías terrestres y uiarítimu. (1) El scrreto pira haber alcanzado el ^xita en la*iiu'iGc»ci¿n d«lal qtic hkl)i>ii p'dida cibteuiT bom ptcdeceioTM, fu'', cc^n urKiiranlMU . >. ._<_. -^e Uti^iiiez Campí» dan^ grnesu lUnita i lo* Jel«a jfl I Octava. — Las bases anteriores se consideran generales para todos los departamentos de esta Isla que acepten las proposi- ciones. • Este tratado se firmó el día to de Febrero de 1878 y se dio orden de que !as hostilidades fuesen suspendidas ea toda la isla. El tratado se firmó en el punto llamado el ZanjÓU, por lo cual es conocido con este nombre. No todos los jefes insurrectos estuvieron conformes en las bases que Gómez aprobó, propuestas por Maitínez Campos. Por las dificultades que los rebeldes tenían para reunirse, así como por la gran extensión que éstos dominaban, no fué po- sible comunicarles la noticia de Ja celebración de los tratados de paz, sino basta muchos días después. Algunos de los jefies á quienes no se les había consultado SU parecer para firmar el tiatado, se dieron por ofeudidos y ñoqui* steron observar sus bases. Hstre ellos el más notable quizás fué Antonio Maceo, á quien veremos figurar eu prímeT térmi- no durante la segunda insurrección. Este valientejefe tuvo algunas entrevistas, si n ó conferencias, con el General Martínez Campos; pero 00 quiso tratar del asun- to de la pacificación de la Isla. En iSjS que fué entrevistado por un repórter del World, ma- nifestó BU grande entereza para seguir combatiendo, á pesar de que se hallaba, en los momentos de la entrevista. beHdo en veintidós distintas partes del cuerpo, á consecuencia de los com- bates empeñados últimamente con los voluntarios. De estas lesiones dieciseis eran de bala, y las demás de machete. Las decantadas reformas, prometidas desde tantos años antes uo se llevaron á cabo, ó mejor dicho, no se (rato de ponerlas en práctica sino hasta diez y siete años después, que ta guerra separatista hÍKo explosión de nuevo, según lo veremos en el capítulo que sigue. La insurrección que terminó en 78 costó á España mucho dinero y muchas vidas. De 300.000 voluntarios enviados en el transcurso de 68 á ^8 sólo quedaban al fin de la guerra 130,000; es decir, había desaparecido más de la tercera parte. Además de las expediciones que hemos citado ya detallada- mente, en la imposibilidad de publicar una nota completa men- cionando cada una, haremos constar sólo algunas de las prin- dpales fletadas en tas costas americanas, durante la primera insurrección. Sabido es que estas expediciones eran por lo get diadas furtiva me 11 te. apelando é. mistificaciones y engaños pa- ra evitar fuesen estorbadas á su salida ó al desembarcar en Cuba. A muclios de los vapores que las conducían se les cambiaba el nombre ó la baudera, ó ambas cosas-, la mayor pane eras destinadas á uu supuesto consiguatario, con la manÍfe§taci6o de dirigirse á un lugar lejano de Cuba; trasbordaban su carga- mento en alta mar á otro buque prevenido de antemano, el qoe lo conducía á su verdadero destino. Por tal razón no dejaban buella de su salida ni su desembar- co, porque éste se verificaba en un tugar despoblado de la cos- ta cubaua. Gran parte Iban en goletas ó barcas sin nombre 6 lo ocultaban cuidadosamente sus fletadores. Les escritores españoles que describen el principio de aque- lla guerra dicen, como O. Emilio Sonlére, que •dianameata salían expediciones,' lo cual, prescindiendo del sentido hiper> bolleo de la frase, dá una idea de la mucha frecuencia con que se repetían. Por este y otros fundamentos no es aventurado afirmar que los datos que publicamos en seguida sólocompreo- den una pequeña parte del total de expediciones babídaseotos cuatro primeros años de dicha guerra. Para que se vea el valor de los servicios que á los insurrectos hacían los simpatizadores americanos, hay que notar que algo- ñas de estas expediciones costaban millones de pesos, y los ar- > tfculos de guerra se remitían en cantidades fabulosas. La ex- pedición del «Arago.» por ejemplo, que está muy lejos de ser la más importante, llevaba 6.000,000 de cartuchos metálicos, 10,000 fusiles, doce cañones de á 6 y á 12, 2,000 arneses cota* plctos y varios proyectiles sólidos y huecos para los cañonet. No creemos ocioso hacer constar estos apuntes que re\-elaa lo que en el curso de este libróse baila patentizado: los ene> mtgos de Kspaña encontraron desde un principio grande apo- yo ea los Estados Unidos. \ g -5 5 - - - - Vfí" P.O" OE. "D t O» D a- D" "^ Bn= B" 5 B-5 ■- B B ~ - B ""S ■ 5 o. í J o. SU Í»J Sil ►9 : H ' I» ■; S! i H td- t" ! H tn SU SU o o o CAPITULO IV. Uartín» QunpM, pacifi¡Mdar de U lala. — SegimdA iuiinrrscci<5n cuti>n&, — Jcfna nirolucion«riiia. — Airtitml dt Esi»ft««nleel movimiento. — Segnndo mkDtio (leí Umcrt) M^rtluit CaoipeB— rrimn dt Rivc:a y Wcjlet.— El l'imii- íleiirn V I-I S'iiíJo «inovifluio il«»pnielii>ti U eondupü del Gener»! Weylut en Cutí*,— Ksuds de ]• glicr» de Inaunvcción «1 tho de 1S97- I JN grandes muestras de alegría fué recibida la noti- cia de lEttetininacióa de la guerra por todos los ha- bitantes de la Isla. Aquel pueblo Iras nueve años de constante lucha. bentiase ya exangüe, ávido de recobrar su tranquilidad y de volver al camino de la paz benéfica que te relubililnra en sus Inmensas pérdidas, causadas por la tea Incendiaria y por la d*- vaslacióii que tras .if babfan dejado las hordas de faragidos, mezclados, para confundirse, cou los patriotas. Aquellas ramiliashuérfanas, aquellas hogaresdesiertos, aque- llas tribns acéfalas, clamaban piedad de uno á otro confín de Ib Antilla, y pedíau en nn tono más conmovedor que el que pu- dieran baber empleado lodos los oradores del niuudo, el térmi- no de tanta crueldad y desolación. El general Martínez Campos fué el afortunado gubernanteJl quien cupo la suerte de realizar en pocox meses lo qae sus an- tecesores no babUn logrado en varios sños. Uniendo la severidad á los bálagos fué poco apoco dome- ñando á aquellas huestes retaacias á todo lo que significara ce- Jar un punto en sus propósitos, hasta conseguir que acudieran dóciles á su llamado, para firmar las bases de un convenio amistoso. El pueblo le aclamó entonces llamándole el héroe de la paz. Fué objeto de múltiples manifestaciones de gratitud por haber' pnesto fin á aquella guerra que amenazaba acabar con los ba> hitantes de la comarca. 46 Pera celebrar este plausible scontecimieuto se orgauizaroa festejos públicos. Desgraciada mente aquella paz no fué tan duradera como ha- bría sido (le desearse. Los jefes insurgentes que no qiiií¡Jerou adherirse al tratado de Zaujón. emigraron de la Isla para con- tinuar paulatinamente sus trabajos separatistas, en las juntas revolucionarias de Estados Unidos. Algunos escritores españole» así lo comprendieron y encare- cÍhii uI goijlcinij la necesidad de implantar en Cuba las soñadas reformas, ya que no la autonomía. Kl escritor J. Sednno dijo: "la guerra de Cuba está aniquilada, está vencida, pero no está muerta y no lo está por culpa del gobierno, ni lo estará mien- tras no se cambie de conducta." (i) Desde poco tiempo después de firmada la capitntación por Máximo Gómez, se reorganizó la Junta cubanadc Nueva Voife y se empezaron á reunir fondos para el envío de expediciones filibusteras cuando llegase la ocasión propicia para reanudar la guerra. Hsta Junta tenía ya entonces delegados en nuestro país, en Colombia, Brazil, Venezuela, Perú y casi todas las repúblicas sud -americanas. No cesaron por completo las tentativas de invadir á Cuba y resucitar la revolución. Durante los dieciseis años que liansca- frieron de una á otra guerra, hubo pequtños levantamientos sin importancia, except] uno verificado en 1884, que llegó á lomar serias proporciones, pero fué extinguido al cabo. guando el tratado del Zanjón cumplía exactamente dieciseis años de terminado, estalló con más fuerza la refolución cu- bana. Las primeras noticias que se publicaron & este respecto afir- maban que una partida de bandoleros había aparecido en la Is- la y que su única misión eran el robo v el pillaje; poco después se supo que no una, sino varias gavillas merodeaban en los ca- minos cometiendo toda clase de depredaciones é infundiendo Ib alarma entre los pacíficos habitantes. Que no era esta la verdad de lo ocurrido en Cuba lo demos- trattan claramente dos hechos muy significativos. Hl uno era la ¡Dusiiada festinación con que se discutían y aprobaban eo las Cortes las reformas para la Antilla, siendo inmediaumeute "probadas y puestas en practica, á la sazón que circulaban loe nimores sobre tales desórdenes. El otro hecho correlativo fa¿ el nombramiento del general Maiiinez Campos pata Capitán general de la Isla. (IJ Bailio Soulírt. "tlid a Ita intuirFceionM ile Cuba." Tomo II. 1 47 En efecto, se trataba de reprimir no ja Ins correrías de unos cuantos foragidos sino el reuaciiiiícnCo déla íiisuirección. y con este motivo, á la vez que se planteaban Us reformas pedidas ha- cia tsnio tiempo, que quitarían el pretexto de \n revolución, se enviaba al Mariscal Martínez Campos, único que liabfa po- dido extinguir eu poco tiempo la pasadü guerra, y cuyos bue- nos servicios tenía muy preseutes el gobierno españul. II Er« en realidad el peligro tiiás serio de lo que al principio se su|!u»o: lus jefes rebeldes Barl'ílomé Mas^ó. Ati'.oiuo I.ópe/. Amador Gnerrn, Santos Pérez Colona, Manrara, Mito. Rabí, Dr. Juan Gu.ilbetto Gómez, Martí y otros habían dado el gri- to insutrecto eu el pequeño pueblo de Baire, secundados por muchos de sus partidarios. El luovimíeuto principió con gran fnerza. A fines del mes de Febrero había sobre las armas 6,oou rebeldes con municiones suficientes de boca y de guerra, y se afiliaban por centenares los descuuteulos. De la junta de Nueva York se haliíau reci- bido provisiones y armamento americano y continuábase ayu- dando por todos los caminos al movimiento. El i6 de Abril de aquel año llegó á la Isla el general Martí- nez Campos, nombrado para dirigir las operacioiie-i, y pocos días después contaba con 40,000 voluntarios enviados de Espa- &a, Tambi¿u el general Primo de Rivera tomaba poseslónade su mando, Máximo Gómez que había permauecido fuera de la Isla de- sembarcó el mismo mes, procedente de Santo Domingo, trayen- do algunas tropas y provisiones. V.oh-ieron pues á desarrollarse escenas idénticas á las de la insnrríícción pasada. Se inició la más ruda campafia con- tra los rebeldes á qnieoes ae trataba como bandidos; ellos por su parte no queriendo desmentir este dictado, se hubierou de «Utrej;ar A toda clase de excesnM y depredaciones, incendiando las sementeras y hoatili/.ando á todo el que no St^ alistaba en sus filas. El general Martínez Campos publicó desde luego una pro- clama excitando á In sumisión á la autoridad é imponiendo se- veras penas á los que contribuyeran directa ó iudirectameute ¿ la continuación de lu guerra, y después de dlclad-ix estas me* didas emprendió la campaQa personalmente, con mucha acti- vidad. Sus esperanzas fueron tales al principio, que eu unj lilcsción oficial aseguró al gobierno de Gspuña qu« ll 48 rión eia obra de pocos meses, pues babía destruido los pijucl- pnles focos del desorden. Casi al tuismo tiempo el jefe rebelde Guerra enviaba el si- guiente mensaje á su correepousal en Cayo Hueso: «Diga al Herald prevenga á nuestros numerosos amigos en los Estados Unidos que no crean lodos los cuentos sobre derro- tas de revolucionarios, inventados diaiiamente pnr Us aulott- dades españolas, pues son absolutamente fa|t.as Nuestra situa- ción) es muy satisfactoria y para mediadcíi de Junj raos en campaña 30.000 hombres. i> El periódico referido envió poco después á dos repreaentai tes suyos á España, con objeto de que inquiriesen el verdndi estado de la opinión de los hombres promineutes, sobre lu cues- tión de Cuba. I,os enviados especiales del ífetald pudieron c probar que existían el) Eipaña dos sentimientos que doiui ban á todos los demás á snber: un deseo general de cullivaí las más amistosas relaciones con los Estados Unidos y una de cidlda y unánime resolución de que España uo se deshiciera de la isla de Cuba por niiigilu motivo. Tal fué el resultado de las consultas hechas á Cánovas di Castillo, Sagasta, Moret, Castetar y á los jefes de la opOsi< III A fiues del año de 95 el ministro españolen Washington S Dupuy de Lome, describiendo el c.irácter político de la gtlffTÍ de Cuba, la posibilidad de extinguirse y la influencia amerll^ n#, se expresaba en estos térmiuos: "V.» lusurieccióu cubana es un fracaso. Mas suponiendo ^H mañana triunfara y se realizase la absoluta i u de pendencia C Cuba, el resultado sería la división de la Isla en dos goblen el de Oriente que formaría una república negra, y el de Ocd'^ denle, con una república blanca. El alzamiento es puray si^^ plemeote una iusurrección negra, aunque 00 he de negar qn haya blancos identificados con el movimiento, porque íh habrá visiouarios, criminales y vagos dispuestos á tomar pnfl en cualquiera reyerta. • jt •Cuanto más adelanta el movimiento, más claro se v« vieti^ que sus jefes son criminales y que su obra se dirije prindpi mente contra la propiedad particular. La grau mayoría de I población cubana no simpatiza con ellos. Casi todos los cabed lias de más ¡mpoitaticia son negros; el único blanco de cttantl en las filas insurrectas es Máximo Gómez, y estoy persuadid' de que ha recibido $ 45,000 por sus servicios. No es la prim vez que se ha vendido, y el general Marlfuez Campos ptu probarlo. I 49 . Los tasurrectos se propone» ahora enviar á Cuba á Caüxto Garcfa, porque compieuden la necesidad de tener más jefes blancos, por el efecto que esto ba producido en el exterior. «García debe la vida á Espeña, su hijo fué cuidado por nues- tro Gobierno, y después de todo no tía titubeado en fallar á su palabra de honor. García es un monumento viviente de la cle- neocia española. "Hay muy poco peligro de que los Estados Unidos reconoz- can como beligerantes á les rebeldes, que no son otra cosa sino merodeadores dedicados á destruir sin consideración ninguna más las propiedades de americanos y Cubanos que las de espa- ñoles. La razón por la cual los rebeldes quieren que este país los reconozca, es porque de este modo esperan fomentaran es- píritu de malquerencia, y, finalmente, la guerra entre Espeña y los Eslados Unidos, para que los soldados americanos vayan á pelear por ellos. «Estos conspiradores contra la pRz de las dos nacÍO[)e.yi no soy Capitán General. Ahora soy an particular, y puedo á» cir á U. qne mi rem»ci&n ne dará ios remiioáos que se oáñ ' cande.» IV. -. ]?aé nombrado interinamente el general Marín y tt pr^ncttiio* éit Febrem He qf> bs nncohró al general Ü. Valertaiiu \/*j\ pnia i{ne )>[.isi(;niese la catnpriii. 5» Cuando desembarcó en la Isla se expresó en estos términos ''A cerca de su misión: *I,a aitnaciÓD es muy grave; con el enemigo á sóÍo nueve millas de la capital; con el espíritu de las tropas españolas ba- jando más cada día; con el ejército inútilmente subdivídido ■ en pequeños destacameutos, no es pcsibte que baya un peor es- Vtadode cosas.» B. No repetiremos aquí las proverbiales medidas ext lemas áque R apeló el Geueral Weyler, sólo diremos que at ser publicado el bando cu que las anuociaba, obtuvo como contestación otra proclzma de Máximo Gómez, en que le bacía saber que si fu- silaba á todos los piisioneros de guerra, él, (Gómez) en justa m represalia, haría fusilar también á todos los españoles que vi- ■ ni eran á sus manos. H Se expidió por Weyler el memorable bando que disponía la f concentración en las ciudades, de todos los campesinos y en ge- oeral de cuantas personas residiesen en el campo, las cuales deberían refugiarse dentro de las líneas españolas, para ser pro- tegidas. Todos ios [pasaportes y salvoconductos fueron decía- lados nulos, y conforme á una segunda disposición, todoet que desease viajar por el interior, tendría que solicitar pasaporte, dando garantías de su persona, objeto de su viaje, papeles etc. Y por fio expidió uu tercer baudo por el cual delegaba pode- res y focnltades extraordinarias en el ramo judicial, á los di- s Generales y jefes del ejército, con objeto de juzgar su- mariamente á los reos políticos. A! día siguiente se leía en los periódicos este cablegrama de Lia Prensa Asociada: ' ■Hl l>residente Cleveland está muy indignado contra los ban- f dos publicados por el General Weyler en Cuba. Los considera bárbaros y contrarios á todas las reglas de un estado de hosti- lidades entre naciones civilizadas. >L& medida que todos los habitantes de los cauípor abando- »Deo sus propiedades y se pongan al abrigo de las líneas espa- fiolas, y que de no hacerlo así serán considerados como rebel- des y tratados como tales, la considera como altamente atenta- toria, sobre todo en el caso de ciudadanos amerícauos, que poseen valiosas propiedades en los campos.* En 21 de Febrero comunicaba lo siguiente, ccn motivo de los debates en las Cámaras, para la adopción délas iresoluciones,» el representante de la Prensa Asociada; •Las probabilidades de nna guerra con España, como renul- tado de la adopción por el Senado de la ■■resoUicióui' recono- ciendo la'beligerancia de los revolucionarios cubanos, han con- vido ayer á todo el país desde Alaska hasta la Fiorida: y discurso del senador Morgan ha sldoel tema cbligmlo de todas lascotiversaciones. n 52 "En general no es una sorpresa para el país el que se Uegae á reconocer la beljgeraacia délos Tevolucion arios, porque tal reconocimiento es el deseo claramente expresado hace mticho tiempo de todo el pueblo americano. ■ En cuanto á los temores de que sobrevenga una guerra con España, con motivo de tal reconocimiento, el senador Lodge dijo ayer qne es el deber de los Estados Unidos obrar Grmeoien- te siu vacilaciones y de una manera efectiva y agregó «las pa- sadas relaciones entre los Estados Unidos y España no presen- tan lazo alguno de gratitnd, de consideración, ni mucho menos de intimidad ó de sangre, para hacernos vacilaren lo que de* bemos hacer.» ■Entre los asertos del senador Morgan ñgura el de que Es' paña, al ña y al cabo, agradecerá á los Estados Unidos el que le ofrezca una oportunidad de declararte la guerra, 'porqae de esa manera se desembarazará de Cuba con cierto decoro." «La idea de una guerra con España, dijo Mr. Morgan, uo debe hacer vacilar al Congre.so en adoptar la resoluctóu, que reconoce la beligerancia de los cubanos hacia los cuates hay la obligación de parte de los Estados Unidos de ayudarlos á Sñ. lir de la insoportable tiranía qne, justamente, quieren sacudir.. "Mr. Pratt preguntó qué efecto tendría In aprobación de la resolución sobre beligerancia, sí el presidente Cleveland lenie- ga la suya. 'Mr. Morgan contestó que la cuestión es muy delicada y que ^ merece ser estudiada. "Mr. Hale dijo: «jo creo que la guerra con EspsSa tiene que ser el resultado de una resolución que, en este sentido, tome- mos.» "Mr. Morgan continuó diciendo que «es evidente que el or- gullo de España está en juego en la pérdida de la isla de Cuba; pero que también lo es que preferirá perderla en una guerra con los Estados Unidos y no porque los cubanos se la arrebaten.' ■ El uiismo senador cuando continuó su discurso se quejó de la condición de [os cubanos en aquella guerra, llevada i cabo coutra ellos por el general Weyler con toda clase de actos de exterminio, hasta convertir la isla en un cceanü de sangre. Los diarios de Madrid y de la Habana contestaron á las fra- ses de Morgan en un tono áspero y vehemente. /¡I Imparcial de Madrid acusó al Sr. Cánovas del Castillo de tener un exceso de paciencia cou "esos yankees.<¡ El mes siguiente se observaba ya en toda España ua morl' miento antiamericano. En San Sebastián se había abierto una suscripción para la compra de buques. 53 3n Toledo, Málaga, Cádiz y Salamanca, hubo maniresta- Clones antiamericaDas muy vehementes. Estas demostraciones desordenadas aumeotarou desde que el 6 de Abril siguieote se aprobó por la Cámara de represeu- Untes americamis el recoooc i miento de la beligerancia cubana. Poco después de esa fecha se abrió en Estados Unidos una suscripción & ua empréstito de 2 000,000 de pesos sobre bonos de ia República Cubana, con gran éxito. Desde California á Maine hubo demanda por elloa y se pu- dieron colocar á 62j4 centavos en cada peso, por término me- dio, y en muy poco tiempo. Las alarmantes noticias propaladas por los periódicos amerí- cauos en Abril de 96 contribuyeron no poco á aumentar la ti- rantez de las relaciones diplomáticas entre España y los Esta* dos Unidos, así como también, el haber sido expulsados el mes siguiente por el General Wcyier tos periodistas corresponsales del IVorlii y el fournal, de Nueva York. Citaremos dos despachos de la Agencia «Panamerican News Burean» fechados el 39 de Abril, que refieren dos estupendas historias, sin otro resultado que el que acabamos de indicar; oNueva York, Abril 29. — La legación española en Washing- ton y el Cónsul General de Bspaña en este puerto acaban de descubrir un plan fraguado por cubanos para volar uu buque de guerra español y al mismo tiempo interceptar uno de los vapores trasatlánticos españoles y apoderarse de una fuerte su- ma de oro que el gobierno español envía para pagar á sus tro- pas. •■Tratábase además de apoderarse del puerto de Nuevitas haciendo ciertos movimientos en la parte oriental de la Isla á fin de provocar la concentración de tropas en aquel rumba para debilitar la vigilancia de la trocha." A la vez se cruzaba el otro mensaje, do meaos alarmante, fechado en la Habana. Su conleaido era este: ■Ayer á las 11 y 30 de la mañana ocurrió una explosión que .se cree fué de dinamita ó de algún poderoso explosivo en el palacio del Capitán General. ■Las averiguaciones practicadas revelan que la expIosi6:i oca- rrjó en una covacha en la parte baja. Una parte del edificio que- dó convertida en un montón de escombros; las paredes que no cayeron están cuarteadas. •Ud cajista de la imprenta de la capitanía general fui he- rido. ■Al principio se creyó que había hecho explosión una to es. las medidas severas no es- casearon en todo el tiempo que la campaña estuvo dirigida poi él. Tenía órdenes del gobierno español para acabar con la in- surrección, y cumplía con ellas fielmente. Hoy que el éxito de la guerra no ha sido de España, se oyeu entre sus raismu.i compatriotas, muy duras recriiuÍuacÍone-i á SU pr( ceder, Pero (Son fundados los cargos que se le hecení Una de las cnestiones más viejas eu el mundo es, sin duda, la de, basta qué punto permiten los usos de la guerra emplear loa actos de crueldad. El que dispone de la tuerxa puede trans- gredir los usos y costumbres, ya que no se puede decir las le- yes de la guerra basta el límite que marque su voluutad. Yco- mo no se crea que esto es una mera teoría, recordaremos el he- cho de haber disparado la artillería alemana contra las ambu- lancias de la Cruz Roja, eu la guerra franco-prusiana. Recorda- remos los hechas que hemo.s narrado en la guerra de los Hstadoa Unido*, que se ahorcaban en las plazas públicas, después de confiscar sus bienes, á los part'datios de la abolición de U es- clavitud, ó los abolicionistas ahorcaban á sus enemigos. En nuestro país, ¡no tenemos una multitud de hechos análo- gos al de la ejecución de los jovencitos practicantes de medici- na, de ios mártires de Tacubaya, que en el largo periodo des- graciadamente fecundo en guerras, que acabamos de pHScr, se desarrollaron? No creemos asista pues ningún derecho de reclamar una con- ducta humanitaria á los que se lanzan á la guerra. La guerra es en sí misma el trastorno, la anarquía de todos Ifs derechos. El juez de ella es únicamente, lo ha sido y io será, la fuerza. Forestas mismas consideraciones lio creemos haya asistido DÍngún derecho á los Estados Unidos para inmiscuirse eu la cuestión de Cuba, so pretexto de las crueldades cometidas por Weyler. Los actos de crueldad no fallan en ninguna guerra, mas cuan- do esta es de larga duración. Weyler redobló sus esfuerzos para extinguir la insurrección á fines de 96. Después de haber establecido la línea de dcfettu llamada la Trocha, que dividió tas provincias sublcvadudt I 56 paite pacífica, inmediaU á la Habana, tlev6 á térmtao rápida- mente la leconcentTación de los catnpesicoa eo Us ciudades protegidas por la guarnición española. Eslabieció en la Habana el centro de §tis operaciones y co- municaba por telégrafo sus órdenes á los jefes españoles envía- dos á distintos rumbos para combatir á los insurteclos. Con estaH medidas, así como con la deportación á Fernando Poo de algunos presos polElicos y miembros de la prensa de la Habana, se creyó que la revolución estaba próxima á ler- Las expediciones filibusteras coulinuaban con pequeños in- tervalos. El ■Tbree Priends.uel «Laureadany el -Bermuda» ba- bisQ desembarcado grandes cargamentos y dieron margen á laa reclamaciones del ministro español Sr, Dupny de Lome díriji- das al gobierno americano, y como consecuencia de éstas, el primero de dichos vapores fué decomisado eu Jacksonville por orden del Ministeiío de Hacienda. En Noviembre del año á que venimos baclerido referencia presentaron al Ministerio de Relaciones de Estado-^ Unido» va- rías reclamaciones los ciudadanos americanos residentes eu Pi- nar del Rfo. lugar en que se había localizado la guerra. Pedían se les indemaisara de tas pérdidas que la revoludóa lea había ocasionado. El presidente Cleveland viéndose cohibido por numerosas peticiones de la Unión americana, pidiéndole fuese reconocida la beligerancia de los cubanos ó la intervención t-n la guerra de Cuba, no quiso tomar ninguna determinación. En visl<4 de lo manifestado por Weyler al gobierno español, eu cnanto á U terminación de la guerra en la Navidad, optó por esperar el resultado de la lucha. El gobierno español ante aquella actitud de los Estados Uni- dos, recomendó al general Weyler que redoblara sus esfuerzos para acabar con la insurrección cuanto antes, Y asf lo hito ea cumplimiento de las órdenes recibidas. El jefe insurrecto que mayor resistencia había hecho á ]as fuerzas españolas, distinguiéndose por sus actos de 7alüren los combates librados contra las huestes que mandaba, era enton- ces José Antonio Maceo, que no había querido someterse al tra- tado del Zatijóa cuando terminó la guerra pasada en 78. Maceo era hermano de otros seis jefes que por aquellos dUa, habían ya sucumbido todos, peleando en las filas de la insu- rrección. Iba siempre á la cabeza de sus soldados y contaba ys con 15,000 hombres que lo seguían. Logró sorprender la vigilancia española y trasponer el Cdrco llamado la Trocha, y fué el primer jefe rebelde que lo hacía basta entonces. 57 Weyler ordenó la persecución de este caudillo, personalmen ■ te, y eo los primeros días de Diciembre pudo ser muerto en una emboscada á donde lo condujo con falsedad un Dr. Zertuche, que era su médico de confianza. Muerto este jefe, así como lo habían sido ya antes Martí, Delgado, López Coloma, Serafin Sánchez y otros, se esperó más aún en la completa paciñcacióu de la Isla. t,\ día lo de Diciembre se presentó al Senado americano la siguiente proposícíóo, subscrita pot un senador de apellido Cullon: «Resuelto:» Por el Senado y la Cámara de Diputados que la extinción del derecho español y la terminación de la dominación españo- la en las islas que forman la entrada al golfo de México son ne- cesarias para el bieuestar de aquellas islas y el bienestar de los Estados Unidos. ■En la guerra actual que ba durado 2: nie.ses, España ha des- perdiciado ioo.ooo,ooode pesos, y llevada al campodebatallaá 300,000 hombres y niños, y como be dicho anles, yo creo que es deber de los itstados Unidos hacer uso de su gran poder pa> ra declarar y sostener como una prerrogativa de derecho que pertenece al republicanismo en general y á esta República en particular, que uo debe continuar esa masa de ruinas en las aguas de las Indias Occideutalcs, (cuyas olas tocan en uuestros puertos) por más tiempo que el necesario para acabar la guerra. ■Y si eso no da resultado podríamos considerar la convenieu- cia de comprar la Isla pagándola bien. Ya de eso se trató du- rante la adiuiuistracióu pasada. Y no es que queramos el terrl* torio, lo que queremos es que el mal tenga un justo arreglo y termine. Hagamos que esto tenga fiu pronto. Que cese el de- rramamiento de sangre y que se glorifiquen la libertad y la hu- ma nidad." VI Al priocipiar el año de gy las probabilidades de pacificar la isla de Cuba se multiplicaban ajuicio del CAbíuete Español. A raí/, de los triunfos obtenidos por el ejército sobie los re- beldes, se preparaba el envío de nuevos refuerzos para el ejér- cito voluntario, que linuiciiiMiía cu diez 6 quince tuil hombres más, con lo cual. dml,. iJia revoluciona- rias que iban perdiei" 'Aadose ana re- cursos, uoeraunsim¡<: iniiqlwDe patrió- tico de España el supui.^. -¡^^ «i..v.. ..-. ..^^... ^neMdAQdelas lluvias se habría logrado la icinitiai^iii* •'•^ •■ t/i'em stn dada. No contaba Bspaña para obtener estos resultados, coa la lo» gereticÍB de los Estados Unidos, q\ie, aunqae era solamente moral cotonees, bae{a eu la práctica muy embarazosa la con- ducta que debiera seguir con los insurrectos. Por nua parte la creencia arraigada cou firmeza así en el go- bierno como en el pueblo, de que el abandona de la Isla Íin< pilcaba la de.sbonra de la nación, no le permitía ceder un panto en el ejercicio de sus derechos sobre la colonia. Por otra, la per- sistencia en su maoeía de obrar respecto á los asuntos de Cu- ba le traería irremisiblemente un conflicto con los Sstados Uni- dos, que habían manifestado por medio de su presidente y mu- chos diputados y senadores, que si el &a de la campaña contra la insurrección uo estaba próximo, interveadrfan francamen- te, lo cual era imposible que lo tolerase España siu declararles la guerra. En este estado, continuaba la gestación laborante no ya eo Nueva Vork, Cayo Hueso, Nueva Orleans, Boston y las ciu- dades donde tenía juntas el partido revolnciouatio, sino hasta en los lugares más apartados. Hombres políticos de todas clases discutían públicamente los asuntos de la isla de Cuba, se adherían á la causa de los revo- lucionarios y condenaban la conduela de España, porque no había tratado en extinguir aquella guerra. Uno de los diarios americanos >E1 New York Journal" tuvo ocasión de recoger, en diversas entieviatas con los gobernado- res de los Editados de la República, sus opiniones respecto de la guerra de independencia de la Isla. • He aquí sus respuestas: El Gobernador Mathews, de Indianópolis: Favorezco resuel- tamente [a idea del inmediato reconocimiento de Cuba. I7o creo que seiía necesario tomar algunas medidas en el sentido de positiva intervención, pues si nuestro Gobierno llega á reco- nocer la independencia de la Isla, millares de hombres y millm- res de doHars serían puestos á disposición de la causa de esa in- dependencia. El gobernador Pingrie, de Michigan: Yo por mi parle favo- rezco la idea de la compra de Cuba por los Estados Unidos si no se puede terminar la guerra de otra manera; esto, probable- mente nos costará menos que emprender una guerra. El Cobernador Budd, de California: Si las atrocidades de que faemos tenido noticia son ciertas, el congreso debería proceder prontamente á reconocer los derechos de beligerancia de los li- bertadores de Cuba. ■ Jamás habrá paz en Cuba hasta que seao reconocidos los derechos de independencia. El Gobernador Evans, de la Carolina del Sur: Favorezco 1^ Ideft del reconocimiento de lus cubanos como beligeranUé; 59 Cuando hagamos este reconociinieoto, les prestaremos laiubiéo ayuda material y no veo que cosa más pudiéramos hacer por ellos. El Gobernador Mitchel, de la Florida: Favoreico de todo corazón todo aquello que pueda ayudar á la independencia de Cuba. El Gobernador Reufren, deOkIahoma-. Creo que este país de- bería reconocer los derechos de la beligerancia de ios cubanos. El Gobernador Aitgeid, de Illinois: Favore/co la idea del reconocimiento de loa insurrectos cubanas por los Estados Uni- dos, Tengo fé ciega en toda la América y en el pueblo dellU- uois, que con gusli luchará por la causa de la humanidad. El Gobernador Haslings. dePensylvania. Si la noticia refe- rente á la cobarde manera como fué muerto Maceo es cierla, opino por la intervención de este país, lanío reconociendo la beligerancia, como prestaudo ayuda material á Cuba para que logre su independencia. El Gobernador Holcomb. de Nebraska: Nuestro Gobierno debería reconocer los derechos de beligerania de los revolucio- narios cubanos. Su valiente Incha, por tanto tiempo sostenida para libertarse del yugo de la opresión europea, les concede el derechoá las simpatías de todo americano. Gobernador dé Missouri: Favorezco la ¡dea de ayudar mate- rialmente á la beligerancia délos cubanos, para ayudarles á la guerra de su indepeudencia, Gobernador Franklio, de Arizoua: Favorezco la idea de la indepeudencia de Cuba, pero no favorezco la de la intervención del Gobierno de los Estados Unidos. Gobernador Richards, de Mont:ina: Según mi opinión, los .cubanos deberían ser reconocidos como beligerantes, abrigo la iperanza de que obtengan su independencia. Gobernador Morrill, de Kausas: Mis simpatías e»'áD eute- mente del lado de los cubanos en la lucha por su iudepen-- dencia. El gobierno de los Estados Unidos debeifa prestarles cuanta ayuda pudiera y que fuera compatible con nuestros tratados con España y con el derecho internacional. Contestaciones pateci J.is á las anteriores fueron enviadas por 1 gobernadores de Wisconsiu New. Hampshire, Wyoming, 'irginia, New México, Colorado, Virginia occidental, Nevada, 'irgiuia, Wasbin— "■■ ^ 'i-'-- - Cuando fiieruij -. opiniones por el periódico referencia, no .neblo español ninguna sor- reja, couiu eta '1' ■■ lüzÓD á que ya poco antes se dado otro pa.->o tan» diícrtamenle encaminado & la usnr- lÓQ de lofl derechos de la soberanía de EspaBa. 6o El seiiador Cameron había preseuUdo á la cotnisiÓD de Re< laciones Exteriores en Washington nna proposición lefereole á la indepeodencia de Cuba, que fué aprobada y le encierra en estos dos puntos: ■Que los Estados Unidos de América reconocen la Indepen- dencia de la República de Cuba. ■Que los Estadas Unidos harán cesar la guerra actual entre España y Cuban En contraposición á estos precedentes del conflicto Inlertia* cioual aparecía la cordura de Mr. Cleveland, que no qtllso echar sobre s( la responsabilidad de haber sancionado la inde- pendencia de Cuba. Todavía más, hizo comprender á los partí darios de la causa cubana que las negociaciones en aquel senti- do, lio avanzarían un punto mientras el fuese Presidente de los Estados Unidos, y alejó por entonces los temores de goerra, conjuraudo el peligro hasta concluir su período eu Marzo, qoe desgraciadamente se aproximaba. Rl Sr. D, Autoulo Cánovas del Castillo Presidente del Qa- bínete español, seguía una linea de conducta no menos razona- da y juiciosa oponiéndose por todos medios ¿ las pretensiones délas masas populares que pedían ya desde cutonces uu rom- pimientocon los Estados Unidos, ■■Mientras yo sea primer ministro, dijo eu aquella ocaSlÓn. no provocaré ningún conflicto con los Estados Unidos, para defea* der siempre la dignidad y la soberanía española. Estoy firme- mente resuelto á seguir esa linea de couducta, siendo esta ni última palabra. Pero las instituciones republicanas por una parle, y lafkta> lidad por otra, ai rehataron de sus respectivos puestos en poco tiempo á aquellos dos hombres, cuya permanencia en elpoder hubiera hayado quÍ7.ás la solución al problema, que no baila- ron sus sucesores. No intentamos a6raiar que Sagasta y McKl^ley bayatl ets- pujado á la lucbn á sus respectivas naciones: no abarca el plsd de este libro la explosión de nuestros propios juicios y mDCtu) menos sobre una teoría que no podrá .ventarse jamás sólida* mente y con la que estaría muy enlazada tal juicio. PorqnB equivaldría á resolver esta cuestión: si Cleveland y Cánovas hubiesen continuado en el poder, ¿habría habido guerra? Na- die lo podría decidir con certeza. Se podrá conjeturar contáis 6 menos aproximación un resultado, pero no con exactitud, da* do el sinuúmero de circustaucias desconocidas que nodrlaa to> brevenir después, influyendo cada una aisladamente ó ea COD- junto para determinar soluciones distintas al problema. Las mismas multitudes que obligaron á McKinley y ftSf- gnsta á declarar la guerra, habrían quizás hecho otro tanto oQU I I 6i Cleveland y Canoas. Según hemos visto en Us anteriores pá- ginas no eran realmente los gabienios los provocadores de la guerra entre ambos psi'ses, si iio la seguedad inconsciente de las clases Dumerosa^, que amontonaba ofensas tras ofensas, snar- decieudo las pt)íerno e.spafiol. esperaad) en In inmediata pacificación • aprobó y trató de implantar una parte de las reformas proyec- tadas nuevamente, en la convicción de que esta medida com- pletaría la sumisión de aquellas provincias agitadas todavía por las revoltosos. No habían cesado aún por completo las escaramuzas en San- tiago de Cutía y en Pinar del Río, .sobre todo. Uua de las pri- meras providencias del Gobierno de McKinley fué U de aten- der á los amer'canos necesitados residentes en Cuba, En su men- SBJcde Marzo recomendó al Congreso In apr^bición de un cré- dito de 50,000 pesos con este objete. Rii el mismo meii:: aje de- claró que no abrigaba el mdri miníino temor de que las buenas relaciones existentes rntrc Bspañay América del Noite llega- sen á alti-rarfle prrr e:lt^^ces. Pi"' ' . ' ' . . . .- 1 1 lo americano la re ' cubauos, pu- do V t i-nle, que no quiso - ' había ftidoini- 62 El día anterior al en que Tué aprobada laf^ia'Ma re5oIucí4n, había atiuDcJado el general Weyler en Cuba oñcialiueate, la pacificación de la mayor parle de la Isla. El Presidente McKinley deseando obtener luforraes exactos de la .situación de la isla de Cuba y el estudo de SU revohición. había enviado á Mr. Calhonn, con el encargo de.toniar infor- mes detallados y rendirlos en breve al Gobierno, El emisirio aa hizo más que avivar los odios existentes ei\ire americanos y peninsuUies, por sus imprudentes gestiones, denunciando al Gobiernu español como encubridor de la verdadera situación en Cuba, que según él, era desastrosa y muy lejana de le pacifi- cación, que había asegurado Weyler. Ocioso será agregar que los insurrectos cobraron nuevos brfo9 con la presencia del enviado americano, al conocer sn inclina- nación á la causa de la independencia. El dfa 4 de Junio regre- só á Nueva York Mr. Callinnn. llevando el resultado de sos informes acerca de Cuba. Kn ellos ponderaba la liiste condición á que estaban reducidos los americanos en la Isla, y U necesi- dad de que los Estados Unidos inteivínitran en la terminación de aquella guerra, á toda costa. Uca leclaniación más fné presentada por el gobicrnn de Washington, por la muerte del Doctor Ricardo RuÍk acaecías en Cuba. £1 25 del mismo mes de Junio de 97, fueron absueltos en Estados Unidos los filibusteros que conducíen muDÍcicnes y armas rata Cuba eu el vapor DauniUíS. apresado por el era- cero "Wilmington" antes de desembarcar. • Kl juez declaró que no había pruebas suficientes para con- firmar su culpabilidad. El día Sde Agosto fué asesinado el primer ministro del Ga- binete español Sr. Cánovas del Castillo, por un aiiarquit^ta lla- mado Miguel Auge! Golli. Le sucedió en su puesto el General Azcárraga, interinamente. En Septiembre manifi-staba el Cónsul general de Estados Unidos en la Habana. Mr. Fitzbug Lee, á su llegada á Nue- va Yoik: -Nada anunciaba el fin próximo de la guerra en Co- ba cuando abandoné la Habana. Los negocios están paraliza» dos y no hay ni la menor esperanza de que mejore la situación ■ Apoyándose sin duda en los datos comunicados por el Cón- sul, el gobierno de \Va$hingtcn decidió enviar una nota at de España declarando que \i\ prolongación de la guerra en Caba perjudicaba notablemente el comercio y la industria de los Hi- tados Unidos é insistiendo en que se deberla remediar cuanto antes tan desastrosa situación. Esta nota fué presentada á fines de Septiembre por el Minis- tro americano Woodford, al Duque dcTetuán, Ministro de Re- laciones en Madrid. Ea seguida se presentó de : la reclamación de 75,000 I ividad de las negociaciones diplomáticas con les Esta- dos Unidos se calmó un poco á fines de Septiembre, por la re- nuncia del Gabinete español presidida por Ascárraga. Bl 5 de Octubre se reiutegró aquel cuerpo, presidiéndolo como primer Ministro D. Práxedes Maten Sagasta, que inmediatamente dis- puso el relevo del Generl Weyler en Cuba por el general D. Rainóu Blanco. Hasta fines de ese mes pudo ser contestada la nota del go- bierno aniericauo, por el de Madrid. Bu esta conte.stación .se enumeraban los sacrificios hechos por España paia concluir la guerra de Cuba yse describían las reformas que se iban á implantar á la llegada de Blauco; con- cluía con fsta frase: cE^paÜB no admite ni admitirá qne una nación extranjera intervenga en sus asuulos.» Cuando ati^i no liabiau transcurrido cuatro dias de la llega- da del geiitral Blanco, ya liabía enviailu e^te militar iiu men- saje «I Gabinete español en el que manifestaba que £e Iiabta formado una f.tvnrable opinió'i de las fjcilidades para sofocar U guerra completamente. Kntre lauto los periódicos españoles aseguraban que la pasrficacíón de Cuba era imposible, mien- tras los Estados Uuidos ayudaseu á la insurrección por medio del ñlibuslerismo. £1 general Blanco exponiendo la táctica que seguiría en la campaña contra la revoluciÓQ, dijo cu la Habana e! 3 de No- viembre en la noche, ante numerosos amigos suyos: «La con- < ducta militar que observaré es bajo todo punto diferente á la que usó el general Weyler. Haré guerra á muerte al euemlgo peto jamás verteré sangre de mujeres y niños.» Y efectivamente inició una política de conciliación, opuesta en todo á la de Weyler. Después de haber publicado uu decreto de amnistía para los presos politices, hizo suspender los efectos del bando de la con- centración; ordenó asimismo se procediese á la replanlación in- mediata de los campos y abrió subscripciones públicas para so< correr al sinuómcro de necesitados que hahid en In Isl.i. A continuación se decretó la libertad ' ■ s del 'Competitor» así como otros muchos am ? en las prisiones de la Habana. Eso.t booiu ino «1 decreto de autonomía de Cnh.i, rjüc p/. Oo- biemo peninsular, causaron muy íh; ni impicsióu en io^ K:.m- dos Unidos, I,a prensa madrilefia atacó rud.-.ii;>jntc al OjIi .» por la aprobflción del decreto de iiutonnuiio, 1- era autorizar la desorganización de la Patria, 64 En et primer mensaje siiuat, el presideale MoKtuIey míñl^ Testaba á priacipios de Diciembre que debería el pueblo ameri- cano abaudonar por entonces la idea de intervención en Cuba aute la conducta biimauitaria de] general Blanco y la libertad de los americanos piesoíi&n la Isla. Tampoco aceptó el recono- cimiento de la beligerancia, creyéndolo peligroso para el país. El mensaje concluía con estas palabras: • Si más tarde dok vemos obligados á intervenir en nombre de la civilización y de la bnmanidad. será preciso que esto sea sin provocación de nuestra parle. Es necesario, en una palabra, que observemos una conducta neutra, con la ieguridad de que nos aprobará el mundo entero, i Los insurrectos se negarou'entretanto á aceptar la autonomía concedida por Hspaña y continuaron oponiéndose á la domina- ción. La noticia de haber sido aprobado por el Gobierno español el decreto concediendo la autonomía, no produjo pues el efecto deseado. Al principiar el año de 1898 ta guerra de insurrección, que uuos dos meses antes parecía haberse extinguido, volvió á ha- cerse sentir en algunas provincias. E/)s trastornos consiguientes, ocasionados así á los nativos como á los extranjeros que residían en Cuba, dieron lugar ¿ uuevas quejas de los ciudadanos americanos, las cualts obraron de tal suerte en el ánimo del Gobierno, que se resolvió adoptar de nuevo la política de intervención, si loa atentados conti- nuaban. Esta actitud del Gobierno americano fué conocida por los ha- bitantes de la Antilla poco después, causando un desastroso efecto en el ánimo de los españoles, á la vez que alentaba á los rebeldes en la prosecución de la guerra. Por eso cuando á fines de Febrero hubo en la Habana ntta explosión de un buque americano, no faltó qnien calumniara á los españoles llamáudolos autores de tamaña desgracia. CAPITULO V. — iCuíl (aá \i •.■*«** deUc Üorknill >nbrcddÍetiníDi1e («dos LTnidM jiiie*B llegida I aias nueve y treinta y cinco minutos de la'uocbe del ][ 15 de Febrero de 1898, el acorazado cMaíneu de Ja N armada uorte americana, hizo explosión en la liahía yde la Habana, perdiéndose totalmente y causando numenisas víctimas. La primeras noticias oBciales enviadas á Watliington al Se cretario Long por el coinandanle Sigibee, capitán del buque, dicen: el «Maineu casi sumergido; ni> se encuentrau á Jhenktns ni á Meirit; hay pocas esperanzas de eucontrRrlos! se sabe que , veinliciintr» oficiales se han salvado; de los tripulantes, diez y ocho se encuentran heridos á bordo. «En el vapor «City of Washington» de la Ifnea Ward, en el hospital y en los hoteles, se encuentran cincuenta y nueve, por lo que hasta ahora se sabe. Los restantes perecierou á bordo ó cerca de) «Maine». ■Se calcula el número de los que sucurahieron en 353; los daños fueron en los compaitimíentos de los tripulantes, ■ Pienso mandar á todos los heridos al hospital de la Haba- Da. — GrmadoSigbee.B A las once y cuarenta de la mañBOft «leí ultno^ía t6 de Fe- brero, el sub secretario de 1 siguiente despacho de la H>bi el accidetile. — Nadie coaoce d j El mismo día 16 por U Urdajl Prensa Asociada, se recitHcroa é cablegramas; *B1 vicecónsul Spi sesalvatou. Bl capitáo Slgtibec se'eneoQlrnlx 66 do ocurrió U explosión y esto aconteció en la proa del bnqae. No tengo soipethas. dijo, y he kablado ton varios oficiales lo niS' mo gue con marineros.» Otro despacho, fechado el mismo día, dice: ■ Kl cructro español Alfonso XIII que se encontraba aocla* do cerca del uMaine» echó sus botes y salvó á treinta y sl«te tiijiulantes del buque americano. sSe cree que el or(gen fué la explosión del caldero del dína- mo de la máquina. El capitán Sigsbee se niega á hacer una de- claración sobre el desastre ha- ta que no se bagan las iavestjgft- clones necesarias. nEI gran nútneio de muertos, obedece á que la mayor paite de los marineros, estatian durmiendo ai estallar la explosión.» Un cablegrama de Madrid recibido en México, el mismo día i6, dice: •La noticia sobre el desasiré del 'Maine* causó honda impre- sión en esta ciudad, y se ha sentido mucho este incidente. Se publicó una nota semio-6cÍal á este respecto y el gobierno ex* presó MI pesar por la caiástrofe al Ministro Woodford.» Pocos (i las 'después, el Ministro americano en México, Mr. Powtl Claytoii, interrogado por un repórter, de un diarlo moy poco simpático á la cau^a española, refiriéndose al deplorable accidente, dijo; «Ni por lui momento supongo que los españoles teugan algo que ver con lo ocurrido. Los dos países conservan una paz ma- tua, y semejante arción habiía sido muy impolítica. Si el puerto de la Habana está defendido con torpedos, in- dudablemente el Maine fué guiado á alguna porción salvado ra. Esto I mrece comprobar el hecho de que cl buque de guerra «spaííol "Alfonso XIII" estaba anclada muy cerca del Maine. Solamenle en tiempo de guerra los torpedos son dirigidos i los puertos y en semejante condición, no pueden ser tocados por un navio. JgnalmcrtU no es creíble que un torpedo fuera «»■ viada del puerlo, porque esto inipticAría que les españoles íeníúK en su poder todas las ¿aterías de los puertos. • Algunas cabezas calenturientas, pueden haber salido en un bote y colocado un torpedo; pero esto sería muy difícil fuuerh sin ser cogidos, porque indudablemettte los vigilantes del fifaitltf. estaban ctimpUendo su tarea. Interrogado sobre el mismo asunto el Sr. Marqut^s de Bcn^ dat\;t, ministro de Espiifta en Míxico, dijo que •¿•y niilíftftB manera se inclinaba d creer en I.i teoría del torpe>'' otnis r.izones espuso la de que el «Alfonso Xfl guerra español, se encontraba anclado estrechaiii ne^' y lo mlís probable era que también el buque biese sufrido ;i verías áser un torpedo la causa de tj Y pora confirmar las palabras del Sr. Ministro (te ] 67 1^ producimos el siguiente mensaje fecha i6 de Febrero y del mis- mo origen que los anteriores, es decir, de la Prensa Asociada: «Corrió gravísimo peligro el crucero Alfonso A7// debido á lo muy cerca que estaba el Maine, sia embargo maniobró con tanta habilidad, que anclado junto al Maine, soltó sus botes, y tomó activo parlicipio en el empeño de rescatar á los tripulan- tes ayudado por los botes de los demás vapores españoles.» La prensa toda de la Península á su vez comentando el su- ceso pone de relieve los altos sentimientos de la nación espa- ñola, como se verá por las siguientes líueas de «El Liberal" fe- cha 17 de Febrero: ■ Una catástrofe de esa naturaleza, reclama los derechos de la humanidad, y los rencores de la política deben callar ante ella. Tales calamidades, interesau á lus dos países, aunque es- tén divididos y sean rivales, pues ellas hieren á la gran familia humana. "Nuestra noble uacióa haciendo un paréntesis á todo otro sentimiento, no puede menos que lamentar este accidente." Honda impresióu causó en Madrid la noticia del desastre, especialmente en los círculos diplomáticos. De ello se podrá JBzgar por el siguiente cablegrama de origen americano, asf como los que citaremos, fechados en aquella capital el iS de Febrero: «Todos los miembros del Gabinete y el cuerpo diplomático dejaren sus tarjetas en la legación americana expresando SU condolencia por el desastre del Maine y por las pérdidas de vi- das.' El presidente McKinley con fecha rg, envió el siguiente des- j>flcho á su ministro en Madrid; "Washington — ^D. C. Woodford V31inlstro, Madrid. I Sírvase manifestar á Su Majestad, mis agradecimientos por ríos mensajes de condolencia y simpatía que manifiesta en un telegrama que se acaba de recibir. — Firmado, McKinley.a También de la Habana el Capitán Ceneral Blanco, envió un mensaje al encargado de negocios de EspaTia en Washington, en nombre del gobierno colonia! sollcitaudo que'se sirviese manifestarla condolencia del Gabinete, por el desastre. El mismo Capitán General aseguró que según los iuformes porél obtenidos, "la causa de la |>rimera explosión, fué origi- nada, por seiscientas libras de pólvora de algodón y la otra por las bombas y cartuchos.» En 21 de Febrero, el comandante Naval de la Habana de- claró que «existen pruebas de que ningún pescado muerto vino á la superücie después de la explosión que hundió ^ Maine, y al ocurrir el desastre, no hubo el menor levantamiento de agua, que hubiere seguido indudablemente sí ésta hnbieñ do causada por una explosión submarina." A mayor abunda miento, un notable malino noTte-ameiicaDO el V ice-ai mirante Eiben, declara, según se lee en na telegrama fechado ese día ea Nueva Yoik, que el Maine voló por explo- sión originada en sus propios almacenes y que esas cosas y* hau sucedido antes.» Eu la misma fecha el capitán Sigsbee, comandante de] Mai- ni, telegrafió al Departamento de Marina, «que diariamente recibió nuevas muestras de simpatía y oftectmientos de ayuda de parle de las autoridades españolas.* En 32 de Febrero que se tuvo ya en Madrid un {nforine par- cial de los buzos, el Sr Sagasta declaró, «que por el exámea que han hecho del casco y del interior del buque, el desastre re conoce por causa algiíu accidente dentro det mismo buqae. ■ El propio día 22. se publicó el siguiente despacho: «dos ca- jas de diez pulgadas con municiones se encontiarorr, uiia era de las que hicieron explosión y la otra estaba llena de pólvora.' Le Temps, periódico francés de reconocida Imparcialidad, di- ce en su número correspondiente al 22 de Febrero: "No dudamos por un solo justante qne el Gobierno espafiol sea inocente en esta catástrofe que tanto se ha lamentado, y no encontramos palabras para condenar á aquellos, que por inte- rese.s mezquinos, intentan manchar la boura de una ntición, no- ble por excelencia, airtjándole á la cara la comisión de ua cri- men tan afntaiorio como el que dá lugar á este artículo. De- jemos que las cosas tomen sn verdadero curso, y al fíit veretoos que la cduía sólo fué un accidente imprevisto.» Con fecha 33 de Febrero, el corresponsal de la Prtnia AsO' ciada en Wa^hiDgto^. telegrafió lo siguiente al Burtau Central en Nasbville: fUü diplomáticu que go/.a de la entera confianza del Minis- terio, y que interpreta la actitud del Gobierno, me dijo esta maüann que {anio el Presidente McKinhy, eomo todos ios mient* iros de su Gabinete, tienen amplias pnteoas de que la explesOn del Üíaine nofné causada pof un acto, en el cual haya íenify iH- gerencia el Gobierno español,» ri La excitación popular eu Estados Uaidos, obligó á ambos gobiernos á nombrar comisiones investigadoras para descubrir el verdadero origen de la catástrofe. El 34 del mismo mes de Febrero llegó á la Habana el remol- cador «Right Arm,» para dai principio á los trabajos déla Corte Naval lovestigadora americana, que duiaron basta el l6 de Marzo. Antes de eutrar en conjeturas, bueno es citar un úl- liino telegrama relativo al asuuto, y fechado el 31 de Maizo en Cleveland. Ohío, dice asi: "Mt. Fraiik H. Monis, cuarto auditor del MlDislerio de Ha- cienda y amigo íutlmo de! Presidente McKiuley, hablando so- bre el desastre del Maine dijo que: «cualquiera que haya sido la causa de la catástrofe, el Presidente y los mioislros están seguras de que el gobieíoo espaiiol no ha tenido la menor In- gereucifi en el asunto.» Prr todos los despachos citados, de origen americano, se ve- rá que no hubo absolutamente nadie que no estuviese confor- me en que, fuera del incendio antes ó después de la explosión, todo pattió del propio buque; una de las conjeturas es que la explosión fu¿ (te los turpedos que llevava consigo el buque, lo que DO deja de ser ba^t3nte verosfmil. pues lo más probable es que el Maine no tuviera torpedos Whiteheads ni Howell, por lo que, con los que se iba á maniobrar debían ser los fijos, que lo.i ameiicanos cargan con dinamita, con lo que, y más si hubo antes una explosión de cakl^TH-. que iIícih el clii-qne iincial, no hay que buscar otra causa á la cntáslrcf:. Otra conjetura es la de haberse inflamado el combustíbfe li- quido qne para pruebas tenía á bordo, lo que cabe en lo posi- ble, sobre todo si era como experimento y no tenia todavía las instalaciones que son necesarias para un huésped tau peligroso. No es tampoco despreciable la conjetura de que la explosión de la caldera fuese de una de las que haya tenido con fuegos retirados, si el buque estaba con ciertas precauciones, fuegos retirados que son siempre del mayor peligro. Queda por último otra conjetura, que más que ninguua pue- de estar cerca de la verdad, y es que el buque se conservara en sou de combate, con municiones repartidas por las cubiertas, lo que en momeutos de combate es tan sólo de relativo peligro, porque todo el mundo está en su puesto; pero si este sistema se convierte en constante, y además se quiere aparentar que se vive vida normal, y hay foizosamenle descuido délas prerauclo- nes y entonces el peligro es InmiDetite. Es indudable que Ut lempesUddeQdia qoe se desariolló en los Estados Unidos «I _e^B|^JH||t|^ de la comisión In- vestigadora, dio oc*!-,^^^^^^^^^^»' - no de su bandera k l^^^^^^^^^^^frl Gobierno á decla- rar ana guerra, q dl dcexplicar poro Con tal motivo y 4 brela explosión de* dI un momento ctL 7° extenso y concienziiilo mtícnlo que sobre el asuuto escribió el teniente coronel J. T. Bucknill, y quí fué repn^ducido por ca- si todos los diarios frauceses y por algunos norte americanos, "El filio lie la Comisión invesligaiioia. dice, e* (Je tal impor- tancia, que sus individuos deberán oÍr con paciencia el siguien- te examen 6 critica de su trabajo emprendido con nn espíritu amistoso, por uno que desea únicamente cooperar en el esclare cimiento de la verdad del desastre del Mame. Con que única- menle consigamos refular la certeía del fallo de la Comisión americann, hübremos realizado una obra meritoria, que tiende á h-icer desaparecer la profunda aversión á España, que hoy prevalece en los Estados Unidos. ■ El Comité de Investigación trabajó durante veintitrés días, y su informe ocupa aSr páginas de pequeños caracteres, cons- tituidas en fiu mayor parte por un registro de las pruebas tes- tificales realizadas. Antes de entrar en el examen de este regis- tro, que en su perfección abraza mult'tud de opinioneí y de experiencias, y qne por consiguiente, es á m^ínudo confuso y en ocasiones contradictorio, bueno será refeiir ligeramente algu- nos hechos anteriores á la catástrofe. "Durante algunos años, la rebelión de los cubanos contra Kspañi. había recibido auxilio de los agitadores americanos, auxjlioqueel gobierno de Washington no había podido im- pedir. •En los comienzos del presente año existfa ya cierta hostili- dad, entre las dos naciones, cuando el 34 de Enero, recibió Mr. ,Lee, cónsul general de los Estados Unidos en la Habana, el si- guiente telegrama del Departamento de Estado en Washington: «Este gobierno tiene el propósito de reanudar las amistosas vi- sitas navales á los puertos de Cuba. Con este objeto, el Maiae irá á la Habana, dentro de uno ó dos días. Ruego á V. prepa- re un amistoso cambio de cortesía con las autoridades. — Firina- do— Day.» • El cónsul I^ee. contestó lo siguiente; «Aconsejo se retrase la visita, seis ó siete días para dar lugar á que la úitima exci- tación desaparezca. Veré á las autoridades y comunicaré im- presiones. El Gobernador General está fuera y no volverá has- ta dentro de dos semanas, necesito saber el día y la hora de la visita. — Firmado. — Lee. "El General Lee, fué á Palacio por la noche y leyó el tele- grama á las autoridades. Al otro día. telegrafió en cifra lo si- guiente: oHibana, Enero 25. — En una entrevista entienden aulorida» des que los Estados Unidos se proponen fines ulteriores al en- viar el buque. Dicen que entorpecerá autonomía, que produci- rá excitación y probablemente maulfestacioues. Piden que uo I I se realice liasta que puedan tener instrucciones de Madrid y añaden que si la visita es con fines amistosos el relrazo no ten- drá importancia.— /.«. Y después añadió, el mismo día: «Barco llegó sin novedad á las oiict de la mañana de hoy; ba^ta aliora do ha habido ma- nifestación." ■E«los incidentes, parecerá que no tieoeii nada que ver con nuestro estudio; pero demostraré á mis lectores, que tuvieron señalada influencia en el hallazgo principal del Comité ameri- cano, de que el Maine fué destruido por «la explosión de una mina submarina, situada bajo la quilla del barca, explosión que levantó el casco 30 pies sohre su posición normal» casi al nivel del bastidui tjúraero r8. Esa mina ha debido ser inny l^ande y esta deducción implica necesariamente: 19 Que la mina fué colocada antes del 14 de Enero, 30 O que la mina fué colocada secretamente junto á la boya no 4 ea la Ache del 24 de Enero. 39 O que se realizó esa operación después de anclado el bu- que. Respecto al primer punto, sí el puerto estaba minado antes del 24 ¿por qué se realizó esta operación y por qué razón ha- bría de practicarse? «El puerto déla Habana es pequeño. I,a extensión que pre- senta ha^Ia tres brazas de profundidad, no tiene masque una milla de anchura, y además un banco de arena, que partiendo del S— K, la hace aiiu más pequeña. La embocadura del N — O DO tiene en su mayor parte, en una extensión de ocho cables, j más que una anchura de un cable. V ahora preguntó: (Qué minero submarino que esté eu su juicio, va á minar la parte Interior de un puerto de esa naturaleza ó va á colocar una mi- na cercu de la boya no 4? Seiía lo mismo que colocar una mi- na, frente al muelle no i de los doclsí de Pottoioutb, y aun- que muchos y muy hábiles ingenieros, han estudiado los me- dios de defender este puerto, e^toy seguro que ninguno, ni aun eo sus uiomeutos más angustiosos, propuso minar las aguas interiores, frunteiizas á los muelles. ■Si las autoridades de la Habana, querían defender el puer- to, mientras pudieran resistir, era lo más fácil hacer minar la estrecha y larga entrada. TQdoU«b|J0 posterior de esta clase, se baria evidentemente iiiJaitK^^J||¿|||fcJ^tVlle á U ciudad que se extieude exl ' lado de la entrada disponer los cables, habría exigida cierto tiem- po, además de que su embarque en una Isncha de vapor ú otro cualquier barco á propósito y su colocación en las cercanías ét la boya w: 4 hubiese necesitado el concurso de nuoierosos npe- ratios: la operación de emplazar habría habido que realizarla • á 300 yardas de los rauelies ¿ 400 del buque alemáa GuisenaH y á 350 del crucero español Alfooso XIIL «De seguro hubiera sido imposible conseivar secreta esta operación, y sobre todo durante algáu tiempo. "Respecto al punto tercero, las anteriores deducciones canda- cen sólo á esta conclusión: que si el dictamen de \t ComUiÓn es exacto, la mina debió colocarse bjtjo el buque, después data llegada de ést» á la boya, «Sólo con examinar la prueba testifical, se adquiere la etia< vicción de que se observaba á bordo una extremada vigilaticia especialmente de noche, habiéndose establecido dobles gtiaf días y patrullas para estar prevenidos á la menor alantia f puestos en servicio todos los boles próxim^s al buque. ■ Nada resulla en dicha prueba más claro, que I» pcrnuadád existente en los tiipulautes del Maine. rfesde el Comandante hasta el último grumtle, de que el puesto era de peligro, ui» mandóse las oportunas precauciones, aun cuando ignoro si ir lausaron las redes contra torptdos. 73 ■" «El capitán Sigsbee, después de detallar las precauciones que hab{an adoptado, coticlnta diciendo: "F.l sentido de todas mis órdenes, tenía por objeto el qae eonsi' aerásemos el Maiae en una situación gue exijfa extremada vigi- íancia.» « ■Había centinelas en la proa y en la popa, uti contramaestre y uo grumete en el puente, otro grumete en la popa, un cabo encargado de vigilar especialmente el costado del buque que miraba al puerto, un oficial en el puente, y un contramaestre con orden de vigilar el costado del buque que daba al mar; una guardia vigilaba constantetnente por !a noche; los centine- las tenfan las armas cargadas, ele, etc.; precauciones contra los que traían fardos, suponiendo que podrían emplear dlnami- tA 6 otros explosivos, ■Entre los supervivientes que prestaron declaración, algunos pensaban que el barco fanbía sido volado por un torpedo, otros qne había sido cañoneado por una artillería gruesa, demostran- do que oficiales y soldados estaban persuadidos de los supues- tos peligros de su situación. ■Bn estas circunstancias es muy improbable que haya podi- do colocarse una mina poderosa después de la llegada del Afai- ne i 6o 6 ■JO pies de la boya cuarta, junto á la cual e«taba an^ ciado el buque por la cadena de estribor, lisiando la boya su- jeta sin duda como es costumbre, con dos anclas, con objeto de mantenerla en la misma posición, hubiera sido preciso colocar la mina bajo las naricea de los centinelas de popa y de proa, y debe recordarse que las fases de la luna fueron lassiguJentes: primer cuarto, 29 Enero;. luna llena, 6 Febrero y Último cuan- to, 14 Febrero. ■Con todas estas circunstancias es rauy difícil creer que pu- diera haberse colocado una mina tau cerca del barco siu que se supiese. ■En un meetiug celebrado recientemente en el "National Ci- vic Club,» de Brooklyn, mi amigo el Capitán Zalinski, que da- ba aquel día una conferencia, describió la mina que pudo colo- carse fácilmente y hacer explosión bajo el Maine. La descrip- ción no acompañaba al folleto de esta conferencia y después de ^ leerla, quise darme cuenta de la mina que pudo producir la ca- tástrofi^. según la comisión, y que pudo ser colocada fácilmente, Kgún el Capitán Zalinski. Una mina poderosa exije una car- g8 de pólvora de gran fuerz.i, pero no un alto explosivo; debfa ser una mina dt y " Miora bien, suponiendo que no fué colocada Ai- -. ya he demostrado las dificul- tad» que ge opi.: ^ ser lauzada? • Segurament:- _ Jiicla entre loa fondos del bu- ~l que y el lodo no ¿a püdiio icr mayor de 14 pies, distancia que ^ 74 apeou parecerá bastante psra ser responsable de un levanta* miento de 30 pies en la qnilla. Por lo tanto nna mina, de ha- ber sido lanzada, no debió hacerse á una profundidad que la hicieran embarrancar en el lodo. Su subraersióu se fijaría ea algo próxiitío al calad» del barco, y su resultado sería ona gruesa ola y no una quilla doblada. La idea de una mina So- tante es, en mi euterder, insostenible en lo referente al Afaime. ■ Para reasumir nuestro examen diremos: \o Que es una lo* cnra suponer que pudo colocarse una mina cerca de la boya número 4, formando parte de un sistema de defensas submari- nas, ó que este sistema pudo colocarse sin que nadie lo supie- ra, aún sin conocer sus detalles. «39 Que es inconcebible que se colocase ea aquel sillo una mina en la noche del 34 de Enero. "39 Que es absurdo suponer que se colocase una mina des- pués de! 24, á 60 pies de un buque cuidadosamente vigilado y «49 Que la suposición de una gran mioa flotante es también intolerable. ■ Después de leer el concienzudo artículo del teniente coronel Bucknill, (aúu babrá losensatos que ere »□ que el Afatni fué volado por una mina submarinaí ni. As( es que, según las declaraciones del Coronel Bucknill, del vlce-almirante Hrbeu, del corresponsal de la Prensa Asociad», y del mismo capitán general, la explosión no pudo reconocer como cansa un agente externo. Todavía más. se señaU ese agente: uno de los peligrosos explosivos que llevaba á bordo el buque. Pero supongamos por un momento que la catástrofe hubiese provenido de una causa exterior, ¿bastaría este sólo hecho pa- ra hacer responsable á Kspaña? Restaría probar que la cansa exterior obedeció á un acto in- teligente, que este acto inteligente fué de un español, y qoe habiendo sido de un español, la responsabilidad es de toda la nación ibera. Los Estados Unidos han declarado oficialmente que la causa de la destrucción del Maine fue externa, y de una manera tá- cita han inferido quo la responsabilidad toca á España, al con- siderarlo como el punto principal de las resoluciones del Sena- do Americano, que dieron lugar al uHimalum. También se in- fiere esta responsabilidad del becho significativo de haber man- dado grabar en las galletas con que se proveyó después áÍiii:>iia. — Htn- «^B del PreeidrDte McKínIey al Congreso ■mericann. — Rosolncinnei á^l ñe< nulo —EidtícWa popular ■"--'-■- VM demoscracioneB intí -au — E'.ultiaiaiiini— Eítitode IoíMídUIk» — Ni I fainos vis'o eu los capítulos antetitires á qué grado de citaciú-ji habían llegado los ánimos en las clases nu llmeroKas de tina y otra nación, cou motivo de las de- jS mostraciones hostiles que se habían hecho mtituamen- te. asi como por los incidetites de las discusiones en las cáma- ras auxericanas. La mítica bastante lamentada c^tástrof^ dd Maine, vino pues á comunicar este depósito de ext>I«sivos coaja corriente eléc- trica, y loi fílales resultados no st hicieran -sperar. Kl cuiigrcio americano & quien el populachi, poseído de íd- dignación, compulsaba, exigió, por decirlo asf, del presidente McKinley la comunicación del inolvidable mensaje de 1 1 de Abril, en el que declarase la ingente necesidad de intervenir cuanto antes en la guerra quo se librabn en Cviba e.itre espa- ñoles é insurrectos, psra pr)rt=rU fin y garantir los l-itereses de loa ciudadanos de los Estados Unidos. Bastante fnerou discu- tidas y condenadas á la Ihe de la lógici y del derecho de gen- tes, laü especiosa^ razonen que alegara Mr, McKínley para de- fender tan injusta intervención y disculpar un verdidem alen- tado contra la soberanía de Esp^iñi. Por lo mismo no in^istire- nios en protestar y noscontracrtmoa á narrar los hechos, con el laconismo cuníucente i nmistru prupójllo, H£ aquí el coDteaída dul niensaie: ■Obedeciendo al prce. tjue ordena al Presidente dar tnfomi cíi tierupo, so- bre el e-itado de la situ tisidcración de algunas medidas, que ju<^.i.r i.vys^u»-. c - .;c mi deber hoy CubS' 78 áíü. dirigirme á ese poler, con nioiivn de la grave ociáis que i lim suscitado éntrelos Estados Uní Jos y España, sobrfvenlda por la insurección que dala desde hace tres años en 1h IsU Cuba. «Procedo de esta manera, por las relaciones ínlimas qU' ligan con la cuestión cubana, v es necesario que nuestro bienio adopte uaa política qu- esté de acuerdo con los pre tos impuestos ñor los fundadores de la República, y »elig1a( mente observados por los administradores anteriores, Iiasta 1 fecha. ■ La actiin! revftUició'l noes masque la sncesión de ntras jn- suireccioiies se'iiej:intes, qne se han llevado acabo en CobS; contra el domjiiio español, desde medio siglo tu, U^ ciialeí han ocasionado á los Estados Unidos niuclios gastut par* bd respetar las leyes de la neutralidad. ■ Estas mismas le han causado al cnmercin amertcann de.s pérdidas, trayendo por consecuencia la indignación entrt los ciudadanos; agregad.i á esto la manera ciuel, bárbara y sal- vaje de coducir la guerra, ha herido los corazones y of^udido las simpatías humanitarias de nuestro pueblo. j • Desde que comenzó la presente revolución, esta nacíór^ visto desaparecer las riquezas de esa isla á impulsos de I guerra sin igual en lo- anales de la historia de Cub.i. y siit mejaura entre las guerras contemporáneas de los pueblos! luchan por su libertad, oNnestrn pueblo^a presenciado descender deídí la opul cia basta el gradomás ímümo de miseria á los habitantcíi;^ comercio lucrativo arruinado, y al pueblo perecer pír milla de hambre y de miseria. «Nosotros luismos nos hemos visto obligados á obs^r?; lia estricta neutralidad que nuestras propias leyes ordenan, ip ra evitar cualquier acto que podría c.ilÍ6carse como ana ftyii| á los cubanos. ■ Nuestro comercio ha sufrido, el capital invertido pOr ntiíS- tros conciudadanos en Cuba se ha perdido casi, pero el temple y paciencia de nuestro pueblo ha sido puesto á prueba t^n pe- nosamente, hasta producir peligrosa inquietud entre nuestroa propios ciudadanos, que han encontrado de modo inevitable 3^* expresión en la representación nacional; de modo que se ím pora en el conjunto de nuestro ser político, acrecenta la att ción y queda 6rme en el camino de esa franca devoción al ai Unto interior, qne se convierte en propio interés por la ríquei nacional, cuya máxima primera ha sido evitar todo > con las potencias extranjeras. ■Todo esto debe necesariamente haber despertado nueal ansiedad, y por lo taoto, ha provocado el mayor interés de g I te de esií gobierno, lo mismo que del de tni predeceíor, en este «Hd Abiil de 1S9Í los males que reiientía nuestro país por la guerm de Cuba, ge hicieron tan onerosos, que el Presidente Cleveland hizo un esfuerzo para conseguir la paz por medio de la intervención de este gi;bierno. que tendiera á un liouorabla arreglo de la contienda eotre España y su colonia rebelde, so- bre las liases de uu programa efectivo de gobierno propio para Cuba, bajo la bandera de la soberanía de España. ■Fiaca^ó ante la repulsa del gobierno español, que estaba entonces pn el poder, que 110 quiso tomar en cuerna ninguna forma de mediación, oi siquiera uu plan cualquiera de arregla que no se basara en la sumisíóa completa ds los insurrectos, y solamenle entonces sobre tales bases podría España conceder algún arríglo. "Ln guerra ciuiiuuaba síu abatirse. "La rcsísteucia de los insurrectos no disminuía de ningún ■ modo. "Los esfuerzos de España se aumentaron con el despacho de nuevos cunúngenles á Cuba, y con la adicióu á los horrores da la lucha, de una nueva IJ inhumana fase sin precedentes en la historia mu.lerna de U civilización, en los pueblos cristianos. "La política de desvastnción y reconcentración inaugurada porel bando del Capitán General pubücado el 31 de Octu- bre de iS96en la Provincia de Pinar del Río, se extendió después & toda la isla, á donde alcauzaba el poder de las armas españo- las por medio de ocupaciones militares. "Tudos los habitantes del campo, inclusive los que se dedi- caban francamente á loa trabajos de agricultura, fueron recibi- dos en el interior de las ciudades guarnecidas ó en plazas aisla- das defendidas por las tropas. "El tráfico y cambio de provisiones de todas clases, quedó piohibidü. "La llama del incendio se extendió por todas partea; loa mo- linos y los ingenios fueron destruidos, y en poco tiempo todo lo que pudieran conducir á la desolación y á la ruina y destruir lo útil para la vida del hombre, ó para su alimentación, fué ejecutado por una y otra parte de los dos contendientes que le- DÍan puder ásu disposición. "Cuando hace un año la actual admínistraciól] se Iilxo cargo de la cosa pública, la llamada concentración fc había hec' efectiva en la mejor paite de las cuatro provincias occidentfl' Santa Clara, Matanzas, Habana y Pinar dtl Rio. ■La población agrícola estimada en 300.000 ó minhlblt^ foé encerrada en las ciudades ó en sus inmediatas cent privada de los medios de subsistencia, destitaida de loa a cifra de muertos Iba n las cifras máf prudcD >Ias. la raorUÜd^a j coasecueacia-':. exc«i masprudcD- ai i los desgi^^^fl de vivir, abandonada eoteramente y expuesta á las tais espan- tosas condiciones. «Como se extendióla escasez s insinuaciones del Gobierno becbas por medio de nues- tro Enviado, con el fin de mejorar ínmedtala y positivamente la situaclóo de la Isla, aunque no aceptadas en todo, íie admi- tió una cierta forma de mediación, y fueroii contestadas alegan- do que se daiía á Cutía un gobierno autonómico, sin esperar que la guerra terminase, y que la guerra seria conducida de una manera más humana. • A fínes de Noviembre ya no habla ningún cíndadano ame- TÍC8U0 en las prisiones españolas. «Mientras las negociaciones se llevaban á cabo aumentó el desamparo de los desgraciadas reconcentrados, y el estado de estos llamó seriamente la atención. Esta medida de socorro puesta en práctica por el Cónsul General, fué recibida con gra- titud. Los esfuerzos hechos por el Comité Central, fueron de benéficos resultados. Se hicieron los arreglos necesarios para el transporte de las provisiones á Cuba. 'El Presidente de la Cruz Roja americana y representantes de oirás sociedades, v'sitaroii generosamente la Isla y obraron de conformidad con los cónsules. 'Lh guerra en Cuba es de tal naturaleza, que parece imprac- ticable la subyugación y el abatimiento de uno de los dos par- tidos contendientes, por medio de un triunfo militar. Alterna' tivaniente prevalece el agotamiento físico de una ó de otra par- , te, ó quizas de las dos. Tan espantosos resultados de la pre- sente lucha tiíiicn que .ser debidamente considerados con equi- * dad }>nr todo el mundo civili/.ado, y más que todo, por los Es- tados Unidos afectados y lastimados, como lo están hondamen* te en su íntima existencia • Con tales ideas, dijo el Presidente, que había sometido el 27 de Marzo, proposiciones finnlef al gobierna español relativas á uu armistido. hasta el !'• de Octubre, para las negociat ' paz. medianre sus buenos uncios. ■ La respuesta del Gabinete español, recibida el jr do — continuó— ofiece como medios de pa/ tn Cutaa. establecimiento ai depattanienlo del G' i to fuera necesaria la coucutreucía de i.->! los rexnlladus finales, aparte de lasfacn!. Constitución al Gobierno Central, no mc' --^j SEGt-NDO: «Debemos á nuestros coBciudadanos en Cuba auxilio y pro- tección, y la indemnización por la vida y !a propiedad que nin- gún gobierno puede afat darles ó concederles, y con este obje- to acabar con las condiciones que loa privan de toda protección. TERCERO; «El derecbo de intervenir puede justificarse por los muy se- rios perjuicios al Aimercio. al tráfico, y á los inlereses de nues- tro pueblo, y por destrucción de la propiedad y desolación de la Isla. CCAETO: ."Lo que es de mayor importancia: la actual coudlcitill de Joe asuntos cu Cuba, es uua constante amenaia á nuestra pAZ 'in- terior, y ocasiona á este gobierno enormes gastos, Estos elementos de peligro y de desorden ya citados y cooor cidos por trágicos acontecimientos, han movido profunda y justificadamente al pueblo americano. Va transmití al Con- greso el informe de la Corte Naval investigadora sobre el desas- tre del fMaiueo ocurrido en et puerto de la Habana, en la no- che del 15 de Febrero. «La deslruccióu de aquel hermoso buque cansó pésima iíji- presión é indecible horror, y ai'iu mayor, al dir su fallo la Co- misión investigadora de que la explosión fué exlerna, ocasio- nada por una mina submarina. •iNc> se señalan aún las responsabilidades: éstís se Sjarán más tarde. iNo cabe' la menor duda que el desastre del "Maioe" obede- ce á UBB CBÜsa exterior. Esta circunstancia demuestra que el Gobierno español no puede garantizar la seguiidad de Itis bU; ques de la marina americana en el puerto de la HabátlBr^ábé se dirijan con una misión de paz. España ba pedido á'este Gil- biertio que la cuestión del «Mainc" se someta al arbitraje, pero W'fleclaiÓ que no había tenido TeB{iaesta,& este mAisaje. . . . i BXA-Urgft expedeocia h* prubaJo iiuc el uHuui .U- nL itaU ' estaciofles; pero no hk &iJo »i>ii. ' '>Ut oo puede cxtLogoirse por los aviu..!-- , ■ l/t tínica esperanza de auxilio y de ii.i)0»i) tU' iuiat.:tiL>dk'Íált que uo puede pialongarsc. c& 1a paciGcMclóii de Ciibu. l{n ugttl- bre de ia bauauidad, eu iiombie de lii civiHrArl^n. cu nombr* de los intereses amerieaao.s t|uc ; ' ' ' ' litty el deber de hablar y bocci que i i • KnvisU deestoshccIiO-iy d>- . in «| Congreso autorice y faculte al Tu . . i '■' 'M- dldasy asegure la completa terminaLtóii ^k lu.i Iiü^uliJinii;! oft> tre el gobierao espaüol y el puoblo cubano, a^l cuino \m» iJn-.i'Miii luí vuliiM de IpB necesitados en la Isla, rccomlaiuu que lan dlntrlbudón da los socorros continúe y que «e vote una leaoluclón, para MÍl!-lH'f>^; á$. talle» qoe todavía ao ae me luiii cumjinlr^ '^ ■Esti drcuDitaoda, conodraacoMtd' r . uUa, atoj aexttro que recibirán de voaolrui ■ - "t fp Ua sai^Bita* dellbcradooca en qiw vil» í • ^crta medida citrileoc tmesM /«H»lt4/l'/c, Mb reagudo auot/aa laptiacioiMí», ' asante de la paz. SI fracuan. aoianwat rC-de JLbcU ¿d comente afiv. y jtor mta nayM^' j US votM contu tcfÍDU y ^ctc. - (rMiuw ite algnlítcafÍJi Mía jua- 4 8« 1 que bao eXlH 'Bn virtud de las espantosas condiciones que b por más de tres años ea la Isla de Cuba, tan cerca de n»e«H propias fronteras, que han conmovido el sentido moral ^Qllf licitó de e&te depar lamento sus pasapprles, de que íu¿ p^ouj ayer tafde. £1 JJioistio Woudford en Madrid recibió n) mia tiempo iastruccioaeü para hacer ídéutica notificación al C bierno español. He aquí el texto del meosaje dirigido al MiaistiOL "AímíJ^ de 1898. Woodford, Ministro, Madrid — Se ba prQpqrcioiu usted el texto de las resoluciones aprobndas por el CougtM \qs Estados Uuidos el 19 del actual en relación con la pífiií ción de la Isla de Cuba. Obedeciendo e£« acto, el FTe£\ie¡o^^i deua queintnediatameote comu'-iique dichas te»oÍuclop'e5 al ( bierno de Madrid, acompañando un aviso de este Gobierna Gobierno de Espa&a para que renuncie á su gobierno y ai^tf dad en Cuba y retire su fuerzas militares y navales. A) áati te paso, el Gobierno de los Estados Unidos prolestftCiae nofl ne intenciones ó disposición de ejercer soberanía, jurisdicci^ dominio eu la Isla, excepto para pacificarla y afirmar &u dt^ minacióu; que cuando logre su objeto abandonará la Istd ayúdala á sus habitantes bajo !a clase de gobierno Ubre ¿] dependiente que deseen establecer. Sí al dar la bors del mea) día del sábabo próximo, el día 23 de Abril, no se La comunicado á este Gobierno una respuesta satisfactoria i e»(a demauda y, resoluciones, por Us cuales se obtenga la pacificación de Cyj el presidente procederá en ei acto y sin más aviso, liná,. uso de Itis facultades que le otorga et Congreso en dicbaan luciones á lievarlasá efecto.— (Firmado) ShnmaH. El Embajador de Francia, Mr. Cambon, y el Mít Austria, Mr. Henegemuller, se encontraban en la I^gad de España cuando el Sr. Polo Bernabé recibió la copla dcQ timatum, Inmediatamente se hicieron arreglos para coodM los muebles y enseres de la Legación de Españi á la de 4 tris; estos incluían los arcbibos y la bandera española. £1 \ bajador de Francia y el Ministro austríaco obraron juntad] te eu el manejo de los asuntos de España entretanto. El Sr. Polo Bernabé, á pesar de que había perdido I perauza de evitar la guerra, mantuvo la más discreta r En el exterior de la Legacióu encontrábanse uo teuieafl un oficial de policía, de guardia. . « A las diez y media, bora en que se presen taiou los U¡t(t|a de Francia Austria y Bélgica, aún no se tenía aotici^ fit^nf se habían fiirmado las resoluciones, Atas'ti soa.^^in » 9Í(í»<í C»*>'*'«P*> ^feí -Míoistérto' áe Rdatíiiriefi sé pfetehtSjl^, la Legación y de utia mañera iflCotiVéáiente, dijo 4ué féaía-fiD mensaje del Miuisterio para e! Ministro de Espafia; el Sr. PÓlt^ Bernabé pidió permiso a! Embajador francas, con quién eiá edos mom«nt(}9eslab9 ocupado y recibió al mensajero en eloóJ nMdOT; vló la cubierta, y notando que era el ultímatuní, dijo al mensajero que esperase la respuesta. Esta ya estaba prepa- rada. No fué una oontestacíón al ultimátum, sino una solicitud d« 9119 "pasaportes. Hé aqní el texto de U solicitud; ' «líCgaciáii de España», Washington, Abril 20 de 1S9S. — Sr.' Secretario: Las resoluciones adoptadas por el Congreso de lo* Bstados Unidos de América y aprobadas hoy por el Presidenta Son de tal naturaleza, que mi permaueneia en Washington se hace imposible y me obliga á suplicar & usted me exHendarntó pasaportes. La protección de los intereses de España sé.hit encomendado al Embajador de Francia y al Ministro de Aus- , ttla-Udgtfa. Con esta ocasión, por cierto bastante penosa p?-:^ ni mf, tengo el honor de reiterar á osted las muestras de mt mayor consideración. — Luis Pola Bernabf. — Al Hon Jolm Shetman, Secretario de Relaciones Exteriores de los Estados' Unidos, u La carta fné enviada al Ministerio de Relaciones, por el Mi- nistro, y volvió á reunirse con sos amigos, esperando recibir aus pasaportes. Inmediatamente cesó la calma en la Legación y se hicieron ios preparativos para la partida y el envío de ex- tensos cables á Madrid. Todos los efectos oficiales y personales, ya desde tiempo empacados, fueron sellados y lacrados. Se hicieron arreglos con el ferrocarril y estaban listos para partir el Ministro Polo Bernabé, el primer Secretario, Sr Juan Otiboc, los segundos secretarios Sres. Pablo Soler y Acqueroní, el tercer secretario Sr. Balarza, los attacliés, los Sres. Pía y Almeida, el attaché militar, Capitán de la Casa, el attaché na- val, teniente de Carrasta. Después de abandonar Wasbíngton el Ministro Polo, hizo pública su partida. Estas peraDQas se dirigían, sin pérdida de tiempo, á España. Además dé ta nota, solicitando sus pasapor- tes, el Ministro español acusó recibido del ultimátum. Xa exitacióu de la ciudad hizo al edificio de la legación ser el centro de curiosidad de gran námero de gentes. La solicitud de! Ministro español para obtener sus pasapor* tes, se prove>6 á las la. 45 entregándoselos al Sr. Polo un men- sajero (un negro) del sub Secretario Day. Los pasaportes iban acompañados de una nota del Secreta- rio Shermao, en que le expresaba su profundo sentimiento por haber sido conducido á dar este paso. En la misma noche el gobierno americano trasmitió á su Ministro en Madrid el General Stward L- Woodford, para que 90 lo presentase al de Españí,. el texto del ultimátum. Mr. Wood- ford coatestó con el siguiente despacho: Moraenlos antes de preseoUr al gobierno espiñol el uütmu- tum délos Estados Unidos, fní notificado que las telaclones di- plomáticas entre las dos naciones quedaban rotas; he recibido mis pasaportes, entregado la Legación al Embajador de Ingla* ierra y salgo para Parfs.» Efectivamente, el Ministro Americaao se puso en camino y el siguiente día 33, llegó i la frontera. El tren que lo cocducfa fué atacado varías veces á pedradas, siendo necesario que lo protegiese la guardia civil con los marrazos desenvainados. La excitación aumentó considerablemeate, á causa de que en Valladolid, pretendió aprehender la policía a un miembro de la Legación americana apellidado Moreno, á lo cual se opuso resueltamente el Gioeral Woodford. En varias ocasiones ocurrieron incidentes más ó menos gra- ves. Los estudiantes del colegio milita' de Segovla subieron & la plataforma del tren gritando ¡viva España! Desde Tolosa á San Sebastián un fuerte destacamento de policía custodúba el tren. En los momentos de entraren territorio francés, estaudo el tren detenido, se agrupó numerosa multitud y empezó á pedir que hablara Mr. Woodford y á preguntarle si tenía algoqoe decir. Este hizo, una significativa señal de asentimiento, y ba* biéndose restablecido el silencio, salió á la plataforma se descu- brió cortesmente y dijo: —; Adiós! CAPITULO VIL Li nliilailek HBb«n«iielCousul Lea. — RompiniieiiU) delulinatílMules. — 0»p. tur» de la barca eipaCinla Bit«nar entera. — SatíiU (ie U cicgvlrB amcrican*- — Elbloinioo Jo Cuba— 0i'cl»(»d iieg del Gabisrno e»i>«í>ol y rUI llener»! BUdco. — Las nolencliu te duclaran neutrales — NueVd preclama ila Me- Kinley. a solo los Ministros de las dos nacioaes enemistadas I tuvieron que soportar las destemplanzas de la plebe al abandonar sus respectiva' cancillerías, según he- s visto; los Cónsules generales se encontraron en la misma penosa situación, y aun, muchos particulares que los acompañaron al retirarse. Pero ninguno de aquellos personajes se vló tan groseramente , denostado como Mr. Fitzbugh Lee, ponsul americano en la Habana, sin duda por la activa participación que había tenido en la cuestión cubana, cuyo desagradable epílogo se iba á pre- sentar. Cuando se dirigió de su residencia al vapor que debía conducirlo á los Estados Uoidos, asi como á sus compatriotas que se embarcaban con él, fueron todos silbados y apedreados por el camino. De la multitud salían gritos de «fuera de aquí, yankees cochinos,» y otros parecidos. liste incidente contribuyó no puco á que, cuando el Cónsul General de la Habana fué recibido en audíeucia privada por el Presidente McKiiiIey, diese muchos exagerados informes de la situación, inspirados en el deseo de concitar las iras del pueblo americano contra los españoles, por el efecto de indignación y el deseo de venganza que en su ánimo habían producido aque- llos actos. Antes que la solución pací&ca del conflicto internacional se hubiese hecho imposible, comenzaron los preparativos de gue- ira en los Estados Unidos. Desde el año anterior, y bajo la dis- culpa de que los buques eran recientemente comprados y debfa^ KasKyarat la puntcrfir de stii cañonea, se pni^tci ros simulacros de combate en los ejercicios de tiro al blaiwc Hn Bspaña poiel contrario, se hacían, sio precípiudÓD, eoo! posttiras y reparaciones, cuando la guerra estaba en víspen de declararse y aún, muchos de sus navios concurrleTOo á| lucha con serias averías en sus máquinas, según tendrtm08a¿| slón de verlo después. -■ Esta nación c<^[iró algnnos, á últliiia liora, abligada á d cerlo, mis bien por los doiiatfvo* qué líbefafmeme poofas 49 disposición cotí este objet) las colonias de la América Í*^M que por haber premeditado la guerra naval. 1^ Debemos mencionar las fuertes sumas enviadas por las «A crípdoaes de la colonia argentina, y la mexicana especialmci te. que en dietintas partidas y ocasiones llegó á remitir un mi 1I6d de pesos, y habría continuado la colecta para contríboii la compra de buques de guerra, si ésta no se hubiese declai y la actitud neutral del gobierno de nuestro país no lo ha) impedido. Las dimensiones de este libro no nos permiten, como I ramos, reproducir aquí la distribución que se bisú de. l' liosos donativos, muchoadeloscuales, nosólofaet prar buques de guerra, sino también para aliviar 1*1 miseria que había en las clases meucsterosas de CObjC decir que además de metálico, se enviaron mncha! víveres consistentes en harina, semillas de lodas clases, etc. Los Estados Unidos compraron en Abril los buques *Pní» «St. Lou¡s,« .-SL Paul» y «Nitcbroy,» ni El día 32 se declararon las hostilidades oScnliiKiita leotl uno y otro país. ' iisd* £1 primer acontecimiento de la guerra fué la oaptim, vrtlG cada por el cañonero americauo Nashvllle, de la barca espa6t la «Buenaventura" que con un cargamento de doelas se dirigí á Vera cruz. Era la "Buenaventaroj' una embarcación de cien toneladas, tripulada por veinte marineros. Kl cafionero americano comer z6& dispararle granadas, apenas le dió vista, muy cerca é Cayo Hueso, por lo cual hubo aquella de rendiree friendo COt ducida al puerto por su apreheusor. Esta presea que se reputó injnstanieute consamada, por c conocerse aún la declaración de guerra, dio origen Á las f>rotei tas de los dueños de la "Buenaventuraa sin que nada hubiera obtenido, á pesar de lo justificado de la reclamación. Por I demás, vino á inñuiren tas gentes supersticiosas, goienet auguraron nada bueno para los españoles, de, uoa ¿uerEii^f oomenzsba con la pérdida de una barca c^oMÉm*^ «gnificativo. i'^eulsopa I Bo el mismo 4(a se co^en^ó á hacerse á U .n^ I4 (scf^^a KfiéHcadá def jTorte Atlántico, z'arpaiKÍó á las 5.45, a- m- cpH; ^ñiubo al eslrecíio de la Florida, que es el puiílo por doude ae . :iiQT eicteiisiÓD de luar entre Cayo Hueso y la Ilaijana. " Estaba compuesta la escuaclta del buque almirante acoraza- db «Nueva Yoik.B el "lowa» y el «I^ndlatu» ios crttceroS|«M,«- blead,* ■Delroil" y "Nansviüe," los «ailiierós «Puritaii.í'nHe- leca,» •Witlmiugton.i' «Crístine," «MachlasN y nlíew-Port,» el monitor "Auphitrite,'' el «Mangrove.» el ^May fiover" y los tor- deros "Cussing," "Dupout," "Pbrler» y "Footering." Fué tambiéu firmada en igual fecha pot e! Ptesidenle Me- f&inlejr la proclama eu que tiollflcaba á las nflcfoiieS el Woqiíeo ,*del Puerto Óu la Habana por la escuadra ameri'can%. SI documento dice á la tetra. ' ' Bl Presídeme de los Kstados Unidos de América proclaiDB,' jne facultado pnt laa resoluciones del Congreso aprobadas el dta 20 de Abiil 'la 1S93, se dirigió al Gobierno dd España de- mandando á diclio Gobierno que renuncie Su autoridad y go- bierno eu la Isla de Cuba y retire sus íueTMs militares y nava- Íes de Culia y sui a;;iias; y que habiendo sido facultado para bacer uso ds lan fuerzas navales y mltitares de los Estados vnl*' ["dos, y eo caso necesario, hacer uso de las guardias narioiíales 'délos hitados, para llevará efecto esta proclama, el Presi- dente considera necesario iniciar y sostener el bloqueo He fa ooBtm Norte de U Isla de Cuba, incluyendo todos los puertos de 4fctu costa entre Cárdenas y Bahía Ilotida, y el puerto de Cien- fuegos eu la cosía sur de la Isla de Cuha, por lo tnnto yo Wi- Jliam McKinley, Presidente Constitucional de los EiladoaUní- * dos, con el fio de llevar á efecto las resoluciones menctonadas, por este acto declaro y proclamo que los listados Unídna de América han instituido y raantendnín el bloqueo de la costa Norte de !a Isla de Cnba, incluyeiiiío los puertos en dicha cos- ta entre Cárdeuax y Babia Honda, y el puerto de Cienfuego» «n la costa de Cuba, Cuniplieuáo con lax Uyes de lo» Bstndo^ Unidos y la ley de las naciones aplicable á este caso, una fuer-' xa suficiente se colocará para evilar la entrada y salida de "btl-' ODea á dichos puertos. Cualquier buque neutral que *e acerque o qu« fotenle s.-ilir de u» puerto sin pr¿vio aviso ó conocimteil* ti>del ealableci miento del bloqueo, serA oportnnnmeotí adver* MdO pocel Comandante de la escuadra bloqueadora y regislrt^ rí en BUS libros el hecho y fecha de la advcrlenda, y si éñVé' mÍMOO buque intentara entrar en alguno de loü puertos blo- queartores será capturado y enviado al puertci más cercano par» instrtiirle causa contra el casco y carsainento romo presa, al ee que así se estima convenicate. Baques «éntrales que se'tfo-' Cdeatreu «n dichos puertos íendráu un plazo de 30 dfaa piSV Mtir, contados desde el eslablccimlcolo del bloqueo. ' '" ' ' Y para lu constancia y fines consiguientes, firmo la presto te proclama y ordeno sea sellada coa el sello del Gobierno de los Estados Unidos. Dado en el Palacio del Poder Ejecutivo de la ciudad de Washington, este día 33 de Abril de 1898. A. D. y 1 22 de la Independencia de los Estados Unidos. (Firmado). IVm. McKinley." II Por im paite, el Gobierno colonial publicó un manifiesto en Cuba, protestando contra la interreacián de los Estados Dai* dos la cual se efectuaba precisamente en loi mometitos de iota- gurar el nuevo régimen que garanlia ampliamente la libertad política de U Isla, y cuando se iba á elegir el primer parla- mento colonial que reemplazaba la soberanía de Espaüa por medio de la autonomía. Kl manifiesto despees de agregar que los americanos no te- nían Otro propósito que la auexlóa de Cuba concluía con estas palabra»: ■ Es deber de todos los hHbiUntes rechazar la invasión. Re- cordad la conducta de los defensores de la Habana contra It in- vasilón Inglesa de Abermasle.> El Capitán General Blanco publicó también un decreto dero- gando el que concedía perdón á los insurrectos y sujetando f la ley marcial á todos los culpables de traición, crímenes con- k tra la paz ó contra la nación, revueltas, sediciones, etc. Loa aprestos para la defensa de la Habana se hacían con gran nctivdad, tas baterías se alistaban y los ayudantes de órdenes corrían eu todas direcciones llamando al ejército £ las armas. Lr artillerÍH de tas fortificaciones fué minuciosamente revi&u- da y lOB artilleros recibieron consignas de hacer guardia sobre los CBKnneK tuda la noche. El General Btauco salió para Santa Clara que se encontraba revuelta, y el Gobernador Militar, Ge- neral Arólas, asumió el mando de la Habaua. Los insurrectos continuaban haciendo oposición a) régioea autonómico implantado por España, alegando que faltaba el verdadero gobierno independiente; y que aquel sistema repre- aentaha la continuación del dominio colonial. Asi es qoe tA» luego como fueron derogados por el general Blanco los dccre* tos de amnistía y perdón por los delitos políticos, volvíerou á Mumlr su carácter intransigente los revolucionarios y se maal- üularou ableitameute aliados de los amencamos, proyectando por entonces un ataque sobre la Habana, que csperat>aa leria secundado por la escuadra bloqueadora, para obrar en cotDbl* nación. 95 La Caaía Q^n'a/ del Gobierno de Madrid, publicóel stgulcn- I te decreto, con fecha 34. de Abril: [ «Las relacioues dipioniáticas con los Estados Unidor están ro- [ tas y el estado de guerra ha comeitzado entre ambas naciones. Se han suscitado numerosas cuestiones sobre !a ley interna- cional, las cuales tienen que ser definidas con precisión, prin- cipalmente porque la injusticia y la provocación proviene de nuestros adversarios, y ellos son los que por su conducta detes- table ban originado este grave conflicto. 1 £1 mismo día la escuadra americana apostada frente á la Habana, se puso en líuea de combate, encabezada por el cruce- ro almirante "Nueva Vorlc> y dió gran presióu al vapor de sus máquinas á eso de las cuatro de ia tarde. £1 motivo de aquel movimiento fué el haberse avistado un buque entre la Habana *y Matanzas que parecía caminar con rumbo al Este, Bien pronto los buques americanos se pusieron í la caía dejando atrás á todos el «Nueva York< que marchaba con mayor velocidad. Los artilleros de éste recibieron orden de cargar y estar alerta Después de algunos nudos recorridos, se distinguió perfectamente la bandera española que flotaba so- bre el buque perseguido, el cual á todo vapor pretendía alcan- zar agUH de poco fondo. Cuando se encontraba ya á tres millas de la costa, y á una del Nueva York, empezó á disparar sobre el barco espaSol, que I era el «Pedro de Bilbao.» Este se paró y fué apresado por los \ americanos. Fueron también apresados los buques «Jover» y «Remus" en ^ las mismas aguas. El primero, español, fué conducido con el «Pedro» á Cayo Hueso. El segundo, alemáu, después de haber justificado que ignoraba la declaración de guerra, fue puesto eu libertad. La escuadra española apostada en Cabo Verde, esperaba ór- denes para marchar, y el Almirante Cervera mostraba gran Impaciencia por eutrar en acción El Capitán General de Cuba, Sefior Blanco, telegrafió á BU gobierno que los buques españoles podían ser ulilizados en cual- quiera otra parle fuera de la Habana, porque este puerto se bas- taba para su defensa. L« cuestión de subsistencias se iba volviendo difícil á con- secuencia del bloqueo. Los víveres Iodos encarecían notable- mente, y la carne era un artículo verdaderamente difícil para su adquisición. Con fecha a6 la Gaaln O/Sríai del Gobierno biilánico publi- có una proclama de neattálldad definiendo la actitud de laa autoridades Inglesas con lesMeto á los subditos íngloei duran- te la gncna entre GipiSi yv ' lados Unidos. Bl OobietnO «pailolebvió tcmbiéii i les púlenciasUnR cir- cular expresando su sentimiento por la dura n^esidad de verse obligada á apelar á la Fuerza para repeler la escaiidaloRS a^Te- sión > Después de referirse á la execrable conducta del Oeoeral Filzhugb Lee. la nota reproduce el texto de las resolncionefi del Congrest) marcando las t'iUimas palabras •cquio tratando de litiertai á los cubanos > Se predice también que Cuba no se declarará pacÍG:&da has- ta que esté lista para manejarse por sí misma. La nota da detalles de la ruptura de las negociaciones entre Kspaña jr los £stados Uuidos, terminando con la siguiente de- claración: rr£l pueblo español espera el ataque cou tranquila serenidad decidido á vender caras sus vidas y á defender con energía sus derecbos de perinauecer en América. Confía que en esta obn tendrá el apoyo de los cubanos que hnu permanecida fieles, ^B^ vola de loa mismos espadóles. > ' '• '* '*' ■'■-"W'líl MiniíteTki de Guerra y Marina de Estados ÜnMíijí 'm 'Héí*tÍttgifta fá'itíayor actividad. A la vez que babía sido fiiafcifí- cada la proclama del presidente McKinlcy llamando á taa.aí- mas á los voluntarlos, £e4iab(a dirigido un mensaje al Coiii^»- ro Dewey, que se bailaba entonces en e! mar de la Cbioa, ptra que alistase su escuadra y se dirigiese sin pérdida de tleiqpp & atacar á los buques españoles surtos en la bahía de M^antlá'^tl Archipiélago Filipino, y tomaiá posesión— si el éxito no leei^i desfavorable— de la capital de aquellas islas. | '. Al mismo tiempo se preparaba la expedición ?nvásoraá¿Ca- ba que babía de desembarcar eii un puerto de la cosía oqeá'tal, provista de gran cantidad de municiones de boca y de gijwoí, y se hacían arreglos para que las fuerzas de los' InsU^rectfís apoyasen el desembarco, É! Ministerio de Relaciones había entrado también eij i)ii período de gran actirlilail. con motivo del aviso £ las tiactcúiú asf del rompltnle^tD. ^e 1»B liástIlldEde5, cofóo -dc^ blti^viww 97 La d«clat8cióa da gnerrafue cotauulcada por la siguiente nota: ■ uMinislerig de Relaciones. Abril 25 — El CooRreso aprubáel día 30 de Abril uua resolución ref&ieaK á la Intervcncióa para la pacificadón é iiidependencta il« la. Isla dt Ciiba.< Bl Gobier- go ^paüol coD fecha 21 de Abril iaíoinióal MioiíitTO ameiioa- nO eti Madrid que consideraba esta re:>oiuci6u equivalente á una declaración de guerra, y que por 1" t anto. retiraba ásu Ml- uifitco eu WaiibiugtOQ, tcruiíiando así todas las relaciones di- plgináticas. "Por esta razón el Congreso aprobó hoy una resoluciÓD de- clarando que un estado de guerra existe entre ambas naciones, incluso el día 21 de Abril. ■ laíonnad al Cobierno ante el cual estáis acreditado quease- gure la neutralidad en la presente guerra. [Firmado] Sli^man.» EA sigui(.-nle dia se publicó en Washington una uueva pro- clama del Presidente de la Uuión Mr. McKinlcy, cuyu texto damos á conocer. ■ Proclama del Presidente de ios Estados Unidos; fin virtud de un acto del Congreso aprobado el 25 de Abril de 1898, eu que se declara que la guerra existe y que la guerra ha existido deade el 31 de Abril A. D. 1698 incluso el mismo día, entre tos SatadoB Unidos y el Keino de Kspaña y en virtud de que se desea que esta ^erra i:ea conducida basada eu los principios de arnonfa con la presente opinión de las Dacionve, y :^a>icionadoK por el último sistema ya anunciado de que la política de este gobierno Beta la de no recurrir al corso, sino sujetarse alas OondicÍDnes del Tratado de Patls. por lo tanto, yo Wm. Me-* Kinley, Presidente Constitucional de los Estados Unidos de América, eu virtud de las facultades que me conceden la Cons- titución y las leyes, por lo tanto, declaro y proclamo: *Ptimeto. La bandera neutral ampara las mercancías eaemt gas, con excepción del contrabando de guerra. *Segundo. Las luercancfas Deuirales que no sean contrafant* do 4e guerra, no pueden ser confiscadas aunqufl estéa bajo la bandara enetniga. TerterOy Los bloqueos para que sean obligatorios, deben ser efectivos. CUarÍQ. Los buques mercantes espaiíoles. en cualquiera de los puertos ó agU'is dentro de los Estados Unidos, se les permiti- rá basta ei 21 de Mayo inclusive, descargar y zarpar de dichos puertos ó aguas; y si estos buques son escoutrados en alta mar por cualquiera de los buques de los Estados Unidos, ae les per- mitirá continuar su viaje, si después de visitados aparece que sus cargamentos fueron lomados á bordo antes de la expiración del plazo indicado, siempre que ninguna de las cláusulas ante- llores pueda aplicarse á bateos españoles, teniendo á su bordo L 98 oficiales en el servicio militar 6 naval del enetnigo, ni carbóo, excepto aquel que sea necesario para el viaje íi otro artículo prohibido ó contrabando de guerra 6 que lleven algún despa- cho del 6 para el gcbierno español. 'Quinto. Cualquier buque mercanle español que liaya zarpa- do antes del 3i de Abril de 1898 de cualquier puerto extranje- ro para los puertos ó aguas aniericaDas, se le permitirá entrar á estos puertos ó aguas, descargar y salir sin ser molestado; si alguaos de estos buques son encontrados en alta mar por los buques americanos se les permitirá continuar su viaje ácual- quier puerto que no esté bloqueado. *Sex(ú. Se ejercitará el derecho de vista con estricta sujeción á los derechos de los neutrales y los viajeros de los vapores co- rreos no serán interrumpidos, salvQ,que existiesen sospechas de que violan las leyes con respecto al contrabando ó bloqueo. (Firmado) Wm. McKinley. ■Dado eo ei Palacio del Poder Ejecutivo en Washingtou á los veintiséis días de Abril de 1898. Las declaraciones de neutralidad en Frauda, Austria, Por- tugal, Japón, México y algunos países sub-americanos se fue- ron haciendo sucesivameute en los días inmediatos. Alemania manifestó que reservaba sus derechos para adoptar una deci- sión, y no fué sino algún tiempo después cuando se declaró también por la completa neutralidad. Mientras estos sucesos se desarollaban en América, prepa- *rábanse otros más sensacionales en las posesiones españolas de Asia. El Comodoro americano Jorge Dewey al mando de una po- derosa escuadra se acercaba á Filipinas. Kl Almirante espa- nal Montejo, cuyo heroísmo había de dar carácter á la página xak'i épica de esta historia nefasta, se preparaba para salir á sa encuentro comandando una ñotílta de barcos de madera, tri- pulados por hombres que habían hecho previamente el sacrifi- cio de su vida en aras del amor á la patria y del honor español. ' rñneipii Ik guana. — Breve rajctl» histiirio» do l«i lalw Filipinaa. — Ei iirimer combate naval. — C nio «riiii loa biicjties eijubaleí j cdrao Im anerícAnoa qua lUmlMtiBroD. — DescrijiciÚD da U batHlIn •)« C»TÍte. — Valerosa «ondoi^U do los eipi&olci- — MitBcte riel <^s[ñEBD Cadarbo Ecy — Bnqa» cvhado^ á piqu«. — Partea oñríftlu ila U bst&lU. — Opini' u de un eierltoi frtncéi», tulige p»- Bl estado de guerra existía ya de hecho entre España 1 y América, En los dos coutiuentes se creta que el U ptiiner cañonazo iba á resonar de un momento á otro, _^^^__ ~e supuso que los buques americanos próximos á Ib lula hubieseu roto el fuego sobre uno de sus puertos y que el primer combate tendría lugar en la costa cubana, en el gol* fo de México ó en tierra de la misma Autllla ó, en todo caso, ec algún punto del Atlántico. As( es que la noticia de que la prímertt batalla se había verificado el 19 de Mayo en Manila, Se recibió con verdadera sorpresa. Los sucesos posteriores desarrollados en el Archipiélago £lí- pino le bau dado grau siguiñcación en la política interuacio'- iia1; por lo tanto creemos oportuno, antes de hacer la descrip- ción de la memorable batalla, decir dos palabras acerca de su geografía histórica y política. Las islas Filipinas se bailan situadas en la parte septentrio- nal del Archipiélago asiático. Las roilea por el Norte y Oeste el mar de ia China; por el Este el Océano Pacífico y por el Sur «I mar de Célebes. La tierra más próxima al Norte es la isla Fonnosa, al Este, las islas Palaos; al Sur, las islas Célebes al Oeste el Borneo y al Oeste la Cochinchina.^En cuanto á la distancia con España, la más corta para la navegación es de 16.580 kilómetros á través del Canal de Suez y de 25,000 pot el cabo de Buena Esperanza,— Las 1,400 islas que forman el Arcbiptélago filipino, se dividen en cinco grupos: Luzón, (la más Importante), Blsayas, Paragua, Jol6 y Mlndaoao. Alg^atit vez se han visto obligadas las autoridades militares de estas dos últimas provioclas, á reprimir eDerglcameute los desmanes y fechorías cometidas por ciertas iiordas levantiscas y rapaces, pertenecientes casi en su totalidad á la raza musulmana, pop qoe la gran mayoría de la poblacióu isleña se compone de mí- layos, cuyo carácter dócil y sumiso se ha hecho siempre nota- ble, dando por lo tanto muy poco que hacer á las autoridades de la Colonia. En estos ultimes años ha habido algunns rebe* liones de los naturales, instigados por las tenebrosas maqalna- ciones de las sociedades secretas que tanto abundan en la Isla. El gobierno peninsular recuerda ahora el pérfido proceder del Dr. Rizo, así como el del célebre revolucionario Emilio Aguinaldo. Este, habiéndose obligado á no hacer armas contra España, recibió, según convenio, gruesas sumas de manos de) ex Capitán general Primo de Rivera, juró y dló su palabra de honor entonces, de que no volvería á tomar parte en la revoló • cióu, para acaudillar después á los insurrectos en el movimien to sedicioso que estalló no hace mucho. No es e^te el único caso de perfidia que se registra eu la historia de Ins revolucio- nes coloniales. El ex-Capitán general Martínez Campos pagó también bastante cara la conducta traidora de los jefes iam- rrectós cubanos en 78, (i) sin obtener mejores resultados. Las Islas Filipinas fueron descubiertas en 1521 por los lo - signes navegantes Magallanes y Etcauo, durante el reliudo de Felipe II cuyo nombre Ilevau eu honor de este monarca. D. Luis Velasco, segundo virrey de la Xueva España, faé quien organizó la expedición que habla de conquistarlas, y uombró jefe de ella á D. Miguel López de I^gozpi, El d(a zt de Noviembre de 1563 salió dicha expedición de1 puerto de Navidad y después de tres meses de oavegaclóu llegó á Fili- pinas el 13 de Febrero del siguiente año, procediendo desde luego á la conquista, que debido á su habilidad, pudo llevarse á cabo sin tropiezos y el día 15 de Marzo de 1871 tomó pose* stón de ellas á nombre del Rey de España Las Filipinas tienen una extensión territorial de 398,773 ki- lómetros cuadrados; en la actualidad su población es aproxi- madamente, de unos 7.000,000 de habitantes, los que peiteae- cen eu su gran mayoría, como antes dijimos, á la raza malaya. Bl elemento peninsular, uo predomina aquí como sucede en Cuba. El país es sumamente fértil y rico; la agricultura es la fuente principal de esta riqueza; las producciones de café, cs- cao, tabaco, vainilla, etc. y muy particularmente sus madens :g la piibliwdo par rl Siftot Duimyda LoiiM, Mí- „ n, etponi'odo «II jaido 1 ' ' ' .. . - a ü pd^na 4S de eiU libro. T7V- I 101 preciosas, fratts tropicales y plantas textiles, son exportadas en grandes cantidades á los mercados de Europa y Norte Ame- llen. A ra{z del levantamiento iniciado en Bairc (Isla de Cuba) ha- ce tres años, llevóse á cabo otro semejante en esta apartada re- gión de Oriente, siendo en puco tiempo sofocado por las ague- rridas buestes del General D. Camilo Polavleja. Después han vuelto los belicosos isleños, capitaneados siempre por el cabe- cilla Aguinaldo, ábacer armas contra España. Últimamente tomóla insurrección mayores proporciones debido á la Inter- venclóu armada de los Estados Unidos. No es esta tampoco la primera vez que las islas Filipinas se ven atacadas por Invasores extranjeros. El año de 1763 arribó al Archipiélago una escuadra inglesa, al mando del almirante Jorge Cornish y del brigadier Drapier, quienes intimáronla rendición de Manila, bombardeándola al ver su resistencia. I,a pusilanimidad é Ineptitud de su Gobernador General, el arzo- bispo Rojo, hicieron que el Consejo de administración y gobier- no, unido á las principales autoridades militares y civiles, nom- braran entonces Gobernador y Capitán General interino á D. Simón Anda y Salazar quien supo maoteuer en las Filipinas el prestigio y dominio de España. Debido á su valor y patriotis' mo, á pesar de hallarse Manila en poder de los invasores ingle- ses, el nuevo Capitán General logró organizar un pequeño ejér- cito voluntario, con el que pudo encerrar al enemigo y derro- tarlo completamente, subsanando asi el error y las debilidades del arzobispo Rojo, que ya había subscripto el acta de cesión * de la capital del archipiélago filipino á la gran Bretaña. Hecha poco después la paz con Inglaterra, D. Simón Anda y Salazar entró en Manila al frente de sus tropas, cuyo contin- gente se componía de 5,800 hombres sin disciplina, pero anU mados por el más leal y ardiente patriotismo. n Declarada á Bspafia la guerra por la Repábllca de Norte* América, parece que se bahía meditado con anticipación, muy á la sordina, dar un golpe seguro sobre las posesiones cipaGo- las en la Oceanfa, que nadie se hubiera esperado jamás, pues- to que el motivo que tuvo esa nación para emprender la gue- rra, fué darle ¡a libertad A Cuba. Él Gobierno de Washington libró sus ordenes al Comandan- te de Ib escuadra americana eu el mar astático, prevlnléndolt qne á la mayor brevedad se dirigiese con sus naves rumba al Archipiélago ñliplno, de cuyas costas no se encontraban en- tonces muy distante. 102 Cumplidas estas órdenes, se avistaron poco tiempo despnffl en aguas filipinas los buques de guerra americanos, al mando del Comodoro Dewey, y cuyas fuerzas navales eran las sígo'eo* les: el «Olympia" buque almirante, cructro protegido de prime- ra, de 5.880 toneladas, ir nudos de velocidad; 4 cañones 8 pul- gadas; 10 cañones de tiro rápido de 5 pulgadas; 4 caüones d« 6 libras, 6 de una libra y 4 ametralladoras. «Baltiroore,' ciiice* ro de segunda clase, con 4,600 toneladas, 20, 6 nudos de vrlo- cidad. 4 cañones de 8 pulgada-*, 6 id. d.* 6 pulgadas, 4 c«fio- ues de 6 libras de tiro rápido; tí cañones de 3 libras, 2 oañunes de t libra, 8 pulgadas y 3 ametralladoras. «Boston,* cracero de segnnda, con 3. 1S9 toneladas; velocidad ^5 nudos; 3 ca- ñones de á 8 pulgadas, 6 cañones de 1 6, 4 cañones de 6 libras de tiro rápido. } de ¿ 3 libras, 3 de á una libra, i de á 8. 3 d» á una pulgada, y dos ametralladoras. nRaleigh.» de segunda clase, velocidad, tQ nudos, un cañón de seis pulgadas, 10 ca- ñones de 3 pulgadas de llro lápiJu, S cnñones de 6 libran, 4 de Hbray 4 ametralladoraíí. "Cnncord.» de tercera clase, con I. 700 toneladas, 17 nudos de velocidad, 6 cañones de 6 pulga- das, 3 cañones de 6 libres de tiro rápido, 3 de 3 libra.*, un ca- ñón de I libra y 6 ametralladoras. "Petrel,» de cuarta clase coa 890 toneUda.>^; 13 nudos de velocidad, 4 cañones de 6 pulgadas, 2 cañones de 6 libras de tiio rápido y 4 ametralladoias. Acom- pañaban á estos buques de combate los Iransportex armados, • Helene," (Zapliii» y "Nasliani.u el guarda costa «Me Cttllouglt* el carbonero «Sabn" y el buque de provisiones «Seafarer.» Bí- • tos dos últimos, as( como el 'Zaphir' y ■Nashani» no tomaron participación en la contienda, permaneciendo á alguus distan- cia fuera de la linea de combate. A ña de que se pueda juzgar con toda coucíencla ó impai- cialidad del sangriento drama desarrollado en Cavile en los primeras horas de la mañana del día to de Muyo damos á con- tinuación un pormenor del niímero y calidad de buques espa- ñoles que hicieron frente al poderoso euemigo. Fueron estos barcos: el «Retoa María Cristina,» buque almirante, de 3 450 toneladas, botado al agua en 1 88 1 ; con una velocidad de 1 7 na- dos; 6 cañones Houtoria de 5. 2 pulgadas, a cañones de 3.7 pul- gadas, 3 de 2. 3 pulgadas de tiro rápido, 6 cañones de I 4 pul- gadas y dos ametralladoras. «Castilla,» Crucero de segunda cla- se, construido en el año de 18S1, de 3.342 toneladas, 3 cañones Krupp de 5. 9 pulgadas, 3 cañones de 4. 7 pulgadas, 3 cañones de 3. 3 pulgadas, 3 cañones de tito rápido y 2 ametralladoras. «Velasco.B cañonero que se hallaba en la ensenada de BacooT, reparándose, de 1.512 toneladas, 3 cañones Uontoria de 5 9 pulgadas, 2 cañones Armsttong de 7 pulgadas y 2 ametra- lladoras. «Don Antonio de Uüoa;» de 1,130 toneladas, 10 nudoa 103 de velocidad, con 4 cafiones Honloria, de 7 pulgadas, 3 caño- nes de 3 pulgadas y dos smetralladorss. ■ Don Juan de Austria,* de 113a toneladas, 11 nudos de ve- locidad, 4 cañones Honloria, de 7 pulgadas, 2 cafiones de tiro rápido de 2 pulgadas, i cañóu de 15 pulgadas y 2 ametrallado- ras. "General Lazo,> cañonero de 524 toneladas, 10 5 nudos de velocidad, 2 cañones Houtoria de 4 7 pulgadas, 1 de 3 5 pul- gadas. 2 cañones pequefios de tiro rápido y 1 ametralladora. «Bl- cano," de 520 toneladas y 10 nudos de velocidad, 3 cañones de 4.7 pulgadas, i de 3.^ pulgadas, 2 cañones pequiños de tiro rápidu y 1 ametralladora. «Marqués del Duero,» aviso de 400 toneladas. q6 uudos de velocidad, con i cañón de 6.3 pulgadas, 2 cañones de 4 7 pulgadas y i ametralladora. «Isla de Cuba, u crucero de 33 clase de 1,400 toneladas, 10.5 nudos de velocidad, 4 cañones Honloria de 4.7 pulgadas, a cañones pequeños y a ametralladoras. «Isla de LtizÓn." de 1030 to- neladas, 9.6 nudos de velocidad, 3 cañones Hontoria de 4.7 pulgadas, 2 cañones de 3 5 pulgadas y 2 ametralladoras. -Isla de Miudanao,' vapor- correo de la Compañía Trasatlántica, que no tomó ningún participio en el combate, lo mismo que el trasporte 'Manila,* los cuales permanecieron fondeados en la ensenada de Bacoor durante la contienda. Todos estos barcos, excepción hecha de los cruceros «Reina Maiía Cristina,' >D. Antonio de UUoa» y «D. Juan de Austria" eran de madera y ca- recían dei blindaje de protección. Algunos de ellos se encontra- ban en muy mal estado, resultando casi Inútiles para el ser- vicio. En cuánto á su armamento, debemoa hacer constar que muy pocos fueron los que llevaron cañones de tiro rápido. Sólo el buque 'Heina María Cristina* poseía !os cañones de [4 centí- metros, que era lo que más valia del artillado de la flota espa- ñola. Adolecía ésta también de la falta de un cuerpo piáctico é idóneo de maquinistas, pues en la premura con que se procedió á su organización hubo necesidad de echar mano de tiombres que nunca habían sido marinos de guerra L'^s cuerpos de con- destables y artilleros también fueron muy deficientes, y algu- nos reclutados á última hora; el desastre tenía pues que resul- tar no solamente probable, sino ineludible [>ara Kspaña. Bu resumen, cinco fueran las naves españolas, que represen' taren algún valor efectivo en esta hecatombe, las que eu con* {unto sumaban 1 1 , 390 cahatlo.t de fuerza, 13371 toneladas, 76 cañones, t.875 tripulantes y la millas de velocidad el de ma- yor andar. La escuadra norteamericana se componía en su mayor parte, de cruceros protegidos y moderuos. con una velocidad media de algo más de 17 millas, y de cañoneros de primera, con un total de 31,410 tooeladas, 49,390 caballos de faerza, 163 bocas de fuego (la mayor parte de tiro rápido) 1,750 plazas á bordo, montando el (Olyuípiai- 4 formidables cañones de 30 ceotdne- tros; los cañones fueron gobernados por artilleros ingleses cúd- tratados entes de zarpar del puerto de Hong Kong la escnadm norteamericana, por el Gonsul de e.sta nación. Mr. Wildaio, quien ofreció á las bhte jackfU británicos 500 dollars mensuales en pago de sus servicios. Debemos bacer constar también qae dlcbos marinos ingleses eran en su mayorta desertares de la escuadra de la Gran Bretaña. Tal es la versión de uti subdito francés que se encontraba en el logar de los acontecí tu ientos, y que á contiuiiación trascribimos. HI día 35 de Abril, á medía nocbe salió el Contralmirante de U escuadra española D. Patricio Moatojo de la bahía de Ma- nila para el puerto de Subic, acompañado de los cruceros «Rei- na María Cristina,» »D. Juan de Austria,» "Isla de Cuba,« «Isl* de Luzón,° aviso -Marqués del Duero" y el •Castilla,» Este último viejo navio, se hallaba en malísimas condiciones á causa del deterioro completo del cnsco, que le Impedía cari todo movimiento; sólo pudo ser utilizable, á medias, como nni ineficaz batería flotante. El día 26 celebró en Subic el Contralmirante una confereD- cia con el Capitán de navio, Sr. del Río, sobre el estado en qoe se encontraban las obras de defensa de ese puerto, por donde se vino en conocimiento de la deplorable situación en que se ba liaban. Se procedió inmediatamente á reparar el mal en lo que •fuese posible, puesto que se acercaba la hora de presentarse la armada enemiga en las aguas del Archipiélago. Como se com- prenderá, estas improvisadas defensas resultaron iasuficientes en virtud de la violencia con que se llevaron á cabo. Era tan lamentable la situación que guardaba el crucen nCastilla,» que á consecuencia de la corta travesía verificada pa- ra llegar á Subic, hacía mncha agua cuando arribó á este puer- to, al grado de que fué necesario taparle las hendiduras que presentaba, con cemento, operación que tardó algunos días lo- grándose al fin que quedara el buque casi estanco, pera mate- rialmente imposibilitado para utilizar su máquina. En las primeras horas de la mañana del día 27 los barcos referidos se dirigieron á la parte Suroeste del puerto precitado á fin de cubrir sn boca que era donde se hacía más indispensa- ble la resistencia. B1 "Castilla" se retiró sobre el extremo No- roeste de la Isla Grande para defender con sus fuegos la entra- da del Oeste. La del Este quedaba cerrada con los cascos de algunos barcos mercantes echados á pique con tal propósito. Con profundo desagrado notó el Contralmirante Montojo que üo habían sido montados, como lo esperaba, los cañones ca U E105 iicho más aúa aumentó su disgusto al manifestársele ,__ _ rfan más de mes y medio ea estar emplazados dichos cafiones. La defeDsa de torpederos fué nula porque se dudaba de sa eficacia para proteger la rada. No defendida ésta bajo tal me* dio, ni por laij baterías de tierra, tenfa que resistir la escuadra con sus escasos elementos el formidable ataque de la nota OOT- teamericana, en un leducidfsimo círculo. I III Abrigaba aúu la esperanza Montojo de que el enemigo no se dirigía al puerto de Subic, dándole de esta manera tiempo pa- ra prepararse algo mejor y poderle hacer frente ea condiciones menos desfavorables; pero estas esperanzas se desvanecieron bien pronto. Al día siguiente recibió del Cónsul españolen Hong-Kong un telegrama que textualmente, decía: "Escua* dra enemiga salió á las dos de la tarde de la bahía de Mirs, y según couñdencias, se dirige á Subic para destruir nuestra es- cuadra y después marchará sobre Manila.» El telegrama demostraba que el enemigo conocía perfecta* mente los movimientos de la escuadra española, así como tam- bién sabía que carecía de medios de defensa el fondeadero ó puerto de Subic. En efecto, estos pormenores le fueron comuní* CRdos al Comodoro Dewey, jefe de las fuerzas navales america- nas, por varios agentes y espías chinos, japoneses y británicos. ^1 día iS de Abril el Contralmirante Montojo convocó á jac- ta extraordinaria de comandantes, y todos, á excepción del je- ■ Je del arsenal de Subic, Sr. del Río, opinaron que la situación era Insostenible, y que debían trasladarse á la batería de Ma- nila, para aceptar allí el combate en condiciones más favora- bles. Esta resolución contrarió muchísimo al comandante del arsenal expresado, y no comprendemos qué motivos hubo de tener por apoyar su opinión puesto que realmente la bahía de Manila ofrecía mayores ventajas á la escuadra, que las que pu> diese tener el puerto de Subic. Como se había convenido y resuelto el d(a 39 abandonó la flota el puerto de Subic, y se dirigió á Manila, descebándose Ib Idea de apostar los buques cerca de esta última ciudad, porque lejos de defenderla, provocaría el bombardeo de la plaza, que hubiera sido desastroso. Se optó pues, unánimemente, por to- mar posiciones en el fondo de Cañacao, con el menor calado posible á fin de poder combinar los fuegos de la escuadra COQ los de las baterías de punta Saugley y del «UIIob.» DÍ6 luego el Contralmirante Mootojo orden al comaadante St. del Río ds que concentrara todas sus faenas ea el ponto io6 más coaveuiente y estratégico del arsenal de su mando, asf co- mo para quemar, sí era necesario, las existencias de carb¿a al- macenadas eii el depósito, antes de que cayese éste en poder del enemigo. Fué despachado para Maulla el «Dou Juan de Austria" con el objeto de que se reuniera el mayor número de cUalanas. cargadas de areua, para que sirviesen de defensa á ts linea de flotación del "Castilla'' que como antes dijimos carecía de movimiento, y protegerlo en lo que fuese posible contra los torpederos y granadas enemigas. En la tarde del citado día ig fondeó la escuadrilla hispana en el seno de Cañacao, y el siguiente, 30 de Abril, quedaron establecidos en línea de combate el «María Cristina, > •Castilla,* •Don Juan de Austria,» «Don Antonio de Ulloa,» 'Isla de Ln- zón,» «Isla de Cuba» y «Marqués del Duero,» mientras que el transporte «Manila» iba á reunirse en el foudo de la ensenad* de Bacoor con los cañoueros «Velasco» y "1,920, > que como jra refeiimos primero, ae hallaban en reparaciones. A las siete de la tarde fué trasmitido de Subic un telegrama anunciando que la flota enemiga había entrado eu el puerto á las tres, y no encontrando allí 4. Montojo y su escuadra como esperaba, había ordeuado el Comandante Mr. Jorge Dewey, saliera inmediatamente para la bahía de la capital Supina. Llegaba á la bahía el trasatlántico «Isla de Mindanao* ácn- yo capitán aconsejó Montojo salvara su navio partiendo en el acto rumbo al puerto de Singapore; pero la falta de la autoriu- ciÓQ respectiva de la compañía Transatlántica, no decidió de pronto al capitán, y al fin se refugió con su bnque en tas laale- • diaciones de Bacoor. A eso de la media noche oyéronse cañonazos hacia la isla del Corregidor, y á las dos de la madrugada del día 19 de Mayo, recibió Montojo aviso telegráfico del arribo de la escuadra ame- ricana á dicha isla. Ayudada por sus potentes proyectores, di- rigió sus fuegos á las bateiías de! Corregidor. lamed i ata mentí dló aviso e! jefe de la armada, Sr. Montojo, al comandante del arsenal, capitán Sostoa, y al gobernador de la plaza de Carite, general Don Tomás García Peña, á fio de que se proccdíesesln pérdida de tiempo á cargar la artillería y que todos los oficia* les, soldados y marineros estuviesen en aus puestos. Prevenida la escuadra para el combate coa los fuegos avivados, sÓlo Se esperaba ya por instantes la llegada de la flota enemiga. Los barcos comandados por el Coutraimiraate D. Patricio Montojo. habían sido pintados antes, de un color gris obscuro, y se les despojó de toda obra muerta, masteleros y botes, con objeto de evitar; en cuanto fuese dable, el efecto de los proyectiles y as- tillazos del invasor norteamericano. Kste apareció al 6n, Erante á Carite, á las tres de la madrugada. rio? Uds hoia después se hizo la señal de zafairancbo de colába- te. Pocos mometitos autes de las cinco distinguió el «Dotí Juaa de Austria" la escuadra enemiga, y pasados algunos Instantes se avistó desde á bordo, algo confusa, pero dispuesta ya en lí- nea de batalla como á cinco rail metros distnnte de la española. Formaba en primer lugar el buque insignia "Olyrapia." se- guían el "Baltimore," "Boston,- Concord," -Helene.» "Petrel" y Me CuUongli", permaneciston fuera de la línea los transpor- tes "Zaphtr» y «Nasbani.» Alas cinco y cuarto de la mañana rompió el fuego la Batería de lu Punta Sangley. y cuyos pri- meros proyecHIes tío alcauzarnn al enemigo: sus cañones eran dos de quince centímetros, sistema Ordofiez. y de los cuales nada más uno tenía su boca de fuego en dirección á la flota da Dewey. Pocos momeiuo^ después abrió también el fuego una de tas baterías de Manila, y antes de tas seis, una vez ya liecba la seña), lo veriñcó la escuadra española, respondiendo inme- diatamente la enemiga. El combate fué ttitablado. El ruego de los norte-americanos era rapidísimo; se vela la flota española materialmente evuel- ts en un diluvio de proyectiles, muy particularmente el "Cria- tloa," que fué en el que concentraron sus fuegos los contrarios. No había transcurrido mucho tiempo cuando una granada ame- ricana hiío explosión en el castillo del "Reina Crislinn," ma- tando ó hiriendo á casi todos los individuos que prestaban aus servicios en lof cuatro principales cañones del buque; hizo también grandes aveí las en el pato trinquete, y los fragmen- tos del maderamen destrozaron paite de los timoueles que go- bernaban el puente, por lo cual tuvo necesidad de tomar la rueda el teniente de uavío D. José Nuñez que con gran sere- nidad permaneció en su puesto, gobernaudo hábilmente el ti- món, hasta que terminó la sangrienta refriega. Estalló otra gra- nada en el soyado del "Crlstioa". y originó el encendió de los masteleros de la marinería, no causando grandes daños por ha- ber sido pronto sofocado. La escuadra americana avanzó bácia la contraria, y afinando su puntería, disparó sobre ésta una verdadera lluvia de me- trallas con sus magníficos cañones de tiro rápido; causó mu* cbaa bajas y do pocos desperfectos á los iufuitunadoü navios españoles. "El Cristina,» también recibió una granada formidable que le destrozó por completo el servo-motor quedando sin gobierno por algunos momentos, mientras se procuraba engranar su rue- de mano, y al llevarse A cabo esta operación explotó otra gra- nada en la popa de la nave, que dejó fuera de combate á nueve ■ americanos, y mny mal herido & un segundo teniente. Otra más bizo astillas el pico del palo meanna, arrastrando la bandera y toS la icsIgnU del contra almirante Moutojo, las cuales fuerotí re- puestas inmediatamente. Nuevas granadas reventaron ea dl»- tlBlas partes del buque y algunas de pequeSo calibre atavesa- ron sus chlmeness, á la vez que erau petfoiados los gnardaco- lores poi otra de las granadas, que dejó fuera de rombate á no condestable y quince hombres sirvientes de la aitilletía. h,l cañÓD de proa de estribor quedó inutilizado por un grueso proyectil. Otra granada atravesó el costado reventando en el soyado y causó un espantoso incendio á bordo mientras segafa la tempestad de granadas y bombas de lodos calibres, desear* gadas sobre ei buque almirante. Por 6ltiiuo. una bomba expío- slva revenló en la cámara de oficíales, convertida en bospfial de sangre provisionalmente. El estrago que produjo fué horro- roso: los infelices heridos que allí se curaban fueron muertos unos y mutilados otros, sembrando el pánico y terror consi- guientes. Por todas partes se oían ayes lastimeros de dolor lan- zados por las débiles voces de los heridos que se mezclaban con las más terribles deno^taciones de los qut; se retorcían horrible- mente mutilados, en los charcos de su propia sangre. Es impo- tente la pluma para transcribir al papel el cuadro de horror qne se desarrollaba en aquellos momentos supremos. La sangre hu- mana corría aún tibia y humeante á caudales sobre la cubierta del navfo-insignla español y 1os fragmentos de los cuerpos des- trozados de sus defensores se veían por todas partes, muchos de ellos palpitantes todavía. Un infeliz americano, fué alcanza- do por un casco de granada que le desgarró el vientre por com- pleto echándole fuera los Intestiucs; el héroe con pasmosa y t aterradora serenidad se recogía éstos con una mano, mientrú que con la otra apo> aba su fusil en un montón de cadáveres descargándolo furio.so sobre el enemigo, Episodios semejantes, llenos de valor y de entereza, abtiada- ron en esta memorable jornada, mas á pesar de tanto heroísmo derrochado y de tanta sangre generosamente derramada, todo al fin resultó inútil. Hablemos de la catástrofe del "María Cristina». Decíamos que este barco había sido presa de las llamas, y para agravar más su precaria situación, el único cabo de cañón fué al 6n ani- quilado por un proyectil que le originó gravísima betlda, de- jándolo fuera de combate. No quedó ni un sólo hombre Ileso á bordo del buque almirante español, porque hasta el Jefe de !• fióla Don Patricio Montojo, resultó con una serla contusión n la pierna izquierda. En semejantes ci re un; tandas resolvió abandonar al iCiisti* na,» después de recojer su insignia y bandera, que material* mente se encontraban ya acribilladas á cañonazos; sus cfistadH) chimeneas y arboladuras, envueltos por las llamas, y ftien de 109 combate casi toda su dutaciÓQ, así como la mayor parte de la oñcialidad. El contralmirante Montojo hizo señales al mismo tiempo al •Isla de Cuba» y al ■LHEÓnu para que acudiesen á recoger los reatos de la tripulación, y una vez llevada esta maniobra á cabo por los bntes del «Cuba," «Luzón» y «Marqués del Duero,» el 'María Cristina,'- fue echado á pique por sus denodados de- fensores, á ñn de que nada pudiese aprovechar de él el enemi- go. El Contralmirante Dou Patricio Montojo arboló inmediata- mente su insignia en el crucero «Isla de Cuba". El heroico co- mandante del «Reina Cristina" Don Luis Cadarso y Rey íoé herido por una granada mientras dirigía las maniobras de sal- vamento á bordo del navio. Fué uno de los jefes de la armada que más se distinguieron durante el combate. Cuando había perdido toda esperanza de salvar su buque, no quiso salvarse tampoco. Aceptó voluntiriamentí la muerte y se hundió con él. en compañía de sus marinos muertos y heri- dos, bajo lao prnTutididades del océano. Bl 'Uon Antonio ¿i Ulloa* se defendió uo menos heroica- mente: con do.: te- nían obligación de luchar basta morir, pero nunca )>e les po- dría exigir que alcanzasen la victoria. Heroísmo faé el habCT preferido hundirse ciu sus buques antes que dejarlos en peligro de caer en manos del enemigo. Las bajas españolas, según los datos oficiales que hemoK te- nido á la vi.sta. asceadieron á 6i8 hombres entre jefes y oficia* te. [.] La población de Cavite también sufrió no poco á caasa ad bombardeo de que fué víctima. De los buques españoles que tomaron parte en la refriega OB pudo salvarse uno solo. Veamos ahora el parte oGcial comunicado por el Comodora Dewey al Ministro de Guerra y Marina de los Estados Unidos. El primer mensaje enviado ¿Washington, dice; "Manila. Mayo ro. — Escuadra llegó á Manila al amaaeccr hoy. Inmediatamente trabó combate con enemigo y destruya los siguientes buques e^ipañoles: "María Crislina," "Castilla" "Ulloa", "Isla de Cuba" "General Lazo» "Duero" "Correo." (1) Ea t.- bal.rU ¿e C»vite !aB«iealral K:te> oRcúloa. coma re yÍ. orin de9aeur. Ucbí'mn) dnrchur el del CooM»*' WBf qne nfiroia que mtttt futton líO !*■ ripiÜDlif; y dobriuo* dearghiirip qne e> IAbÍco «nponer en él ¡^nonincit de la qaa ocuirU en lo* bnquu eBMngM que na e«tur¡i^ron bajai ■»■ drilenri. L* eifrt lijada por el Onberpidnr General dx Filipina!, que ham (utiir el al* mero de bajii i 61(1, nna par<las Filipinas y destruido sus forl i Giraciones, He destruida sus fortificaciones á la entrada de la liubfa que la protegen. Tengo domiuadá la bahía, puedo tomar la ciudad en cualqui'rr momento. La escuadra bien, ma- rinos en excelente salud y espíritn. Las pérdidas españolas son consideriibles, aunque no se sabeu todas. 150 muertos, entre éstos el Capitán del "María Cristina." Estoy ayudando á prote- ger á los enfermos y heridos españoles que se encuentran en los bospiUies dentro de nuestras Uneac. Gran excitación reina eu Manila. Protegeré á los exiraujeros.— ZJíWíy.u El Gobernador General de Filipinas telegrafió de Manila, el mismo dfa 7, ¿ Madrid lo signleale: ■ El enemigo ha tomado á Cavite en el arsenal estableciendo un ciiniplelü bloquea. Se dice que á pedimento de los cónsules extraujuros, los americauos uo bombardearán la capital. (Ma- nila) ¿ condición de que ya uo baga fuego sobre los buques americanos, que se encuentran fuera de tiro. Un mil mariaos de nuestra escuadra destruida llegaron ayer. La.t pérdidas de nuestra escuadra ascienden á seiscientos díeíiocfao. ■> La Embajada de Francia recibió en Washington otro despa- cho referente á la batalla, concebido en estos términos; "Seis cruceros y cañoneros españoles tomarou parte en el combate. El primer ataque dio principio entre 8 y 9 de U ma- Sana del 19 de Mayo. Los buques americanos avanzaron eu línea de combate foi- toaudo una V algo abierta, encontrando á la escuadra espaSo- la que formaba línea de combate en figura de Y invertida, el crucero Almirante "María Cristina" del Almirante Montojo, encoulrándose eu el ápice. Este buque fué el centro del fuego que quedó acribillado y se fué 6. pique, por los cañones del "Concord." Se dice que recibió 100 proyectiles de cañones de tiro rápido de 5 y 6 pulgadas en dos minutos, á una dlslaacla de 1,000 yardas. Después de que se notó que el buque almirante estaba fuera de combate y que el almirante Mootojo lo abandonaba en un bote, el fuego se concentró sobre el crucero "Don Juan de Aus- tria," que fué destrozado: su capitán, primer o&cíal y más de usa tercera parte de su tripulación, perecíerou. Al buque (le 112 mftdera "Castilla" el fuego convctgente del enemigo, pronto lo iDCendíó y echó á pilone. La lácttM adoptada por el Comodoro Dewey, parece qne fti¿ el método que se considera como el mejor por las autoridades □avales en Europa, y que consiste en elegir un buque y coo- centrar todo el fuego sobre él. ximbate adoptada por los espa- :Dtras que la del Coinodoro Oe- ] la linea de combate, concentre La formación di ñoles, es la táctica antigua, a vrey permite que cada buque m fbego según se le ordene. Se desprende de la pérdida de los tres buques espafioles mis grandes, que Dewey escogió á éstos, uno tras otro, descargas* do sobre ellos una lluvia de metrallas, que en poco tiempo los puso fnera de combate. El primer encuentro, agrega el mensaje, duró 40 minntos después del primer disparo: parte de este tiempo s« ocupó ea tomar posiciones para el mejor éxito del plan de atacar á ttno después de otro da los buques más impoitantes. Parece qoe el segundo encuentro se ocasionó por la aparición de algunos ba- ques españoles, que sin duda se encontraban cruzando runa de ia bahía y que entraban en el puerto en esos momentos." Las siguientes palabras del contralmirante Montojo, después de la batalla, revelan el magnífico comportamiento de sos ma- rinos y U imposibilidad de haber siquiera resistido mu ¿xito: "Todos los jefes, o&cíales, maquinistas contramaestres, oon- destables, marinos.y soldados, decía el Almirante español, has rtvalizado en sostener con honor el buen nombre de la marina en esta triste jornada. La insuficiencia de los buques que com- ponEan mi pequeña escuadra, la falta de personal de todas ds* ses, especialmente de condestables y artilleros de mar, !■ esca- sa Idoneidad de algunos maquinistas imprcvi^ados, U cssf ca> rcDCÍB de cañones de liro tapido, las triplicadas fuerzas del ene- oigo, y la ninguna protección déla mayor parte de nne«tJOsbB> qnea; todo contribuyó á hacer más cruento el sacrificio qne hi- cimos cu aras de la Patria y para alejar la eventualidad de los honores de un bombardeo á la casi inerme dudad de Uat " OMI el convencimiento de que al medir nuestras escasas fue con las muy superiores del enemigo, íbamos £ una muerte segura, y por de contado á perder todos nuestros bnqoes o desgraciadaments ha sucedido." A fin de rendir homenaje á Ib joslicia. y al verdadero ai- rito, traoscrJblmos en seguida un notable trabajo de qoe es sntor el distinguido oficial de la armada francesa que se ocntts "3 JSjS el modesto pseudónimo de "El teniente X" y que ba presenciado los sucesos y i~onocJó perfectamente á las personas que en ellos figuran. Dicha labor literaria fué publicada el 15 de Agosto de 98, con el ({tulo de "La Guerra en filipinas," y apareció eu la acreditada publicación francesa "La Revae de Parfa.*' Hl articulista no siente la menor inclinación hacia España — según él miümo afirma con entera franqueza — y no pocos de sus juicios respecto deesa nación aparecen demasiado duros. Por esto precisamente no es sospechoso su testimonio cuando reconoce que el valor y las cualidades militares de los españo- les fueron puestas á prueba en aquella memorable jornada. Es- te trabajo del referido escritor francés contiene implícitos, car- gos muy severos contra el gobierno español que nada hizo de su paite para salvar á la nación de la deshonra. He aquí algunos fragmentos: "Miércoles. Mayo 11. — Los españoles pretenden que harán una resistencia desesperada y no cederán hasta el último mo- mento. Manila tiene quizás, más recursos de los que se creía. La ciudad, amurallada, se tausforma en cindadela y servirá de reducto á la defensa. Los oficiales de marina salvados del desastre de Cavile, pasan á servir con las tropas de tierra. No parecen tener apego á la vida. Entretanto, basta ver tas miradas que dírije á estos valientes un inglés ó un americano, para com- prender que los desprecian. Es el desprecio del lico por el po- bre, del bien vestido por el andrajoso. Verdad es que el espa- ñol devuelve el desprecio al .sajón, pero no deja de comprender , que éste es inconcebible y que el aspecto le favorece. El Inglés produce, cierlamenle, el efecto de un hombre lico, fuerte, inte- ligenle y mejor apercibido para vivir, así como, al fin de cuen- tas, el que hace más honor á la vida. Pero el español, aúu en el momento en que le condeno, suscita la idea del bombr* he- roico. "Nó, no permitiré que eu mi presencia se calumnie á España. Nada tengo de común con este pueblo: mi ra/.ón le rechaza, mis sentimientos le tienen repugnancia, mi espíritu no le tiene piedad, y hasla estoy persuadido de que sus desdichas son un justo castigo: pero nadie se burle del aspectlvo furioso que sien- ten los españoles por la muerte. Todos los pueblos tienen 3Ui turbas que convierten eu vicios ridículos las mas hermosas vir- tudes nacionales. Nosotros tenemos tos patrioteros de dublé j los trágicos saltimbanquis; los ingleses tienen sus tenderos hi- pócritas y sus usureros políticos; no es, puea, extraño que los españolea tertgan sus falsos caballeros. Pero sería menester no tener corazón de hombre para uo honorarios como á nobles ven- cidos. Estos hombres aman au patria y su espada infinitamente 114 más que la vida. IrSn á la muerte con gran júbilo y no la sen- tirán siquiera. Bspiran acribillados de heridas sin poferir una palabra, sin hacer un gesto, sin implorar esa gota de agua que hace soñar con el paraíso á los agonizantes » «lueves 12 de Mavo. Les he visto maniobrar, v he conocido yapíkccs de todas calañas. No hay que esperar de ellos ni justi- cia, ni reserva, ni la menor moderación, ni la menor generosi- dad. Hasta hoy respondían á todo:» ¡Tenemos el dolía rs! sin sos- pechar qué repugnancia produce esta contestación á los espíri- tus grandes \' A las almas nobles. Ahora añadirán: ¡Tefiemos cafionesf* Con estos, dos argumentos convertirán en derechos todas sus concupicencias. Los wi/iAws, son alemanes nerviosos. Los alemanes lienen siempre á mano un texto para legitimarla violencia que les conve.iga. Los yafikees tendrán siempre una máquina: sea el pueblo, al que los Presidentes lamentarán ver- se forzados á obedecer, sea el Dios del Capitolio, que sólo cono- ce á su gente. Las Repúblicas de América, después de su anti- gua Metrópoli, serán las primeras en experimentarlo. A Euro- pa le llegará su vez, por haber abdicado, manteniéndose apar- tada de la guerra, y sobre todo si deja á los yafikees poner pié en las Filip¡n;is. El asunto de Cavite fué un violento combate de artillería en que uno de los beligerantes tenía todos los ca- ñones y el otro le servía de blanco. Los americanos prodigaron, según consta, los proyectiles disparando 3,000 cañonazos. Des- pués les faltaron las municiones. Esto se llama proceder más que á la ligera. Han tenido más suerte que destreza. Es cierto , que un cañoneo intensísimo, como aquel, es de un efecto abru- mador cuando el enemigo es débil y no tiene los elementos pa- ra responder, pero en cualesquiera otras circunstancias es una táctica absurda.» "Antes de zarpar de Hong-Kong los americanos, embarcaron artilleros ingleses, desertores de la armada británica. Así se ex- plica la seguridad del tiro americano en el combate de Cavite; sus piezas estaban dirigidas por bine jackets: á cada desertor se le sedujo mediante un sueldo de quinientos dollars al mes. como si fuera un almirante. Me resisto aun á creerlo: la inso- lencia de estos procederes sajones es demasiada. Pero la histo- ria no rechaza lo inverosímil. Los ingleses y americanos, entre sí, son como los bávaros y los prusianos: se odian pero son de la misma familia v se entienden contra los demás. Los ameri- canos, el día mismo que hicieron la paz con Inglaterra, hace más de un siglo, estaban dispuestos á ayudarles para arrojar á los franceses de Canadá, si lo hubieran necesitado los ingleses. Es preciso cerciorarse de si el hecho es cierto. Inglaterra no protestará, puesto que han sido los Estados Unidos los que lle- varon esos marineros. US vicio de España, oi siquiera buiítera logrado salir del puerto de '"Hong-Kong: se le hubiera ahorcado alH njlstno. Amijulcii el Cónsul Wildam lia manejado los hilos principales de la en presa americana en el mar de la China. Kl es quieu -la dirige, quien merece estatuas, y teniéndolas, se honrará en él á la ma' Tina, pues el Cónsul Wildam es un antiguo oScial de la escua- dra norteamericana. Con tres docenas de* hombres de este tem- ple distribuidos hábilmente en todos los países, la nación que los nombre se hallará por doquier en su casa. El Cónsul Wil- dam, siendo como es americauo puro, es el prototipo de ese ins trnmento peligroso y admirable que se llama el Cónsul de lu' glaterra, ó sí se prefiere, del republicano de Roma, i Hace notar tambi¿u el entendido escritor que hubiese sido preferible para España no tener escuadra en las Filipinas, á te- nerla en tales condiciones, porque los barcos de madera sólo sirven para incendiarse. También señala el "Teniente X" como uu error gravísimo é imperdonable, el envío de los buques de Cervera á Cuba, que debieron haber sido mandados al Archi- piélago raagaliánico, segCín los más rudimentales principios de 'ft ciencia militar.') (i) í <1) VUie »1 lia de ette libro los juiei ntro» d' Ubom. dÍAliiiguiíJD miembro iciAn del anlvriar «pítalo, t c a elurtíeulo "ConcluBiím." Por no interrumpir el ordeo croni 10 aparece piiblicido* en tile Iut;>r, como hubiéraTnoa deietdo. iitidoi por uno áe nuestroi catonia (spanola i quion rma aparece al calce de dichc campa. ^«-í^iSÜVt^i-^ CAPITULO IX. idn im^rJckaaínbrBU b(tktlt di Cifiu — Bl camiindkBlD ilel "Ujd AntO- ijo il>? UIIai," «uoumbfl herúi cimente. — 'Los huquva que lomitfun pirte tm t iomlule. — Lm inaarrpclos orrecea a;iid*r ■ lo* ameriennoi en su ■[■que lo- >re Cub«.-SueMo* da li U .btti..— Actitud de 1>i nkCionM europ.'u.-Nue- '■■ pri-uidegu.Trit.— Diiturbio* ea EUpitfl>.~Auqui rmliiruia eo Ciirde- i««.— Lili «metiModa son reehsiiduc ea San Juan do l'aerlo Kieu,— Oiieur lodcMr. Charoberlain. obligación que tiene el historiador de citar á cada Maaso las fuentes de donde toma los datos que apoyan , aparece más clara tratándose de hechos muy recientes, comosoD los que referimos, y más aún, cuando el orígen de los documentos que consultamos es espa- ñol 6 americano, generalmente. Equivale á decir, que por ahora es difícil establecer la verdad, absoluta hasta en sus últimas detalles, de los sucesos de la guerra hispano americana, cuan- do las versiones que se refieren á ellos son españolas ó ameri- canas, de cuya imparcialidad dudamos, con fundamento. No es tiempo todavía de que sea abogada la luñueucia de las pasiones exaltadas por la lucha. En la imposibilidad de disponer de otro testimonio que no sea el de los mismos antagonistas, transcribiremos las fL^laclo- nes de uno y otro, al ocuparnos de los diversos hechos de ar- mas que tuvieron lugar. La narración de los sucesos de Cavite que aparece en el ca- pítulo anterior es, con excepción de los partes cablegrafieos, de origen español. Veamos ahora la versión americana cotna- nlcada al gobierno, y á ano de los pilocipales diarlos: •Hong-Kong, Mayo 8: Debido á que el cable entre este pnerto y las Filipinas se en* coentra cortado á considerable distancia de la capital filipina, ha habido dilaciones para recibir una narración detallada del com- ii8 bate, y hasta ayer que llegó el bote despacho: tMcCnllough» pudieron conocerse los detalles completos, pero debido á acn* mulactón de mensajes en la oficina del cable, no fué posible transmitir más que una breve relación de los sucesos. Al fin del combate, el Comodoro Dewey ancló su escuadra frente á Manila y envió un mensaje al Gobernador General Agustín, anunciándole el bloqueo del puerto y agregando que si se disparaba un solo cí-ñcnszo srbre sus buques atacaría todas las baterías al icdcdcr de Manila. Se cor firma el irfi-rme de que ni un solo hombre á bordo de la escuadra americana fué muerto, ningún buque salió averia- do de importa rcia v se lamente se*s marinos resultaron heridos á iKírdo del crucero "Bal ti more*. CiK^rulo '.a esci:?dra americana salió de este puerto, el pri- mer pi:rt.> cv»e tccó fué el cabo Bclinao. El Comodoro Dewey deseaba que les jefes insurrectos que iban á bordo desembar- ca* .^n p.tra cercicrarse de las fuerzas de los rebeldes, de sas pe- sie:: ::es y ce suí intenciones respecto al cambio de gobierno. El Comodoro se opuso seriamente á que los insurrectos co- meiierac excesos de ninguna especie. Los jefes insurrectos se negsr:n á Crsetiibarcar. y los buques americanos costearon lar- go tiempo s:a peder encontrar á los insurrectos en la playa. Bl Crmodoro Dcwey llegó frente á Subic. distante 38 millas al Ncrte de !a b ib:a de Maní! a. eí sábado 30 de Abril y envió á los c:i:cer»/s •Bi:ti::ioreí y ^Concord- para reconocer el campo e=r-*:*i:o No ecccrtrarou buques españoles fuera de la bahía de M-ir.:!A y e: Co=:o¿oro resolvió arriesgar el paso sobre las s::^s de 1a erir-crj y entrar á U bahía esa misma noche, pro- tegido per !a obscuridad de ésta. £1 r'.an ¿e ccmbáte adoptado por el Almirante Sfontojo era el ¿e =:¿c:ener ¿ sus buques más pequeños dentro de la bahía, rrc:ec^ics rcr us rompe-c!as v las fortificaciones de Cavite;los 'r::curs =:is erizies cruzaban :ren:ei Manila y Cavile. La es- cuiiri i=:e::ca=i en:ró i la bahía el sábado por la noche. No lij.i rjirr"=yi esiibleciia nitir-ipccobabía proyectadoies. Una cJii>7i ^-e silij ccr li cbi:3er.ea del »MjC::IIough» denunció li r:e:5:v.:erc- su remplo. Cnacdo la es- -~;::í i^er.j.mi j:z:trr; ju> ev:.Uw.:r¿5. irezte ai corso ^ue yiuvi» s-e l¿Tiz:: uzimang^ade agua que .' el í:* : -:cd::::i; cor la explosión de 11') 1 éntrfida de U escuadra americana á la bahía se efectuó de la maorra siguiente: el crucero "Olympia» abría la marcha seguido por los cruceros iB^ltituore». "R'tleigh,* iB iston* y •Concotd.i el caüonero «Petrel,» el bote despacho iHugh Me Cullongh* y los transportes «Nashaai" y "Z^pliire, que cerra- ban la marcha. £» columna sencilla marcharon basta ponerse freote á MauJla. dando el frente á los buques españoles. La es- cuadra española rompió el fuego á 6.000 yardas de distancia, pero el Comodoro Dewey no dió orden de bacer fuego sino has- ta encontrarse á 4.000 yardas de su adversario, que fué cuando dió principio la batalla. 1<;I crucero almirante iMaiía Cristina», scompañadode «Doa Juan de Austria,» «Don Antonio de Ulloa.» ■ Isla de Luzón» y «Mindanao», se encontraban formados en H- H;a de combate fuera de Cavile, mientras en el interior de la bali(a se encontraban cuatro cañoneros y un torpedero. Enton- ces los buques americanos hicieron varias evoluciones pasando seis veces frenttr á los buques españoles sobre los que descarga- ron una verdadera lluvia de metrallas. El crucero «María Cris- tina.» quedó Hcribiilado, una desús chimeneas fué volada y principió el iiiííendio á bordo. Poco después el "Castilla» co- menzó á arder quedando totalmente destruido hasta su línea de flotación. "Don Antonio deUlloa» fué el buque espnñol que dió roas que hacer lí ln.s mnericanos y dió muestras de un valor de^sperado. Su comandante al ver que su buque estaba de- saslrozameute despedazado por las metrallas americanas, vieu- do, la imposibilidad de mantenerlo á note, clavó su bandera en el palo mayor y se hundió con toda su tripulación, pelean- do como héroes hasta el ñu. Su casco fué, acribillado por ¡as balas americana<) y su cubierta fué barrida por completo; pero sin embargo de ésto, los españoles, aunque su buque se hun- día á sus pies, coutiuuaron disparando sus cañones bajo cu- bierta hasta que el buque se sumergió en las aguas de la bahía arrastrando consigo á un grupo de héroes de su patria y defen- f^ores de su honor. Durante el combate, no torpedero español cruzaba las aguas de la playa, intentando acercarse á los buques americanos; pe- ro pronto fué descubierto y materialmente fué despedazado por los cañones americanos. El «Míndanao,» en este ínter, se enca- minó hacia la playa, y se varó para evitar irse á pique, pues estaba haciendo agua, y los demás buques pequeños buscaron refugio Iras del rompe-olas. El combate que priocipío á las 6.30 se suspendió á tas ít.30, para contiuuarsc al medio dfa. Alas dos p. m., los cruceros aConcord* y «Baltimore.» hícle- í ron callar las baterías de Cavile, dejándolas convertidas en ua L montón de escombrosconla^baudera blanca Sotando sobre ellos. B1 ersensl aidfa, y avu «xplosián amnentó la teníble mor- tandad entre los defensores de Espafia en tierra. Sobre las aguas veíante ios caicos de les buques españoles incendiados ó dea- liuidcs, mientras el •Baltimore* había recibido pocas arerfas. Una granada española bÍzo explosión á sn bordo causando ta explosión de sus tnnniclaties qne tenfa sobre la cubierta é hirió á seis de sus marlcofi. Varias balas españolas pasaron á una peligrosa pioxÍDiided del Comodoro Dewey. pero estas, poco 6 ningún daño causaron si "Olympia". Por otra parte, cerca de 150 bcmbres peiecieion á bordo de los buques españoles. El Almirante Montojo trasladó su bandera al crucero "Isla de Cuba" cuando el "María Cristina* comenzó á arder, pero también el "Isla de Cuba" fué destruido. El «María Crratinan I^erdió á su capitán, piin er oficial, al capellán y contramaestre, debido á una metralla que derrunrbÓ el puente. A bordo del "Castilla" se registraron cerca de cien muertosy más de sesen- ta salieron heildos. Algunos oficiales americanos estiman et número de marinos españoles heridos durante el combate, eo* «ásdemil. El «Olympia» fué tocado cinco veces en su parte superior. Aunque los cífiones Krupp, situados en la espl añada de Manila, sostuvieron un fuego nutrido sobre los buques ameri- canos, el Comodoro Dtwey no contestó á él y poco después esas baterías en&rbolaiou la bandera blanca en señal de rendí* ción. Los fuertes á la entrada de la bahía fueron desarmados el miércoles, después de capitular. Después de terminado el combate, el Comodoro Dewey eo- vio un ultimátum á las baterías de tierra, diciendo que 6 cesa- ban de bacer fuego ó las bombardeaba. Después propuso á las autoridadeb españolas que continua- ran en el poder bajo la bandera americana, mientras se termi- naba la guerra; peto las autoridades españolas retardaron SU contestación y estuvieron telegrafiando á Madrid. Los ameri- canos solicitaron, hacer uso del cable y como esto se les nega- ra, lo cortaron, dejando así á Manila sin comunicación. Duranle la batalla, el vapor inglés "Esmeralda" se presentó á la entrada de la babta y uo crucero americano salió á so en- cuentro creyendo que fuera algún buque español; pero al des- cubrir la bandera Inglesa se le amonestó para que se retirase. El "Esmeralda" se retiró 10 ó r5 millas al Norte de la bahía.* Del mít^mo origen es la descripción de las escuadras, qne Insertamos en segnida. 1 :-• 1 K a "'"",' 1 1- . .- r - 5ís i ^ 3 i 3 5 sí ^ f iíf 1 :■ ps riii i ■ 3 1^ £. 3-a^: * » £ 1 S H a¡ 1 I-. 1 o r I" 1" = ' i .3 O i t 1 M C9 g P- 5» ?Í»P ?!*?*-=• 1 (A O U) if "0 > O ifc *. e» — « if •• 5**-..-.f--1"* es • s= g «'«¿.-i-I o" 2' > ■]_ 2 "¿'I s 1^ ¿.«"c- in " s ... £ " ' Q. Sá -• O K ft) CSrjSSSfS Z -4 Á» -.-»o--*.-*^ (9 ..,.! = = =! i S ■■ : 2 1 „,.»"** 1 ssssts Í8Í32l3 ^f ^ B ^ ^M ^H ^^^^H I Por lo que hace ¿ los acoutecimientos de Cuba podemos ase- gurar que ia guerra había empezado, casi al mismo tiempo que en Manila, aunque no hubleüe tenilo lugar un encucutro de la importancia de aquel. Desde el día 26 de Abril el General Blaoco telegrafió á Ma- drid, queuu cañonero americano, que intentaba hacer un des- embarco cerca de Mariel. fué rechazado por las fuerzas espa- ñolas. Hl cañonero, que trataba de hacer uu teco uocí mié uto en la costa, fué bruscamente atacado por las baterías de tierra, esca- pando por milagro. Los insurrectos comunicaron al gobierno de Washington sn • l'-ci'sión de cooperar con el ejército americano que debía inva- dir á Cuba. XJo'i \ fes Calixto García y Máximo Gome/., por medio de emisarios, hicieron saber su resolución y enviaron ade- más muchos informes, descripciones del terreno y mapas de la costa cubana, señalando los lugares más á propósito para que las fuerzas americanas penetrasen á la Isla. Se convino en que el desembarco se verificaría en la segunda semana de Mayo y los insurrectos lo apoyarían desde la costa, impidiendo el ataque de las fuerzas españolas que pudieran presentarse. También esperaban á la expedición algunos guías, conocedo' res del terreno; la expedición misma traía otros á bordo, . Ku la Habana todos los habitantes sospecho.sos por sus opi- niones así cubanos como peninsulares, fueron obligados á uni- formarse, declarando el Capitán General que aquellos que se resistiesen á usar el uniforme militar español, serían considera- dos como partidarios del ejército invasor. Muchos cubanos ha- bían ofrecido ya, desde antes de ser publicado este bando, que prestarían sus servicios para rechazar la invasión americana, unidos á los españoles. De esta manera el puerto de la Habana parecía estar defendido por un numeroso ejército, que algunos emigrados hacían subir á 150,000 hombres, al hablar de las de- teusas de la capital de Cuba. Bl 30 de Abril un navio americano fue atacndo por las ba- terías de la costa de Mariel, durante un reconocimiento que ha- cía; se le obligó á retirarse después de haber contestado débil- mente. Otro buque de guerra fué igualmente rechazado en la bahía; de Cieufuegos cuya entrada trató de franquear. En el mismo lugar se efectuó al día siguiente la captura del vapor español «Argonauta," que conducía municiones de guerra. A pesar de su reaistencia desesperada, fueron hechos prisioneros sus tripulantes y llevados al fuerte McPherson. '24 AlgQuos tiroteos de poca importaocia se repitieron en'l^ días siguientes, s!n que nioguDO de ellos presentara el carácte de an encuentro formal. Autorizadas opiniones navales creyeron que eran probables dos capturas importantes: la del oAlfonso XII> que se bailaba entoaceseo las Barbadas, de paso para Cnba, con un carga> mentó de víveres, y 500,000 pesos; y la del lOregón,» que pudo baber sido apresado por la escuadra espaüota de Cabo Verde, según se le llamaba. Este buque en compañía del cañonero (Marietta' conducfan al «Nitcbroy recientemente comprado al Brazil. hada las eos- tas americanas. Sin embargo ni una ni otra captura fué inteti- tad>i. Notable íué por aquellos días la actitud resueltamente hostil á España y favorable á los Ebre el gobierno, otros le increpaban duramente, en tanto que los carlistas promovían algunos disturbios en las pro- vincias. Kl día 7 de Mayo tuvo lugar una escena violenta en la Cáma- ra de Diputados. Un diputado de apellido Mella tomó la pala- bra y echó en cara al gobierno de la Regencia el desastre sufrí- ' do. con frases tan duras, que tocaban aun alas augustas perso- nalidades de la Reina y su hijo. El Presidente del Consejo de Miuistros, Sr. Sagasla, spoya- do por la mayoría de la Cámara, protestó en medio de la ma- yor confusión. I.os republicanos tomaron la parte de los carÜs* tes. El Presidente de la Cámara pidió al Sr. Mella que retirata sns palabras, á lo que el Diputado se negó redondamente. El Presidente llamó al orden al Sr. Mella tres veces, dicien- do que su negativa á retirar las palabras que acababa de pro- ferir, era ofensiva á la actual dinastía. Entonces pidió á la Cá- mara la expulsión del miembro que ofendía á la dinastía. Se puso á votación en media de la mayor excitación y resultó la expulsión del Sr. Mella por 199 votos contra 19; los carlistas y republicanos votaron juntos. Al anunciarse el resultado de la votación, los carlistas y republicanos salieron de la Cámara, 126 Los carlistas declararon que no volverfan á la Cámara bn que se permitiera el regreso ¿ ella al Sr. Mella. Como se repitiesen los disturbios, «n alguoBS de liu provía- cias fué declarada la ley marcial. III La escuadra bloqneadora verificó tres capturas más: el ber- gantín 'Lorenzo* apresado por el 'Montgonier)', ■ cerca itc la Habana; venía dvl Río de la Pinta coa u» cargamento de car- ne seca. >E! Esparteroi balandra pescadora aprehendida por et "Morrilli) á tres millas de Mariel, y la tercera fué la goleta ■ Uadre de Dtos> cargada de pescado, la apHsiouó el «New Port." El primer combate formal en aguas de Cubi se efeclnó el día II, en la bahía de Cárdenas y en Clenfuegos, que intenta- ron los insurrectos descargar ocho boles grandes fletados COn Ayudados por los buques americanos q'.ie disparaban sus ca- ñones de continuo sobre Cienfuegos, se acercaron á 1 1 coMa con el fin de lograr su objeto, pero varios batallones de infante- ría hicieron fuego sobre tos bate^, los que se retiraron tnttie- diatamente. Al mismo tiempo las baterías de los fuertes y otras á lo largo de la costa hicieron fuego sobre los americanos, que se retiraron, pero intentaron tiuev.imente desembarcar á orillas ^el río Tremao. volviendo á ser rechazados. El despacho en que escribe el General Blanco el combate de Cienfuegos, dice: ■Los americanos arrojaron como unns seiscientas granadas al intentar efectuar un desembarco coa grandes botes remolcados por lanchas de vapor. • Algunos de los botes desembarcaron á sus hombres, pero los últimos fueron enérgica y victoriosamente recbaíadoM. todos á lo largo de la línea. ■Viéronse obligados los americanos á embarcarse de ituevo & toda prisa, y tuvieron pérdidas considerables en las cincd ho- ras que duró la pelea. Se retiraron en dírccclóu del Oe^te, • Se dtó la embestida de acuerdo cou las bandas de insurrec- tos á quienes se puso en fuga. "Las pérdidas españolas consíslieron en dos muertos y cator- ce heridos.* Poco después penetraron al interior del puerto de Cárdenas los cañoneros «Wílmington," «Hudson» y el torpedero ^Wlns- lew ■ Entraron al puerto cou el propósito de acometer á cier- tos cañoneros españolea de que se tenía noticia que andaban por allí. I I I 127 üú los descubrteron los americanos sino cnando los espafio- les rompieron el fuego. Las baterías de la costa de Cárdenas sostuvieron el tiroteo de loa cañoneros. Comenzó \a pelea á la una y cincuenta minutos p. tn. y du- ró coran por espacio de nna hora. Resultaron beridost R. K. Cox, Artillero; D. McKeon. Cnar- tel nidestre. el Mayor Patterson, el fagnnero F. Gray y el teniente J B. Bernandoii Todos ellos están beiidos levemente, excepto Paltetsoii, cuyo estado es grave. Terrible fué la lucha mietitraa duró- El "Wilmington» y el "Hüdsonn rompieron el fuegn sobre los barcos españoles que estaban en los diques. Se inició el tiroteo á una distancia de. . . 3.500 yardas. Algunos minutos después llegó el "Winslow» y tomó parte en la refriega. En unos instanles se reconcentró en él toda la aten- ción de los cañoneros españoles y baterías de la playa; por donde quiera llovían sobre h1 torpedero balas y granadas. Sostuvieron aun el fuego el «Wilmington» y el "Hudson," pero no pudieron evitar los tremendos estragos del tiroteo, que privó de la existencia á algunos de los tripulantes del torpedero. A las 3 y 55 minutos p. m, estalló una bomba en el «Wins- low" y le bizo pedazo^ la caldera, á los pocos instantes empe- zó el barco á dar vueltas. Hubo algunos momentos de fatídica suspensión; se dejaron oír gritos de triunfo de los españoles que estaban en los cañoneros y en las baterías, y se desató de nuevo el huracán sobre el indefenso barco. El cañonero «Hadsom que estaba A poca distancia, voló á socorrer al ■Winslow,» se le acercó á toda prisa y probó á sal- var á la amenazada tripulación. Hasta este momento, si se exceptúa el disparo que hizo pe- dazos la caldera del "Winslow," el fuego de los españoles ha- bía íido itiútil; pero como el «WinslüW" estaba dando vueltas en el agua, se puso más al alcance de los tiros y descargaron sobre él otra lluvia de proyectiles. En los momentos en que el cañonero había arrojado nn cable para salvar á la tripulación del "Winslcw" cayó una granada sobre cubierta matando á W. Bagley teniente abanderado y cuatro ranrinos más. La ciudad y los cañoneros españoles sufrieron pequeñas ave- tUs. También dice el despacho del General Blanco qae á la vez que estaban atacando el puerto de Ctcnfuegos, atacaban igual- mente el de Cárdenas y conlíntía: «Uno de sus buques mayores ancló como á una milla de los muelles, y en seguida int'eutó el enemigo desembarcar tropas, 128 pero nuestras fuerzas, compuestas de voluntacios y de dt>s com- paStas de iofaoteiía lo obligaron á desistir de su propósito. ■ Nuestros cañoneros inutJlizaroa uno de los deatrttctores del enemigo y forzaron á los buques restantes de U escuadra á abandonar la bahía. ■ La guarnición tuvo cinco heridos, y como diez lo fueroa i bordo de los barcos. ■ Fué poco el daño causado á la ciudad, no obstante que ca- yó una granada en el consulado inglés. ■ El ataque se había proyectado en cooperación con tas tro- pas insurrectas que fueron derrotadas recieutemente'en San Uj- gnel. >He dado la enhorabuena, tanto á las tropas como á los ba> hitantes de la ciudad, por la prueba inequívoca que han pro- porcionado de f.\i lealtad á Kspaña. ■ Muchos fueron los americanos que, al intentar el desembar- que, cayeron bajo el fuego español. "En Cárdenas perdieron la vida dos de los habitantes, heri- dos por los proyectiles del enemigo » Al día siguiente al en que se recibieron noticias de Manila de que el Comodoro Dcwey había tomado la plaza, los subdi- tos alemanes residentes en esta ciudad, enviaron urgente de- manda al gobierno aUmán pidíemlo protección contra el bom- bardeo y peligros que con ían de ser saqueados por los indígenas. La respuesta fué inmediata. Hl cónsul alemán recibió ins- trucciones para oponerse enérgicamente á toda dcva&taciÓQ inútil que no estuviera conforme á los actos de guerra, y que se opusiera al desembarque de tropas americanas sí ¿atas no eran suficientes para mantener el orden; que protegiese las vi* das é intereses de los alemanes y que fijase el total de los per- juicios sufridos por Alemania. Eu el Ínterin tres Embajadores, sin incluir & Sir. Julián Pauncefote, hicieron representaciones amistosas al Ministro de Relaciones Mr. Day, recordándole que conforme al mensaje del Presidente McKinley, la lihertad de Cuba era el único objeto de la actual guerra, y que por lo tanto, el bombardeo de los puertos cubanos solamente aumentaría las miserias del pueblo, y sería contrario á los sentimientos expresados por los Estados Unidos. Se le recordó que los derechos de los residentes earo* peos debían ser respetados. El Presidente McKinley se impre- sionó con este argumento y entonces fué cuando se dió orden de levantar parcialmente el bloqueo de Cuba y se proyectó el ataque de la escuadra española. El ejército invasor al mando del general Miles recibió las últimas órdenes para embarcarse rumbo á Cuba, y á pesar de las protestas contra los bombardeos, se dio oiden al A.l[iiiranle Satnpson de atacar á Pueito Rico. Bsta orden fué cumplida el día [3 en las primeras horas de a mafiana. A las tres se tocó llamada general á bordo del 'lovím y ae di6 piincipio fi las maniobras de alistarse para el combate. Los tripulantes estaban anciosos por entrar en él, A esa bora no se veían señales de defensa en las fortiQcaciones. El combate principió & las 5. 15 a. m. y terminó á ias 8. 15 Las baterías del enemigo no cesaron de hacer fuego ni fueron calladas. A las cinco y minutos, el «lowa» se encaminó Á In cnsta. Sú* bitaraente viró y presentando un costada alas forlificacicnes, les descargó simultáneamente todos sus cañones. Durante 14 minutos no cesó de hacer fuego, entre tanto el "Ntw Yoilc» y el "Indiana" y otros buques dispararon sobre losfueites. El «Icwa» se volvió hasta donde estaba situado el 'Warapatuclc ■ Pocos mohientos después regresó hacia la costa. Los fuertes concentraban sus fuegos sobre el «Terror» que se encontraba á 700 yardas de la costa. Todos los buques de lí- nea pasaron frente á las baterías sin hacer caso á loa disparos de los fuertes. A los heridos se les auxilió en el acto. A las 7. 40 el Almirante Sarapsoo hizo señal de Nuspender el fuego y retirarse. El «I(,wa» encabezó la retirada, el "Terror» fué el último «n alinearse, pues 00 vio la señal y continuó el fuego durante me- dia hora. • Los buques que tomaron parte en el combate fueron: "I' wa," "Indiana," "NewYork. " "Terror, ","AtnphiirÍle," "Montgo- mery," "Wampatuck" y "Porter." El fuego de lus españoles fué nutrido á la vex que terrible; pero casi todos sus disparos estuvieron fuera de blanco y los únicos buques tocados por las balas españolas fueroo el "Níew York" y el "lowa," Estos se acercaron á los fuertes hasta po- nerse bajo sus cañones. Los españoles pelearon como valientes. Una de las torres del "Amphitrite" se descompuso durante el combate, pero fué re- parada en el acto. Las metrallas pasaban á torrentes sobre los buques. El castillo del Morro, al Este de la entrada de la bah(a, fué el punto objetivo de los artilleros americanos. El Almirante Sampson y el capitán Evans se escaparon de sufrir heridas gra- ves por las astillas <]ue volaban, pues estaban sobre el puente del "Icwa." I30 Bl mar estaba algo agilsdo, lo que bacía nn poco difícil «pan* tar con certeza. Nubes de polvo indicaban donde cafan las balas antertonas. Las balas silbaban sobre las cabezas de los españoles; pero é«- tos continuaban al pié de sus cañones. Las bajas de los amerionos consistieron en dos niaertoa y siete heridos. El anterior relato del bombardeo fué coninnicado por el re- presentantede la Prensa Asociada á bordo del "towa." En aquellos -lias fueron conocid&s las frases del orador Clian- berlain. Ministro de las Colonias inglesas, cansando una pro- ftinda impresión en todos los c!rculo« diplomáticos. He aquí algunas de ellas contenidas en el famoso dUcnm elogiando la política de Hjorá Saliabury: ■Allende los mares existe una nadón potente y ^enemsa. que habla nuestra propia leugn.i y n^ció de nuestra raza, qoe tUne intereses idénlicna á los nuestros. Puedo aventurarme á decir que, terrible comoes lagaerra.y por terrible que si^a con las modcruaf máquinas de destmcciáa y muerte, aún á ccsia de una guerra, tendría cuenta y por ana grande y noble cau.-^a !a bandera de las franjas y estrellas oo- defliá lado á lado de la bandera inglesa sobre ana alianza aa- glo-americane.» El discurso produjo gran entusiasmo y aplausos ensordece- dores interrumpían constantemente á Mr. Chamberlatn. •La gran Bretaña, declaró, no debe rechazar Ja allaaza «m una nación, cuyas simpatías é intereses están con ella.» , Este nuevo desengaño de la tan decantada justicia de loa in- gleses, impresionó hondamente si gabinete español, que empe- zó á comprender, aunque tarde, que España se bailaba sola, frente á un enemigo poderoso, sin más apoj-o en toda la ctuo- pa, que el platonismo de la Austrio. perdida la esperanza que le hubiera inspirado la conducta ambigua de Alemania, al des- cubrir que el motivo de su misterioso sileucío era el interés co- mercial de sus fabricantes de cañones. CAPITULO X. [ UoTJaiieiito de 1u cseiW(lrM.--Fr»o*a instriiL'cione.s al Comandante de la escuadra esp.i- t d^ Cabo Verde ¡i fin de que se pusiera en camino para Allullas. nr >u parte el secreuirin de Marina de los Estados Unidos ordenó retardarla salida del ejercito de invasión hasta que el ir.inte Ccrvcra hubiese entrado en algún pueno de Cuba t) puerto Kico, tratando de evitar un encuentro con su escua- dra, noticia del triunfo cspaftol en Cárdenas caus<) eran entu- siasmo en Madrid, asi como el rumor, que corría muy valido, de que la esc-uadra de Cerv~era no solamente iha A hatir i la de Sampson, sino que lambión bombardearla los puertos de Rsta- dos Unidos i-n el Allántieo, imilandu la condact:i dt- Tos mari- nos americanos que atacaron inopinadamente & Puerto Rico, La falla de aviso, que precediera u1 ataque de San Juan, in- dignó A los habitantes pacíficos de la ciudad. En las Cortrs de Madrid hubo enérgicas protestas contra aquel acto, en pugna con los usos de guerra observados entre nacione» cultas. El Ministro de Guerra, General Correa, manifestó •:n plena sesión que «la conducta de los americanos era la de unos bandidos, y que el gobierno español pondría el hecho en conocimiento de los potencias.! Gran actividad se desplegó en los ministerios ilc Guerra y ■Marina de una y otra nación en los dfas subsecuentes al bom- '" " de Puerto Rico. Después de haberse comunicado ("irde > ::>. -i- • .j ■*- •:. r. :• J--.:j-;- rf» p?r ::t? escuaJras^ enemúra-. • : rr:r. ir* O á j;:s:.ir .r. :•: J ; JíÜí: -rnvi.t la escuadra á^ Cadi; '.'. r-.^rJ j-:I Almir.ini.' C¿.Ti.ir.i ^.:^ ácbi:t ir á Manürvá des-- K'i': i :' jmii.k''^!* -«í.-j^Jr.i •--.- Ar'r.j. • omponer de los buque? «^ !•..:•» «1Vj:1:^« \'.> \':..: .tíji^ *Al:on>o XII' «Patriota» v «•^.LpiJ '• H-r-r Jc> Vi!:im.- J--- la I:nr.i Hanihurz Afn^ncantí Por i '■ á^j;- t-.' .á '.! Almiraii'/ Crrvera cumplía fielmente e! rr^jram:! 4.3- •?■•* i»? ri.ih'fí' ^eñ:i'aJo. y ens i- notarse que debido ¿ -ru prjJ-^-r.:- •.^^^.J.J..^4 l.i^ rr. mí j'pr.iá pcrni.inecícroiTcn el mi^ ¿r«r. jr •♦ecr'r'.o A rv5*»r Je Lf? n*jti.;i.is ir'-CU2nte5 de Io> perió i:.''y<. \ :.il pjntu IlriiO á iunorarse la ruta de la escuadra y erj m! f'\ r7i:n:s:vno ^ue vnvolvía su^ movimientos que se le lia- r2 *• p'jr vil^u'". :»'5 \.i e^: ni ira fantasma. í-n raz'.'in á las contra- Jiciortis v-:r.¡>n-r> ^ue circi^Liban ;:f'»peo:o á >u paradero. El Mini-í'íri:' imrrir.ino puJo .iw-ri^uar después de mucho? J:^- y -;on ^'r.m :r.i^.iJD. qur I.i m f.Tci >n.iJ.* escuadra se din- g;á ú la:? cOíias de Terránoví y qa-.- en seguida iría directa- mente á PonlanJ. Bo-ton Newport ú. orro puerto de Xorte América. Fué ontrciriadn est.t noticia p^r otros despachos que anuncÍLiron su- ■♦/divamente el pa?o de la escuadra por el Oeste d_- Ja Martini ::x, pc>r frente X la.'- costas de X'enezuela y luego p:T U> Jel Br ;zii. a>ícomo que >- dirigía á Cuba. Inmí.'Jj.itain'rnte rocibiú :ivi»o ¡a c'scuaJra que se llamO voian- (e. ai mando Jvl Comodoro Schley, de que debería hacerse á la mar p.ira ^alir al encuentro de Cervcra. H : aquí rl mensaje de la Prensa Asociada que anunció la >.iliJ:t. con fecha 14 de Mayo: «La í.>cuadra volante, el mando del Comodoro Schelej, se* hiz'.» hoy á la mar á las iS y X'^ en punto, llevando órdenes se- creta. •>. • La es*_uadra se compone de los sii^uientes buques: de pri- mera claree: • Broklyn> y «Massachuetts» de segunda clase; el • Texas, > yatch protegido, «Scorpion» *Collier* y «Sterling.» 'El Comodoro Schley rrcibiú las órdenes de Washington es- ta mañana á las diez. «Se ne:^ú á divulgar el destino de la escuadra. «La combinaci'3n de los acorazados y cruceros se considera como muy formidable, y el calibre y número de los cañones se considera superior -i los de cualquiera otra escuadra semejan- te del mundo. • Se cree que el New Orleans» y el «Minneapolis» partirán más tarde para incorporarse A la escuadra volante.» Los americanos habían logrado cortar dos de l<^ tres cables qu<' llegan á Cienfuegos el día anterior. La operación les eos- ^ 133 ló baüUintc cara, porque algunos soldados irspaíloles que se ha- blan ocultado en l¿ costu los atacaron rudamenle y 1 pesar del fuego de los cañones americanos no cedieron en su ataque; murieron seis americanos v más de doce resultaron gravemen- te heridos. Un mensaje de la Habana dio cuenta el mismo día 14 de ha- ber siJo rechazados nuevitmenic- losiimericanos, dice asi; ■ Desde el amanecer de hoy, cinco de los buques deJ enemigo han intentado protejer el desembarque 1íe americanos, pero es- tos han sido rechazados y obh'gados á reembarcar. Como no tenemos buques disponibles, las tropas en las costas seguían los movimientos de lo» americanos y evitaron su desembar- que. Dos americanos cayeron prisionerosi, un oficial espaflol fué muerto y varios soldados," Esie mensaje se refería evidente al fracaso de la expedicián Dorst, que i-n otro despacho americano hallamos relaíada de esta maneni: *Cayo Hueso, Mayo 15.— El vapor «Gussie» que salió de Tampu el 10 del corriente con dos compaflias del I' de Infan- tería escoltando 7,000 rifles y 200,000 cartuchos para uso de los insurrectos en la provincia de Pinar del Río. se estuvo á lii capa frepte á las costas de Cuba, el jueves, viernes y sábado, acompaftado del caflonero auxiliar «Manning' procurando efec- tuar un desembarque, pero todos sus intentos fueron Taños. • El capitán J. H. Dorst, del Estado Mayor del General Miles y es-Ataché militar de la Embajada americana en Viena, te « nía bajo sus órdenes esta expedición, que regresó esta maña' na. Su comandante que se en adentra en extremo mortificado por su fracaso en cumplir con Ta misión que se le encomenda- ra, rehusó hablar sobre el asunto y sólo admitió su fracaso; di- ciendo que el .Guss¡e> regresará á Tampa. «Antes de abandonar las aguas cubanas, la expedición Dorst tuvo una escaramuza con la caballería española, cerca de Ca- bafla.s, á 15 millas al Oes.e de la Habana, donde se hiüo un In- tento para desembarcar parte del cargamento. lEl viernes por la mañana, el Capitán Dorst abandonó el proyecto de desembarcar en ese punto y se hizo A la mar rum- bo al Este, para Matanzas, donde se hizo otro intento de desem- barcar la carga en Punta Maya, una milla distante de la en- trada de la bahía; pero tambiín este intento fué en vano. •El •Gu.ssie> y su acompañante se encaminaron hacia la cos- ta, y cuando estaban á dos millas de la playa, una terrible des- carga de fusilería les anunció que allí .se encontraban las tro- pas españolas dispuestas á darles cordial bienvenida, si se atre- vían á desembarcar. iparece que los españoles recibieron avístj del proyccUdo .barque en e-^os puntos. "^ >3< •Drapué-s de estos dos fracasos, el CJipiÜn Dorst rtíioMS- abandonar la idcíi, y regresó A este puerto, como ya se tu di- cho. 'DiKcil seria encontrar un arupo de soldüdostiur inostraraii tanta contrariedad como los que vfní;tn S bordo del •Cíuvsje.» Tenía órJenes y no hablar tina sola palabra sobre rl fracaso de la expedición, y cuando el boie de la Prrnsa Asociada »e acercó al 'Cíussie. los, soldados comesiaban conMlendo A las preguntas que se les fractan. • Poco después d^ su llegada el capitiln Dorst üattf^ á tierra y por leldgrafo comunicó al Ministro de la Guerra,' el fnicíso de laespedición." ■ Las fuerzas españolas tenían previo conocimiento de los puntos de desembarque convenidos entre los insurrectos y los americanos, y A esto se atribuye el gran número de homhn% destinados á la defensa de los inismos- Diez días antes de la salida de la expedición á Cayo Hueso: el Gpnerai Delgado, de las fuerzas insurrectas de la provincia de Pinar del Rfo, había convenido coa los americanos qac ésta debería desembarcar en ta costa cerca de Matanzas, y qae de ahí los insurrecios conducirían las armas y municiones ni cam- pamento de Máximo Gómez, lo cual, debido á la nctívidAd de los españoles, no se pudo llevar A cubo. Las escuadras continuaban Jos aprestos para entrar en ac- ción muy pronto. El 15 de Mayo zarparon de Curacaoe! »ln- I fanta María Teresa* y el 'Vizcaya* para alcanzar á.la flota de Cervera que se dirigía á Cuba. Al mismo tiempo el -Oregon- habla salido de Bahía, Brazil, para acompañarse del 'Marieua* y del «Nitchroy- cun únlc> ncs de incorporarse todos A la escuadra de Sampson. - ,. II Por más que los iiltimos despachos del Comodoro Dewey aseguraban que él podía tomar la ciudad de Manila en un mo- mento dado, no hubo ninguna otra acción naval ó en tierra, con este objeto, más aún, los mismos mensajes concluían afir- mando que la situación era insostenible si no se le enviaban pronto refuerzos. El General Augustin, notificó al Gobierno español que po- -dría resistir por algún tiempo á los buques americanos. Quizás este informe del Capitán General de Filipinas haya servido para escusar la negligencia del Gabinete español en rj envió de refuerzos para recobrar aquella colonia; la anrnciada salida del Almirante Cámara con su escuadra no llegó ¿ rea- lizarse, por más que el gobierno americano no hacia ningún misterio del próximo envío de grandes refuerzos á Dííwey '35 La expedíctón llevarla gran caniidiid d* municiones y 14000 hombres, 9000 voluntarios y 5000 regulares. El jefe de U expedición serla el general Merrit. El primer convoy debía hacerse A la vela el 25, en los vapores «City Of Pelcim iCity oí Sydney y «Australia.. Esia debía ser la primera de las tres proyectadas expediciones. Los (recuentes cambios que había tenido el Gabinete español ó como se les llama —las crisis— motivaron \nn punible é inexplicable conducta En cada formación Je un nuevo gabine t**e resentía profundamente la raarclia de los negocios públi cos:.el entrante, no quería hacerse solidario délos actos del ^a bínete que salfa, empezaba por desaprobar lo hecho y proyec- taba nuevas reformas para Cuba y Filipinas, etc. Sólo de esta manera se comprende la serie de torpezas cometidas por el Gobierno espaflol en el proceso de esta guerra. El 17 de Mayo el Gabinete habla sido reorganizado bajo la presidencia de Sagasta, por los siguientes personajes: Ministro de Relaciones, Señor Romero Girón. Ministro de Guerra, General Correa. Ministro de Marina, Seflor Auñón. Ministro de las Colonias, Señor Gamaito. Ministro de Obras Públicas, Duque de Amodóvar. ^ Ministro de Hacienda, Señor López Puígcerver, Ministro del Inierior, Señor Capdepon. El nuevo gabinete desplegó una gran actividad en la deten sa de los puerios españoles. Se ordenó fuesen colocadas min.-Ls en casi todos y en algunos de ellos se hicieron instalar torpe • deros. El envío de la escuadra A Filipinas seguía discutiéndose. Entretanto la expedición americana se hixo á la vela de) puerto de San Francisco, como se habla anunciado. El despacho referente á la salida decía asi: "San Francisco, Mayo 25.— Hoy en la larde salió de este puerto el primer ejército ainericano con rumbo á playas ex- tranjeras. A las 4 p. m el Grcneral de Brigada Anderson hizo «eflales desde el puente del «Australia» al «City of Pekín» y al 'City o( Sydney,» para que se pusiesen en movimiento. 'La señal fué obedecida y pocos momentos después se en- contraban en camino para Manila.» El ler Batallón de voluntarios d- California, se embarcó en el vapor.>Ciiy of Pekin- en el -City of Sydney» el ler. Ba tallón de voluntarios de Oregon, el 14 de Iníamerta regular y una compañía de artilleros. El jefe insurrcto AguinaldqgjtpaaiH fl Comodoro Dewey su deseo de obrar en combinacroít con « para atacar A Manila, desde poco tiempo después del cofAbate de Cavile. El jefe «36 americano no aceptó por de pronto la oferta de A^^naldo pe- ro tampoco quiso obrar en desacuerdo con él. La actitad de¡ Comodoro alentó á los revolucionarios, quienes creyéndose apoyados moralmente por la nación americana, redoblaron sos ataques contra las autoridades de la colonia, originándose mn chos atentados y represalias contra los españoles de aque- llas islas. El Capitán General Augustfn comunicó al gobierno de Es- paña que los elementos de que disponía eran insuficienfespara contener á los insurrectos y demandó el pronto envío dcTe- fuerzos. Na ha llegado á nuestras noticias qué hizo el gabine- te de Sagasta en obsequio de aquella razonada indicación de su gobernante filipino. Ill Una nutwt proclama del Presidente McKinley fué expedida llamando 75,000 voluntarios más á las armas. El día IM de Mayo recibió el Mini^'tro de Marina en Madrid. Señor Auñón, el siguiente despacho del Almirante de la escua- dra española, fechado en Santiago de Cuba, anunciando su arribo:'^ «Esta mañana, sin incidente alguno, llegué á este puerto acompañado de mi escuadra.» La Reina Regente envió sus felicitaciones á Cervera pbr el término de su viaje y su entrada en Santiago. £1 gobierno americano continuó recibiendo de sus agientes noticias contradictorias ?n cuanto al paradero de la flota espa- ñola, y no fué sino hasta cinco días después, cuando se ratificó la noticia de estar en la Bahia de Santiago todos los buque.< de Cervera. En el tiempo que había transcurrido desde el bombardeo de San Juan no cesaron los ataques á las costas de Cuba de parte de los americanos, con el objeto de efectuar desembarcos. El punto de la costa cubana elegido para penetrar á la Isla fué la bahía de Guantánamo, inmediata á Santiago de Cuba. Una de las más formales de estas tentativas, fué la de que tu- vo lugar el 1^> de Mayo en el mismo punto de Guantánamo. Dos buques americanos trataron de apoyar otfo desembarco sin éxito. Un batallón de infantería que vigilaba la playa, en combinación con el cañonero español «Bandera,» rechazó á los invasores causándoles no pocas bajas. La tentativa fué repeti- da obteniendo idéntico resultado. Por entonces se dio la ordeq ala escuadra de Sampson para que bloqueara el puerto'de Snüago de Cuba. La situación de Cervera. considerada como muy peligrosa por las autoridades 137 parecl.1 á mui.'h.is persgn;i3 unj prudente medida d'A te, que replegado á los fuertes de ticrr.i se habfa hecha y difícil de ser vencido y que entre tanto oblignba á la po rosa escuadra enemiga á vigilarlo dfa y noche por mucho m, á lo menos mientras se putliera haber hecho efectivo el iqueo de Santiago, lo cual habría sido una cosa difícil. "n los últimos dfas del mes de Mayo, llegaron i Washington pcedentes de Cuba, dos oficiales del Estado Mayor del Gene- il insurrecto Calixto García, con ciertos despachos privados sie jefe y facultades para conferenciar á nombre del ejér- a revolucionario con el gpbiemo americano. La conferencia |l verificó con el secretario Alger y en ella expusieron los je cubanos que contaban con cerca de 25,000 hombres bien ñipados los cuates cooperarían con las fuerzas amerícana:> (i invasión. También se trató de la ayuda que los cubanos da- n á los americanos en el desembarque que iba á. tener tugar Ida, poniéndose de acuerdo en cuanto á la hora y el lu- r de la playa en que'd«berian reunirse los dos ejércitos, El teniente Coronel Cortijo, cuñado del General Weyler y . García julien que hablan sido capturados á bordo del ¡argonauta» fueron canjeados por los corresponsales «merica- sThrall y Johues, después de varios días de gestionar el Dije las autoridades americinas. r \ CAPITULO xr. I At>i|ueiS*iiti*)ji> ili Cuba pnr loa W]ii»i knipriutno». - Rumureí il> ¡uu.^lli ' iliinirntodel "liatiimtc" — Prinifr desembarco itc irnpKi ■mcrícaiiu i¡u( !>■.— üoopvnciíii da)'» insiirrecMi. —Rantwi^ de Cuh* iHiniInnli-ado n vinK'DtF. — Atiqiici Ciiinancr*. I v rudo ataque Je metrüDu tuvo lui^ar t^l liiii 31 de I Mayo á íds dos de la tarde por la escuadra del Como- I doro Schley contru los huques del ftlmivante Cerve- I, cstmnonados en el puerlo de Santiago. Hl Ministro de Marina americano afirmó después del comha- le que súlo haWa sido un rcconocimienio para descubrir el nu- mero y silnación de las baterías de tierra, para naadurar el plan . de penetrar -I la bahía la flota del Comodoro. Sin embargo, fui n ataque formalmente contestado por las baterías y loshuqtics espnfloles y que ocasiona pérdidas materiales por ana y otra parte, según lo refieren los mensajes quf A conlinuacífln trans- ;■ cribimos: 'va York, Junio 2. -Frente A Siinti.igo, junio ]"— (vía 1 Kingston.)— La primera batalla en la cual lu escuadra .imeri- n midió sus fuerzas contra los buques espaftoles apoyados L por baterías modernas, ha tenido verificativo y los honores cs- y tSn de parte de los americanos! Los tres mejores buquesde la escuadra americana,— el- lowii,> • Massachusiis> y -Nueva Orleans- fueron los elegidos par,» rl combate Durnnle cincuenia y cinco minutos, esta larde estuvieron combatiendo contra el •Cristóbal Colón,* buque Insignia del Alminmie Cervera,y las fortificaciones poderosas de Im entra- dii imposta de la bahía de Santiago de Cuba. Tres de las cuatro baterías fueron apagadas con cerc« de cincuentii disparos. •iMás tarde el Comodoro Schley resolvió cercionirsc tíenorii' vitmtme si todos los buques de la escuadra del AHmirame Cei- vera se encontrab.in dentro de l.i bahía, y dio órdenes ni cru. cero "Miirblebead," para que se acercara lo má>í posíWe ni ca- nitl y viera cuantos buques se eniontraban dentro. •Tan pronto como el "Miirble head" descubrió la cotocactáD de los buques españoles, saliii .1 la mar para dar parte al Co- modoro Schley • La escuadra esp.íflola constaba de los cruceros de prímern "Cristóbal CoWn," el buque insij^nia del Aluiíranlc Cervera. '■Almirante Oquendo," "Vi .cava" é "Infanta María Teresa" y los destroyers "Plutón" y "Furor". Los buques americanos ■Brooklyn" y " Texas" estaban anclados como á dos millas al Este, tomando carbón. Kl "Haward," "Harblehead." "Crislfne" y "liarle" se encontraban más distantes. • A la boca de la entrada del puerto se encontrab.i el "CrisK^ bal Colón." • Cuando el "M:LSSchusett4," caminando á razón de 16 nudos por hora, se encontraba como á 4.000 yardas de la entrada del puerto, usa nube de humo se levantó sobre la proa del buque- insignia, y uno de los cartones de 8 pulgadas hizo el primer disparo que dio principio al combato. Antes de que pudiera seguirse la trayectoria de la granada y aijles de que los es- pafiolcs pudieran contestar, uno de los cañones de 21 pulgada» de la proa del acorazado "Massachuseits" fué disparado. El proyectil cayó cerca de la popa del "Cristóbal Colón." Ya & esta hora los españoles estaban listos para combatir. • Las tres baterías del lado Este y otra en la isla en el centro, rompieron el luego. Los cañones del "Cristóbal Colón" hirie- ron fuego nutrido. El "New Orleans" ^.on sus cañones de 6 pul- gadas, cargados con pólvora sin humo, hinn varios disparos. ■ El "lowa" les siguió; el capitán Evans esperó hasta poner- se Irente al "Cristóbal Colón" para disparar con esito sus fa- nones de 12 pulgadas de proa • Los tres buques comenzaron después á disparar juntos. •Las balcrfrs espaftolas mejoraron su puntería durante el se- gundo paso de los buques americanos. Varias metrayas caye- ron cerca del "lowa" y "New Orleans" y una en peligrosa proxi- midad del "Massachuselts." Estas metrayas fueron disparadas por las baterii* del lado Oeste del canal. •Una de las metrayas del "lowa" cayó sobre el "Cristóbal Co- lón." Por algunos momentos pareció que el buque estaba in- cendiándose; pero las llamas fueron sofocadas inmediatamente •Después de 35 minutos de continuos disparos las dos bate rías, al lado derecho déla entrada de la bahfa, lueron apa- gadas. Cinco minutos después se .«píiaiV Ui hiiii nlaislíiilH r imo minutos No hubieron Los buques americanos re- I iro. •La batalla durú cincuentii bajas del lado de los f soltaron sin averías.- • A bordo del bote despacho iic la Hrensa Asociiida ■Daiidy,- (rente A Puerto Antonio, Junio 10. (dilaiado en transmisión) - Ayer en la tarde, la escuadra mandada por Srhley, atacó las baterías de Santiago, combatiendo también con la escuadra <\r Cervera, que se encuentra en el puerto • El buque almirante espaAal «Cristóbal Colón,- fm? locadn dos veces por los proyectiles del •Massachuseits- •Las baterfas espaflohts fueron destrozadas por el (ueno del crucero -Nueva Orlcans.» •Los espafloks dispararon certa de 300 proyictiles, y los americanos como ana cuarta pane menos de ese número. •Durante una hora el -Massachusetts,> "lowa,. «Nett-OrUans' y «Vixen' buques pertenecientes i la escuadra del Comodoro Schley, midieron sus fuerzas con la escuadra del Almirante Cervéra y con las biterfas de tierra que protejen l:i entrada de la bahia de Santiago de Cuba, lugar donde se encuentra el Al ■ mirante espafio!. Este es el primer encuentro de las fuerzas na- vales que ha ocurrido y no ha sido más que un preludio de se- rios acontecimientos para fines de la semana • • Poco antes de las diez de la mañana el Comodoro Schley se pasó del A bordo delacorazudo «Massachusetts* donde permaneció durante el combate, on.irbolando la bandera de almirante. • A la una de la tarde sehi/olascflaldesdeel -Massachuseits* para formar en línea de combatey el «lowa,' «New Orleans» y • Vixen- tomaron sus posisiones. Kl •Massachuseiis* caminaba á media máquina hasta encontrarse á unas quince millas dis- tante de la entrada del puerto; entonces viró y se dirigid hacia la bahfa. El «New Orleans- scyula muy de cerc re&. Asi cü que Un fuerzo^ esp^flolas se v-e(anatacadiis por tres enemigos á la vea: lá seguido por el Neor ,Or- leans,*Iowa' y "Oregótn dirigiéndose hacia el Oeste. El'Vlxen» y iSwance» se encontraba á alguna distancia á la izquierda. KI "Dolphin" y "Porter hadan iguales movimientos en el flan - co derecho. "La Unea encabezada por el "New York," atacó las nuevas bulerías de tierra cerca del Casiillo del Morro. "La línea formada porel "Brooklyn." se situó frente h las haterías Estrella y Catalina. vA las nuevas baterías de tierra, A lo largo de la costa. "Las baferfas espaflolas permanecieron calladas. Es dudoso saber si á los españoles les fué posible determinar el carácter del movimiento debido á la densa neblina y pesada niebla qac reinaba en la mañana. "Repentinamente se laní;6 una bomba de doce pulgadas que cayó Frente á la batería Estrella, destruyéndola, instantánea- mente comentó el fuego de parte de ambas escuadras. U del vice- -Almirante Sampson y Comodoro Schley y un torrente del bombas cafan sobre las baterías espaflolas, "Los españoles contestaron inmediatamente, pero su artille* ría era mny débil. "El humo cubría con densas nubes á los buques. "No hubo maniobras de parte de la escuadra los buques per- manecieron en sus lugares primitivos haciendo fuego continuo. "Los buques se encontraban cerca de la costa, y por esto se es dificultaba á los artilleros americanos llegar hasta las bate- las situadas en la colina. "Antes del bombardeo se dio orden para evitar el fuego s<^ hre el castillo del Morro, pues el Almirante americano había sido informado de que el tetiiente Hobson y los otros prísione- neros del "Merrimac" se hallaban allí. "A pesar de esto, el castillo del Morro sufrió algunas averías La linea del Comodoro Schley se movía cerca de la costa y haciendo fuego á corta distancia. El "Brooklyn" "Tex.is" causa- ron^frandesdañosálas baterías españolas, acallándolas pronto. "Mientras los buques sostenían el fuego con las fuertes bate- rías, el "Swance" y "Visen" sostenían combate con las peque- ñas baterías frente á ellas, logrando en poco tiempo silenciarlas, "El "Brooklyn" se acercó á ochocientas yardas y entonces la destrucción causada por sus cañonea y los del"Marblehead''y '47 •Tesas- tué verdaderdmenie lerriblf. En pocos minutos las obras de madera d? la Esire Un se incendiaron y la b;tierfa aca- lló sus fuegos. Al Este del «New York, y -N'ew Orlenns» silen- ciaron la batería Cayo Smíth y en seguida las otras balerías. La puntería no resuUii tan certera debido á la ek-vatión de los cañones, muohas bombas cayeron y los artilleros espartóles si: retiraron. • Poco desputfs Uc las nueve tesó el fuego y los buques se re- tiraron en pcrfecio orden, para evitar el uso de iasbaterfasdtl puerto. Entonces el fuego se asemejaba á la prolongada rever- beración del trueno del rayo, y las metrallas locaban las bate- rías espafinlas con terrible efecto. Rl incendio estalló en los fuertes de Catalina, acallándose los caflones espaftoles, El fue- go de la escuadra continuó liiista las diez de la maHana, hora en. que los disparos espartóles ce.saron por completo, y el Al mí'ante Sampson dio la .sertal 'ceseel combate.. •En general, los tiros de la escuiidra fueron muy destructores. "Muchas de las baterías han sido reducidas & silencio y las fortificaciones y 'Catalina' han salido tan .iveriadas, que es dudoso si éstas podr-ln ser reparadas para que vuelvan & prestar servicios efectivos durante la guerra. -Despuísque la escuadra se retirú, tos espartóles regresa- ron á algunos de los cartones y dispararon doce bombas sobre lii escu;idra. sin causarle daños. Una de las bombas cayó cerca dtí un buque carbonero. * ■ Durante el combate ningún buqui- auhú averiado, ni ningu- na desgracia ha habido que lamentar - El primer desembarco de tropas americanas de invasión que permaneció en la costa sin reembarcarse no se f crificó sino hasta el día 12. El teniente coronel Huntington, al mando de 800 hombres de infantería de Marina que desde el día 7 hablan salido de Cayo Hueso en el vapor -Panthcr- hicieron algunas tentativas apoyados por la escuadra, pero no fu¿ sino hasta aquel día cuando lograron sallar ú lierr.i y tomar posesión de un campamenio español donde encontraron tres obuses, varías armas y municiones y el pabellón español i/ado, asi como una bjtndera del tercer rcgiiuiento del príncipe. El punto escogido, al Este de l:i r;ida áv Gnaniánamo, es un punto eslraiégico seguro y A propósito paní fondear, diiíta cua- renta millas de Santiago y e-íiaba defendido por unos cuantos soldados españoles, que aun cuando de prento se retiraron, \'olvleron luego & atacar rudamente ¡i los recien llegados. Tan luego como se rcíicibió la noticia de haber desembarca- ilo'las tropas de avanza Ja, se puso en marcha el resto del ejér- cito de invasión compuesto de 15 regimientos de Intanterfa de Knea 3 de voluntarios del Estado de New Vorb y una del Miissa- total infaoterta 561 oficialws. y IQrTOQ de tropa. 148 Seis regimientos de Infantería de línea y un regimiertto de voluntarios: total de caballería 168 oficiales, y 3,1-^^ ^^ tropa. Ingenieros, dos compartías, 9 oficiales y 250 ae tropa. Cuerpo de señales: 2 oficiales y 50 hombres. Artillería, cuatro baterías de campaña con U oficiales y 323 hombres. Dos baterías de sitio con 4 oficiales y 132 hombres. Estado Mayor Especial: 15 jefes y oficiales. Servicio de sanidad y ambulancia. Total general: 773 oficiales y 14, 610 individuos de' tropa. Estas tropas fueron conducidas por treinta y cinco transpor- tes resguardados por doce buques de guerra. La expedición salió de Tampa, Florida el día 14 á las nue- ve de la mañana. En cuanto á las demás tentativas de los buques americáhos para hacer penetrar soldados en la Isla, podemos asegurar que en la semana que precedió al desembarco en Aguadores, dia- riamente se hacían esfuerzos infructuosos y algunos de ellos costaron caro' A los buques. III Una semana después de haber :alido la e.xpedición para Fi- lipinas se hizo á la v^\ la segunda. El jefe de toda la expedi- ción, General Merrit, acompañó á los transportes que salieron de California. Era indudable que al recibirse estos refuerzos en Manila se intentaría luego la toma de la ciudad. Pero un incidente im- previsto difitultó las operaciones del ejército americano y em- barazó mucho la conducta del gobierno. Este incidente fué la opo.sÍGÍón que Alemania manifestó á cualquiera medida violen- ta que se intentara en Manila por Dewey ó las fuerzas de tie- rra que iban en camino. La intervención de Alemania fué acen- tuada por la concentración paulatina de su flota en la bahía de Manila. El día 10 de Junio, se hallaban fondeados los siguien- tes cruceros de primera clase alemanes: «Augusta,» «Irene,» •Gefion» y ^Cormorán.» ^ El «Kaisser» acorazado de primera, iba en camino.. Conviene recordar que Alemania hasta entonces no había hecho sino declaraciones verbales, por medio de si»*represen- tantes, sobre la neutralidad que observaría en la guerra. Esto dio origen á serios temores de que una nueva complicación sur- giera con dicha potencia. En cuanto á la escuadra española de Cámara, desde los pri- meros días del mes se hizo á la mar llevando órdenes selladas; pero una semana más tarde se supo con sorpresa que había re- ¡resado sin noveJaJ, y que su programa requería ir á pracii> ar ana serie de maniobras, las cualps di6 pot lerminadaít con US regresos. Por lo demás tos movimientos de esta escuadra eran Uin mis- teriosos como los de la de Cerrera, aunque algunas autorida des navales opinaron que en visia de los desperfec'tos de los buques de Cámara, no era un mísierio la causa de su inmovi- ■iOn, puesio que antes de emprender una larga travesía ne- cesitaba repararlos. Efeclivamenle, la escuadra de Cámara cuyos barcos princi pales adolecían de descomposturas, estaba, & mediados de Ju- nio, reparándose en el puerto de Cadiü para emprender su via- je ,1 Cub.o, seuún las Ordenes del gobierno, de las cuales pare- cía en espera. Por lo que hace ^i la camparla en Cuba, la activa cooperación de los Insurrectos lué descubierta por los espadóles de Santia- gíTy Gunntámano desde el día 8. Un despacho del correspon- sal de la Prensa Asociada frente á Santiago de Cuba, fechado el 10 de Junio dice lo siguiente: • En estos últimos dfas la actividitd de los españoles ha sido particularmente notable. V.iliéndose de bueyes han estado transportando artillería á las fortificaciones, en l:is que los sol- dados trabajan en colocarla, y ha habido otras seflales mani- fiestas de que los españoles están preparando una resistencia desesperada. Fácil es que trasladen á los fuertes algunotí de los Cañones de ios buques que estaban al mando de Ctfvera. • Los insurrectos, en número de 5.000, se han apostado en una montana situada hacia el Occidente: pero 2.0O0 de H los care- cen de armas. ■El General Máximo Gómez, que se haya ahora como á 150 millas en lo interior de la Isla, está actualmente en camino pa- ra la costa. •El Almirante Saropson está cooperando activamente con los insurrectos. Ayer estuvieron á bordo del «New York« el ca- becilln Miniet, de las fuerzas rebeldes ysu Estado Mayor, y tu- vieron una larga conferencia. Los oficiales navales han esta- do emprendiendo expediciones, sobresalientes por su audacia, para mantener la comunicaciiín con los insurrectos y desem- barcarles armas. Han sido los barco* «Swanco y •Vixem los que principalmente se han dedicado & esa tarea. El teniente Sharp, del "Vi.'(en> y el sub-b-omandante Delhanty. del «Suwan- ce,- han tenido que desempeflar-diariamcnte importantes co- misiones, y las han llenado todas con feli¿ éxito. •Ha consistido principalmente la t; rea en llevar y traer men- sajes; pero el "Swance. ha estado ocupado en asuntos de ma- yor importancia. Este barquito cartonero ha desemb;wcado 300 I50 bultos de armas pequeñas y municiones, 300 rifles de Spring- field^ 100 carabinas^ 2,000 machetes, con equipo y provisiones. •« Fueron entregados estos objetos ayer miércoles, como Á 15 millas al Oeste de Santia^jo A «00 insurrectos que bajaron á la playa dejando en la montafii el grueso de la fuerza. •Fué penoso el desembarco pero se verificó sin ninguna in- terrupción. -^Refirieron los insurrectos que diariamente hay encuentros entre ellos y los españoles. *^Se ha recibido absoluta confirmación del anunciado desem- barque de tropas american.is en Agfuadores. Las fuerzas mili- tares españolas hicieron un supremo esfuerzo para evitar el desembarque, pero fueron rechizadas, experimentando pérdi- das de consideración, por las tropas americanas ayudadas por las fuerzas insurrectas. Se sabe que los americanos se unieron el lunes con el General García y en la Sin embargo tardaron tres días de combate continuo para que su posesión se hiciera indisputable. Los españoles dueños del campamento que á su llegada encontraron los marineros abandonado, no tardaron en retroceder emprendiendo un vivo ataque contra los invaso- res que sostuvieron el fuego con trabajo. Una relaciiin del corresponsal de la Prensa Asociada dice así: "Campamento de marinos de los Estados L^nidos junto al puerto de Guantámano, lunes 13 de Junio á medio día. Mensa- je del 'Wanda,» bareo de la Prensa A.sociada:vía Kingston Ju- nio 14. á las 7 a m— Después de dos noches de reñido comba- te, flota aun la bandera americana en tcrritoria cubano, sobre el campamento del batallón de marineros, quienes aseguran que lo conservarán allí hasta que lleguen las tropas. Así pues, ha tocado á los marineros lo más difícil de la pelea, la situa- ción es grave, están ya desfallecidos á fuerza de pelear, ata- •51 ques casi incesanies. Muy pocas probabilidades tienen de des- i-unsar óde dormir, y no se sabe A punto (ijo cuando llegará fl uuxUio. Si no fuera por los cañones prolectores de la escuadra, el reducido grupo de marineros habría sido ya exterminado por las fuerzas espartólas de Santiago de Cuba, cuvo número es incomparablemente superior. 'Puede ser que legren conservar su posición, pero les es im- posible ir adelante mientras no les llegue el reíuerzo. Las tien- das de campaña de los soldados hacían pensar al principio en un dfa de fiesta; pero hoy se ha convertido la ilusión en reali- dad horrenda. El menor movimiento en el campamento es co- mo una señal para que hagan ejercicio al blanco los españoles cuyos fusiles estriados, tienen un alcance mayor que los nues- tros ■Es imposible estimar con exactitud el número de la fuerza enemiga, sólo puede decirse que es crecido. Como dos terceras partes de esas fuerzas, rodean el campo noche por noche con un circulo de muerte, y el tiroteo de los MaUssers es vigoro- sbitimo. • Por la noche pelean los sitiadores, pelean al estilo de los in dios: cada yarda de chaparral es una emboscada, ■Después de! primer ataque el sábado en la noche, el coronel Huniington decidió que se hiciera una nueva n;ntat¡va el do- mingo por la noche y ordenó que se formasen trincheras por todos los lados del campamento, y en ellas esperó la mayor parte del batallón la embestida la últína noche. ■Verificóse ésta poco después del obscurecer y desde esc momento hasta la venida del nuevo día hubo un (utgo conti- naudo'y & veces nutridísimo. •Los americanos por su parte, tuvieron dos muertos y cua- -iro heridos. Los muertos fueron el Sargento Enrique Goode, j,'de los soldados de marinos, atravesado de un balazo en el lado I derecho del pecho; el soldado raso Tauman, que Uin pfonto co- mo fué herido cayó por tierra y murió instantáneamente. "Los heridos son: el soldado rasn Wallecc, que rodó de la aJ- . tura y se rompió una pierna; el de igual clase, Martin que re- cibifi un balazo en una pierna; el de la misma graduación, Rai- bury, herido con bala en un brazo, y el de empleo de Igual ca- [ tegorla, Burk, herido también de un brazo. I "La primera acometida de los espuflole.s fué á las3 p. m., y [ el ñllimo tiro disparado por ellos ñ. las 3 a. m. En cl transcur- L'SO de la noche arremetieron los cspafRiles contra el campa- I memo de los marineros que estaban en la costa, y el "Marble- [ head," creyendo que los americanos hablan sido desalojados, " \as6 varias bombas al lugar; sin embargo, íué/epelitlo el em- destacamento den '"" i— "-• '52 nn el campamento. Las bombas del Marblehead hicieron ex- plosión entre los soldados navales. *'La refriega fué la primera de la guerra en que los cubanos tomaron parte en ayuda de los americanos, y su cooperación no fué muy brillante que digamos. En momentos en que^ por la tarde estaban los marineros haciendo fuego sobre una par- tida reducida de españoles que apareció á corta distancia del campamento, los cubanos se pusieron á disparar en desorden y mandaron una descarga que precisamente iba á causar estra- gos entre los americanos. Casos hubo de gravísimo peligro, y, sin embargo, nadie re.sultó herido. Parte oficial español de la acción de Caimanera. "Caimanera Junio 13. "Al comandante General de la División Militar de Santiago de Cuba. "Al amanecer del sábado, siete buques aparecieron en el puerto de Caimanera y dispararon sus ametralladoras y toda clase de proyectiles sobre la playa del Este y Cayo Toro, has- ta que incendiaron el frente en la plaza del Éste y las -casas de pilotos fueron ocupadas después por destacamentos de mari- nos americanos. "El cañoneo continuó con más ó menos intensidad hasta las cinco de la tarde, pues la playa del Este estaba solamente de- fendida por dos cañones antiguos y trincheras de arena, así que el destacamento nada podía hacer contra los buques^ que hacían fuego sobre ellos por todas partes. Por último se reti- raron á Managua y Cuzco, sin que dejaran de hacer descargas. "Desde ese momento los soldados ocuparon Punta Caracotes, observando los movimientos de los buques que ocupan todo el exterior del puerto, con una verdadera flota de buques, unos armados y otros auxiliares. También he tomado el paso del Enano. "Permaneceré en Caimanera y solamente abandonaré ese puerto cuando lo estime necesario. "No he podido resistir á los americanos con sólo el fuego de fusilería. ** "Los fuertes Sandoval y Cayo Toro han disparado sos caño- nes, pero sin efecto; pues los buques enemigos se pusieron fue- ra de su alcance tomando posiciones en el canal del centro. Tengo noticias de que los insurrectos, en Baracoa, por señales que les hacen los buques americanos, se han acercado á la ba- hía. Desde el sábado los americanos han cortado los cables y no he podido repararlos. "Los bomberos gozan de buena salud y mantienen magnifi- co espíritu. Continúo dando solamente medias raciones y de >53 r esie modo lendrí sulicienie para un mes más. No tengo haritia tii modo de conseguirla, pues como he dicho anieriorrnentc, ha ce mucho lícmpo no hay granos. También estamos esca- s de quinina, pero me he posesionado de una botica y tendré [ suficiente provisión de esta droga-para un mes. La ciudad es- ¡ tá sufriendo grandes privaciones. Hoy se encuentra en el puer- to un gran buque acorazado el "Oregon" acompañado de otros siete buques y un transporte el "Sain Paul." "Me regreso á la Caimanera después de despachar al porta- I dor con este parte. El mensajero es de mi entera coafianza, pues siempre ba prestado buenos servicios. Encarecidamente lo recomiendo A su Excelencia en caso de que llegue sin nove- 1 dad. [Firmado) Félix Paranjau, Comandante déla segundaBri- l gada de la divisi ón de Oriente del Ejército Español en Cuba. f CanUuiwu liM><.-oiii1'atTH en iiu«iitá •Ix I* eariiailn aajiunnU ile rui inruiíinil matido d»l Cen.r»! SUfCrr — 9<' iii. Dilidl nf>ii.-i»i, CD M«]iíU.— ÍUIi.l* - DestinliJitfo rii Ciil* 'I» loa tneír*^ Ar I, ¿ que xarpaba para M inJla| la segunila expedí ¡flcióii del puerto Je Snn Francisco, se ort;apÍ¿:iba rApi- .' la que habla de invadir á Puerto liioo. ji-nt-ral Shatier, jefe de! ejército invasor de Cu- o i'on ansia por los marinos americiinos que sl- tJiubian posesionado deunapein^fta piircii'in de terreno en Cuan- klAnamo; seguían resistiendo eon grandes pérdidas, el incesante I ataque ilc las tropas españolas, y entre ellas t-xi^lla el temor I Je que si el cjértitu de ocupai'ii'.n tardaba muclio tiempo, qui- I zAi no encuntnise vivo & uno solo, á pesar de la eooperacii'm I Jr los insur recios, lí tendrían que repk-i;arsc .-1 los buques. Hasta la tr dcntrn de |eUii4 y se pusieron como ú cien yardas de distancia, A il>?o 156 'jii«- 'fi I.i'i (M'ni^iir mejor al ataque de los españoles l'l J.'.i le l.i escuadra del \ ice-- Almirante Sampson bombar- J.vv' i^c'. ieii.'v!a \e.' l.is b.itenas de Santi.ii^o de Cuba. Duran- .• .ii^M'Ms Iv.MMs acr'.bi'.lv las bater-.a^ .i derecha é izquierda, y N.^'. i!e.e'".v' de»*.» c!*. p.i.' .' ca^^v'/.o dv^ M.^rro. d .^nde estaban pre- >.>> v'! le-v. tv.c Heb< desos- v.'^^^ :v^;.\.;.i.*^ ^- ''' .•:.;.*■• >.-;— ^^r::::^: v ^\:: e:d<: Cuba. En :" ■■-:• N. .;-• :v.v ' \ J. ^;.l*V' í M'* ^v.i::i; .:. Fs^.l'^-■ como por ^: - : n" :// / \: . •■- . ■ .^.^ ,:;' efíiro^ .'v^or^.i-^z^s ir comer ,* -r.* 'V.* •.*'.*^ ^',* ".'■■.' ' '. ■•■il'.' e*c • .:: ' •: iS:u .Jra — :omo ■ . . ^' '.. . . * .'. C- " ■ -. -v- . : :••: .< ^ .v s -■ rrvrirr^íonarse V . i^ .' .- --V.-..-; ;• ,:-■-■.>.: .\ :.;-:.-i :s:-1"í:os coa- Tt Je la .. -ii . 157 • l.os vnluni.irios, protec't'<'s por aljjunos cafioneros que se «nvinron á la laguna en busca de alimentos para la ciudad, n;- sresaron hoy, dando cuerna del fracalso de su misión. •Se concede tamhit-n oficialmente que las tropiís espaflolas han estado sin alimenin durante las últimas treinta y seis ho- ras. "Se admite también onctalmenic que l.-js tropas en número de 36,000 carecen en absoluto de víveres, • Los rebeldes ganan terreno contínuameme. • La flotilla española no pudo electuar el desembarque á p<- sar del prolonyado luego de los cartones. Sin embargo, ningu no de los que resistieron el desembarque fué muerto. Esto des- vanece la última esperanza de provisionar la Capital de las Fi- lipinas. "Diiranle el curso de la semana pasada, todas las guarnicio nes fueron atacadas simultáneamente. ^ "Los insurrectos se han unido en la sección al Norte de Pa- sig y en la orilla del rio de Pasig, desde donde han rechazado A los caíioncros españoles hasta Deya. "La zona de hostilidades de los insurrectos es en extremo defensiva pues está cubierta de densos bosques, teniendo inniimerables emboscadas naturales, asi como trmchenis. Las ifppfls españolas son valerosas y heroicas hasta la desespera cIiln;pero se encuentran en una condición desoladora debido i tu falta de alimentos. "Todas las compañías españolas no han tenido que comer durante dos días, y algunas de ellas literalmente est.1n perecien ■ do Es un cuadro desastroso. "Los campesinos asisten por caridad á los soldados que pe- recen y algunos soldados ingleses convidaron ayer á los solda- dos que custodiaban & la ciudad; compraron por algunos cheli nes todo lo que tenía un fondista y lo repartieron á los solda- dos que dijeron era el primer alimento que tomaban desde hacia 'nlglinos días. "Una persona hizo notar que hay gentes que merecen ser linchadas por permitir este estado de cosas. ■^c vé i los oficiales pasear diariamente por los cafi^s y bou- Icrars, y charlar con los ingleses mientras que los hombres que tienen & su cargo están pereciendo de hambre, •'Ayer los insurrectos atravesaron el río Zapote y descendie- ron también de la laguna para atacar A los españoles por el flanco y les tomaron algunos cañones. "Los españoles hicieron ttna buena resistencia hasta que se ordenó retirada, probablemente por no ser suficiente sus mu- niciones. «Es imposible comprender címo pueden abandonarse sin ■sin combate tan magnificas posiciones. ITvS Los rebeldes iom;iron hoy las l*¡iias. Prajjue, Tulagro, Míii- J.iv V I^ineda, todas tn la línea de las costas. -Los españoles perdieron diez y nueve hombres entre muer- tos y heridos y 7,0*^)0 volvieron aquí sin daños. pez," Isla de Pinos," Buenos Aires-' y San Francisco." Los últimos tres transportes iban car;;ados con tropas. Los primeros pasartn frente al Peñón con rumbo á Cartajíena. Es- tos buques formaban la escuadra de reserva de Hspaña, al man- do del Almirante Cámara. Los despachos que á cuniinuaiién copiamos, bosquejan el vetado de la opinión pública de Hspaña. ''Madrid. Junio 17.- Gran entusiasno se manifiesta en toda la • iudad con motivo de la calida de la escuadra Je Cádiz. L*n sentimiento optimista n( expresa en el pórtico y corrillos del palacio de la.s Cortes. "En esta ciudad se di.;i que la escuadra del Almirante Cáma- ra se compone de más de JO buques, incluyendo cruceros auxi- liares y es ai^re^'a que lleva una inm-nsa cantidad de material iSLU), Tanibk-u sí: su O sf cDiniciitre en alta 159 L di- guerra, itn-lusivi* un misterioso txplosiM iuna que la escuiídrn se dividirá cujintlosf nar y se dirigiríl A rumbos distimos. «Unnuevocfintinyeme de tropas st- e.st.1 alistando bajo liit^ f b.inderas y se demuestra mucha actividad en los Ministerios I de Gtierra y Murina., •Los trabajos en lis fortificaciones se activan día y noche, y [ se alinna que str csuí formando una tercera esruadru, compites 1 ta del 'LepantO', Cardenal Cisneros, «Alfons-o XII- y otros [ írurcros auxiliares. «Cíidiz será el rende/vous de esa escuadra y corre la imprc I siín general que una g:uerra dcfen-siva serA la del porvenir. St* Tiinimcia semi oficialmente que el t;ob¡Tno no cuenta ya con i-l ft:ipoyo de las Poienciiis, ni aun Alemania, ¡1 pesar de sus in Imeiisos intereses Cn las l-"ilip¡nas, podnl liMcer aluo en favor Ide lispafla.» A la salida de Cámara .se publicó esiK mensaje en la capiía) I americana: •Washington, Junio 7.— Tan pronto como la escuadra que se encuentra en Santiago sea destruida 6 capturada, se ordenar.^ al Cpmodoro Schley, que vuelva ¡i HjTOpson Road;^ con el oh ^' jeto de reorganizar la escuadra evolucionada. ' Se asegura que se Iraia de encomendar A Schley la larva * mis importante referente á la guerra, la de atravesar el AtlAn > tíí o con una grande y formidable escuadra dr buques de giu I rra para ir 4 atacar en sus propias aguas .-1 la cscua .Ira espu- I flcla de reserva. «Semejante flota do tendría igual en la guerra moderna, y si- I glln les oficiales, se pondrá al cuidado de Schley. «Estl medida no se pondrá en práciica si la rc-^erv.i cspaft" fin no mostrase intenciones d^ seguir ¿ Cervera, ■El Woqueo déla Habana, que iba ;í cumplir dus n)'-ses J.- {establecido, no era lan absoluto como se creta. .Mgunas cmbat alciones españolas lo hablan burlado y .1 eso se debe qut dc*- ^ti; amei ¡canos Jrs<'nib:ir«í'» rn í.ís Tuiía^ lui ur.in oaruamcnlo de provisiones iiahiciulo /arp.ulo s}r Kinj^slon. \iiah;in la-^ autoridades americanas por 1 eanje Jv I unii'nii- lf!)bsun y su> arrojados compañeros pre- sos en el castillo del Morro, l-'l (ieniral Blanco no quiso acce- der lue;»oálas reiteradas p(iie¡one>. americanas en este sentido. hasta no reeil">ir ('rdench de Madrid. MI extraordinario interés ¡nani restando p«>r su reseaic, hacía á las autoridades españolas luponer que se pudi< ra sav-.ir uran partido de este canje y ma- Juraban la manera d .* olnener de él todo el provecho posible. Ksia fué la razón de hahersv* reihazado al principio las pro- puestas ik" libertad para II<.íbson E] día 1¿1 eonií-nzó en la playa d^.- Baiquirí, inmediata á San- ia lío, el desemi'íareo de las tropas del íieneral Shafter. Puestos de aeuenlo los dos jefes americanos decidieron simular un vio- lento ataque al puerto de Cárdenas, con el objeto de atraer á lo> españoles hacia aquel punto. Mientras se efectuaba esta opt ración los transport^-s espi-raban, sin presentarse en San- t¡a.:;o. Al fin rl día 20 en la noche fueron avistados, y al día si- guiente principiaron la> maniobras del desembarco continuan- do el 22. VA Secretario Alí^^er n eibiO el siguiente mensaje: f Playa del Kste, junio 2. AI Ministro de la Guerra Was- hintXton. I.)e l^aiquirí, Cuba 22. Desembarco en Baiquiíí csfti mañana con éxito, Muv poca ó ninguna resistencia 'firmado) *Shaftcr». Fd Ministro Lonjí recibió un mensaje mAs extenso de Samp- •lon á las 6. íSO p. m. ■ Ante\s de desembarcar hicieron algunos disparos sobre e' v(?c¡ndario el Xueva Orleans- el 'Metroit* el 'Cristine». el 'Wasp" y el 'Swance. Se hizo una demosiratrión sobre C.'iba- ñas para llamar la atención del eneMnii;o. El «Texas* atacó la hatería del Oeste. 'J'uvo un muerto. I.as minas submarinas se han sacado del canal de Guantá- namo, donde se ha estableeido la comunicación telc|yfnifica.- - .iMrmado": Sampson. Otro mensaje de la pren>a decía: Baiquiri (Cuba;, Junio 22, vía Kingston. -í^ as tropas ame- ricanas están desembarcando en l^aiquirí, Á 17 millas de San- liairo. :<,000 hombres han saltado ya ú, tierra, protcíjidos por el Uw^^o de la escuadra que al mismo tiempo est¿\ bombardeando i* Aí;uadore\s. ■ Antes de prindpiar et desembarque se ' notfl una mimerosn [ luerza de tropas españolas, terca de ta costa, cu las imediacio- I CCS de Aguadores, Obrando de acuerdo con los iní^trucdoni*» \ del General Shaftt;r, los cubanos atAcaron<á lo& cspaAoIcs por I Is retaguardia. Los buqacs amcrícnnos bombardearon la costn [ al mismo tiempo. Las trop;is americanas atacaron entonces A I los cspafloles, y desembarcaron, cogiéndolos enirc dos fuegos. [ El Almirante Cervera obedeciendo A una disposición del ca- pítáa General Blanco ordenó que una fuerza compuesta de ma- '-rinosdc su escuadra se dirigiera .1 tierra pan ayudar Alas íueh [ zas espailolas A rcchaxar al encmiyo. Los americanos, que no habf.in encontrado resistencia debido I al bombardeo de la escuadra sobré Siboney y Guantínamo, s'- K'Vieron atacados bruscamente por una fucnta espartóla con la ■cual se (rabo un recio combate hasta que llcgC la noche. Ha rblan desembarcado ya 3,000 soldados. Cuando las tropas ame I rleanas continuaron de.sembarc.indo, los españoles se batieron I retirada, ordenadamente, teniendo que abandonar algunos r puntos estratégicos A los invasores Entre tanto la escuadra de Cámara continuaba su ruta hacia ffl Oriente, iíl Jia 'JO se encontraba en Cartagena y continuó F luego su marcha bacía el Canal de Suc/, El 24 .se publicó este mensaje: •Washington, (imio 24.— Ya no se duda aquí de que la cscua- Ldra española deCádií se dírije con rapidei: al Oriente, • En las costas del Mediterráneo, los a^jemesde confíanza del CGobierno están observando el movimníento de buques y apro- vechándose de toda tnfonn;»ción fidedigna. •Asi es que miando llegó lioy la noticia por conducto de es Itos agentes, de que se avistó anteayer la escuadra en Fantcla- Iría, los oficiales .se inclinaron .1 aceptar la aíirmadón como in- \]udable. •Según las cuentas de los oficiales de marina, la eiciiudr« M VMtcontrarfa ya cerra de Candis, al Sur de Grecia, •Avanzando la escuadra llojfarfa A Puerto de Siiid A la en- Itraida del canal de Suez próximamente el luncí ó mane*) • Desde este punto, no.teirecqur la escuadra española avnn e más, porque »c expresa confídenctalmeme que todo mo vi' F miento español no es mAM que aparente, para «atisfacer las I mis exigentes demandas del pueblo espuAol, y eitpccfalmenie [ del partido clerical que al^o haría por siilvar d tas riliptoas y 1 i Espaftii _ I « 4 . . • r <« . « y . *• • ' . rr ■»••■..■. - • , " ««■■''l->ra.l- •• « _ I /. • ^ ^ . >1 X. 1.4 •!. .lia- J''/.':.' ro V.'.' -■■ io, ' ¡ o^HJ^•r -.''ir.*- rv., Jor. pr- ..ipil'*- Io> J."-¿úr- i' ri' , ri»..' ;:r.'Jo •. :• lo^am^ni* :i: íi^ri- r*il P- !.i'. ieia, t.\- Ministro '!' I;: ^/ .' rr.j y '-.'.-f/ipit/írj ^> n'r;. p'jr habvr tr ;»»;■:'/ I.« p'i/ ' ofi 'I j'f'r in-urr' « lo Aiiuin.ilJ''». Ak-trO que cp;;ii:i v^peraba que lo> t\'i*- * íi»'*n' "'. ' siribifi fi -ii -.'-rvi.io -^ofor.iriar. ]:i rebelión por ■»i ' 1 f #' n'i;il hijhiír;i p' vm.uViido lit-l ;'i las iniJiviones dv'l • l''íi ito, Ají'iinal'Jo no viviría lioy para ¿lyudar A la Jejtíradii- t lóii íl'- l'.spana. KohIíJo liir iutc-rrumpiJn i n '.sia pane de si: 'Ir.i III .o < 011 ;.?rilos d<' no «^ 4Írrio.> Tihi ' .( «n;! di- ronfu-íión si;iuió á la sesión qu»' hubo de sus" |i«ii'lírM I' iMi)oralinbierno qu<í jd^arantías podía nÍMi í I ,il |»;i¡'. 4l«' ipu' si-ria capa/ de continuar la «guerra, que li.i-.la la {*•( ha no había rcsnilado más qur en pérdidas de vidas V aj'oi.iminii») del lesoro, ruinosos eompromisos y humillario- III-' 1 63 Si el ijobietno Jcsi-a l,t paz, añadió, {por quí no lo dice da ra y terminaniemente/ Robledo aconsejó aJ gobierno que si deseaba la pa/ sería priiJcnie tratarla directamente con los Eütados Unidos, pues las potencias ie pedirtaii una comisión por su mediaiucSn El día 27 de Junio zarparon de San Francisco Calíloi-nia A las 2, 30 P. M. los transportt's "Cilv of Para." "Ohio," "Morgan City" é "Indiana," buque insignia, rumbo & Manilii, llevando .) bordo 6,000 soldados para rcfor/ar al Almíraute Dewey. HI mismo día ae recibíú en Madrid la noticia de la llegada di- 1a escuadra de Cámara á Puerto Said, Egipto. Por lo que hace á las operaciones de desembarco en Cuba. cOnüDuaban con toda actividad, lín Baiquirf súlo quedaron el 30 y el 9" de caballería custodiando el desembarqué, mieatras se dirigían violentamente hacia Santiago los dem¿ls regimien tos. Tomaron el camino de Baiquiri Jjara^uay. Cuatro batt rías de artillería y varias ametralladoras se pudieron montar sobre las lom:is que dominan la bahía de Santiago, y en gene ral fueronse ocupando poco á poeo todas las eminencias que circundan la ciudad. Entre tanto los buques de la escuadra volvieron A bombar dear íl Aguadores durante las primeras horas de la maflana. Entre Stboney y Baiquiri esuba acampado el General cspa ftol Rubín, con íucrzas do San Femando. Talavera, Provisio- nal de Puerto Rico y dos compatUiís moviliiadas. Parte dd ba tallón Provisional se había situado en la arquei^e Sex-illa, poi donde forzosamente tenían que pasar las tropas americanas en 9U avance. Desde los días 23 y 24 sostuvieron el fuego délo* americanos vatientemente & pesar de que el segundo día per manccicron sin iom.ir .-ilimento A consecuencia del incesante ataque del enemigo. Al fin las trop;i.i españolan tuvieron que rtlirarse á Sanlíajío de Cuba á las cinco y media de la tar de después de un combate casi no Interrumpido de 48 horas. El enemigo acampó en loa alto.^ de Sevilla, extendiendo sus avanzadas ha.sta el poio Desde allí prepararon el ataque para el Caney y Santiago. Para reconocer y estudiar el terreno y cerciorarse bien dt la posición de las tropas espaflolas elev.i'ron e| día 31 un globo 164 cautivo. Iban en él dos americanos. El cable á que estaba su- jeto el globo amarraba en el campamento. Desde allí, asestando en todas direcciones largos anteojos, lo examinaban todo á su sabor. Se hicieron al globo algunas descargas de fusilería, pero los proyectiles no les alcanzaban. Continuaron estas operaciones hasta que comenzó el ataque ■d Cañe}-, y simultáneamente á las posiciones de San Juan. Ocupaba la posición de Pozo Blanco, así como la de los Altos de Sevilla por las avanzadas de los americanos, una guerrilla de voluntarios que defendían ésta última tuvo que huir al apro- .Kimars^l enemigo. De entre los soldados heridos y convalecientes que se haya- han en el hospital de Pozo Blanco, fué necesario nombrar cua- tro secciones para que acudiesen á oponerse d los movimien- tos (Je invasión. Atrincherados lo mejor que pudieron se desplegaron ocupan- do los puntos más importantes. Fueron tan certeras las primeras descargas, que los soldados americanos se detuvieron y hasta hubieron de retroceder un tanto. Peq> esto duró apenas un instante ó hicieron funcionar algunas piezas de artillería y ya no hubo defensa posible. Una granada derribó por completo el cobertizo en donde va- rios tiradores españoles e«taban parapetados: cayeron confun- didos entre| los escombros y muchos quedaron allí muertos. Un guardia civil de segunda, joven decidido, se puso á la ca- beza del puñado de compañeros que allí quedaba y se encargó del mando. Se llamaba Raimundo Braña Alonzo. Pelearon aún todo lo posible, pero era tal la granizada de ba- las, que en breve quedaron deshechos. De los 38 que formaban la primera sección sólo quedaron cinco. Al retirarse, una descarga de los americanos dejó al bravo guardia acompañado únicamente por un soldado; ambos para no caer pasioneros corrieron al portillo de Caney. A Pozo Blanco llegó por la noche el batallón de Talayera, pero sus esfuerzos para hacer retroceder á los americanos fue- ron inútiles. Las fuerzas insurrectas al mando de Caixto García habían seguido acudiendo á unirse al ejército de invación. El siguien- te despacho del corresponsal de la Prensa Asociada en el cam- pamento americano describe así las operaciones de los insu- rrectos. «Jaraguay, Junio 26 vía Kingston. Junio 28. — El General Calixto García al mando de 5,000 hombres que se encontraban en las montañas de las cercanías de Santiago de Cuba fueron conducidos á este ptmto á bordo de los transportes americanos. M.isd.. :,;.K>j rvK-ia.-s. rn In l.iului.:,Ul.- ■i-'narns en l,i pan- Sur .le h\ \>U. pr.nin. C'.ih.i. SI- iHiuomnin nvonvomr.uios rn A i Trt'i L'n;irt;i'* partes Je é-ilos i'M;tn arin.i.los pero estiin i\isi di'snuJiis l,.i m.iviM p.tnc "stan (amilinnxaJos iiiii lus nut.nins Je i;ii ios i.'spaflolt.\s y ooiiocco loJos lus .aiiiiiu'^ montaña^. Con el objoíD ik- pinuiír las ;ii;i ^oliri' Síintinyo, so oiivii'i un Ji'>t.Lo;inu'iiiii I para liar l;i alarmii i'n va.soJii|iir las tropa tusen dar sorpresa C> fíeiliiar una unií'in ilc liae^O con las tropíLS il'l lii'neral l-'.-iiiri'! I1.1,.s p.V , p..r I |. w!BC»*fJ*í5<.***«*=>%'**w«*Ü***'^«3*C^^ CAPITULO Xlll. I^I* iiicii«dr« d' Cámtr» en Oriente — -DifiüultAili Filipinai, — Iioa aiuericRno» «a Sintisgo defensa iIb lan eajH&aleB — Ualallu lU L'a ■lo UD testi^a [iruendal. — Deetruc^íún di< nftn -til Capitán KvíH» .Id ■lovv».- ai-\. San Ju»ii v C«iios»- — ReUlu U" cmivUt de"C.T.-era.— ít«r» 9 ahlpgnimas tediados en Port Said, Egipto, el 30 dv ■ lo comunicjiron que la poderos^i escuadra espafto- nviadu para socorrer & los esforzados defensores i de Manila y mandada por el AlmiranicCííraara.seen- lomraba andadií en aquel puerto, en espera de proveerse de riirh..n y obtener el permiso necesario de la Compartía del Ca nal de Suez para atravesar este cuñal y navegar hícia el pun- f LO de »u deslino Así era en efecto. El Gobierno egipcio, sujeto al protectorado int;lc's, notificó Bul Almirante Cámara que la presencia de su escuadra en Pon S&id con^itituia una violación de las leyes sobre neiitr:ilidad, y ■^Ue en consecuencia los huquc'í deberían hacerse A la mar. Al I mismo tiempo se ordcmi al Gobernador de Port Said, que e^ ■lorbase su aprovisionamiento de carbón que hacia la flota, y Lnpremiasc al Cónsul español para conseguir la salida de éste CircuW otra versión, relativa A que la flota de Esparta no se •liubfit podido proveer de carbón en Hi;ipto, porque entre tumo r«e negociaba el permiso de! t'.obierno para verificarlo, cl Crtr P J*Ul americano en Pon S.iid habla comprado J-i.OOtt Kniiladas |dccombuMÍble que había en el puerto y constituían hi íow) texifitencia dt! articulo. Se artadla que los Estado.-. Vnhl ^r|.3n aprovechar este carbón para remitirh' .il Com«i fwey a l'ilipinas, lo mismo que p.-ira .^onsciA.n una Wevisión de que to necesitíise la encuadra ili- W,- [quiera buque americano 1 68 Tucsc cual fiura la causa, el Almirante español Cámara lu- «haba con inmensas dificultades en su travesía ,y frente á Port Said Hc^ó á resolver el abandono de sus torpederos, para que reiiresaran á Kuropa y continuar hacia Manila con su escua- dra muy debilitad;!. La si^ruiente nota oficial trasmitida del Cairo el mismo día puede dar idea de lo crítico de la situación. Dice así- jLos buques di* j^uerra españoles que comprenden la escua- dra del Almirante Cámara están trasbordando el carbón traído por los transporte.^ españoles. Kl Gobierno ha notificado qui- no puede permitir semejante operación y debe suspenderse in- mediatamente. Al mismo tiempo ha notificado al Almirante que deberá abandonar Port Said, pues el límite de 24 horas ya .^e ha excedido considerablemente. Por conte.stación á la notificación^ los españoles dijeron que .sus buques necesitaban repararse y comenzaron á descargar el larbón tomado á bordo con objeto de hacer las reparaciones.* líl P de Julio los buques del Almirante Cámara se habían retirado del Puerto y entrado en el canal de San l'rancisco pa- ra recibir earbón de los barcos españoles «Colón-» y *Covadon- lía,* entrados la víspera en el C mal de Suez. La operación del transborde de combustible duró todo el día si<íuiente. Entre tanto los acontecimientos en Cuba tomaban ma^-or im- portancia cada día, preparándose lo primera acción que .sería decisiva en el éxito de la jij^uerra. Desde el 2*^ de junio el Ge- neral Shafter, Comandante de la poderosa expedición ameri- cana desembarcada en Santiaj^o, avanzó al frente de una pe- queña escolta hasta Caney, ciudad de poquísima importancia si- tuada al Noroeste de Santiago Kl cuartel «^a^ncral fué estable 4 ido en el campo no lejos de allí, y principiaron las disposicio- nes para el combate haciendo adelantar los cañones de sitio á la vanguardia; Bien pronto la línea americana quedó extendi- da desde frente á Caney hasta frente á Santia^^o. El 1« de Julio, avazaron sobre Santiago los americanos, alia- dos con los instirretos al mando de Calixto García. El Gene- ral Kent dirigió el ataque sobre Aguadores, en tanto que los Generales Lawton y Wheeler, secundados por Calixto García y el resto de divisiones del ejército americano, se arrojaban so- bre Santiago. El combate fué terrible particularmente en Sevi- lla punto cercano de Aguadores. Los españoles se batían como Icones sin desanimarse por la superioridad en el número, en las armas, en las posiciones y aprovisionamiento que sobre ellos t.nían los americanos. La lucha comenzó por un ataque *;obre Cañe}- punto de partida del camino carretero que vaáSantíago El estrago causado sobre las fuerzas del General americano K'ent. sobre los cuales concentraron su fuego los españoles, fué w te. sifnJü pri'ciso que los reíoríaran Lawton, Wlwelrf y I (liircia, para que "i^uellos se vit- f«n ohlíK^tlos A ceder el terrc- dcfendiiíndalú paso .1 p.iso. Las fuerzas de marenire tanto, secundaban el iiinque deno [ dadamente. Mic-niras el foiura Almirante Sampson aiTasab;i f casi, con la superioridad de suscanonesy proyeL-lilesrolosales, k las baterías que acab abiin de ser reconstruidas en el puerto, la I floNn del Almiranw cspiftol Ccrvera lanxuba una lluvia de me- I tralla sobre las tropas iimericanu». Al anochecer el Gobierno » de Washington era in formado de que los cspafloles cedían sus 1 posiciones después de batallitr el df;i entero reftídamente, su- F friendo mAs de mil bajas el ejírcito americano. El 00 rebeldes al mando de Calixto García. n- Los plíi- gos fueron enviados, pero como no obstante eso coniinuasen en el campamento americano los trabajos de íortÍ/ic;icióii y tuf cesase contra las tropas españolas un nutrido tiroteo, el w le coronel de caballería Pascual 1 lerrera Oriais, que dd la segunda linea de defensas del Portillo, dió-oieow^ comprensible hecho al coronel Aldea. Le ordenó éste que fuera sin pírdida de tiempO-í ciar con el jefe de Estado Mavor de las tiopa*í aiH" \0 hÍKo el señor Herrera. —Me sorprende y cxirafla— le dijo— que fiabia fl tucgo «ti las Itntas espaAolas en virtud del parlamesto por vos pedido, conliníien %*uesiriis ttopas no soto dedicrdnJose J lo* trabajo» de (oriiliciii.-iiJn, lo cuales quehrani-ir cuanto la» Iryes mllil.irní ordrnnn, sino tambit'n haciendo fuego. El jefe ampricnfto inandr> se suspendiesen aquellos trabajos asf como que tesasen )0A dÍ!q>aros. Los referidos pliegos del ejército americano los recogió tm olicial espaftol y lo lli-vii .■! su destino. Estaban dirigidos al General Toral, que ya entonces asumía el mando de general oi irje déla provincia lil día 34 las cuatro y media de la mañana, rompió el enemi- go un nutrido fueteo sobre lab trincheras espaAolas en exten- dían considerable; contestaron aquellas tropas con igual ener- gía. El Portillo fué valientemente defendido. La artillcrfa de que disponen los españoles en el Portillo de Caney la forma- ban ocho cartones, dos de tiro rápido y seis antiguos de los lla- mados i/r/)/í(c/i. En los tres días citados se hicieron con el lo* m^s de 300 disparas. Los Jefejt americanos pidieron de nuevo parlamento al Gene- ncral Toral y un nuevo pliego le fué enviado. Aunque la sus- pensión de las hostilidades dun^ h.isia el dia 10, los americanos continuaban haciendo fortificaciones y cuando terminii el ar^ mlstino ya hnhfan colocado hasta bO caflones. Hl memorable combate de Caney tuvo lugar el mismo día que se verificó la batalla de Santiago, Un testigo presencial espaftol lo refiere de e.sta manera; •Fué uno de los combales en que mayor heroi.smo demostra- ron nuestras tropas, El día !=■ de Julio li t;(s 10 de la mafl.ina coraeiiíaron el ntaqnc itl pueblo las lucrías yankees. Consistían éstas en dos colum ñas perfectamente armadas y equipadas. Nuestras fuerías. mandadas por el heroico General Vara del Rey, no pasaban de 4r>3 hombres, que formaban S compaflias del batallón Je la Constitución y algunas guerrillas. Ni un solo cañón habla en el poblado. Los yankees en cambio tenían numerosas piezas de ortiUe- rfa y disponían tambi<5n de cnballeria. Kolo el íuogo con verdadaro encarnizamiemo por ambas partes, largo rato permaneció indeciso el resultado. Sufrimos dolorosas bajas pero los yankees las tenían tambitín conside- rables. Era comandante militar de Cacey el capitán de l:i guanUn civil D. Manuel Romero Villegas. Ul mismo d(a l^comemtado ya el combate, se ofrectú á ir desde Santiago A desempeñar dicho cargo —En buen momento llega usted,— le dijo Vara del Rey. '73 —Vengo voluntario, mi general— contestó.— Hay que estíir :'t lo bueno y á lo malo. Era Caney para el ejúrcíio yankee posición imporuntlsima, un punto avanzado que convenía ocupar, arrasar hacer desa- parecer, á fin de poder avanzar sobre Santiago de Cuba. De ahí los desesperados esfuerzos que para defender huelan nuestras tropas y el empeño del enemigo en lanzarlas de allí, El General Vara del Rey, jefe de las fuerzas, fué herido en las dos piernas mientras practicaba un reconocimiento en per .tona en nuestras filas. Prosiguió la lucha en el Caney encarnizadísima. Hubo rasgos de valor por parte de nuestros soldados, muy grandes. Sin embargo, hubo que ceder ante el peso abrumador de tantos miles y tan continuo y nutrido fuego. A las 4 de la tarde cuando los 453 hombres habían quedado tan mermados en número, que solo una tercera parte existían, se dispuso la retirada. Por el camino det Cristo se dirigieron unos cuantos super- virienies con dirección á Santiago de Cuba. Iba á su frente el coronel Puñet. El resto de las destroíadas fuerzas marchó por el camino de Cuevitas. • Por alli iban también para Santiago los camilleros que con- ducían vivo aún entonces, pues sólo estaba herido en las pier- nas, al General Vara del Rey. Era una tristísima comitiva. Detrüs de las camillas seguían unos 50 ó 60 soldados heridos, l'enos de sudor y de polvo, manando sangre las heridas recién recibidas. Unos caminaban A pie, otros d caballo, en acémi- las, etc., Y muy pocos pudieron llegar á Santiago. Los yankees, al ver desfilar á aquellos infelices no se mo- vieron & compasión, sino que lanzaron sobre ellos infinidad de proyectiles. Muchos cayeron muertos y algunos pocos, que no reeibíe- ron lesión alguna en el terrible combate anterior, fueron heri- dos entonces. El comandante militar de Caney señor Romcix) Villegas^ se retiró el último cuando vio que ya no le quedaba que hacer allí, montó á caballo y partió lí galope para Santiago. Avan- zó poco trecho; una bala de Mausser le atravesó de lado á lado peoetrílndole por un homóplato. Dos balas mataron ú su caba- llo y éste y su ginete rodaron por el suelo. Acudieron algunos soldados norteamericanos y un oficial y el seflor Romero fué reducido á prisión; le condujeron ü un vivac del campamento de los yankees y le curaron con la ma- yor solicitud y esmero dos médicos del ejército. Sólo le hicie- ron prisionero para poder curarlo. '74 ■vado haiW ct softor Komero el re>-¡<^n tt-rminnilo comt»- lin el mismo vivac á que fué lli Á 30 espartotes heridos lambiOn er le de Caney. Figuraba entre ellos don Antonio Var;i di-l Rey, hermano y ii>-udante del bravo ;;eneral que ac;ib.lba de íalk*«r, Ptrro Ó sobre vi vitj. También estaba alli herido el encargado de la estncMÍn tele- gráfica del Caney sertor Manzano, que s<* hubia batido con de^ nuedo. Fueron trasladados al siguiente día iil ■Hospital de sangre que la Cruz Roja yankec tcnta esiabieoido en la iglesia tlH C»- ney. En la acción de este nombre fallei-ieron, .'itlemás iiel Gvner»! don Joaquín Vara del Rey, los oomandames don Rodrigo Agüe- ro y don Rafael Aragiin, el caplldn don Antonio Vara del Rey y los tenientes don Eduardo Domínguez, (iimbién ayiídanlc iiel general; don Alfredo Vara del líey, sobrino de íste. don Pedro Fuentes, don Manuel Morak-s. don Antonio fíubio, don Segundo Ltanes, don José Marquine/. y don Enrique Cusaditval. Por Su heroísmo merece especial recuerdo el factor del Ca- ney seflor C.aray, que combaliú en primera linea y inurid he- roicamente Recibió tres baía/os. Resultaron heridos de más 6 menos cuidado los capitanes don Manuel Romero Villegas, don Isidro Arias y don Baldo- mero Vigo. y los segundos tenientes, don Inocencio Rojo, don Antonio Martínez, don Domingo Murillo, don Manuel Esiévez, , don Lorenzo Salinas y don Domingo Muñoz, éste último de la* jruerr illas volantes. El médico militar don Ángel Rodrigue/ I ué también hcríilo ruando se dedicaba A practicar la curación de un soldatto en el mismo campo de batalla. El testigo presencial citado prosigue así su narnicic>n; • Los yankees también tuvieron pérdidas importantes; con(e> saron ellos mismos haber tenido m.ls de 1,500 bajas entre mnef- tos y heridos. Nuestras tropas gastaron en el combate del Caney, que como dejo dicho durtí 10 horas, 80,000 cartuchos Mausser y Re- mington- En el hospital de sangre de la Cruz Roja, permanecieron Km heridos españoles hasta el día 5 de Julio. El enemigo había tenido muchas bajas en el Caney y el ata- que .-i Santiago de Cuba, realizados ambos en un mismo dia, y necesitaba de todos los médicos; resolvióse por esto á enviar nuestros heridos á Santiago de Cuba, para que allf fuesen cui- dados, fué un acto de humanidad que mucho agr;idecieron lofi pobres enfermos. Kl General yanqui envió un oficial ¡i participar at General gobernador de Santiago si quería recogerlos, se le contestó iifirmalivamente y el traslado se verificó. Fueron llevados los heridos A nuestro campo en carros faci- litados por los yanquis; estos carros eran unas amplias, cómo- das y excelentes ambulancias arrastradas por poderosos caba- llos percherones. Entregados los heridos A las autoridades espaflolas los yan rquis se retiraron. I .N'o habla en el Caney ni en las inmediaciones de Santiago lalambradas para facilitaPíel paso. Se habían en un principio |L-olocado contra los insurrectos cubanos, pero se les hiío des*, [parecer por inútiles al desembarcar los yanquis, para poder I construir trincheras. Fué el combate del Caney uno de los m;is sañudos en la guerra Un detalle; defendiú aquel punto el bainllón de la Constitu l«áún. núm. 29. y fui tal su heroísmo que los soldados yanquis. I'terminando el ataque, disputaban comprar los números dt metal dorado, distintivo de dicho cuerpo que los individuos d>-1 Dísmo llevaban en las solapas de las blusas 6 chaquetas de ra lyadtllo. » — ;0h, Constitucii'ml ¡Oh, Ciiney'. esclamaban— í*>:/o.v/- re Alli tuvieron los norteamericanos muchas baja.s: hubo bata Lón que quedó reducido A \'2 hombres y un oficial; tas núes Iras fueron también muy dolorosas, j El Caney e.staba defendido por 400 hombres, la división yan- Itui que atacaba el poblado se componía de más de 12,00(' [Sombres. En cuanto á la muerte del General \*ara del Hey nos dijeron (ue recorría con una pequefta columna el día I" todas las avan- ' xadas. cuando en un encuetro fué herido en las dos piernas Se retiraba dn sus tropas é ¡ha en una camilla desjpués de ha ber sido curado, cuando los yanquis recrudecieron el aiaqu' con ímpetu. Mataron ;í los camilleros que lo conducían y ¡'i un I sobrino del General que era ayudante suyo i!- hirieron tambiOn U gravemente al capitán ayudante, hermano del General y lia T Diado don Antonio. V El bravo Vara del Rev recibió un balaio mS'í. Ef proytefíl Ue penetró por un ojo. Las (uerzas se retiraron romo pudieron, y rl . fiotros muchos, quedo abandonado, le recoijieron Im- í dieron sepultura en un camino Después, cuando supieron de quien w n rraron y lo condujeron al Cementerio de*. ■ Jios honores de ordenanza. Tuvieron los yanquis cu el ataqueíiCan Nopaedtín convoneeise de que hiibia »llf dtftnitiiciKlo Wpn- hIaUo 400 hombres nnda mds; creían que cr;m ;il^nos miles.* Circulóla noticia, crefda todavía mucho liempo desputís de !.t guerr.T, de qutr i-l General Ptindo al frente de (j,000 hombres .icudla en auxilio del General Liniíres, á morcbaa fnriadnuí E.v to era inexai.-to. Los esperados retucr>;os salieron el 22 de Junio dcManxanilIu ;n compiíaas masas, con trop;tódc refresco y abunJante iiniller(;i at Caney y ií las trincheras di- San Juan. Estas dominaban ivSamt:igo y constituían con lis del fuegunda de Talavcra y 18 caballos de este ülii- iflio ruerpo, Comenzú el ataque Por una parte y por otra íie hacía un luego horroroso. Lo> yanquis avanjtaban casi á pa^o libero, baja la cabeza y con ci ' fósil preparado, los que iban & vanguardia disparaban; los de- más adelantaban sin soltar un tiro apresuradamente, dando estentóreos ¡hurras! I^s bucen nuestros soldados la justicia de reconocer que sf halieron entonces como unos valientes. , La defensa de la trinchera fué heroica. El fuego de íusílcrfa ' *ra nutridísimo, incesante, pero no bastaba ¡I contenerla vic- Menta <* impetuosa arremetida de los norteamericanos; estuvie- ;»oo¿stos d raya sin embargo, sin poder avan/ar un paso, tv ,*o!viéndose inúiilmcnto y sufriendo no pocos bajas merced A •B certeros disparos que con las dos piezas de montaña se les hacían. Dirigía personalmente el fuego en estas baterías el coronel Ordofiei. Tenían los yanquis entonces ndmirabkmí tiif lituaJas, mí> pie/as rodadas de 12 y hacfan con ell.is m^ir --.i Ji - lea era desmontar nuestros dos caflones, > lia- ron-, mataron, sin embarijo, al capitán y .1 : tuc atU estaban, quienes cayeron al ptf de los ^ exitar álos soldados y de repetir »ún eo^ f; — ¡Fuegol iFuego) •ptf ' Pesgraciadamenic lotí cuAonev cáltll los yanquis tenían par» avarmr fu' t 'jtcabado las municionen de Im dos 1 >n ya inútiles. Ocurrió esto .-i las tre.s de la. laní 1/8 FVi'JÍI es suponer la r;ibi:». ía dcseáptraciún Je lo.s soldados, %obre rodos Je lo> artillero.s. I.os yanquis cargaron furiosa- mente. Comenzaba á evacuar la trinchera la compañía de Puerto Rico que e^vtaba mermadísima; habían muerto el capitán y los dos oficiales que la mandaban, por lo cual dispuso que pasase á la se^nda línea de fuego^ ó sea á las trincheras del frente Caney, que estaban detrás de la de San Juan. l>e un bala/o fué muerto entonces el teniente de Talavera señor X'alk-. Quería el tnemigo apoderarse Je los dos cañones, que ya no disparaban. Xuestos soldados se lanzaron sobre uno de los ca- ñones, lo desr.iontaron presurosos y abriéndose paso escapa- ron con él, llevándoselo sobre sus hombros, no obstante estar rendidos de fatigra. E\ oiro cartón ijuedó i-n poder de los nor- teamericanos. Fué imposible hacer más. í^os yanquis ocuparon la trinchera medio Jestruida ya, y lle- na de cadáveres de uno y otro ejército, elavando sobre un mu- ro una bandera. Continuó luego el ataque en la cegunda línea de fuego, en las trincheras de Canosa, donde murió el Coronel Bustamante y el comandante Manso, y salieron heridos F^inares, su ayu- dante Arraiz v otros. La trinchera de las lomas de Canosa era muv estensa. La defendían dos compañías de Talavera y hasta mucho tiempo después no se envió allí níngün refuerzo. A la primera descarga murió el capitán señor Manso, de un batazo en un ojo, mandando dos oficiales y ochenta soldados. Del hospital Je Santiago se enviaron entonces á la trinche- ra 181) soldados, que apenas se hallaban convalecientes de sus heridas, y una guerrilla movilizada. Cayeron heridos sucesivamente el comandante señor Busto el teniente señor Bolívar. Linares se paseaba examinando el campo desde nna meseta Je la trinchera y de pronto .^e acercó á unos oficiales, á pié, y les dijo: Estoy herido, pero no importa; vosotros seréis los defenso- re^ de la plaza. Cuando estábamos quebrantados en absoluto y habíamos g;iStado dos cajas grandes de municiones, llegaron una compa- ñía de Puerto Rico v una sección de marina desemb ircada de la escuadra y mandada por un señor Bustamante. Anochecióy .se su.spendió el fuego, que se hizo al siguiente día más horroroso. La sección de marí.ios se batió con verdadero í'oraje.de (*00 hombres de q^e constaba sólo quedaron unos 30 oraeíiaJo el jefe Bustninanie :it c;iDilán Cioní leva»« la fuerza dt- marina en ayuda de T;i!;iveTa Citando Gon- tíi\ex se accrcrt á i'i poco tiempo despui^> y le^ detla. mi corom-I fstA cumplida la orden, recibió Busta mante un b laxo. El coronel del baialli^a de Simancas, D. josí Baquero Mar- ines, jefe de un secior deiiichera, desapareció ejiíre los es- tombros al entallar allt una granada. No ha vuelto í saberse de íl. La trincliera de Canosa no lleet'> .1 rendirse; se suspendió t-l iiego en viriud de órdenes deí genet :il Toral al hacerse la ca- ?itu1ariún. Sólo entonces pudieron ocuparla los yankees Por la noche antes de entrcg;irla, quisieron tomarla sorpren diendo Á yus dclensores algunas fuerzas de caballerfii, y aunquL' lograron penetrar fueron rechinados A bayonetazo?. Cuando loda lucha hubo terminado, Ioh soldados yankees se tccrciban A los nuestros. A saludarles y feljcitarles díindoles al «■opio riempo rom, pan y otros víveres.* ; IV Vamos ii referir ahora el aconiecimientn más desastroso de til (fuerra. el que fué causa de la terminación de ella, porque ú fin se puede decir .iI pod.T naval de España, y el que como Inis inverosimil fué recibido por todos los que ansiaban et (riunfo del derecho sobre la fuerza. Desde el lunes 4 dejulic* tomenzó £1 circular rápidamenie en esta ciudad la infausta no- iicra de que la escuadra española, surt i en lu Bahía de S mtia- í) «1 mando del Almirante Cervera, habla sido destruida lu- talmente por los americanos, que se eneonirahan trente A ella. y A las órdenes del Contralminuite Sampson y cl. Comodoro ahcley. Tan m.-tj^na, tan inesperada, tan irreparable er.i aque- 1.1 catástrote, que nadie quería creer en ella. ;Ci5mo podía ser que Cerrera tan hábil marino y t.nn valiente soldado, conocien- do fielmente la situación de su Ilota y la superioridad del trne migo, se hubiese lan».—C*i la U ciudiil ron» drt qua limíitr !*■ ri qn'iún «n ttW mn I tÍ6a tmn |riii*, purdc >1 eumbiad* anM da U mIM* de Orvrri. « e*d*r antv to incrítahta, lunqu* ra ci'ii. ■tn do S*otiatn KtU ■nirguiUda ron *u t»~ >, Ssnliica. — Kl CapíUn (iearrul n* ¡utorai* nof 1, Mtinyiiin nnM> dipn- w marinni i rríjol**. y i* lii* *«Idadai< t armí: y ■(■ Bo ilurirta marba lirmpo. Sirado la )iiu*. fallad* pio*i*Un>-r la ciudad trtidtá igur l8o pl4*no iKi, coa toiLiü -iiw <-mb;irv-iidoncs. sín otro nobela' t^uí! rumplir con su deber, sin oira espef-iaiiva qui- morir peleando. HI Ji;i 4 (ué conoijído jquf wn boleitn publicado en Washia^ Ion til d(;i (inleríor. oontcniendo el siguiemr pane oficial: «La escuadra fsp.'inn[;i írn-nK^ t-stapar de la hahia deSan- ifuyo ;i las ■'. 30 de la marlar.a dtr «ycr A laa dos de la tarde cl ■Criitúbid Colón" eniallií :i sesenta millas a\ Oeste de Sanlúl- t'O. arrii'i su b;indera y se rindit'i TFiidirM A Mr ■handani'la p«r U guirníciin. mirchi cnn N MCiMx if prOTiiianH en la i-acuailrk. el paem »u(l>r del «nemíeo. aii ■irmeiAo s^rU en eitrinao gimrr, ■■nm qns rvi» nnaB ■Itaeo qu" iinti'd m» ¡nrnrní" diirallid*inenre «obre U «íImcíAd, H<' pedido >l C>. mandtnlo it>' Ib «liaeidn naist que rlndii p»Ce, y he ««bida qiM H bloqueo «da en la noche, ea lan «atricto qav no bajr pvríbilidad de feriarla: «íd eoibargo. m mKV- ■aiin hacer alpn Prncuraré rnriar á D*ted tnw d cuatro haqaoa Pi'ni •«•(k eon- ' ite qiia iiated le enniilnieara eonaiao puea so deaen hai'er nniia a¡n eonaal- iD ualed. La aíiuaeiiin tirne qnE ler mi* clara para uaud qiti- para mi, puM n al aUio de Ina aconli'cimíaarna. y ai ualed ré manera alauna de n'-jorai U iii>EO que niF ¡nrurmc In mlla pronta qiie le aifa Li falta de oaBone* de ([ran alcanse en laa forti- modo aeiriiro. la pérdida d' l> nena, lo eji-eutaré, A mi modo de pcnaar de que «o me ordenó reñir aqnf.aat e» ^ aerí influí.— "Correrá.* "S.nliaco. Junio SGite 98.— Capittn I me ordena ponerme bajo aui Ard>-nea C' ISTí. lo que baso con el mayor plaoer. le eatin aiempre i la boea del puerta s oon il impaaible eeaapar lio praeentar batalla Ilativa para dejar ea le pnerto. traería «m- a eacuadra, la muerte de casi toda la irt* jo mi refponeabilidadi pero «i attei lo Mw r. la pérdida de la eacuadraera eefuTvdik- gii-> la (rairdad de la BÍtuaoÍ6n pr«MBte, II debo 6 no ír í nale «aerifieio qoe jo a (¡enera) Blaneo. II a baña. -BI Oobtenift ) deereto de No>ie«br« IS dt < mi deber j dar>! i Vá. ¿m~ KI'InlanLi M.iria Turesu- "Oqucndo" y "Viüc.iya" se vi obligados d cncalUr, fueron mccndiadoK, siendo después tíos por los cañones de nuestros hU4Ue-s como á veinte n distanic de Siintiago. El •Furor- y el -Pluiún' fuerun de^iruído^ ¡i vHntiei millas del puerto. Nuestras hujas L-onsisHrn t-n un muerto y dos lierido> Ie>. n e ealtn ... _ lie KapiIlB Dot ft d«l "OqUBDda" no •■!( n bu«niM j ha Drd< DWra d )vH HuriKiriidp Mtiirre NntliiK'ini* •!> 'OH fe focuenlrin «beoluTamciiie inúii Irm bueniHi. * ctun ile la l'altii de inr AoDPi Honiarii ilc ■'■tonr ecnlflnFIro 'nido que letn camlilailn»: un irin nd Al ' Coliib-' le r.lu .0 balería prioi-i r ha^rdidu «i lelMÍdad, Kl "M*rf .... bioqi tcAUtÍTaparaileiai cEie p_ .. .,_ ta dfilriioeiín . Una grin parle de mía mariner'» eai {uarnioidn d» U ciudad. El dia 33 rati»\i<-ré rom» n Í«nio loa inrorniei eoB'enidM en rl »i|uiente trlrgí •I nar. ha capturado Baiquirf. Unr eapiorari MEnrit hrttiante deren>a que le aoaiandrl. .Kjer rinro bitatlnn Uefirtn i tiempo para prolongar la avnnU p«r(|t Ma do (alfar la ciudad. Como ' ' ~ par bMaialrieircunatanriii. osaidad. y deatruir loa buau» parecer que eniá de acui-rdo ei -•■Cerre - mediata, tesura y abaolu- 1. "Ei «ni mig'n etTl ei :e SibancT i leaar de h ralierondeMalKanilIu nipotibt* par Maa miafuer indaniea de todoa • baqui-i>. KrpP' id. Junio 2it de 08 —['apilan Oenfral Blanco^ tlabaní— KIUoMer- no oreo que en ta primera oportunidad lodos lo» hiiqtiea de Ib «icuadra i'i ■quelloi cn^aa cODdioioneaofrezEKn Ueaperanna de poder aalv^rae, dejen . •1 poerto j quB ae dé al Almi: •••---. i --- ■ . .. cWn qae Ib pareic» — Corroa.'' "Habana, Janio 26 d a-illr de la pr it\6n en (lue la eaouadra ae Mcentra. j no crau que eato aea loiposUile ai usted t-e aproiacha de oir- CUDaiatidM oportUDM tales comoun* R' chroMouta, un tlenpu tetniH-aino 10, etc. &■! podrí iiated burlar la TígUancíti del «nemiiio j lomar rl i-atnlni que mejor eitime. Además, en raso de que sea lürpreriTíiUi. ri-t imtili que li puntería es Incierta eu la nncbc; auoqueloa Iii.ljhm ' .. '. i-iio éitaa 00 lerán de importancia (toando se tiene er. i'iri de la escuadra. L'aled me dice qne la p(< (-«•« aatcd deilruiria <• la aacuedra, * e> lateóte salir puesii id para aeguir la dlreo- 'erft.— Santiago — Rrcil>l ausdoa liafacoión que>XpieJ-B nrted al iij liui rado 7 de»eo quu mecon- f^ talla, o ando 11 U deslrnooiflo de loa padlara auaeder. i' «•« impusieron cumo cuodictÓD para cuadra que eataba encerrada en eae ; a«rla mu/ dlflcll, aun sdiuUlendo la qnc esliendo an una noche obscura r cono la partida ú rtdnooifin t«mpi>ii ■ pi' prtd ^ b..j... niijos»: t:ucnian por ritt -tdotwtos que se t-nv-ucniran A bordo de mUb tugues Emrc los pri«ionvros st encucnira el Almir;inii* Ccrvrra. (Fimi^do i S:tinpson.' Gran pAHc de hi colonia cspañ<3ta de México, irlos numerOMi* sÍmpaiÍ7¡idore «alida da »q«i lleiiida dai -'R*wa CrMin*" 4 <.:i*ufuai;u> auan'lu habla trel tiaqiie» c[i>irn[|{ijii, .-íl laa ta/jan ■ it>ran lap'nfa'lii» lo alicúo iiicuji. an cuiilfiiiiar puatto •^DhaoBi, at aft«l»«l Tidnel miiail . Mrí> ')>^m*lrn'>o y Ja tcncrra ■« c<>n*ldHra>Ía Ivnviaada aa far.ir ■!«! Poeiniirci. En o-io* tnameDlos unían ]«* n4thODe> -ta la (larra Ua nao Aja Ih "Ira. la an la eacuailra de iinteil; an elU m4 aananaHo «I bo o lie latiiclfin «Hn.ealnJ »e«iir> ■!« qu« U>tPd cmpreiiilf. BI liahioraAaad. la aiioB-i •iiilni/in; U 'ioticidanoma nffece ningatiadmU, pnrijae fo ia*K t(raa roifiaaM FD el éxito. Dejo o'^mpletamanta i l« <1l*eíVLÍVa ila u-t* vi onran qu< ■erairi.aii» cuando varioi tiiiqiiaa (eogan lUc Mt ■acrifioad-* CÍtAn >t*l rniircr» úinia "llb'r." hftrxpr'milolaopiíiiúi] 'le 'Jiie la M'uiarapii«.ifl -rr<.-liia[ la aalWla -k Santi>|tt *in «xiiaaera» igraniUs plifCroH. — Blanco •< ~iitBii*rn. J nnia (7 de 9' — Cipiíán tívaeral SUnco — Utbana— Sg «-kirra' ■Ifaiar abraan nii wdcr. Miiehaa g racial pnr aa* oaríHMa* fraao. Ilahatia i ineliairma ani> .l-ii»í*d •^KDtH'f-ntM qie ju. ' rl manito •!« mío eariiai onmn uaa nrdia i|n« llacara Ilabtni. Jnnln ifl di> Sü — Aimiranti^ Or>«r» —Saattac» —lleva ■ajanr - lopai>u>,'ión 'leStntiaao. K I* inurlii. parriendn para donde ui !■ eoii* M cnnipliqaen, idn •) i iirilanlaa de l'M huqiir diiita canürmarán nin «u* a ao prevaleció cun tul insistencia esta noiída-que buho públiciis ni testaciones de regocijo para celebrarla, Pero el siguicnie ablegramn de la Prensa Asociada no dejii litgar á ninguna uda. 'Madrid.Julio 5.--E1 Presidente del Consejo de Ministros, íeRor Saga^ia, anuncia oficialmente que la escuadra de1 Al- liranie Cervera ha sido derrotada; que el •Almirante Oquen- • fui incendiado; el ■Infanta Marfa Teresa» echado il pique, que el almirante Cervera es hoy prisionero de guerra de los íiericanos,. He aquf los detalles del combate: Cuando Cervera hubo.recibido el día 2 de Julio la ratifica H}n de ta orden dada por el General Blanco para que saliera e la bahía, se dispuso A la fu^a. Hubiera emprendido la marcha por la noche, según el creyú, iás conveniente, pero el General Linares le ordenó que no- Dliera sino hasta el día siguiente ¡i las nueve de la mañana o.íúl- haltrí d« nalir d«) punrli ro iB'-Tii^blí;.— ' Orter»." Hilinna, Julio 1 =it> BH.—Almlriinle CerT«ni.—9>DtÍ>(o.^I]a Unida nalici* I a»»»! t(rueci«a<-R del Oobierno, iinleil debe tmín ■ ,>G>r A nqnello* dri la» trÍ|iuUnle« que dcsenlMTCRraa. > ipruiechkfM de Ja liuBt* np«riuniitad |>«r*«alirdel pucrtueon Itxlo* lus liuquea, Tomiri uil«d l^lB quB luied erem mi* aoDieniente, y ijui-da aated anroriKado pira di-jir en puerto aquvIliiB liuqui'a, qne por T'tin du *u ptH'o ludar li ntni rainnva, n» nrirl*a la paiibiJídid de tKtpir. Üebo inlorinar t uated que en Cienru»oa. (■ini>al> haj >r» liuqiii-a meiniKoe bloqu'nndni'l |iucrto, f rrrnte t U llibana >T niK'Te. ntNKugo de elte* ie ioportaneia — BUnm ' Sanliaa», Julia 1 ° du S^,— Capilln Uenural ÜJaitco —liaban* —Como con- üUoeidn •fe mi Iplrgram* de ayer, debo inrorniar 1 u*trd qui^ el Ucncral Lí na. a me con ■'■•(a que ao pandr d>-t(ilvarme mia marino* porgue aoupan poiioianca lo larsn de 1. linea d» Sutt« ) ri !"■ Iri^-^h-r'. j q,,^ ,-,<,.■ r.->\Ti,r,. U >t<.p^l■ r,.eKO f rn !™. Iri-^h-r.. _... por Wpu.ii.i. f.r.rln- ,•* p>idr*aalirdel pnerto. B-pri.. i, .• ■!■ ■ Sanliaso. Julm 1^ de M — t''i '' 10 dKl neniril Toral tiene ...r-.l iaqo"_< nelloa . lad«lüen<^ralToral, y n tan»'ipinan d« lami-namani- "Habaaa, Jiilio 3 d* j» — Wn.i it* tiM marión* j («Igi del pa • IContu puAngr lllra.«l He ii' i hraiquoinaribiH !■ >r»lt* '1.- t* para queOorrer* «r ilmiH i Madrid. J>,lir.a,_C.o„„„Ií,., I4* lnitraceionMda.ífl» al \]¡ i84 hora on que podrí.i sorprender .1 los marinos americanos, quie- i'.es, por ser domingo, estarían entrenzados á los oficios divinos. Así, pues á la hora convenida y aprovechando la ausencia del Almirante Sampson que había abandonado momentánea- inentr la encuadra bloqueadora á bordo del «\e\v York.» para ir á inspcceionar las operaciones militares en Santiago, se hizo rn el buque iusif^nia la señal de ponerse en marcha, y á 1;ls fiueve en punto la escuadra espartóla abandonaba el puerto de Santia^^o donde había perm mecido seis seman¿is. Encabezaba el desfile de la flota el María Teresa,* buque ¡nsit^nia; le seííuían por orden el X'izcaya,'» el *Colón» y el •Oquendo como á un cable de distancia uno de otro, y los ca- zatorpederos I Pintón- y Furor. Pas<) el ^Teresa- sin dificultad, lo mismo que el resto de la escuadra, el obstáculo que se había creído presentaría el -Me- rrimac,» hundido por el teniente llobson, pocos días antes. La posición de la escuadra de Sampson era un semicírculo tormado por el 'Brroklyn,* 'Texas, Mova,- -Oregón.» «In- úiana^ y (iloucester.- lil N'ew Y'ork,- navio Almirante, for- maba entre el í^Brooklyn y el «Texas.^ pero á la hora del combate se hallaba ausente, scs^ún hemos dicho. í;>ualmente el *MassachiisettS' y el Marblehead» se hallaban en Guantá- namo. Cuando el Almirante Cervera se con vencií'i de que había sido descubierto por lo-i navios enemigos, que aparecían al frente, formando un cerco de ocho millas, dio orden de que su ñuquc rompiera el fue^o. Todos los demás caminaban con toda 1 i fuer/a de sus máquinas, tratando, ante todo, de escapar. Los navios bloquead ores que habían descubierto a los bu- ques enemií^os desde su aparición en la boca del canal, se mo- vían también á toda m;'K(U¡na para ponerse en línea de com- naie. Kl Comodoro Schley, que tripulaba el «Broklyn,- en ausen- cia del Almirante Sampson, asumió el mando, ú la vez que el ■ Resolule» partía, con toda su velocidad, á dar parte al Almi- rante Sampson de que el enemigo pretendía alejarse. Tna vez fuera dt.- la rada los buques españoles trataron de tscapar, doblando por su derocha, á la izquierda de la escua- dra bloqueadora. Kn raz«)n á su velocidad, pronto cambiaron de posición: el 5 Colón- y el \'izcaya, como má< veloces, se pusieron á la vaniruardia dejando frente á la flota al ^Teresa* y al «Oquen- J.o* que por lo mi^mo fueron las primeras víctimas. Kmpezaron á atacar al Teresa el Indiana > y el ' lowa> siéndooste el que acert») primeraincnt».* un disparo en Ltl buque :nsii:nia esparto!. 185 ' Los navios amcrkiinns tuvieron que dí-scribir una curva para ir en pi-rsecución de la escuadra luiiitiva, porque trataban de <'vitar p1 efcoto de las haterl.is df tierra, especialmente de la üpI Morro El tOregon. y el «Texas- env¡ab;in sus granadas contra e! -Viücaya. y el -Colíni si bien este último media hora después de su salida de la bahlfi, iba poniéndose fuera del alcance dr sus persecuidores. Entretanto f 1 -Marta Teresa» que como hemos dicho, habfa recibido una granada del «lowa,* fué alcanzado por otra me- tralla del .Indianar que produjo el incendio a bordo consuma rapidez. A Ins iJiej! y quince minutos e] -Teresa' lenfa la mayor par- tí' de sus cañones desmontados y un violento incendio habla invadido todos sus departamcnlos: empezaba i hundirse. En- tonces el Almirante Cerver:i cediendo amelo imposible, deter miní embarrancar su buque y asi lo verificú en las rocas di- Nimn-Xima. ;i seis millas de Simiisico, arriando su bandera. El Almirante abandon<'j el último el navio; saliií .-I nado ft la playa inmediata ;iyudado por un hijo suyo, oficial de su mis- mo buque; mas viendo que el -Gloueesier» inviú sus boles pa- ra salvar i los náufracos, se rindió el teniente Morton y se hizo conducir prisionero al referido buque. Al ser recibido en el portalón le estrechó la mano el coman- dante y le dijo: ■Saludóos Scrtor, Habéis sostenido un combate i-omo ninguno se vio en cí mar. El 'Oquí-nJo- fué avenado lambii'n muy pronto por los pro vectiles del 'Brooklyn,* -Oreeon,' «tow-af é -Indiana." Uno de ellos determinó la explosión de la santa b.lrbara y produjo el incendio rápidamente. Luego hicieron e.iplosión sus propios torpedos. A las 10 y 30 a. m. ó sea un cuarto de hora después del "Teresa," el "Oquendo." completamente dcsti^ido, arrió su ban- dera y enarboló la rendición, embarrancando en el lugar de la i'OHta llamado .luán Gonz.llex. FuiTa de combate estos dos buques, rl luego americano se concentró en e! "Vi/caya" que en pos del "Colón" amerutziihtt cscapa,se de su alcance. El "Oregon" y el "Texas" lo perseguían mus i tallido de las baterías indicaban que los pfuy< hacían explosión en el interior del buque, "Furor" pretenden entonces acercarse al "VIw t(ue el "lowa" refofKaba el ataque del "OregOlí y mfts tarde el "Gloucesier " El "Vizcaya" continuaba haciendo fucgQSOlH con objeto de fa^precer el avance di' 1 86 imposible Kl "Gloucesier/' á la vez que recibía una descar^fa de toda la seíjfunda batería del '\'izcaya.- se puso frente á los t«)rpederos á fin de impedirles el paso. El •Oreiron • y el »lowa» y el Texas ' descaríraron entonces una lluvia de metrallas y balas sobre el • \'izcaya, precisamente á tiempo que el Almirante vS.tmpson, á bordo del Xew York llojiíaba al teatro de la guerra- Kl cVi/A-aya,» bastante avenado ya, tuvo aún que hacer fren- to á un enemigo m.ls: el Indiana que lleg» .-í reforzar el ataque no sin haber antes dejado fuera de combate á los torpederos, combinando sus fuegos con los del -Gloucester.» Tanto el -[•'uror* como el Pluion fueron víctimas de explo- siones en sus propios almacenes, determinadas por los fuego« enemigos. Kl resto de las tripul:u*iones :pues la mayor parte pereció) sr echó al mar para íranar la playa á nado, mas fueron recogido» los nííufragos por los botes del v Gloucester.^ A las 11 y 15 a. m. el Vizcaya arrió la bandera que había defendido tan heroicamente y embarrancó en Aserraderos, .1 quince millas de Santiairo. Su tr¡pul:ici<'in fué recogida por el f íowa,* el íKricson- y <'l líi>i que se apresuraron fi socorrer i\ los náuírairos. Debido á li snptrjoriJ.iJ d« su miquinaria el Colón continua- ]iii su marchci y Á o^a hora aventajaba seis millas de distancia a! Brookiyn. lisie buque, ••! *Orcüon. el Texas- y el *Io\va' daban caza al úliinio d<.* la escuadra española, que por su Hge-' reza parecía iba á escapar: p«T0 no fué así. T.a ler.litud decre- eiente de sus disparos indicaba el terrihl*' efecto de los del ene- migo, hasta que al fin uno de los proyectiU^s del Oregon» de- terminó una explosión que hizo asomar las llamas sobre cubier- t:* Kl capitán del Colón » dt)n Kmiiio Moren se vio pues oblí- íiudo á virar hacia la playa, comprendiendo que todo había concluido. A la 1 y 20 p. m. se rindi*'» en cal! ando en Río Tor- quino. Su tripulación fué conducida á bv^rdo del \e\v York'» Una narración americana dice :\<\, aprop<'»siio del "Colón" v el heroísmo de Cervera "Kl "Cristóbal Colón" era el navio almirante de la escuadra e^pafiola y el único que, por su veloci Jad >uprema, se esperaba que se salvaría. Por esta razón, deseando ligar al suyo el des- tino de lo^' otros, el almirante CiTvcra transfirió su bandera al infanta "María Teresa" á cuyo bordo esperaba sobrevivir ó pe- recer más claro: asociarse á la suerte deparada i\ los que m;ls riesgo iban corriendo en una tentativa circundada de peligros. K-^ta acción valeros,». esta abnegacii')n ejemplar, parecen ser i.iracterísiicas en el caballeroso Almirante. De su preaonda de espíritu y de su intrepideí en 1 1 tentiidv,'» rustrada de su salida de la Rada de Santiago, sólo se dirA que lomb.'Kíii contra elementos muy superiores y que su acUlud en in combate tan desigual es un hecho disi injíui'lo en los anales de la histüria naval. Las dotaciones españolas se batieron con el heroísmo tradi- iHonal.conel mismu denuedo de las de Nfanila. De los 2.110 hombres del Almirante Cer\-era. algo mAs de seiscientos pere- cieron id pié de laa baterías, heridos unos por el fuego ameri cano, victimas otrOs de de la explosión de santa Bárbara A bordo Los puentes de los cruceros españoles quedaron cubii-rtos de cadáveres. Tuvieron entre muertos y heridos 1 -IJOO bajas; de iste número 6O0 coiresponde í los muertos y 1,400 fueron he chos prisioneros. También sobre el mar se veían flotar nume rosos restos humanos. La humareda duc despre-idian los buques incendiados i;ubna gn espado de cuatro millas. He aquf el parte oficial del Almirante Cervera. •Playa del Este, Julio -I de 9s.— CapitSn General Blanco. ^ab:tDa.~Salf de Santiago de Cuba ayer por la ni;iñ-'uia con to "a escuadra y después de combate desigual y contra fuerzas veces mayores que la mía, toda mi escuadra quedó des- truida, habiéndoles dado orden de que cncayaran sobre las ro- cas. El "Marta Teresa- el rOquendo- y el -Vixcaya' hicieron íxplo.'iiún y el "Colón" segii i me informan los amerioimos. em- barrancó y se volcó; los destoyers hicieron explosión, Aim no sé el número de los que hayan perecido, pero .-I no dudarlo pa sarán de seiscientos los muertos y los heridos son muchos, aun gue no en tan gran proporción. Nosotros los supcrvivienicís 5s prisioneros de los americanos. Mi gente se portó con gran valor y se han conquistado las alubsinza^ del enemigo. Al comandante del "Vizcaya" se le permitió retener SU espada Estoy altamente satisfecho de la generosidad con que nos ir3 ta el enemigo. Villamil se cuenta entre los muertos y creo La- zaga también pereció. Knfre los heridos se encuentra Eulnie , liemos pi:rdido todo y necesito fondos.— Címpí-». He aquí la descripción que hace de la memorable Eikpitán Evans, del -{Dwa,! la cual es. áín duda. In i Hada: •Cuando el primer buque del Almirante T proa á la entrada de la bahfa de Santiago, «sos momentos se encontraba sentado en el pul Je (íuprra "Iowa> gritó: {tjué es aquel punto neero que se do titea en la biHJi de la harra> lín un momento la tripulación del 'lovía- estaba en soá pa» tus respectivos, y la aproximación del buque enemigo era seAiil iBda á la vez por un;i espesa nube de humo que anunciaba e- primer caflonn/o de alarma, ¡1 las nueve y irelnia minuttM ik 1.1 muítunn. A la saltón yo me encontraba en mi camarote, y al oír el di> paro precipíteme A la cubierta, y en el acto comenzó la maní»- bra de guerra; el timbre de señales ordenó a) maquinisl;i ninr char A plena velocidad; cargué el timón A estribory en brete* instantes el «lowai cruzaba los limites de proa del •Inbnti Mnria Teresa.- H primer buque de Iü escu:idra enemisA. qw nuijcíluosaracnto s,atla de la hahia de Santiago de Cub-i. Luego que los movimiVntns del 'lowa- fueron conocidos del enemigo el 'Marín Teresa, rápidamente so escabuyú hada cl Oeste, mtó ttn tanto fuera de tiempo, pues una metralla de doce pulgadu. hibilmente lanzada del caAón frontero hacia su terrible e\pIo sión en la proa del elegante buque espaftol. ¡Entablóse 1.t luchal y esta constituyó ua verdadero esfvi: liculo. La salida de la hermosa, pero infortunada escuadra enetnjgai en perfecta columna, equidistante, aumentaudo su velocidad il trece nudos, era soberbia EJ 'lowa,. desde ese momento no cesó de hacer fue:go con sus caftones de grueso calibre; siempre adelante de) iMarlN Teresa." obÜRindoK- A mantener su proa ¡\ estribor y pfom- rando con mis caAones de proa, echar i pique aao dé los bu qaes que tomaban la descubierta, el >OregiJn,« el «Indiana,' el *BrDokl>-n* y el -Texas,* por su parte hacfan excetenlr trabajo con sus cañones de grueso calibre. Hn un cono espacio de tiempo, relativamente, todos los bu ques enemiíos hablan sahdo de la barra, y se hito casi inipo- ^Me p^ra el -towa» poder destruir el primero A se^ndo boqur eoemügo, dada la inferioridad de locomo^ii^n 1 los cruceros es- pAOoles. A esa hora, despuiSs de la salida de la escuadra del Alitttrftii- te Cerver.i, ía columna enemiga se encontraba 1 diez mil jar das de nosotros, casi poniéndose fuera de tiro certero. Vo ba bfa tiempo que perder, y cargué el timón á estribor. Tirando rápidamente, para descangar sobre H •María Tere:sa> uaajoiB- plcia andanada de los caAone-i de ese lado del car gá sobre éste sos gruesos caAoacs áci (reme. t89 is maquinas, duntnu- e^tas ni.miobras, movían sus vxvtn- lü con unii velooiilaJ veniginosa, imprimiendo á nueMm buques un avance de proa lan fuerte, que las turbulentas olas ti liendiil.is hasta llevar su espuma sobre el putme; en t:in lo que el lOquendo» y el -María Teresa- disparaban sobre mi buque "lowa" una verdadera granizada de bombas, cuyos es traigas sólo fueron sencídDS en las chimeneas y el palo mayor. El "Cristóbal Colón." siendo de mAs rápido andar que el res to de la ilota española, presto dejó á sus compañeros A retn- )^ardia, haciendo poderosos esfuerzos para escaparse. Este crucero al p;isar frente al "lowa" colocó dos metralla-* Je á seis pulgadas -ron magnífica puntería en nuestra proa por el lado del estribor; una de éstas atravesó de parte ;í parte nuestra caja impermeable, derribó la defensa y fué á reventar en el interior de los camarotes de proa, causando estragos do consideración; la otra pasó el casco á la altura de la linea de flotación y se fué á alojar cerca de la caja impermeable, dnndf aún permanece. Una vez que era imposible para el -lowai la destrucción di- alguno de los cruceros espafloles, que habían avaraido mu cho adelante del «Oquendo,* determiné cortar el paso á éste y, para el efecto, cartrué el timón d estribor y gané la paralela del buque enemigo; colocándose el 'lowa- A mil cien yardas di" distancia y disparando todí la naterfa, inclusive los cartones de uro rápido, hice suspender un lanto la marcha del Iowa> para en mala hora pasar frente al 'Oregon- v el -Texas,- que á su turno des- cargaron sus baterías sobre el enemigo En esos momentos el grito de alarma de nuestro vigfa anun ciaba la aparición de dos torpederos destructore», un cuarto i estribor y A cuatro mil yardas de distancia. Inmediatamente fué abierto el fuego sobre i tralla de doce pulgadas destrozó completamente la popa de uno ... AI mismo tiempo que hacfa explosión nuestra bomba en el bote enemigo, una, lanzada pur ellos, pasAba A mujr)! eos pies sobre mi cabeza. ~ (Bravo! esclamé . . . ese parecí- s.-«ber mucho de .. En la horrible revuelta de tos i rucero* qui: en (lt»on xaban, se mox'fa de uno i otro lado el pcqueflo « "" ora diparundo sobre un crucero, ora sobrtr un tt sando estragos por todas parles donde liabfü Mií hacer tiro. Fué una virdiiütni maravilla c|ue no liubit»'^ (JJC- ilnúo (lesirutJo por el chaparrón de inc'trallas que en su derre- dor hacia e.\plosíán. l.;i sangrienta lucha lumaba íncremmio por insiiiiitc& El í Viiícay.i» se dctendía con desesperación y loi^ró colocar alga' nos proyectiles en la cubierta del «[Dwar; durante quince minu- tos él cañoneo, por ambas partes, lle^6 á au máximun Je ac- ciún. Hl 'Vlxcaya- con asombrusa rapidez disparabn sobre el "lown" más sus proyectiles no fiusaban electo alguno debido A su mala dirección; en cambio las bombas del buque ameríca no visitaban cdn suma frecuencia los flancos del crucero cspa^ íiol que al pasar frente al «Orejón' recibiú de ¿ste una com pleta granizada de bombas. Los esir^yos del combate empegaron :i hfr palpablr*: el 'In- fanta Marta Teresa» y el 'Almirante Oquendo. alejándose de la columna del cnemiyo, ponía su proa con rumbo A la playa, envuelto en espesos nubarrones de humo producido por el in- i-endio. El •Tejtas> el -Oregon- y el «lowa- atacaban sin tregua i los buques españoles, los cuales en pocos momentos quedaron- convertidos en in(orm.-s masas de hureí) y fue^o, arriando su bandera, Presto el «María Teresa» desplegó su bandera blanca, á la vcí que su tripulación en i-ompleto desorden, se precipitaba i la mar. Pocos minutos dcspuival. Hn segundo término, y A una aparente larga distancia, el "Brooklyn" y el "Cristóbal Colón" ocupábanse con matemática prt'cisión en cambiar metrallas mutuamente. Cincuenta minutos después de haber disparado nuestro prí mer proyectil, habla otro crucero fuera de combate: el "V'ljca- va" lamido por Ins llamas di- igfa su proa hacía la playa de Ase> rraderos, donde al fin encontró su último lecho de drseanso. Sabiendo que yo no podía dar alcance al "Cristóbal CoUn," y que el -Oregon» y el "Brooklyn" indudablemente podían, en comp^iftia del "Ww York," siendo éste el quem;)s s«- acercaba a él, resolví acudir al llamamiento de la hum;inidad, y me alle- uué a aquel brillante y bravo cuerpo de marineas que babfan rendido su bandera á la escuadra americana, al mando del Al- mirante Sampsoo. Así fué como la proa del "lowa" se dírigiA haci.-i el "\'Ü!caya" cuyo casco estab;i envuelto en lart^a^tianus. Mi buque avanzó hasta donde la prolundidad lo permitía y ea seguida se larifnron iodos tos botes para socorrer A los vcnd- 191 estaban ahogando pir doi-cna.s. Los que por sus ho- rribles heridas, no hablan podido echarse al juar, se retorcían desesperadamente sobre la cubierta del cniceroespaftol, pre. as del fuego que los asara, vivos afín. El nfimero de valientes ren- didos era (grande. Al mismo tiempo que me acercaba á impaiir auxilióse los marinos españoles, descubrí que unu partida de cubanos desde los ¡irrecifes haofa fuego sobre aquelloi desafo rtunados náufra- gos que- luchaban cuerpo á cuerpo con la muerte, arrollado^ por las enormes olas que con furia reventaban en las rocas abruptas de la playa. Esto no duró mucho tiempo, pues tres ó cuatro bombas de grueso calibre se encarearon de calmarla furia de los que bien pudiéramos, por la barhiírif que cabe en el acto, llamar sal vajes. Lo que .1 mi pesar no pude remeJiar. fué la mutilaeiún de tanto hombre cometida por la tremenda cantidad de enormes tiburones. Estos sires inhumanos se encontraban en un alto grado di' cxttacíiln producida por el espectáculo que ofrecía el mar timo ensangre y los ayes supremos de dolor salidos de los moribun dos vaHenies. Mi tripulación activa, bien pronto había recogido algunos centenares de náufragos, y pude á la vez socúrrer A los que se quemaban en la cubierta del crucero "Vizcaya"cuyos pequeño? almacenes hacían explosión á conos intervalos causando ho rrorosos estragos en el buque. Mis botes regresando con su„ carga humanaformabanunlargo cordón y presto se llenó la cu bieria del 'lowa- con la fuerza española, siendo de notar que todos, desde oficiales á marineros, estaban completamente des nudos. Lsts piernas de algunos de ellos estaban enteramente destrocadas por el contacto de las metrallas, y otros estaban mutilados de una manera inconcebible. En el fondo de los botes había tres 6 cuatro pulgadas de stin- gre; en muchos viajes llegaban algunos cadáveres sumergidos cnitquelrojo imponente líquido. Estos bravos luchadores muer- tos por la querida patria, fueron despué.s sepwl''"^'^- ■■■^" '■— honores militares debidos, por los tripulantes del '■ píos de heroísmo, ó mejor dicho de fanatismo pui jamás babfan sido llevados al terreno de la práei[ llevaron por los valientes marinos españoles. Un^ el brazo izquierdo completamente arrancado de - i so descamado pendiendo solamente de pequt-ftos [ piel, enteramente desnudo, bañado en «;io"..- estáica. subió la escala y al pisarla cwbi' ■ drd y saludó á mi tripulación con tan h': nos sentimos altamente conmovidos. Oif i gó, metido en una charca de sanare, c . - , ■ ciimente: fui ;ii;iilo con un cable ¿ izado á bordo sin profrrír Uíia sola queja. Gradualmente se fué llenando la cubierta de espaflqics; cl maderamen siempre blanco y limpio, se vela rnionces, KHaV mente rojo de sangre, y ya plenamente ocupado por los rendi- dos, era casi difícil reconocer en el .lowa- un buque de gavrtñ americano. La san ¡re imperaba por doquiera, y después de algunas ho- ras de fatigas nobles, docientos setenta y dos hombres dcsan dos recibían agua y atim^ntos, de aquellos que pocoí mínalos ames, les hablan enviado verdadera lluvia de metrallas que sembraban desolación y ruina. Para terminar aquella faena llegú al último bote conduciendo al capitán del ■Vizcaya," señor Eulale, para quien se Itevú uoa silla, pues evidentemente estaba herido. Todos sus of iciuJe» y marineros al verlo llegar se apresuraron A darle la bicavcnida. cuadrándose y presentaron armas luego que se desató la silbi de la carrucha. El capitAn Eulate, poco á poco se puso en pií me saludó con grave dignidad, desprendió su espada de! cinto llevó su guarnición A la altura de sus labios. la hesú rereren tcmente y con los ojos brotando lágrimas me la enlregiiüi Aquel hermoso acto quedará indeleble para siempre en mi memoria. Saludé al valiente espaflol y no acepté su espüdu. Un sonoro y prolongado Ihurra¡ salió de la tripulación del "lo * wa" Luego tomaron mis oficiales al capitán Eulate c/i sitia df manos y lo condujeron .1 un camarote ya dispuesto, para que el médico le reconociera las heridas; ya que íbamos A bajar di la cubierta una formidable explosión, que hi^o vibrar las capas del aire á varias millas en rededor, anunciaba el fin del "Vi» caya." El capitán Eulate volvió la cara y exlcndiendo los bra Kos hacia el lugar donde se produjera la detonación grito: "A dios "Viücaya" ya "y los sollozos ahogaron sus pa- labras. La guerra habfa entonces asumido otro aspecto; el pagacior del "lowa" ordenaba la distribución de uniformen entre Aqae- lia multitud de hombres desnudos y presto las provicioncs re- paraban los cuerpos fatigados del combate. Como viera yo que la tripulación de los dos primeros buqacs echados á pique no habta sido visitada por lu.^ nuestros, pase la proa hacia donde se hallaban. A poco andar encontré al "Gloucester" que regresaba trayendo al Almirante C«r\"era i sus oficiales yun gran número de heridos, muchos de cmcmi en- teramente mutilados. Varios prisioneros que ganaron )a playa fueron muertos por las balas cubanas. 193 En seguida el "Hawartl" n-i-ogióla tripulación ít('l"Aliiiiriin- e Oquendo" y de) "Infanta Marfa Teresii" y cerca ya de me' E.-L noi-hf, el primero di: estos buques tenia á su bordo nove lientos setenta y seis prisioneros de guerra estando lifridomín «nsiderable número de ellos. Con respecto á valor y energía nada hay rrgistrado vn lai Ktginas de la historia qut- pueda ser un simil ron la iucirtn del "Umiranie Cervera SaliiV como éí perfectamente lo -sabia, con la plena convii ion de i^ue su flota qucdatíi destruida por la escuadra nmeri »na; mas tenía la esperanza de poder salvar al -Cristiihal Oi' fln- debido á su gran velocidad. Et espectAculo que ofrecían s dos torpederos desti uctores, meras cdscara.s de papel, mar- liando á todo vapor bajo la granizada de bombas enemigas en o día, ".ólo se puede describir de esta manera: un acto en il y ordenado por el General Blanco; Ih misma frase encaj-i leriectamente con respecto A todo mo^-imienio de la escuadra spaAola: heroísmo en su m.ls alto grado. En contraste con los candentes arranques de los espaAolc« estaba el efecto del frío y deliberado trabajo yanícec. La escuadra americana permanecía sorda A todo sentimiento mmaniíario; al parecer vitaba allí para combatir y dcsiniir, y ij fué que al entrar en zafarrancho de combate, diaedoT. i'.¡-i' l'.ri ]'' I •l'.w... ' (I •iru'-'i) 1'- l.< 'J'l ■C,^„a * proffiímp. ■ I. •f mpe»o'> ed val: »pk«l U ■- . -, ..^- w.. : lU e c4tU tmiiéíi^ lii't «Hrriio ■*? í.rtv^m. • me dijeron que lea había sidt» imposible sujetar A sus artilleros imle sus i-aftunt» respevtÍ\xiK debido al nutridísimo fue^o de los liuques 3roerícano>>. El ¡njuu que nrrojabiin las mangueras, mezclada con lasa» gre que abundantemente man:iba de las heridas de lus espadó- les, daba i la cubierta de sus erueeros un j&peeio imponcmr y desolador. Fracmenios de seres humanos yacían va t-onli» siiSn entre los caflones enemigos, y á cortos inierA'iiIo» tas nic trallas sembraban el pánico. Por las cavidades de uno de los costados del «ViwjayS' 9c escapaban enormes lenguas de fuego que enrosrílndose en 1» cubierta, tostaban los cuerpos de los moribundos que desespe- radamente pedían socorro con lastimeros ^n^los. Las explosiones de los buques encallados se sucedían sin trc- Kua y cada conmoción de estas era seguida de inmensos ayw de martirio. De los cañones de seis libras fueron disparados cuatrocicnto» cuarenta proyectiles. En la parte superior de la torrecilla los artilleros no descansaban un instante disparando sin cesar con los cartones de á libra. Las bombas enemigas cruzaban silban- do por encima de los artilleros sin que estos siquiera se aga chasen para esquivar sus ^rolpes. Uno de estos aguerridos hombres, cegado complctumeolf por la pólvora, permanecía sobre la manivela de sus caftoaes de A doce, maniobrando al acaso, sin que humanos esfueríos bw- taran á desprenderlo de su puesto. Otros, carbonizados casi, con un pañuelo mojado sobre la cara, con dos agujeros para I"* ojos, disparaban metralla con una presteza increíble. Como los cañones de á seis estaban tan cerca de los de k ocho, no se podía permanecer entre ellos con seguridad, y asi. cada vez que eran disparados los de grueso calibre sí ordenaba A los artilleros de los primeros retirarse; mas estos se negaban A obedecer aquella orden y seguían en su sitio enxiando chapa- rrones de bombas. Cuando los cañones de ú ot-ho pulgadas eran disparados, la conmoción ern tan terrible, que repelía áb parada de artilleros de los caflones de menor calibre A una dis^ tancia de diez pies, cual si fuesen de papel. jNada importaba) Estos, sordos como un canto, debido & las tremendas vibracio- nes regresaban furiosos .i sus caflones y. .1 su vez. hacían fue- go sin cesar, hasta que por ultimo, por la íuería, eran arrastra- dos de sus puestos, Tal encarnizamiento y tal bravura eran (recueniementc ob- servados en todos los cruceros empeflados en la reíríega^ 195 Durante la permanencia del Almirante Cervera en el «lowa,- de todos se hizo amar Nos dijo que desput^s que rtvibi\^ \a \m den de marcha del Gral. Blanco que efectuaría la noche \W\ día 2 de Julio pero que el Gral. Linares se lo impivliv^ d»ciiMi dolé: «Espere vd. hasta mañana en la mai\ana, q\ie A esa hoia los sorprenderá cuando estt^n entre^iados al servicio vUvino« pues es domingo. • Para terminar mi mal trazada descripcii^n ai;reyaM^ qur, el «Indiana» fué tocado dos vecs» el *(>rei;on» tres y t*l 'lowa» nueve veces Con respecto A los otros buques anterlcanos, no podría yo fijar sus averías, pues esc» toca :\ s\is capitant«M tes pectivamente.» Hasta aquí la narración del capitAn lívans. Los marinos españoles supervivientes al dt sastre ahí inaii que el capitán del *'Oqueodo" Don Juan ile l.asaua se sui antes de declararse prisionero. El comandante Villamil, segundo de C'ervera, y ¡r\r tlr la l(o tilla torpedera, pereció á bordo del "Philón." Villnntll era !«• conocido en España como el perito más eniini'ni»* «n nwilrria de explosivos aplicados á la guerra naval. De la tripulación del "Oquendo" que s<* coniponla il«' 4M7 personas, sólo se salvaron cinco. líe aquí los nombres de los jefes y oíiriaies hcchoN pi ihioiir* ros. Del '* María Teresa." Almirante. 1). Pan* nal Cnvífa í'api tan, Me Choron; Pagador, Mellado; Inúruit s: |{iitqu<-t/in, t$ naz. Cerón, Cervera, Carrasco; Cadí*t<', Mormo. Del '*Vizcaya:" Capitán Kulat*' ^iH-rído); hi yiuiuUi ( .ipilAn Roldan. Tenientes Capríle.s, Quoríja, L,, ' .i|/ii.i»i I/. Emilio Monru; Capitán d" infanf'-ría J* M.iímm f * '/íi. / * m» n tes: Brutón, Cal y V:ir«"\*>. ( \t*i\iínii Uun* / '.mI,ím»íwiI' ', Arancibia. L'rrbíi. í'^'^wi^r, ' ohutnW.t.., •.* ^/un'ío f 11*11*11*1 M» nes^s: Cajy-IIán. <,r*/%' ro íir/* ut* f '/^ ' Im|/' II' Caza-torp''>'ro *í'éror í'fn'tt*' t n\i*i ín;/'h»'i'i * *'» CAPITULO XIV. rMr«iiil»f .1* ríicli.iSn lie Síuiíb^o.— Ccnxiiidrow de l> (H'idiila di- la cmu»- (ira «puRoU — DificiiHsdM tn l« ccn iinituióii fnn K>j<«rii — RvikIiiíiíd iñtulwi«)i ■ os pliegos, que hemos \?sto en el capilulo artcrior ¡|:iue enviií al General Toral el jefe americano Sbafter, I.onieníanta demanda de la rendición y también el viso de que, si no se accedía á su solicitud, bombar- .dearja U ciudiid. Como el General Toral por s( solo no pudiese resolver nada respecto á la rendición sin comunicarlo antes ;i Madrid para obtener instrucciones, la respuesta que fnvió al General americano no fué la que ¿sie deseaba, esto es, no de- Cidlu !a capitulación, pero indicaba se debían suspender la^ |)OSt11idades para dar tiempo A que las mujeres, niños, ancianos y no combatientes se pusiesen á salvo del bombardeo, caso de que para el plazo fijado por Shafter no hubiese decidido nada icl Jefe español., Al día siguiente se intimú de nuevo al General Toral, jete ^e la guamieión de i-santiago, la rendición de la plana, y como respondiese con tina negativa firme y enérgica, más de quince mil personas embargadas por el piínico intentaron salir de la ciudad huyendo de los horrores del bombardeo y del hambre. .Ancianos decat entes, mujeres llevando en brazos .1 sus crtos, nifkos de poca edad, si' dirigían .1 Caney, A San Luis y oirás puntos en busca de pan v de seguridad. He aquf las comunicaciorcs cambiadas con tal motivo C los jetes de ambos ejOrcitos: "Cuartel General de las tropas americana», cercii-0 Sanjuan, Isla df Cuba, julio a de 18W K. a. «•- " (Junte en jefe de las tropas espaflola.s.—SantÍai^^ llonMe veré obligado, si usted no rinde Up" dearta, Ruego .-I usted informe .1 los ciudat estranjeras y ;i la» mujeres v niños que debrtl'1 1 98 nudad antes ce la una del día de mañana.— De usted respetuo- so y ohedicnit- servidor- /?. IV. Shafter^ Mayor General del ejt'Tcito de los Hstados I 'ni dos '* La siguiente ts la eontestaoión que por conducto del Coro- nel Dorst recibió ,i las seis y treinta p. m: "Santiago de Cuba, 2 p. m Julio !1 — A su excelencia el Gral. en jefe de las tropas de los Estados Tnidos: Río de San Juan.— Tengo el honor de responder á la comunicación de u^tcd fechada hoy á las 8. 30 p. m. y rev'ibida á la una de la tarde, en la cual demanda Ud. la rendición de la ciudad, y/ en caso contrario, me anuncia que bombardeará la ciudad y que debo avisar á los extranjeros, mujeres y niños, qut- abandonen la ciudad antes de la una de la tarde de mañana. Ks mi deber decir á Ud. que esta ciudad no se rendirá, y que informan'» á los Cónsules extranjeros y habitantes, del con- tenido de su mensaje —De Ud. respetuosamente. Toral, Coman- dante en jefe del cuarto cuerpo del ejército." El día 24 se n-anudó, pues, el combate en, vista .de la negati- va de Toral. El resultado inmediato de la irreparable pérdida de la escua- dra española fué que los americ: iios pudiesen emprender sus operaciones de sitio sobre Santiago con toda calma y seguridad porque lejos de que hubiera buques que los molestasen con sus disparos desde la bahía, contaban con la cooperación de su es- cuadra que podía causar, y en efecto causó, grandísimo daño entre los combatientes españoles. El Gobierno de Washington desplcj^ó la mayor actividad en enviar á Shafter todos los re- fuerzos po.sibles y desde el 6 del mismo mes de Julio comenza- ron á zarpar transportes de Tampa conduciendo soldados, arti- llería, y provisiones de boca y guerra en gran cantidad. • Por lo que hace A la rendición, el jefe de las fuerzas de San- tiago no sabía que partido tomar. El no podía admitir la capi- tulación sin recibir antes de Madrid la orden correspondiente, V como el cable que cojnunicaba á ^^'lntiago con la capital de España estaba en poder del enemigo, no podía valerse de él ¡)aja resolver tan difícil situación. Mientras tanto el General Shafter puso una nueva comuni- cación A Toral m:inifestánd( le que con objeto de facilitar la salida de los no combatientes, extranjeros, mujeres, niños, etc. concedería un nuevo armisticio hasta el día 10, en cuya fecha iba á continuar el bombardeo si no hubiere recibido aviso de que la capitulación era aceptada. El General español reunió á lo5 principales jefes y oficiales de su ejército para consultarles sobre la determinación que se- ría prudente tomar en la imposibilidad de comunicarse con d tiobtemodc K^r "' ' r.^.-^ .."• «.. ' "''niinrou'MIr i|((v- *' i. Mas como i m ^n aimpiirM* \ ln" probabüidades > ^.mJü OI.i í-B Uvoc \(«' los invasores. tlei.iJ:.Jic .1 („;;or.il l\-i,il ,1 solWiUir vi |wrAtUv< dff los americanos (Kira toniuitictrs* con *■! drurrul UlAn^o >' para usar el cable y consultar d M.-iiinti u" bierno, á efecto de obtener Insiniccione» precbíi» ndirt- 1« i'otí duela qup se debía seguir. Lo* le|e(íraft'*iatiiii liat^o ye-ítuvieron funcionando, pero niidii mr obUivo. I'.l 'iiihl neie español gestiotuj entre tanto iiltliidantente iOtt WnnIiIiiu ' ton. que el armisticio »e prolonsaru por dli-/ dlH« par» lifltltm las negociaciones de pa/ El 9. en vista de no h . /■ piarte ilelns españoles. i " opúra cl bomhard»-^' ■ " actividíid h— ' ■ ' ■ '■'■'• Wyn" y los s' ' " ' ' " TDOdOf'J Sí-lU' I "I iOaá/Cj cotn '- raadopDf'-l' '• mMMidHkrdev ^«pulcaiJa-- ■ ims, picaban que Uis metrallas caían cas( raD |^¿ft I tiro y A 1.1 izquierda de los espartóles. Al mismo tiempo las baterías de tierní dispArahan UTrlNc carga de metralla sohrelas lincas espartólas. Esta-; ¡t'- ' i4e.sde el primer ataque, rompieiidn el luego de art . sóbrelas trincheras enemigas. También hubo ch i silería, si bien mAs escaso* La iníerioridad del arm : cía que el darte causado por los sitiados no estuviera i-n nl.i (■i''m con el que ellos recibían de lo? sitiadores. El dfa 12 lué enarbolada en Santiago la bandera páriaroen- lariít, El corresponsal del Tintis de Londres, que fué el mismo que sirvió de intérprete en la conferencia que tuvo lugar el dfa 12, refiere así la entrevista de los jefes de ambos ejército^; •Avanzamos hasta la mitad del camino entre las trinctiera^ espartólas y americanas, y allt encontramos un oficial espaíVol y su escolta, y también el arzobispo de Santiago, acompartudo de dos sacerdotes. •Hl documento que el oficial nos cntregij estaba dirígttlo al comandante general de las tropas americaivis, y solicitaba na» fmrevisia con ¿1 para el siguiente día. •Terminado esto, se adelantó el arzobispo y manifestú <|uv liHbia acompaftado al parlamentario con objeto de sOliciinr noto rización para atravesar las lineas americanas, enaniíindeSU ■-uras y ^ monjas, Alcgi'j que, tratándose de no combatiente», ' entendía que e.stabanenel mismo caso que los que habían mi- lido de la ciudad. t>i]0 tambi'.'n el arzobispo que en ti bombardeo del ili.i an- t..^r¡or hablan sido demolidas varias cas.is, por lo que creía 11^ irado el caso de transLtdarse él y tos suyos á lugar seguro. Tra- duje esta petición al oficial americano, que me rogó informara 4l arzobispo de que su petición sirria transmitida al t^^neral Shafter, y que, según toda probabilidad, se le coni:*dcrfa en el ;ii!lO la autorización necesaria El arzobispo rogú entonces que 1.-» respuestn se enriara por duplicado, mandando un ejemplar al General gobernador de b plaza y otro A él La acción dd ar^obúspo, ejerciii, sin duda alguna, poderosa influencia en las autoridades espartólas de Samiago, Aquella tarde el General Linares, aunque desde el P de lu- lio en que fué herido, habla entregado el mando activo df b> tuerzas al General Toral, envió un largo cablegrnin I " ' ' Vo pude ver una copia de e-sie documento, Rl Gt-f manitestaba que su situación en "^.intiago era inip tenia muy pocas prov islones, y que no le quedaban ■ la población le habla abando- ' mis 4ii<í para aljíuiios días; que la población li nado y que tambiOn el ckTo amena/aba aiisemnrst:, •■Indicaba la diferencia entre el sitio de Santiago y el sitiw de Gerona, pues en esta ciudjid. todo el mundo, sin exceptuar las mujeres y los niflos. habla cooperado á la defensa. Final- mente, ofrecía sacrificar su reputación y sacrificarse é\ mismo haciendo la entrega á los aroericanos. A este despacho no recibió contestación de Madrid, pero al Ja siguiente, e! General Blanco, á quien también se habla di- ifpdo el General Linares, le autorizó & hacer la capitulación.» El cerco de la Ciudad se habfa completado, entretanto avan- on las fuerzas americanas al mando del general Lawton ha- la parte Norte. El General Toral deliberaba sobre las pro- licíones que se le hablan hecho para obtener la rendición, y icuraha comunicarse con el Capitán (it-neral. Al terminar il vista de que Shaftér en cumplimiento de lo que se Iv leñaba de Washington, exigía la rtndición incondicional de plaza y la guarnición, el jefe español decidió mantenerse fir iiie lia«ta el último extremo y asi lo comunicó. I.os «mericano;. sú dispusieron para el asalto. í-.\ \:í tuvieron una tonlcr.cncia los generales ShafierWlu-ekr y Toral, manifestando este último que estaba Etutori/ado por ^ gobierno para proponer su retirada y la entrega de la bahía del puerto, la posesión oriental de Cuba y las municiones do _ ierra. Los generales americanos en virtud de sus instruccio. ñes contestaron que no podían tratar sino .sobre la rendición itc\ ejército, el cual ofrecía el Gobierno de Washington comhi- ' cir por su cuenta A Espafla. Toral pidii'i un phuo de veimicun- iro horas para consultar A Madrid, sobre esta proposición de trasladar íí la Península .1 los delcnsores de Saniiauo, A primera hora del día II, teliyralió el General Shafler ni Gobierno americano, que el comandaoic dr las iropa.t espafio las en Santiago aceptaba la rendición de la planta nombrando comisionados para ultimar Lis'bases respectivfls, Este arreglo comprendía á mds de la ciudad, toda la parte oriental de la Is- la de Cuba, desde Aserraderos, punto situado en la cosui Sur. hasta Sagua en la costa Norte, vía Palma; cMensión de terri- torio en ía cual se encontraban operando en tota! del cuarto cuerpo del ejército espai^ol. El Almir.uiif Sampson exigió de ^Shalter que no se terminara la capitulación sin estipular la ta remorión de las mina.s puestas ;¡ la entrada de la ía, y lu evacuación de los tuerte» que habían disparado con- sus buques. El mismo día tn que el <;eneral Toral aceptó la rendición de fuerius, bajo lu condición de tcrtranütadadas Á KspaOa, el ■neral Shafter declaraba que tma considerable parte de su ■i-rito se hallaba iti(esi.id,i J" íícIm'- inuarill.i y querrá oece- y 1 ■ ne; o proceder < n pt-rüida Je tmpp i émharcar I hada E.siados l'ni Jos lompu-ndiemio »|m;. de no hacerlo .isí se* rfnn (liexmaiJas itremisiblemente por la epidemia. A la veit lomiiba toda clase de mtdida- p:ir.i impedir 1j pro- pa§!acJón de In fiebre am.irilla Hemos vi«to i|Ue los soldados del cjfrdto q(i« dcfrndid 1 Saniiago. y los habitantes de la ciudad, no contaban ya con medios de subsistencia para oponerse /i la rendicii'm mncbo tiempo; hemoíi visto el denuedo con que fué defendida la phua á costa de tanta sangre española; hemos visto la yrandc s«p^ ríoridad del cjt^rcito deShafter. no sólo numíriea sino también y principalmente en los clemenios de gtierní de toda< clasf», y hemos visto, por lUíimo, que Toral recibe de Madrid por me- dio del General Blanco la orden Je rendirse. No obstante, cuan- do fué publicada por la prensa la noticia de la lat^itulacii'in de Santiago, una '.empestad de ira.s populares ,se desai«> conini H ¡efe español que rindiera el territorio. Los preparativos que hacia la tercera escuadra americana. al mando del comodoro Wastson para su viaje íl través del Atlántico, no eran un misterio para nadie. Se sabia que )■*» Or- denes expijdidas por el departamento de Guerra se referían al bombardeo de puertos españoles, si era posible vencer notes í la flota del Almirante Clmara, lo cual era de llamar la aicnciún cuando se arreglaban ya por conductos extra ofitriale» Its lia- tndos de paz. \o cesaban tampoco de alistarse las tropa* de inv;i-^idn para la campaña en Puerto Rico. Los arrejílos de la capitulación lueron, pue», terminados rf día 14, entre los comisionados de Shafter y los tic Toral. El territorio rendido abarcaba .',000 millas cuadradas, difsde Aguadores, ITi millas al Oeste de Santiago, hasta Palma Soria- no y Sagua. al íflorte. excepción hecha de Holauin. Quedaban 15,000 soldados españoles prisioneros, debiendo entregar sus' armas; este número aumentó después hasta ¿S.OOO. El general Miles, que desde al principio lué encargado de la dirección de la campaña en Cuba y que enionces se hallaba en playa del Este, punto no lejano de Santiago, comonicó, á Was- hington la siguiente nota referente a la rendición, el día U en la noche: • Ministro de la guerra Washington. I-reme d Santiago.— El General Toral, Comandante de las tropas españolas, ha ren- dido formalmente al ejército de su mando, á oondicti^ de que éstas sean enviadas á España. 303 íefal Shaíter nombrar.! comisiones para llevaí Ktrpgá formal i parte del ejército está infestada de fiebre amarilla, y ^'' bi esfuerzos para aislar á los atacados .1 bordo de los buques Wpiíales. Se hacen arrecios para llevar ñ cabo inmediaiameme ciiai- quiera , orden del Presidente rt de usted, (firmado) AWso» ,-1. ifíírs Comandante en Jefe del Ejército de los Estados Vnidos.* He aqiii \n. comunicación de Toral al jefe americano; • A su E-o-tlencia el Comandante délas tropas americanas. Esicleniísimo seflor Ustoy iiutori:ado por el Gobierno patn lapititliir Tenit», pues, el honor de ponerlo en vuestro conoci- nuiento y solicitar se sirva dcsit^nar la hora y lu^ar donde mi-^ comisionados conferenciarán con los de Vuestra Excelenvsi. A efecto de que formulen los puntos de la capitulación sobre lav bases convenidas en esta fecii.a. A su debido tiempo debo manifestar que deseo saber la ri-s"- Ilición del Cobierno americano respecto al reereso del ejfircitn con el objetq de anot.irla en el acta de la capitulación. Al mi- mo tien.po apelo i. la galantería y yracia de vuestra extelcnci.i hacia los saldados españoles que se les permita regresar ü l-i Penfnsula con sus armas " Tengo el honor de ofrecerme ,'i sus órdenes.— ./o^t' Toral, Ge- neral en jefe del Cuarto Cuerpo del Ejército.— Al Gencf^il Sbafter, Comandante en Jefe de las fuerzas americanas.- Por es'a comunicación vemos que el gobierno de ^f¡ld^ld ordenó la capitulación, y por consiguiente, que se comete una eran injusticia con hacer responsable solamente al Cencrn) Toral Hs Ik-ijada la ocasión de rectificar una inexactitud afirmada por el Oneral Shafter en un despacho que publicó i-l Mini"il' vio de Guerra el día Ifi. Dice asf: •I-os listados Unidos convienen en conducirá K-^piiftii y A !■< mayor brevedad posible, todas la» tropas e»paflolaH rn liiA di> iritos rendidos; las tropas se embarcarán en e) puerto iniUcti cano al punto que guarnezcan; los oficiales eupiiflolr» nmiril» ránsus armas al cinto; los oficiaIcH y las hopa» lotiHcivunlit >>u'> efectos personales; al Comandante csp.ifti'l sr 1.- tiiilDl I* .i pai .i sacar los archivoi^ militare» deloH dl»ini> i> ii>lld, i" drán hacerlo entregando sii.s armiiJt; Iuh lidi' ■ i ■ ' drán de la ciudad con honores de lii uuciia, ' '" ' QMS en un punto determinado, mieniin* llry > > CObiemo de Washington. hablíndoM' coiut'init" >r" t..- sionados americanos rccomrndnrAii al ||i>bli'i no \\\w w pvntlU* j álos españolea llcv;ir }> KHpl«lt.A lii» iiiiilri* iilti' liwi vttlIVIttVIMtl*^ te han defendido. Este punto depende do la voluniad del Gobfehio de Wa^o ton. Me tomo la libertad de llamar la ateación & que entre mili i/c los soliítiiios vi'Hifiíios según dice el General Toral, /uty I a lie ¡2,000 que no hiin hedió uniólo disparo. Ascienden cerca de 2i,t)U0 el nünero de üotdado^ que habrán de tran.s{: larse .1 España, según el cálculo del GeneraJ Toral. (Pirmiid ir. Ji. Slm/ter, Mayor General.. En quL* punto se encontraban esos doce mil hombrea que s Dicicron un solo disparo, y quú disculpa icndrfn la rundidJi i;n este caso? Entretanto había sido declarada la ley marcial por el C bierno español en toda la Península, estableciendo la rí^uj censura de la prensa, mientras se lerminabün los arreglo» de i capitulación de Santiago. Las bases fueron sancionadas el di:i l(> por el Gobierno c Madrid y eran las siyuienies: •Primero. Las hostilidades cesarán inieniraj se llegue I acuerdo formal de la rendición. Segundo. La rendicjiín incluye la rendición de las iropu»e paftolas y material de guerra dentro de los limites delap vincia. Tercero, Los Estados L'nidos. transportarán li Esparta, p .-tU propia cuenta, todas las tropas espafiolas que se rindan, «i harcándose éstas en el puerto más próximo ai lu^;(r de su n di don. Guano, Los oficiates guardar.ln sus armas a! cinto y tosw dados sus electos personales, Quinto. Después de la rendición, las tuer/iu* espaJiolns ant liarán á la remoción de tas obstrucciones A la navegación «i t entrada del puerto de Santiago. Se-vio. Dcspué,s de la capitulación, el Cumitnüante e^pafU entregará im inventario de la.s armas y municiona de gucr .laí como el roll de las tropas en el Distrito. Séptimo. Al General español se le permliini conserrar U :irchÍvoH militares de la Provincia. Octavo. Todas las guerriiras y voluntarios que deseen pef manecer, bajo su palabra de no volver á tomar armas c los Estados Unidos, podrán huctrlo .Voveno. Las cropns españolas marchiirán fuvxi de la cinJit con todos los honores de la guerra, deponiendo sus armus, J las que dispondrá el gobierno de los Estados L'nidos, Los a misionados americanos recomendarán á su Gobierno <)aé «sü .irmas sean devueltas á aquellos que tan heróícamenle las liOi defendido • «i5 Kstiis bases habían sido discutidas el dia anterior por los co- misionados de ambos ejércitos y !a sanción fué comunicada X Cuba el 17. I,1oj;ahan entonces A Ann.'ipolis en la costa amt-TÍcana á bor- do del crucero "Si. Luuls" el Almirante Cervcra y sus valero- sos marinos como prisioneros de guerra, 1.a list_a entregada al General Sh.iíter por el General Toral, de los soldados rendidos que habrían de transportarse á Espa- fla, alcanzaba A 22.78<} el l'í de Julio, Éste dia salió de San Kranciscq una nueva expedición para Dewey en cl transporte .Pensylvaniu,. compuesta de 1,500 hombres al mando del coronel Kessicr. A la vez hacia sus últimos preparativos para zarp;tr de Sibo- aey A bordo del ■■rucero "Vale" la expedición ¡nvasora de Puvr- lo Rico al mando del General Nelson A. Miles, He iiqui los mensajes oficiales canibÍ;idosi entre el Gabinete ' fspafíol y las autoridades raílitarefi de la Habana y Saniiajío -obre la rendición: •Habana, junio V de '>S.-Gral Correa, Minitro de la (luerra, Madrid. —El ejército siempre disjiuesto para cualquier sacrifi- Lcio en bien de la nación, permanece intacto en los actuales mo- Tftentos y estd lleno de espíritu, pues todavía se sostiene c"n Kigor en Santiafi;o de Cuba. Después de brillantes batallas en kiás que aunque se fia perdido algún terreno, ha disputado con valor el terreno palmu á palmo, al enemigo se le han fcausado grandes bajas. Es mi opiíiión que ía miyoria de la--¡ («lases militares, no escucharían co.i paciencia proposiciones de I.^az, mucho menos escucharían proposiciones para abandonar lifl territorio qui; el ejército ha defendido con tanto ahínco. Con R^ro visiones v municiones, podríamos mantener nuestras posi 1 ciones durante muchos meses y la victoria costaría muy cara lal enemigo, aunque la absoluta posesión del mar, que go^fan lios americanos, harta penosa la e.xistcntia por la falta de pro- í risiones. Las batallas son en extrehio dilfciles por razón de la ■ escasez de municiones, y el gobierno se vé constantemenle es Kttirbado debido á las frecuentes perturbaciones del orden pi'i- K'blico. En resumen, permítaseme decir, que cl ejército en mayo- I Vía. desea la guerra por el honor de las armas así cómo por propio honor; y que serla en extremo penoso para ellos abando- nar al enemigo sin combatir, la tierra que han conservado du- rante tantos aítos á costa de su preciosa sangre. Esta es la opi nión y yo tambíé i íoítcngo que csia e-^ la mía, —Bliimo.— Iríd, .lulio 1:2 Jo'Kl-Gipit.-in Ccneral Blam-o, ' -Recibí su telegrama N° 202: me sorprende mucho qu* »ian- do salvado el honor de su ejírciio indomable, como A no dii darlo to estii, para gloria de la naciOn. las fuerzas de Santiago tn&istun en la continuación de la guerra en la que con toda seguridad no pueden ya ganar más laureles ni llegará crtro re- sultado que el de ser compelidos ú rendirse en poeo tiempo, de- bido A la falla de proviBiones y municiones- Xo es de creerse que el enemígu conociendo la lamentable situación de nuestras tropas de Santiago, se dé prisa paní sufrir y arriesear ntieviis ptlTdídas, especialmente desde que estando en posiciAnpor me- dio del bloqueo, de impedir la llegada de soctiri^js. ellos pue- den posesionarse de la isla sin más sacrificio de sangre por su parle. Tampoco puede explicarse el motivo de l:i tenacidad dcus It-d en mantener una posesión en esa tierra ingrata que nos recha/a v hace odiosa ante nosotros por su di seo de separar- se de la madre Patria. Vo creo que el ejército preferíria aban- donarla, á la ruina y desolación que lanta insistencia .-icarrea ria al desgraciado país que en vista del pon enir que lu aguar- da, clama por pa/ con honor. El actuitl momento será el que debe asegurarse. -Sea lo que fuere, y sin dejar de sentir en el fondo de mi corazAn el ver dadero orgullo de un espafkol y soldado, los exoeUos se-Dllmien- los de nuestro ejército si mal concibo y dedu/.co que se permf- tirA que sus nobles fines intervengan con la disciplina y que l(* soldados no olvidarán sus deberes de obediencia y sumi&ión ¡i los dcj'retos del Gobierno, dándoles aquella atención que se- guramente conservara el honor del ejército, Vo creo por lo tan- to, que cualesquiera sean los decretos del gobierno, el i-jérctio los ejecutarií y no prentendenl constituirse en «na amc-nazs para la nación de esta suerte, acarreando sobre si mismo la grtn desgracia de tener que rendirse for talla de provisiones y otros medios de sostén. Sin embargo, deseo tener absoluta seguridad de esto, y li^ led. sólo usted puede dármela. Tenga usted la amabilidad de comunic-'irmi'lo tan pronto co- mo sea posible, pues estos son momentos críticos.-- Correa. Habana. Julio 13 de 98.-General Correa, Ministro de la Gue- rra, Madrid.- Los asuntos que discute en su telegrama confi- dencial niim. 107, dirigido á mi, siendo de suprema gravedad é importancia y como los genenUes en su mayoría se encueotrnii «úsenles al frente de sus mandos, no me será posible responder ¡i usted hasta mañana. Ruego d usted escuse esta cori-t demo- ra que confío será para bien.— Blanco." "Madrid, Julio 12 de 9fj. - Blanco Capitán (General, liaba na.— Los americanos, dueños absolutos del sitio, sabiendo por ao7 experiencia lo costoso que ha sido pnra ellos trabar combíilo coa nuesiros bravos soldados, se liinitnrAii en lo de adelante de extender y estrechar el bloqueo, y A bombardear los puer tos al mismos tiempo despachando buques para atacar Puerto Rico. Las Canarias, las Baleares y Jiiin las ciudades de la cos- ta de la península, esperando que ayudados por los Indios to- m.irán posesión de las Filipinas v sepummenic perturbarUn el orden público en la naciún. El inequívoco deber de cualquier Gobierno es el evitar se- mejante 6 irreparable mal buscando por todos 1"b medios el fin deun combate tan desigual t orno desastroso. La pazpuedeobic- ne:se hoy bajo condiciones que serían aceptadas y honorables para el ejército, pero una vez que Cuba haya sido redunda por el hambre, el Puerto de Manila perdido, una parte si no toda la Isla de Puerto Rico ocupada y la mayor parte de nuestras ciu- dades importantes de la costa sean bombardeadas, yu no serü posible pensir en la paz. La descompostura y ruina sería el re sultado. Confío en vista de estas razones en que U. y los gene- rales bajo sus órdenes á quienes nuestras instituciones, y sobre todo, nuestra querida patria les son tan caras, sabr&n responder á la disciplina del siempre valeroso ejército y rendir obediencia á las resoluciones del Gobierno respecto A la paz. Kápero con verdadera ansiedad su respuesta, que le ruego me envíe cor toda prisa..— Sagastii.' «Santiago, Julio 12 de 98.— Capitán General Blanco, ll.i baña.— Y Gral. Correa Ministro de la Guerra, Madrid -Aun que postrado en cama por gran debilidad y atroces dolores, l.> situaciún de nuestras aguerridas tropa» ncupn mi pcniamienl" i tal grado que creo de mi deber imponer A \'uehtrii líxcelí» cia y al Ministro de la Guerra, del istiido de coiiin l-tl ionio en realidad son. Las lineas del encmiud jic encui-ntran uiu.v t't'riii de la ciudad por ra/ones de la naturjileía del tt-rreiio, y lo* nuestros se encuentran exiendiJojt ü 14 klli^meiroii de Jutaml» de la poblaciún. Las tropas eütAn d^hllen y ei Iii man n\ lonsi' derable proporción; no se les envía A lii» liímpll ilc» piT l>t nc cesidad de tenerlos en la^ trínrheriu. I >iirantt' Lfi i)liini>i> t ilu te horas ha llovido torrenclalmenle y la» ttopiis en l.t> ti lii< h» ras están sin protección algunu contra d elemeniii, le^ i-» hiu ta imposible secar sus ropas, se mnniicnen uiiii umt-nn' con arroz, varios de los JefcH han muerto, iiuhIioh nflcliih'» «e en- • £uentran heridos enfermos ó han deüiipareildo. Bajo estas circunslanoias, es imposible quen-r Inrmtii el tliio, M-que al intentarlo nuestras fucrítat» cureceríun de imu tercrm ¡Une de su número que no podía salir y non verlimiOM OebiliUl- " B por los bajas que nos causara el eneinlijo. reaull<*nilo un ver* ,jlero desastre sin salvar como IJd. lo desea, nueMro dieima- ^ batallan. Para poder balir protetjtdoit por la dkvisiún de HOl* 308 guín seria necesario que Ijis Uneuíi dcJ eminigo s"; roí para hacer esto en combinación con los refuerzos del RDlgÜÜ neceMtarfan una marcha forzada de ocho dfas y l.t conduocJún de gran aintidad de raciones que apen.is podrían hacerse. En tal x'irtud, la situación lia llegado A una crisis aguda, ti McriB- cio sería inútil. El enemigo ha comprendido nufstnt situacídn, V estando establecido tan cerca de nosotros, puede ngoi^ nue» iras luerza* sm exponer las suyas como se hizo ayer bombar- deándonos por tierra y á grande elevación por mar sin qus, todos los generales, participamos, demanda la conti- nuación de la guerra. Creemos nosotros que el honor del ejérci- to demanda mayores sacrificios, pero el ejército jam:ls se pre- sentará como obstáculo para el cumplimiento de las órdenes del gobierno, las que obedecerá como es de su deber h.*(cerlij. Profundamente agradecido estoy por las ír.ises alhagador.tsqne se sirve dirigirme en su telegrama fecha 12 del corrientei pero al mismo tiempo me apena en extremo tener que informar áUd ao9 que no me será posible coniÍr.uar por mAs tiempo Á U cabra de esie ejército, en caso de que el Gobierno resuelva solicitar la p^iz.— Blanco. ■Habana, Junio 17.— General Com:;i, Ministro delaGu^rra^ ¡Uadrid -~L:% rendición de Santiago se efectutV esta maAxna sin la menor interrención de mi autoridad, segt\n los informes que be transmitido á Ud. A pesar de este desmembramiento de \> isla, el ejército continúa lleno de espfntu y la j;uiTr4 poilrta continuarse si usted nos enviara prov isioncs que seria conve- niente hacer por conducto de buques bajo la proleccóni df la bandera neutnil: al mismo tiempo buscando la manera Je en- caraos municiones. La caída i e Santiago no vntraAa en si venliidera importancia militar y puede decirse que la guerra en realidad no ha principiado todavía. Hace varios días cavii instrueciones para la concentración de las divisiones de Holgufn y Puerto Príncipe, para maniobrar de acuerdo con los movi- mientos del enemigo. La campaña decisiva tendrá que hacerse tíe este lado de la trocha, y el enemigo tendrA que sufrir gravea Perdidas para poder penetrar á esta sección, — B/(«(rt>. La institución que se llama de la Cruz Roja, cuya sublime y filantrópica misión consiste en auxiliar á los heridos en el cam- po de batalla impartiéndoles loda clase de cuidados, prestó^ grandes ser^■ic¡os no siilo íi los heridos en los combates, sino también A los necesitados que por la escasez de víveres esta- ban 4 punto de perecer. De estos desgraciados había algunos millares en el territorio rendido y fueron de mucha importancia los servicios que aque- lla asociación les impartió. Después de la batalla naval fuera de la bahía de Santiago acudió á socorrer ú los lieridos un buque hospital fletado por la misma asociación de la Ci^z Roja. Según hemos dicho, h escuadra espadóla al mando del Al- mirante Cámara tuvo que regresar i las costas de España des- pués de haber entrado en el Canal de Suez, El permiso para haber entrado y regresado luego por aquella posesión inglesa costó d Esparta IbOfiOo pesos oro. La flota americana del Comodoro Wastson recibió instruccio nes de permanecer á la espectativa para en caso de que la es- cuadra de CAmara intentase dirigirse á Cuba saliera A m en- cuentro para destruirla. Entre tanto la expedición que habla de invadir i I co se hahfa alistado y et 21 de Julio 4 la? tres de )a b í.o ii la mar en Siboney; Cuba, un convoy corapiicslo del 'Mas. sachusett,* e) •Cincinati* y el •AonApoliS' y además cuatro barcos nuxitiares. el "Gloucester.* el «Guasp.» el •Leitlcn* y rl •El Vale* L-onducla la mayor parle de lus tropas cuyo núme- ro ascendía íl 3.000 hombres. A! tercer d/a se organiüú otra espediciiin llev;mdo 4.000 hcmv bres mas. Las noticias de los triun'os obt;:nidos por el ejército america- no en Cuba, influyeron grandemente en el Animo de Dewey para normar su conducta respecto á Utoma de Manila. El 17 de Julio iinunciú .1 las fuerzas espantólas que aún que- daban en la ciudad que si en término de sei; días no se remitan bombardearla la ciudad. Mas con esperanza del anunciado .irribo de la escuadnide Cámara no quisieron rendirse los espa- ñoles á pesar de líis continuas molestias que les causaban las huestes de Aguinaldo, que pedían tamnién la rendición desde muchos días ame^. El día 23 de julio comunicaba el Gencal Shafier el sij^uieato mensaje de Santiago de Cuba: •El teniente Miles llegó hoy procedenie de San Luí* y Las Palmas d donde fué á recibir las armiis de las tropas españo- las rendidas según el tratado con el General Toral. •El número de hombres rendidos p.is.in del anunciado por cl lieneral Toral, asciende d 3,00,i regul.ires y 300 voluntarios Jos que han rendido sus armas • «Tres mil rifles fueron entregados, los que serán conducidos á esta dudad. •Según parece, el número de tropas que habrá de embarcarse para España, pasard de 24,090. Hay cerca de 12,000 en este punto, 3,000 en San Luis. 6,000 en Guantánamo. y más de 2,060 en Sagua y Baracoa. — (Firmado).— S/íii/'Ící'.í El día 26 la expedición de Puerto Rico desembarcó en Gua- naca. El siguiente mensaje oficial da cuenta del desembarque: «Saint Thomas, Julio 26.— Hoy ú las 9.15 a. m. llegó la expe- dición. Desembarque efectuóse sin novedad. No hay histerias en Puerto Guanaca. El «Gloucester» entró .1 labahm y desem- barcó una compafila de infantería al mando de los Tenientes Huss y Wood, quienes dispersaron .■i un destacamento de espa- rtóles. Enarbolamus bandera americana. Los transportes de- sembarcaron á las tropas í.in oposición alguna ayudados por los botes del •Massachuseiis.- El día 26 fué presentado al Presidente McKinley un mensaje por el Ministro francés en Washington, Mr. Jules Cambon so- licitando á nombre de España la terminación de la guerra y en solicitud de las demandas que para restablecer la paz hiciera el gobierno americano. El Presidente contestó que eonsultarfa I) el consejo de Mini-stros y daría su resolución :i ;ti|U(.-1 asun- ftsin pL'rJida Jp liempo. KI documento que M Cambon etiirt- S á Mr. McKinlty, esiá concebido on los siguienieft terminote ' -Los gobiernos de los Estados Unidos y de [tspafta, esUln por desgracia, empefíndos en una guerra originada á consc- rueni'ia de haber pedido el gobierno norte-amerik.-ano que En paña abandonase su dominación en la isla de Cuba, demandi ísta ii que España no quiso someterse: »lin la lucha armida, resultado de esta negativa, reconfKe ispona haber sido vencida. *Los perjuicios que le lia caasado esta guerra son grandes, y cree llegado el momento de poder pedir dignamente á losKsia- s Unidos isu cooperación, con objeto de terminar la guerra; por lo tamo rueya que se le den .1 conocer, por medio del lím Kjador de Francia en Washinston, las condiciones que exigirá e KspoAa el gobierno de listados Unidos, para concluir la puz.' ^ Por lo que hace á la guerra en Cuba no babía cesido, escep bnndo en el territorio rendido. Las tropas americanas y la ct-- ladr» habían conseguido la rendición de otras poblaciones in Kdiatas á Santiago y algun:is distantes como la de Gibara. ■1^1 fiebre amarilla causaba entre las tropas americanas gran- i estragos. El siguiente boletín publicado por el General wlter el dta 2 de Agosto da á conocer la terrible proporciiíji 1 que la epidemia se habla desarrollado entre las tropas en Siba. alcíinxando una cifra alarmante: «KI estado sanitario de las tropas el día 31 de Julio es como : Total de enfermos, i,'2^. Total atacados de fiebre, 3,lfil. ^sos nuevos de fiebre, 653.- Atacados de fiebre vueltos al ser- cio. 722. Muertes ocurridas el día 30 de Julio: ti soldados r.i i. 4 artiUer js y un sargento de caballería. Vn soldado muri» b herida causada por su propia mano.- lAl tener conocimiento de este mensaje dispuso el Secretario Tí la Guerra que las tropas avanzaran A un punto del interior í la Isla ll.imado San Luis, para cambiar su residencia. Pero espui!s, y antes dt- recibirse la respuesta de HspaAa, se ordcnA I reemharouf para Estados Unidos de tas tropas americanas e hablan necho la campa/ta en Santiago. PLas propo.siciones que los Estados Unidos preaenuron á E-- "acornó respuesta í la deminda de pi/ hecha por" el Mi tetro fi anees Cambon, fueron tr.insmitid.is á Midrid y puestas Hdiscusión por el Gabinete Sagasta Sin embargo, la respacsln "e España tardó en comunicarse mis de una semana, lo cual ©suponer que tales proposiciones habían sido rechazadas. fSe solidió desde luego por parte del gobierno de la Penfnsul.t (fue cesaran las hostilidades mientras se discutían \as bases d'- lapa»; el ejército americano continuaba sin embarijo su* ope- raciones en Puerto Rico, Cuba y Manila. En I'iierio Rico aunque fué reoh.i/aiio el cuerpo Je vanguar- dia que internó desembarcar en Puerto Ponce, pudo al (in lie varsc A cabo esta maniobr^i dos días míU larde auxiliadas las tropas por los buques de guerra que lo ;icompaíló y por fin la plaza tic puerto Ponce fué tomada. En Filipinas tuvo lugar tm sangriento combine el día 31 úv Julio enlrc americanos y esp ifloles. A Iíí llegada de la tercera expedliiiin de tropas americanas los voluntarios españoles, in- dignados, decidieron atacar las trincheras enemigas y asi lo ve- rificaron en el punto llamado Malate, cerca de Manila. Las tro- pas españolas que formaban la guarnídúi. de Manila atacaron d campamento americano. Las tropas espartólas pasaban df 3,üW. Cargaron repetidas veces. El fuego de los americanos rompió el centro de las fuerzas espitñolas retirándose éstas. Mis tarde hicieron un segundo ataque, retirándose después á los matorrales, desde donde sostuvieron nutrido tiroteo. Odtfe americanos resultaron muertos y treinta y siete heridos. Las pi5rdídaA de los españoles no fueron grandes. Durante el com- nate los rebelde.-i permanecieron neutrales, Kl parte americano de la batalla dice lo siguiente: ■Las tropas del General Green en número de 3,UO0 habían estado avanzando y atrincherándose. La llegada de la tercera ospedifióD cnfurcciiJ á los espaílok-s y resolvieron d;tr batalla ;i las tropas americanas antes do que el campamento Dewty íuera reforzado. Las irmcheríis americanas se entendían desde rj. playa en un tramo de 3O0 yardas al flanco izquierdo de las tropas insurrectas. Kl domingo, siendo d(a festivo para los rí- licldes, el flanco izquierdo se retiró, dejando expuesto el flanco derecho de las tropas americanas Las compañías A y E del batallón 11° de Penaylvaniay la Hatería de Uiha recibieron órdenes de reforzar ese punto. En medio de un aguacero torrencial, los tropas españolas en número de 3,000 intentaron .sorprender el campamemo ameri- cano. La.s avanzadas viéronsc obligadas 3 refugiarse dentro de las trincheras, las que fueron usall;id:is. Las tropas de Penáylvania no se movieron y resistieron con tenacidad al enemigo á pesar del nutrido fuego de fusilería qtie sobre ellos caía. No se veia m.ls que el fulgor de los disparos de los rifles Maiisser de los españoles. Los americanos se lanzaron sobre las tropas asaltitntes. La Batería de Ulha se distinguió, pues tuvo que arrastrar sus cañones por entre lodazales donde I;ís I!ie?.as se hundían hasta el eje de cureña. Dos cañones hicieron un movimiento de flanco haciendo terrible fuego sobre las tro- pas españolas, las que se retiraron en desorden. La infantería americana había agotado sus municiones, por lo que no persi- guió A los que se retiraban. SI3 ■tiiüADtC la ñbchc los tispañoU-s recogieron sus múerttís. L _ Umericanos muertos Tueron enterrados al dfa síguitntc. Dur^m- 6 la noche dci día 1° de Agosto se coniinuO la luchn; pero I03 bpaAolfs hacían firego de cuñón, la batería de Vtah responj" t el fuego de la artillería duró una hora. ÍLosniuertos americanos ascienden A I3y en los hospílj Tay dieií hombres gravemenle heridos. ^^^^ t El d(a 4 de Agosto se verificó un tercer desembarque de l^^^ s en Puerto Rico, llegadas en los vapores Por fin fué aprobado y se hizo público su contenido en la.s los naciones el II de Agosto. He aquí el te.Mo de Protocolo: Esparta renuncia A todo título y derecho de soberanía en lisia de Cuba |2* La Isla de Puerto Rico y las demAs iilas en las Antilla,i Ae basta hoy han reconocido la soberanía de España y tma de a islas del grupo de las Ladronas, á elección de lo.s Estados fllidos, serín cedidas por Hspafla á tos Estados Unidos. i Los Estados Unidos ocuparán y reiendrím la bahiii y Jiídad de Manila, mientras se concluye el tratado de paz el pAl deierminaiil el dominio, disposición y Gobierno de las is- B Filipinas. tí»? Cuba, Puerto Rico y las otras Anlüliis espaftoI;ts.:erAn wBCuadas inmedialamente por España, y los comisionados se poibrariln dentro del término de di'iK dios y se reuniriln dcn- odcl termino de treinta días después de firmado el Protocolo ^ la Habana y San. Ulan de Puerto Rico para arreijlar y eje- lar toi^ detalles do la ojecuciún, 214 5*^ Los Estados Unidos y España nombrarán cada una no más de cinco Plenipotenciarios para nej^ociar v concluir el tra- tado de paz. Los Plenipotenciarios se reunirán en París antes del día 1® de Octubre próximo. 6* Al firmarse el Protocolo, se suspenderán las hostilidades y se darán órdenes á este efecto, tan pronto como sea posible á cada gobierno comunicarse con los comandantes de sus fuerzas navales y militares. En la misma fecha se publicó una proclama de McKinlev ordenando la suspensión de las hostilidades. El Protocolo fué firmado por Mr. Cambon representando A. España y Mr. Alger en representación de los Estados Unidos. \^ Si la comunicación cablegrálica con Manila no hubiesr rsia do interrumpida, .se habría evitado un nuevo y supcrfluo derra mamiento de sangre, en la toma de esa ciudad por los ameri- canos. En efecto, el día 12 fué trasmitido un mensaje al General Merrit, ordenándole la suspensión de las hostilidades en virtud de los tratados de paz con Espaüa; mas el mensaje llejy:ó á su destino el día 16, esto es, cuando ya se había consumado la capitulación de Manila, tras un largo y sangriento combate. ^ Desde el día 6 de Agosto el comodoro Dewey demandó la rendición de la ciudad obteniendo del Comandante español una enérgica negativa. El General Augustín que había renunciado el puesto de Ca pitan General, recibió órdenes de rendirse, las cuales se excu- só de cumplir -por no estar ya al frente de las tropas. Se ha ase- gurado en España que dicho General será juzgado por un Con .sejo de Guerra por haber desobedecido una orden superior. Dewey fijó un plazo de cuarenta y ocho horas para que se le resolviera acerca de la capitulación que solicitaba, y enton ees el Comandante español pidió una tregua para hacer que se pusieran en salvo las mujeres y los niños. El asalto de la ciudad debería pues tener lugar el día 8 á me dio día, que espiraba el plazo fijado por los americanos, pero habiendo conferenciado Dewey y Merrit, jefe de las fuerzas de tierra, acordaron diferirlo hasta el día 13. En esta fecha no habiendo obtenido respuesta afirmativa en cuanto á la rendición de l^ ciudad, en la mañana se formó en línea de batalla frente á Manila la escuadra americana. El «O- lympia» fué el buque que hizo el primer disparo contra el fuer te de Malate. Las bombas de los americanos no alcanzaban á 215 ' Hipar n! blanco, y se gastó algiin tiempo en ponerse Á ilistant:i;i L-onveniente para hacer tiro. En segnitia el "Callao." uno de los cañoneros expresados por Dewey, avanzú hasta ponerse junto á los fuertes y les mandó nutrido fuego. El fuerte dej<'> de con iRStar, pero disparó sobre las tropas americanas que cstuhan embistiendo contra las trincheras españolas. Después de una hora de combate, se ordenó que suspendiesen el fuego los bu- ques americanos, en atención A que el fuerte no respondía. La escuadra continuó haciendo disparos hacia el lado Sur dr U ciudad para despejar el canáno á las tropas americanas que daban el asalto, las cuales abantaban á medida que el campo iba siendo despejado por los españoles. A [a vanguardia de las tropas iban las baterías l'iah y As lor, pero como la primera tenia cañones de mucho peso no pu- dieron arrastrarse por los pantanos, continuando solo la bate- ría Astor á quien tocó la parte más ruda del combate. La se guian el 23° de línea y los voluntarios de Minnesota, á lo largo del camino de la margen derecha del río Pasig, á dond'> ya l.i escuadra no pudo prestar ayuda alguna. Al llegar i la unión con el camino de Cingalon la vanguard¡.i sorprendió las poderosas trincheras de los espaitoles. Inespera damente, los españoles hicieron una descarga terrible sobre los americanos matando á los artilleros de la batería de A^tor y á un soldado de los voluntarios de Minnesota La batería se - »Ii5 obligada á retroceder debido al mortífero fuego de los es- pañoles dejando abandonados dos cañones. Pero á tiempo llega ' ron las reservas al mando d¿l Coronel Overshine y con e,ste auxilio los artilleros lograron recobrar sus piezas haciéndolas funcionar nuevamente con más vigor. Los españoles se vieron obligados á retroceder hasta reple frarse dentro de la parte amurallada de la ciudad. El combate duró hasta la tarde. Convencidos los españoles de que sería inútil continuar por más tiempo haciendo resisier- cia á costa de tanta sangre, resolvieron rendirse después de ha- ben hecho una heroica defensa. Se enarboló pues una bandera de tregua por los españoles. El Cónsul velga de Manila. M. Andree, fué á bordo del <01ympia> y volvió con un teniente americano á donde e-stab:i el gobernador militar español, que confino en rendirse. El General Merritt se encaminó al palacio i las 3 y 30 mimí t09 y allí halló á los españoles formados en linca de bat.illa Los soldados rindieron sus armas, pero los oficiales obtuvieron el permiso de conservar sus espadas. La "Cruz Roja" dr California prestó valiosa ayuda A los en termos y heridos. 316 Pírfíetft orden reinó en Manila en la nochi- del 13 de Agosto, pues los americanos entraron á la ciudad y se pusieron guar- dias en turno de l:is atsas de iodos los extranjeros, con el fin de impedir que fueran saqueadas. A los insurrectos no so les pcrmititi tomar parle en ti ataque de la ciudad, sino que se les mantuvo á retaguardia de los americanos. Para evitar derra- mamiento dr sangre, se les vedó que entrasen & la ciudad des- pués de la rendición, como no fuera sin armas. Antes de capitular, los españoles quemaron el transpone -Ce bú" en p1 rfo Pasig. Kl General Merrill asumió el mando como Gobernador militar. Un despacho de Manila, fechado el dfa 18 dice que el núme- ro lolal de bajas por parle de los americanos en el ataque y to- ma de la ciudad, futf 46 muertos y 100 heridos Los espafloli's tuvieron 200 muertos y 400 heridos. L»s ame- ricanos trataron de no causar destrozos en la población y res- potar .1 los no combatientes; cinco rebeldes fueron fusilados por haber üiiqucado una casa. Kl general Merrilt publicó una proclama decretando que el eobierno provisional y l.is autoridades locales conservaran sus puestos y todo permanecería invariable. Una nueva proclama declaró que cualquier habitante que se resistiese A reconocer A las autoridades actuales sería tratado como infractor d"* la ley * El General Jardenes tuvo una entrevista con un representan- te de la Prensa Asociada en el curso de la cual dijo, que sa- bia que la lucha no ofrecía nin^ma esperanza, pero que trató de resistir A los americanos en nombre del honor; pi ro qoe es- taha decidido il rendirse por cuidado de los no combatientes, y que aplaudía la humanidad que hablan mohatrado los america- nos. KI General Augustfn no quiso presenciar la rendición de la ciudad que hubiera soportado aquel sitio proloneado por más de tres meses. Poco antes logró que se le admitiera á bordo de un vapor alemán, en compañía de su familia y su ser%'idumfere emprendió el viaje A Hong-Kong. Nombradas las comisiones respectivas por uno y otro ejér- t-'ito para discutir las bases de la capitulación, éstas llegaron A un acuerdo el día siguiente y la rendición se llevó A cabo. He aqui el parte oficial que recibió cuatro días después cl Gobierno de Washington. Parte oficial del Almirante Dcwey relativo A la rendición de Manila. •Manila, Agosto 15. - Al Ministro de la Marina.— Washington. ~Lti ciudad de Manila se rindió boy A las cinco Oe la lardi- ai7 i lis fdtrrza^ americanas de mar y tierra, después de un .luq'jc combinado Uno división üe la esiuadm bombanicd los fuer- tes y irinchoras de MuUlc ^ se:i el tado Sur de la ciudud, re- chazando al enemigo, mientras nuestras tropas avanraban por ese mismo lado y al mismo tiempo. La bandera americana fué enarbolada por el Teniente Brumhy. Hicimos cerca de 7.OO0 prisioneros. La escuadm sufrió al^n;«s bajas, fnode los bu* , ques salii5 averiado. 1 El dia 7 del actuaVel General Merrit y yo demandamos la ' rendición de la plaza, pero el gobernador general se negó A ca ■ pitul a r. — [ F i rm a do ) . — A-ao. . — ■Hong Kong, Agosto 20.— Al ayudante General Corbin.— Washington.— Las siguientes son las bases de la capitulación de Manila: — Los subscritos, nombrados para las comi.siones que han de terminar las bases de La capitulación de la ciudad y defensas de Manila y sus suburvios y las tropas españolas esta- cionadas allí, de aci.erdo con el arreglo conveiiido el día ante- I rior, entre el Mayor General Wesley Merrit. General en Jeíe ^ de las tropas de los Estados Unidos en las Filipinas, y Su Ex- celencia D. Fermín Jardenes, General en Jefe interino de las iropiis españolas en Filipinas. ' Todas las tropas españolas tanto europeas como nativas capitulan con la ciudad y sus defensas con todos los honores de la guerra, depositando sus armas en los puntos designados por las autoridadus de los Estados Unidos, y permanecerAn en los cuarteles y bajo las órdenes de sus oficiales y Sujetos A las órdenes de las autoridades citadas hasta la conclusión de la pa» I entre las dos naciones beligerantes. Todas las personas in'-lui- * ' 5 en la capitulación permanecerán en Luzón; pero los oficit ■ \-ies harán uso de su casa habitación la que será respetada y mientras se observen las ordenanzas prescritas por su gobier- no y leyes vigentes 2' Los oficiales retendrán sus armas al cinto, cabalgaduras y propiedades personales. Todos los edificios públicos y pro piedades públicas por lista detallada strán entregadas A lo.s oficiales designados por los Estados Unidos 3° Dentro de diez dias de la fecha si- entregará A los oficia- KlCS de los Estados Unidos, una lista completa y por duplicado fr délas tropas rendidas y las propiedades pübUcas y material de K~|r(ierTH que se incluyen en la capitulación. ' Toda cuestión relativa á la r<>partición de las tropas es- f ^taftolas ó sus oficiales y sus familias, deberán someterse al Go- I ¿temo de los Estados Unidos en Washington. Las familias es- rpsñoias podrán salir de la ciudad en cualquier tiempo que lo 2l8 deseen. La entrega de las armas á las tropas españolas se efec- tuará cuando estas evacúen la isla 6 lo hagan las tropas de los Estados Unidos. 5° Los oficiales y tropas del ejército español incluidos en es- ta capitulación serán provistos, según cu rango, por el gobier- no de los Estados Unidos de las raciones y toda ayuda necesa- ria tal cual si fueren prisioneros de guerra, hasta la conclusión del tratado de paz entre España y los Estados Unidos. Todos los fondos en la Tesorería española y todos los fondos públicos serán entregados h las autoridades de los Estados Unidos. 7° Esta ciudad, sus habitantes, igls.sias, sus instituciones de enseñanza y las propiedades particulares de toda prescripción quedarán bajo la protección y honor del ejército de los Esta dos Unidos.— (Firmado) E. N Green, Brigadier General.— B. L. Lamberton, Capitán de Navio de la Marina de los Estados Unidos de América.— Charles A. Witter, Teniente Coronel. A.— H. Crowder, Teniente Coronel y Asesor. -Nicolás de l;i Peña, Auditor General. — Carlos Reyes, Coronel de Ingenieros, —José María Oriatu, Jefe de Estado Mayor.— (Firmado) Merritt. Mayor General.» El día 21 llegaron á Manila los transportes «Puebla» y «Perú» teniendo á su bordo á las tropas de los Generales Ottis y Huges las cuales una vez desembarcadas aumentaron la numerosa guarnición de la ciudad. La toma de Manila por los americanos alentó á los insurrectos de las demás islas á la rebelión contra la autoridad española. Algunas ciudades fueron tomadas des pues por los rebeldes, los peninsulares maltratados y encarce lados los inofensivos religiosos. A fines de Noviembre de 98 había en las prisiones de los re- beldes filipinos más de 6,000 españoles, por cuyo rescate pedían una fuerte suma. En los tratados de paz de España con Estados Unidos se es- tipuló la libertad de los prisioneros políticos así españoles como cubanos y filipinos, por lo cual lo de exigir dinero por la liber tad de los españoles no pasó de un buen deseo de los revolu cionarios. CAPITULO XV, I Bruñido tn I'aiI" -if laa KonuNionBs espal Udo« (le paz ~Rcsiiltai)i> mt'r cío y su navegación en l'^il ¡pinas. Art. y^ Se refiere á la libertad de todos lo.s priNiOnt r-Js .1* ¿iUerra hechos por España, así como de los individuo.^ apr«h«n- didos por crímenes ó delitos políticos cometidos m l¡is CmIomI.i-n cedidas á los listados l'nidos. Art. ^♦'^ (Garantiza los dereehos le^.-tles de lo-> t^pañ"!.. -s rr>i dentes en Cuba. ArL 10" l^stablece la lihertad religiosa en l'ilipin.i- \ »'»ni de los mismos derechos á todas las Iglesias Art. 11' Se refiere á la eomposiciíMi de i'»J i vi i-^ ■ -i ini>ii nales en Puerto Rico v en Cuba 222 Art. 12^ Se refiere á la Administración de la Justicia en Cu- ba V en Puerto Rico. Art. 13^ Concede á España, durante cinco años, la conserva ción de sus derechos de reproducción y de autores, en los te rritorios cedidos, así como la admisión, libre de gastos, de li- bros españoles en dicho territorio. Art. 14® Trata del establecimiento de consulados españoles en los territorios cedidos á los Estados Unidos. Art. 150 Concede al comercio de España, en Cuba, en Puer- to Rico y en Filipinas, el mismo tratado que al comercio de los Estados Unidos, durante diez años. Los buques españoles ser*1n considerados como costeros. Art 16^ Estipula que las obligaciones de los Estados Uni dos respecto á los ciudadanos españoles y de sus propiedades en Cuba, cesarán cuando los Estados Unidos abandonen la au toridad que van á ejercer sobre la isla^ Art. 17<^ Dice que el tratado debe ser ractificado por los dos Cxobiernos durante los seis meses que seguirán á la fecha de l.i firma de las dos comisiones. El tratado se firmó el día 10 de Diciembre de 1898 á las 9 v 15 minutos p. m. En el mismo documento se hizo constar una valiente y enér gica protesta de España contra la conducta de los Estados Unidos, que contiene, entre otras, estas frases: -Las concesiones que nos han obligado á hacer, nos afectan menos que el insulto lanzado á nuestra patria por el Presiden- te McKinley en su mensaje al Congreso, respecto al incidente del "Maine," y nos proponemos de nuevo intentar someter la cuestión á un tribunal internacional, compuesto de Inglaterra, Francia y Alemania, para que determine quién ha de cargar con la responsabilidad de la catástrofe.» Y en otro lugar dice la protesta, sobre el mismo asunto. *España ha propuesto el arbitraje; pero los Estados Unidos se niegan á concederle el derecho que se otorga á los crimina les, á saber, el de defenderse. -«M«» v-> otio s.-»— -oí CONCUTSION. orno en los niom» ntos que t^*rminnm(>s la seufunda edií'iún déla Historia Je la CiiUTra Hispano Amtrira- na, apenas acababa de firmarse el tratado deF'arís, pa- ra concluir la pa/, nos vimos en el caso de apelar al testimonio de la prensa para reunir las incompletas notas que publicamos en el capítulo anterior relativas á dicho trata- do, en la imposibilidad de disponer de otras Tuentes históricas. Al cerrar nuestro libro no quedamos en la comisión de que él no pueda contener quizás altri'm error, pues no v-reemos qui- los libros históricos no contengan errores. Al gran historiador Cesar Cantú lo hemos visto al juzgar á D, Benito Juárez incurrir en tales inexactitudes, que un hijo de este hombre célebre los ha hallado insultantes y aun calum niosos á la memori.a de su pa» re. Nosotros hemos procurado despojarnos de toda pa.sión en el i-urso de nuestro trabajo, ahorrando las propias simpatías, mu chas veces, que el pueblo español nos inspira y con el cual fra ternizamos porqiu' pertenece á la misma raza latina, así como por la identidad de creencia, costumbres é índole. Con todo, á pesar de hab( r suprimido nuestros propias jui- cios; Á pesar de omitir los comentarios á que se presentan mu i'hos episodios de la i;uerra, la .sola narracjí^n (!<• los sin» •>,«»>, descritos creemos cjue constituye el mejor comentario v la mi;'i> enér«jfica de todas las protestas que pudieran hacerse c(>mra la cadena de injusticias y atentados de qu'- ha sidt> víctima h'*^ pafia. Nosotros hemos luchado por dejar i^onsimiada la \ < td i. iM'rcmov 1 i in« j-m protesta, aun cuando la lii^iurivi que ('Tmin.mio^ ir-iiva i»'» di. iurosü recuerdo para lo^ lun-nos hijos de l'-pañ.i 224 Sólo nos resta consagrar los últimos rcn^ílones de nuestro li- bro al homenaje de tantos marinos como sucumbieron, márti- res del deber y el patriotismo, en las batallas de Santiago y Cavite, no menos qut- al de los soldados muertos (*n la épica defensa de Cañe}' y Santiago. Sus nombres quedar.in n^splandecientes en los bronces de la historia y su patria los cubrirít agradecida con el manto de la inmortalidad. Cumple también á nuestro propósito insertar á continuación algunos documentos, de origen español, que dan i\ conocer el verdadero estado de la opinión pública respecto á los tristes sucesos, que acabamos de referir. Kn ellos damos lugar preferente al juicio crítico del Señor Andrés Barral Arteaga, distinguido miembro dt- la coljnia ííspañola en la ciudad de México, \' á quién debemos la narra- ción de la batalla en que fué destruida la escuadra en Cavite según manifestamos en el lugar que corresponde. ' Opinión Española sobre la Guerra Vamos A pe rmÍiÍrii')-« h.wer un Ueero esamen de los iintece denles de la uuerr i hisp^nn amerii.':iti!) y sus r(«ult;idos, procu r^ndo demostrar que h\ cau^a del desastre sufrido por Espafi;i no ha '^iJo oira qup la inepiUud dP su Gobierno Mienir;is pstuvn .i1 (rente del Gobierno español el malogrado 1 4 innlvídahle Cánovas del Cistillo la previsión y el acierto guin- [ ba(t los «fios de aquel respetihle cuerpo. Podíamos decir qur 1 entonces E-ip.ifta no lenla ni prnvoc;iha la guerra y sin embar I ¿a.t^knaba l^i-' prer¡iuciones qne la prudenria aconsejo; en otros 1 Urinjnos. se disponía A la (¡fuerra. conforme á aquel apotegma I Antiguo: «Si vis pacem para bcllum:- es decir. estab;t prevenida I contra eu^lquiera emergencia. Ante los densos nubnrronesque t-mpezfiban áobsrurecer <-Í I cíelo de nuestra p;itr¡T el Gabinete Cánovas gestionó la compra I de buques de guerri pocí> antes de su trágica muerte en el e^ \ lablecimienio b.-ilnenrio de Santa Águeda. ^Por qué el Gabinete suce.sor no dirt cima d estas gestiones- No lo sabemos; pero nadie nos podr.1 dar una respuesta que I disminuya en algo siquiera, los graves cargos hechos al Gabi- nete de Saijasta oor su falta de palrioiismo. Nadie .■«"e expli'-i. sin pensnr involuntariamente en algun.i traición, cómo aqu^los arréelos para la compra de buques de , guerra h ivan sido abandonados en víspera del conflicto con lo-- Efltados Unidas. • Con la desaparii-ión de Qinovas del Castillo principian l"^^ errores v las torpezas del Gobierno. El gabinete presidido por D. Práxedes Mateo Sagasta aban- , dona la política de su predecesor y si rué una linea d«conduCT.i opuesta á los intereses de la Nación. No asf el Gobierno americano que mientras ensaya la punte L rí* de los cañones de sus numerosos buques de guerra, aleccio nnba al cónsul Wildam en Hong-Kong y al ministro Woodfonl en Espafla para que obrando de concierto con los plane.-í idea dos por McKinley preparasen el resultado que l¡i diplomai'i;i maduraba desde mucho liempo antes. El cónsul Wildman que estaba muy cerca de nuestro Archi piélago Kilipino. conoció á la perfección la falta de defensas en estas colonias y 'a casi nulidad de nuestra escuadra de Manila, «ostuvo constante comunicación con el Gabinete de Washint ton, desde el puerto de Hong-Kong, teniendo á aquel muy al corriente de lodo lo que se relacionara directa O indireciamen te con la guerra. Hl infatigable cónsul no d.ú ni por un mo mentó tregua d sos labores; pues logró por medio de astuci.i - 2 26 Ó poi el dinero cerciorarse minuciosamenu- de la verdadera si tuación de Filipinas, ayudado por los numerosos agentes chi- nos é ingleses, pródigamente retribuidos. La atracción d% los artilleros británicos para Ui escuadra Otuey, fué uno di* sus golpes más audaces. Parece cosa averiguada, que por desgracia aún no se extir- pa por completo en nuestro país esa maldita raza de los Oppas. Los sucesos que todos los españoles hoy lamentamos, han ve- nido á revelarnos tan dolorosa realidad. Ks necesario abrir unn minuciosa averiguación y tomarles cuenta estrechísima á to- dos los individuos, sean quienes fueren, los cuales hayan toma- do algún participio en los acontecimientos que tanto han cons- ternado y aún consternarán á Kspaña. La síilud nacionaí así lo exige y lo reclama. ¿Qué medidas toitió nuestro actual Gobierno para conjurar la horrorosa tormenta que amenazara á la X;iciór? Xinguna, absolutamente ninguna. Se nos objetará qur fuimos estrecha- dos y compelidos á la guerra; más debemos h.«cer constar que nuestros políticos no agotaron todos los recursos de la diplo- macia para evitarla, puesto que no nos encontrábamos en con- diciones de poderla aceptar con alguna probabilidad de buen resultado. Tampoco admitimos la hipótesis, de que el pueblo orilló al Gabinete de D. Práxedes á aceptarla. Lo único qiw hizo Sagasta fué llevar á la Nación á la contienda, no por sa- tisfacer la voluntad del pueblo, en el ca.*^o problemático que t'-s- te realmente la hubiese deseado, sino más* bien por salvar á l:i ^ctual dinastía irremisible y grandemente comprometida al no atender á las justas exigencias del país, hondamente indignado con las humillantes pretensiones del G.ibinete de \/ashington. Creemos que la Patria está sobre todas lns t onveniencias, y ella es 1^ que debe tener en todos los cjisos y circunstancias, el lugar preferente. Y suponiendo, sin conceder, que el pueblo positivamente hubiese comprometido y obligado al Gobierno á recoger el guantf arrojado por el coloso norte americímo, ;se había pues- to ese mismo Gobierno á la altura de su misión, dadas h\s cir- cunstancias por que atravesaba el país desde que se inició la revolución antillana? No; la América del Norte ya nos tenía de clarada tácitamente la guerra desde hace mucho tiempo, de mostrándonoslo con toda evidencia al impartirle franca pro- tección á la guerra de Cuba. Pero nuestro apático Ciobierno no se preocupó ante el grave problema presentado á nuestra Na- ción. No solamente dejó de evitar el mal, pero ni aún siquiera lo había previsto, como era su obligación. La malhadada auto nomía concedida sin previo y concienzudo examen á los des- contentadizos cubanos, fué el principio do nu( stro calvario, por a?7 más que &c- proclamara en enfático dbi-iirño, dicho en Zarítg*'- za por U. Siyiimundo MOreí, que la untoiiomin era ¡a paz ¡Qué preparativos tenia hecho nuestro Gobierno ante la íne rjtable perspectiva de la guerra? ¡íolemne burl:il ni Cuba ni Ptierio Rico, ni mucho menos las lejanas Islns Filipinas po- aefan los mas indispensables elementos de defensa, llegándose hasti) ignorar rt dejar de advenir la anticipada permanencia de la escuadra americana en las aguas asiiliicas, que debfa causar bien pronto nuestro primer desastre. Rl crimin.Hl abandono del Minislro de la Guerra almirante Bermejo, fué tan grande que permJiiü zarpase del puerto de Cádi?: la escuadra de Cerver.i llevat do tan solo Ireittia cartuchos por pieza de artilteria No menos Jesdiibada fué la láLtica que observara su sucesor el Ministro, c;ipii,ín de navio, D. Ramón Auflón. Es cosa comprobada que la escuadra carecía de larbón y mu- niciones, faltánd' lesa tos cabos de cartñn la instrucción neee- sarii^ y la practica indispensable para el buen manejo de la ¡ir tíllerfa, y era tan notoria la carencia de esos conocimientos en dichos cabos, que tan solo habían hecho tres disparos, mucho tiempo antes con los cañones de 14 centímetros, y aháOlutaroen- - íe ninguno con los de 28; esta aseveración ha sido* ratificada por los mismos oficiales de nuestra Armada. -;Querría decimos el Sr. Ministro de Marina, para qué servirán esos barcos ense- nlejanlps condiciones? ¿Quién ordenó á Cervera saliese de las posesiones portuguesas de Cabo Verde, y quién, por último, dispuso entrar 3 la ratonera de Santiago la escuadra de >u , mando, para abandonar mucho tiempo después esa bahía, y r destrozada por la formidable flota de Sampsor? L'sted Se- flor Auflón y el general Correa así como su predecesor de Ud. él almirante Bermejo, son reos convictos del feo crimen de lesa patria. Ineptitud é imbecilidad supinas se necesitan para proceder con la punible torpeza con que ustedes han procedido en toJo lo relativo d la desastrosa guerra que ha llevado á nuestro in- fortunado país á la deshonra. A' qué diremos de nuestros mag- nates políticos, qué hemos de decir de esa turba inlecta y dañi- na que á su debido tiempo desoyeron las incesantes indicacio- nes de nuestros cónsules, y délos marinos agregados íi la lega- ción española de la República Americana , cuando estos btienos ser^'idores de la Patria anunciaron al Gobierno los preparati- vos y planes de lucha, del Gabinete de Washington, con tres afios dS anticipación? Tan indigno proceder no puede calificar se sino con los más duros y enérgicos epítetos. La maldición que arroje sobre ellos nuestra patria sería débil y benigno cas- tigo, dada la magnitud de sus delitos 2.8 Hemos hablado de las pésimas condiciones y deficiencias de la escuadra de Cervera, que era. como si dijéramos, lo más florido de nuestra Armada. ;SerA necesario añadir al que en medio de sn decreptitnd carece de ánimo y de entereza, y sólo tiende á su propia couservación antes de coasentir ser noblemente vencida, en los rudos pero honrosos embates de la lucha. El desenlace de los acontecimientos que hoy lamenta- mos puede sernos tal vez ventajoso. Con el pretexto colonial se imponía la necesidad de mantener constantemente sobre las armas un numeroso ejército, que originaba graudes mermas á nuestro exhausto Tesoro nacional. Por el mismo motivo nos hacíamos la ilusión de poseer una escuadra que no existía, y que sin embargo su presupuesto cuesta á la Kación muchos millones de pesetas. Ahora no debeu de pesar sobre el país esas gavetas. No es necesario ya sostener tantos soldados, uí conservar tampoco esos cascarones viejos que hoy yacen en SU mayor parle en las profundidades de! Océano, No sufrirían más las desventuradas madres que veían con ho- rror el alistamiento de sus hijos para irle á servir al Rey ea las apartadas y mortíferas regiones de sus dominios, donde tan- tos infelices perdieron su extsteucia sin que hubieran recibido los últimos consuelos que les impartiera una mano amante y Cft- riñosa. Por el contrario, bendecirán á Dios una y mil veces por haberlas librado de tan cruel y tremendo azote. Los que lamen- taráu profundamente la pérdida de nuestras colonias, son esa ca- teiva de hambrientos individuos, que como aluvión desenfre- nado irrupciouaban constantemente los principales puestos en la administración pública debido al punible favoritismo del ca- cicazgo. Ya no habrá para ellos la facilidad que antes tenían de enrriquecerse de la noche á la mañana ni de regresar con humos de grandes señores á la Metrópoli, para disfrutar enell* e\ /amiente que les proporcionara el no despreciable producto de su insólita rapiña. Nuestras provincias de Castilla y Extre- madura, y otrasmuchas. poseen extensas y fértiles llanurasdoD* de con el esfuerzo de la laboriosidAd y hi constancia, pueden alcansar magníficos y honestos resultados. Ahí es á donde de- bendirigirsus miradas todos aque!lo3 sujetosque ayer esquihaa- 231 rail sin escrúpulos, Us cxfaabeíantes fuentes de riqueza de nues- tros tesoros ultrsmaxinos. El Gobierno que venga á levantar á la España de esa abrumadora postraclóu que enerva su vigor y su grandeza, al optar por una política de sabia reconstitución ecouómica, debe tambíéu transformar cuanto antea esas espa- das y bayonetas, hoy cesantes, en arados y demás implementos propios para nuestra abandonada agricultura. La humanidad en general ganaría no poco si se realizara el actualmente debatido proyecto de desarme universal; todos esos brazos paralizados, todas esas energías sin acción podrían tener brillante éxito si se emplearan en el desenvolvimiento y desarrollo de la industria, las artes y la agricultura. Nuestro país debe ahora acomodar su vida á la situaclóti de ingente estrechez en que se encuentra, pero, por supuesto, sin renun- ciar ni uu solo instante á sus elevados destinos, aviniéndose resignado á los iufortuaios y á la desgracia que hoy lo agobian sin clemencia. Ahora más que nunca debemos aplicar los gran- des remedios á nuestros enormes males, poniendo en armonía los medios con el ñu, cosa :n que jamás hubimos peusado an- tes. Habernos vivido en uu sueñu profundo y constante, y hoy que nuestros delirios de grandeza se han convertido eu terrible! . y espantosas realidades, nos asustamos con nuestras desgracia» I y miserias, y aún queremos desfallecer abrumados por el enorme peso de nuestros infortunios. Descalabros quizás más Importao- tes y dolorosos hemos sufridos antes, sin haber dado muestras tan marcadas de abatimiento y de desesperación. Perdimos en , los reinados de los Felipes, á loa Países Bajos, á Portugal y Gl- braltar; más tarde hubimos de renunciar á nuestra soberanía sobre Ñapóles, Sicilia y Tánger, empezando después, durando el reluado el Carlos III, la desmembración del entonces nuestro vasto imperio americano, perdiéndose éste, casi en su totalidad, por el imbécil y pusilánime Fernando VII. No son, pues, nuevas nuestras desdichas y por más que és- tas uos sean profundamente sensibles, repetimos, no debemos renunciar al imperio de nuestra legendaria grandeza. Todas las prHcipales naciones han sufrido su Watetloo; y tras {te ese doloroso vía a-ucis que pone hoy á prueba nuestra entereza y abnegación, pueden ocultarse no lejauos días de bienestar, para nuestra Patria. Es menester que todos nos decidamos á emprender la árdna, pero grandiosa tarea de nuestra reconstitución interna y de nuestra rehabilitación ante el mundo entero. Hay que salvar los restos de nuestro patrimonio nacional proscribiendo pan siempre efa maldita política que nos ha perdido y aniquilado constantemente. No debe Kspaña, no puede resignarse nuestro país á las abyecciones de sus desastres actuales, cuando por 2J2 forluna aún no llega al completo ngotamieato de sus graudes elementos de vida. Poseemos todavía las Baleares, las Canarias y las plazas del Norte de África, que es hacia dnnde debemos diiigir nuestras aspiradoues predilectas, después de atender con esmero á todas nuestras necesidades interuas. Profunda Indignación nos provoca el inicuo proceder de Nor- te América, cuyo país, atrepellando á la raión y á la justicia, viene á airebatarnos villanamente lo que hubimos de Ciiuservaf por espacio de cuatro siglos, y á la fiitizs de nnestra pro- pia sangre. Es una burla sangrienta el atreverse á tomar en .aerío. los puerllex pretextos dados piir aquella Nación parí sancionar aute la faz del mundo ku p¿r&da conducta. Ks un sarcasmo inaudito el LOii.siderar tjue t.se país proceda de buena fe, llevando su nobleza hasta d sacrificio, en aran sacrosantas de la bumauided. Nó, uo es punible que el c¡ne cono/ca el cspí* titu de ese pueblo fnniorlal, que el que haya estudiado su índo* le y su histida, lo considere dotado de las grandes virtudes y lo juzgue capaz de practicar el bien, á ci^sta di> sn% intereses y conveniencias. Antes que los Estado.s Unido-i declarasen injus- tamente la gneira á K^paña, los hombres pTominente:.sde nquel país llenaban de elogios á los principales jefes de la insurrección cubana; hacían notar las buenas cualidades que adornaban á los Maceo, G6meí, García y demás c(»l>ecinas, considerándolos dignos de que el Gobierno de Washington le.s concediese la be- ligerancia. Poco después, no satisfechos \os vanÁrees con esa pre- rrogativa hacia los cubanos, hicieron formal promesa de que l« Grande Antilla se haría independiente de la Metrópoli, arras- tiando A nuestro país á desigual y ventajosísima contienda, se- guros ya det triunfo, dada la supeiioridad en número y en ele- Es, por último, invadido el suelo cubano y cuando apenas las huestes del general Shafter huellan con sus disformes plan- tas las vírgenes playas antillanas, y sin conocer á fondo á los que fuesen poco tiempo antes motivo de su admiración y sim- patía, se desata dicho general americano en terribles imprope- rios contra los jefes cubanos, los liaras un bato de bandidos. La bombástica y exagerada prensa americana viene después á corroborar las opiniones del general Shafter, y aparecen furi- bundos artículos en los diarios más caracterizados, tales como el "Sun," el «Tribunew y el «Herald." diciendo que sólo se pue- de comparar á los cubanos con las f>ie/es rojas é igorrotes y agot.in contra ellos sus dicterios. Ese cambio tan intempestivo de los noitearoericanoi no oos sorprende. Procuraron atraérsela simpatía de los ¡fWíi/VVoí en- dulzándoles Á éstos la boca con la ralel de su decantüda liber- tad, y una vez que ya no ucceMtaron de ellos, los ninltrntan y 233 desprecian. DueSos hoy áe la sjtuacióu como lo estáa en el Ar chipiélago ItawaÍDo harán de la infeliz anlilla lo que más cua- dre con sus planes de sórdida ambición. Pocos, muy pocos pen.sabau en la Unió» NoiteBmericana co- mo el honrado escritor Mr. Cullius, que decía al príucipta de U guerra. «Si no fuera por este hecho (el hecho de darle á Cu- ba la independencia) nuestra guerra con Qspaña seiía el pilla- je de \m ladrón audaz y poderoso.» Esla elocuente fffl:ía del referliio escritor aniericauo es tan terininanle cjue uo da lugar á comentarios, Caste recordar el injusto despojo de que Méxi- co fné víciiraa en 47 para que pueda comprenderse la verdad que en el fguHo encierran iaa palabras de Mr. Collius, t-n este arranque de cínica franqueza. Alenladu huy ese país cun su nueva victoria, y no habiendo tenido, durante la guerra COU España, ni siquiera uua protesta por p&rte de la Europa, que era la única que pudo haber puesto coto á su incalificable con- ducta, fácil es comprender el género de pulitica que ha de ob- servar en el poiveuir. La integridad y soberanía de la Amólica española están gravemente amenazadas. Dueños los uorte-americauos de la llave del G»lfu mexicano y del Océano Pacífico; teniendo eu consideración sus proyectos sobre el Canal de Nicaragua, su preponderancia cumercial y marítima en C*ntro América, y contando como cuenta con una formidable escuadra, próxima á aumentarse enormemente CX)n nuevos y poderosos cruceros v acorazados, no creemos pe- car de pesimistas al prever que en no lejanas días proseguirá el invasor Tío Samuel su marcha triunfal hacia el cabu he Hor- nos. Creemosde rigurosa justicia, antes de terminar estos ren- glones, consagrarle un merecido elogio á nucsitos compatrio- tas dignamente diseminados por la bospitalarin tierra hispano americana, quienes con generoso y noble desprendimiento acu- dieron al llamado que lea hiciera la Patria, contribuyendo to- dos, ricos y desheredados, con su óbolo paraloscuantiosos gas- tos que originó la guerra, movidos por el más leal y ardiente patriotismo. La distinguida y numerosa colonia de la Repú- blica Argentina se hizo notable por su esplendidez, poique además de haber enviado á nuestra corte gruesas sumas de dt> ñero, acaba de regalar á la Nación el magnifico crucero 'Rio de la Plata.» construido á sus expensas. Acciones como estas Qo necesitan encomios; se recomiendan ampliamente por ai mis- mas. V sin embargo, el esfuerzo hecho por los españoles ausentes de la Patria, 00 alcanzó todo el esplendor qne nosotros misi hubiéramos deseado. jPor qu¿* Porque á través de la ínme distancia que nos timtu de los patrios lares, trasl ociamos la L>« fame perfidia de nuestros gobernantes, y oomprendtamos, "~ ^ 254 nos de iodlgnactóii. que todos nuestros sacrificios resuttArfu estériles, dada la actitud deoigrante j desdichada asumida por Sagasla, ante el sangriento ultraje inferido al país, por et impío invasor norteamericano. El desenlace funesto de tos cucesos iril- no á corroborar nuestros dolorosos presentimientos Nuestra consternación es hoy general, pues la herída fué tremenda y de difícil cicatrización. ¡Quiera Dios que pronto se disipen los dea- sos nubarrones que opacan en estos momentos el cielo esplen- doroso de nuestra adorada patria! Andrés Barral ArUaga. Protestas de la Colonia Española en México. Insertamos á contÍDuadóa algunas de las numerosas protes- tas publicadas por la colonia española con motivo del desastro- so ñn que la guerra tuvo para España, y las condiciones ooe- rosas del Protocolo. t^ mayor parte están escritas en un tono demasiada vehe- mente; pero ellas dan idea del grado d« excitación á que habta llegado el ¡sentimiento público, y por lo mismo, las Insertamos & pesar de la destemplanza que se advierte en el lenguaje de todas ellas: • Proltsla de la (Joloola Rüpatiula de Laguna del Carmeilt EsladoiieCaniperht. Si cada protesta nuestra hiriera de muerte á los culpable*, aeotiríamos al menos el placer de la venganza; pero quienes e»- cuchan con incomprensible estoicismo, ajeno á nuestra laxa, loA sollozos de la Patria avergonzada, oirán con la misma impasi- bilidad y culpable indiferencia cuantas enérgicas protesta? se hagan contra ellos. Tiene un límite la conciencia humana, que cuando por él camino del vicio llega basta él, olvida, embotada por el crl* men, teda noción de dignidad y no queda ni Patria, ni familia, ni nada; un paso más y allí están el cadalso y el oprobio. Pata los que envían tropas y barcos al matadero en nombre del honor nacional, sepultado de antemano por ellos, cualqaler castigo es Inmensamente insuficiente para vengar acción de tal magnitud. Las madres españolas, á imitación de las lacedemonlas, caer á sus hijos sobre el campo de batalla y se resignan á tan grandioso sacrificio. jPor qué tanto herotsma, por qi grandeza^ ¿Porque viva ta Patria, y ea cambio, ¡cuatro mfSe* rabies llevan al mercado todo nuestro tesoro de dignidad! ¡Nísal ditos sean! ¡monstruos del siglo, maldición de nuestra historia! Si tuviéramos en nuestra mano un manubrio mágico para atormentarlos, no aflojarfamos jamás, y allí con inmenso pla- cer escucharíamos los eternos y horripilantes alaridos de Infer- nal desesperación. Todo, todo es pequeño é impoteute para formular el castigo que merecen los que han vendido nuestra bandera y humillado el honor de nuestros soldados. Y en tanto el pueblo, atrofiado, al parecer, sumida en in- concebible marasmo, busca una frase para darle nombre en el círculo de las conveniencias nacionales á tan criminales atenta- dos. ¿No habrá en nuestra querida España de legendarias gran- dezas un genio que, á imitación del Eruto de Roma, enseñe al pueblo el puñal sepultado en el corazón de nuesCra Patria? i Afa, si surgiera, ¡qué hermosas guillotinas se levantarían para los Tarquinos de Madrid. Laguna del Carmen, Octubre 3 de 1898. — M. Onliérrez C, Tomás Molina, D. Carbajal, R. Gomales,/. M, García L., Luis Rodrigues, José Rico, Mateo Ruis C. R. L. Ansoleaga. Protesta de Orlzaba, üstado de Veracraz. L La colonia española residente en este Cantón de la Rept ca Mexicana, movida & impulsos del más ardiente patriotismo, del que tiene dada señaladas pruebas, protesta de la manera tnás enérgica contra ta conducta Infame del actual Gobteroo español presidido por Práxedes Mateo Sagasta; que este grupo de hombres trabajadores y ajenos á todo color político y mise- rias de partido, no vacila en presentarte ante nuestra Ñaclóa, siempre heroica, como el más criminal, cobarde é inepto n la entrega de los Maüsser que les diera España para morir defendiéndola; después de tantos desaciertos transmitidos ato- do el mundo por boca de! vencedor, inculpando vencidos y ven- cedores á los Ministros de la Corona de faltos de talento para dirigir la campaña, de energías para el mando de los subalter- nos y de valor para levantar el espíritu de ese pueblo español, que tiene páginas en su historia como las de Zaragoza, donde se fusilaba al que hablara de capitulación, hechos como el sitio del Peiú. donde el inmortal Rodil nos dejó escrito con torren- tes de sangre un Código por el que deben regirse nuestros Ge- nerales para la rendición de una plaza española; después de esos hechos tan gloriosos para el pueblo ibero, no puede tener nues- tro labio otra expresión con que anatematizar al Gobierno res- ponsable que la de ¡traidores! Santiago de Cuba, Ponce, Mayagiiez, Vauco, Juana Díaz, Arroyo y Guayama, son plazas que representan una poblacióa de más de doscientos mil habitantes. ¿A cuántos iuvaíores se han rendido esas poblaciones? ¿por qué lo hicieron? pam qué 239 sirvieron Blanco en Cuba y Macías en Puerto Rico? Par» nada; para presenciar el despojo de los últimos girones que nos que- dan en America, vendidos en la Corte por nn poKtico tan io- fame como aquel Obispo D. Oppas. de inolvidable recuerdo. Para eso han servido Blanco en Cuba y Maclas en Puerto Rico. El pueblo español yace en el mayor de los letargos. ¿No ha- brá un Weyler que lo despierte? ¿Ya no quedan en nuestra ado- rada Patria descendientes de Daoiz y Velarde? ¡Oh, si los ha- brá! entonces , . . .presenciaremos en las postrimerías del siglo XIX las enseñanzas que dtera al mundo el gran pueblo francés, al terminar el pasado siglo. Que venga la redención, sí para conseguirla se impone un nuevo noventa y tres, ¡¡bendita sea!! LuisMonlolo.— Silverio A. GuHérrez.— Bernardo Arteaga. — M, González — Emilio Cervio.— José Mesequer.— ^Jesús Ortlí. —Emilio González. —Tomás de la HuerU.— J. Huerta. —Ricar- do Gómez, Juan Astorquiza.— Braulio García.— Alejandro Ba- da.— José Fernández Noval. — José Lorenzo. — Dionisio P. Ma- rañóu.— Daniel Díaz.— Aquilino Folgueras, —Santos González _Pedro Mester.— Jo'é Viñas.— Fermín Fernández.- Claudio Valdéz.— Faustino Fernández. — Piímilivo Rodríguez. — Pas- cual Borque. — Gerardo Folgueras. — Matías del Foyo.— Fran- cisco C. Ferrando.— Antonio Sierra.- Carlos Lorenzo. —José Arzuaga.- Antouio Peña.— Adolfo Fernández Madrero.- José Granda. José F. Fernández. - Ramón Tato de la Fuente. - Antonio R. Pena. -Pedro G. Blanco.— Francisco Luiña. Prolest» lie la Cnloola Español» en Malfbnala Hiifl Lai8 Potosí. Los que suscribimos, en vista de las noticias que respecto á a paz entre los Estados Unidos y España publican los perló- IJcos eapañole.s de México, acordamos protestar, contra los ac* tos del Gobierno que actualmente rige los destinos de nuestra querida Patria, pur creer que al ser aceptadas Ixs proposiciones generales que para la terminación de la guerra ofrecen los yan- kees, se menoscaban la honra de España y la gloria adquirida por ella durante siglos de heroica lucha. Ño pretendemos que todos los españoles residentes en esta República sean de nues- tro modo de pensar; á los que estén acordes con nueslra protes- ta invitamos á que lo hagan constar á fin de que allá eu uuea- tra Patria, sepan el modo de pensarde los) que á miles de leguas lloran las desgracias inherentes á la guerra y se avergüenzan il saber que van á ser despojados de pedazos queridos del te- ritorio español. 240 La actual contienda la originó la decantada independencia de Cuba; en las bases propuestas por los Estados Unidos para la paz, no se conforman éstos con pedir dicha independencia contraria á los deseos de la población culta de la Isla; piden también la cesión de nuestra fiel Antilla, Puerto Rico, amada pos España por su adhesión, y una de las islas Ladronas, del archipiélago Carolino, al cual defendimos en época no remota contra las intenciotxes de una poderosa nación europea. No nos ha sido favorable hasta ahora la suerte en la guerra; pero por períodos más críticos pasó España y supo salir de ellos con el honor que la nación requería. La Colonia Española de México, en varias ocasiones felicitó al Gobierno de España por sn valerosa actitud frente á otra nación mucho más poderosa; ahora, al ser aceptada las condi- ciones de paz impuestas, iniciamos esta protesta contra la acep- tación de ellas por el Gobierno de España, por creerlas humi- llantes para el valiente pueblo español. Suyos affmos. attos. S. S. Q, S, M. B.— Valentín Fernández. —Dámaso Ortíz.— Andrés Senosiaín.— Antonio Gaverre.— Juan M. Escajadillo.- Miguel Ga veré.— José Díaz Cazares.— Fran- cisco Quintana.— Manuel Aranda.— José García. -I. Narezo. —José Pérez y Pérez. -Indalecio de la Torre. — R. Galnares. —Germán Martínez. - FelipeOrtíz. — Manrique Diez. -Enrique Calzada. —Joaquín Calzada.— Adolfo Dou.— Juan Puente— M. Romano. -Anastasio Cueto.— Santiago Vi vaneo.— Eustaquio de Cos.— Ceferino Guillen. -José R. Augelina.-Juan G. Marroquín. Prologo 3 Introducción 9 CAPITULO I. Origen de las diferencias entre España y los Es- tados Unidos. — Agentes americanos en Cnba. — Demandas á España. La Luisiana y la Flo- rida. — Francia juzga absurdas las reclamacio- nes americanas. — Primeros movimientos en favor de la insurección. — Expediciones de Narciso López. — Apoyo de los Estados Uni- dos á los filibusteros , 15 CAPITULO IL Guerra separatista americana. — Causas de esta guerra é influjo sobre la insurrección de las Antillas españolas. — Santo Damingo y Puer- to Rico.Grito de Yara. — Coincidencia con los sucesos revolucionarios de la Península.— « Caudillos cubanos insurrecto.s 27 CAPITULO IIL Continúa la guerra disidente. — Intervención de Los Estados Unidos con motivo de las diposi- ciones contra los insurectos. — Gestiones eu favor de la libertad de Cuba. — Otro incidente internacional. — Proposiciones de paz. — El General Martínez Campos. — Término de la guerra 35 CAPITULO IV. Martínez Campas, pacificador de la Isla, — Segun- da insurrección cubana. — Jefes revoluciona- rios. — Actitud de España ante el movimiento. Segundo mando del General Martínez Cam- pos. — Primo de Rivera y Weyler. — El Pre- sidente y el Senado americano desaprueban la conducta del General Weyler en Cuba. — Es- tado de la guerra de iasurrección en el año de 1897 45 CAPITULO V. I Destrucción del acorazado «Maiae» en la Habana — ¿Cuál fué la causa del accidente? — Opinión del teniente- coronel J. T. Buckuill sobre el dictamen de la comisión investigadora ameri- cana. — Los Estados Unidos juzgan llegado un "casus belli''. — Injusticia de su proceder . . 65 CAPITULO VI. Influencia de la destrucción del "Maine" en la gue rra hispano-americauo. — Mensaje del Presi- dente Mckinley al Congreso americano. — Re- soluciones del Senado. — Excitación popular. • — El Ultimátum. — Retiro de los Ministros. — Nuevas demostraciones anti-americauas . . 77 CAPITULO VIL La salida de la Habana del Cónsul Lee. — Rom- pimiento de las hostilidades. — Captura de la barca española Buenaventura. — Salida de la escuadra americana. — El bloqueo de Cuba. — Declaraciones del Gobiprno español y del Gene- ral Blanco. — Las potencias se declaran neu- trales. — Nueva proclama de Mckinley ... gi CAPITULO VIII. Principia la guerra, — Breve reseña histórica de las Islas Filipinas, — El primer combate naval. — Como eran los buques españoles y cómo los americanos que combatieron.— Descripciones de la batalla deCavite.— Valerosa conducta de los españoles.— Muerte del Capitán Cadarso Rey.— Buques echados á pique, —Partes oficia- les de la batalla,— Opinión de un escritor fran- cés, testigo presencial 99 [ capí CAPITULO IX. rersión ímerkaoa sobre la batalla de Cavite.— El comandante del "Don Antonio de Ulloa,'' Sacnmbe heroicamente. — Los buques que to- maron parteen el combate.— Los insurrectos ofrecen ayudar á los americanos en su ataque sobre Cnba.— Sucesos de la Habana. —Actitud de las naciones europeas.— Nueas presas de guerra,- Distuibios en España.— Ataque re - chazado en Cárdenas. — Los americanos son rechazados en San Juan de Puerto Rico.~ l¡ Discurso de Mr. Chamberlain 1 CAPITULO X. jdíovimiento de las escuadras. — Fracaso de la pri' mera expedición para invadir á Cuba. — La si- tuación en Manila.— Crisis en el Gabinete es- pañol.— Nuevo ministerio. — Refuerzos para Dewey.—'Actitud ds los insurrectos filipinos. Nueva proclama de McKinley.— Llegada de Cervera con su escuadra á Santiago de Cuba — Tentativa de desembarcos americanos. . . 131 CAPITULO XT. Bitaque á Santiago de Cuba por los buques ame- ricanos.- Rumores de paz.— Hundimiento del "Merrimac» — Primer ¿esembarco de tropas americanas en Cuba. — Cooperación de los in- surrectos. — Santiago de Cuba bombardeado nuevamente. — Ataque á Caimenera .... 139 CAPITULO XIL Continúan los combates en Guau táñame — . Difícil situación de Manila. — Salida de la escuadra española de reserva. — Desembarco en Cuba de las fuerzas de invasióu al mando "del General Shafter. — Se prepara un ataque combinado á la ciudad de Santiago.— Las de- fensas españolas.— Primeros combates con el ^o del ejército americano 155 244 CAPITULO XIII. La escuadra de Cámara en Oriente.— Di ticulta* des para continuar su ruta hacia Filipinas. — Los americanos en Santiago.— Su ataque á la ciudad.— Épica defensa de los españoles.— Batallas de Caney, San Juan y Canosa.— Rela- to de un testigo presencial.— Destrucción de, la escuadrv'. de Cer vera.— Narración del capi- tán Kvans del **Iüwa.'' 167 CAPITULO xiy. Demandas de rendición de Santiago.— Consecuen- cias (le la perdida de la escuadra española. — Dificultades en la comunicación con España. — Rendición de Santiago.— Bases déla capitu- lación. Cesan las hostilidades. — Capitula- ción de Manila 197 CAPITULO XV. - Reunión en París de las comisiones españolas y americanos para ultimar los tratados de paz. —-Resultado de las conferencias.— Opiniones de la prensa sobre la conducta de los Estados Unidos.— Firma del Tratado.— Protesta de Es- paña. . 219 Conclusión 223 Opinión española sobre la guerra 225 Protesta de la colonia española en México . . 234 Stanford University Libraries Stanford, California Retnm ttila book on or before date dus.